RIPIO, ‘cascajo empleado para rellenar huecos en albañilería’ (secundariamente ‘relleno de un verso’ y ‘grava, guijo’), origen incierto, quizá del gr. Ɔρείπιον ‘escombros’, pero el aislamiento de este vocablo en romance hace sospechosa esta etimología; y así es más probable que venga de una forma mozárabe afín al mozár. rípel ‘cascajo’, cat. reble ‘ripio’, port. rebo ‘guijarro’, que proceden del lat. RĔPLUM, derivado de REPLୱRE ‘rellenar’.
1.ª doc.: 1589, Juan de Pineda («no hay rastro de piedras ni de ripios, sino que todo es arena»).
La ac. figurada ‘relleno de un verso, rima inoportuna o forzada’ está ya en Autoridades, con documentación desde Oña (1599); en este sentido, y al principio sólo en éste, pasó rípio al portugués, pues sólo en éste lo registra Bluteau (1715), y con la advertencia «he palavra castelhana, de que alg?as vezes usƟo os Portuguezes» en lugar del castizo cunha; ni él ni Moraes, que además le reconoce la ac. «pedrinha de encher os vƟos», aducen autoridades anteriores, y no cabe duda que es palabra primordialmente forastera en este idioma, pues así lo indica también la conservación de la i postónica, que, de ser genuino el vocablo, habría desaparecido en el idioma vecino (comp. ripa = ripia); también como tecnicismo poético se ha empleado alguna vez ripi en catalán, y sólo en este sentido, pero con menor arraigo aún que en port. (lo castizo en catalán es bordó, pedaç o falca).
Fuera de esto no se hallan voces semejantes a ripio en los demás romances. En América, y particularmente en la Arg. y Chile, ripio no es sólo término de albañilería, pues se aplica también a la grava o guijo de las carreteras, y aun al pedregullo de los cerros1.
En cuanto a la etimología, hemos de desechar resueltamente las de Spitzer y Brüch (aceptada por M-L., REW 7222b), porque además de las razones perentorias que contra la última he expuesto en mi artículo RIPIA, al cual remito, parten de una identidad etimológica con este vocablo, identidad muy poco plausible desde el punto de vista semántico; la disparidad de los dos vocablos en este aspecto es tan grande que todo hace pensar en dos familias etimológicas, que han tomado formas fonéticas vecinas, sea por mera casualidad o precisamente por el influjo secundario de la una sobre la otra.
Cejador, l. c., sugiere como étimo de ripio un vasco *arripe, que él traduce muy libremente «piedra de debajo, de dentro», derivado de arri ‘piedra’; en realidad tal palabra, que falta en Azkue, parece que sólo habría podido significar ‘bajo la piedra’, pues ‘debajo de’ es lo que significa normalmente el sufijo vasco en cuestión2; por lo demás, aunque hoy -pe se emplea también tras vocal en cierto número de dialectos, no parece haber duda de que al principio se empleó siempre la variante -be tras vocal o r, y -pe sólo tras -l, -n o sibilante (besabe ‘bajo el brazo’, Jatabe, Elantxobe, kaltzarbe, lizarbe, etc.: V. los datos de Azkue, II, 151b, 160b); de suerte que lo regular habría sido *arribe; y el significado, muy diferente del que Cejador nos quisiera hacer aceptar.
Cej. mismo en su glos. del Quijote propuso otro étimo: gr. Ɔρείπιον ‘escombros, ruinas’ (derivado de Ɔρείπειν ‘derribar’); es palabra bien conocida, desde Heródoto hasta Opiano, más empleada en poesía (común en los trágicos), aunque no ajena a la prosa literaria, pues también la empleó Aristóteles, aunque en su Retórica, detalle que puede no ser casual3; la coincidencia semántica es casi perfecta, y la fonética es tan buena (puesto que ει se latiniza en զ y la P se conserva ante ?: comp. apio APIUM) que la idea es en verdad tentadora, y bien puede ser cierta. Sin embargo, hay que acoger en principio con escepticismo todo étimo griego cuando, como éste, no se encuentra nunca en latín ni ha dejado otras huellas en romance, y más tratándose de un vocablo sólo representado en un solo romance, el castellano. No debemos adoptar actitudes cerradas, y por lo tanto es fuerza admitir la posibilidad de un término técnico del vocabulario de la construcción, trasmitido al latín vulgar y sólo conservado en cast., o quizá trasmitido por los arquitectos bizantinos durante la dominación griega en el Sudeste de España, en tiempos visigóticos. De todos modos el escepticismo persiste ante la falta de otros casos semejantes en el vocabulario de la albañilería y la arquitectura4.
Y sobre todo no podemos ni debemos perder de vista la existencia de una voz del mismo sentido que ripio, de estirpe latina, bien representada en iberorromance y de considerable semejanza formal. PAlc. registra el mozárabe rípel «caxcajo, arena con piedras», y hoy sigue empleándose ripêl con este sentido en Marruecos (Lerchundi), como oportunamente señaló Simonet; imposible no relacionar este vocablo con el cat. reble [1398, Ag.]5, oc. ant. y mod. reble6, que son perfectos sinónimos del cast. ripio. Ahora bien, como ya vió Simonet, y han repetido Brüch y M-L., el cat.-oc. reble es derivado evidente del lat. RĔPLୱRE ‘rellenar’, de donde procede el cat. reblir, rublir, íd.: quizá sea un derivado de fecha latina, pues REPLUM figura en Vitruvio, aunque éste lo emplea solamente en otro sentido, también explicable en un derivado de REPLERE, a saber ‘marco de una hoja de puerta, de un panel, etc.’. Sea como quiera, a un tipo *REPŬLUM corresponde el port. rêbo «cascalho de pedras ou telhas quebradas» [Barbosa, 1611; B. Pereira, 1666; Moraes], «pequena pedra bruta; calhau» (Fig.), minhoto rebo «pedra», «pedra que se coloca sob outra para rolar em cima dela uma maior» en MonçƟo y Melgaço, con el derivado rebaria «conjunto de rebos» en aquel pueblo, y con la otra ac. «pedregulho» en éste (Leite de V., Opúsc. II, 403, 507), gall. rebo ‘cascajo’ (Lugrís)7, Orense rébo ‘piedra pequeña y delgada’ (Cuad. Est. Gall. III, 429), berc. rebo (G. Rey)8: la identidad semántica con el cat. reble es perfecta, pues también en éste puede decirse un reble para nombrar individualmente un fragmento de piedra o tierra empleado para rellenar un hueco en una construcción9; en lo fonético la variante *REPŬLUM, exigida por el port., se explica fácilmente como alteración de REPLUM en latín vulgar, idioma que vacilaba entre MANUPULUM y MANUPLUM, SCOPULUM y SCOPLUM, CAPULUM y CAPLUM.
Ahora bien, exactamente al mismo tipo RĔPLUM que el cat., oc. y port. corresponde indudablemente el mozár. rípel: la correspondencia fonética es perfecta, así en lo que concierne a la conservación mozárabe de la oclusiva sorda entre vocal y l como la eliminación de la vocal final (con la anaptixis de e que entonces se hace necesaria), y también en el tratamiento de la Ĕ tónica10. Es posible que el tort. riple ‘fiero, adusto’, que Spitzer quiere relacionar con reble y ripio, sea realmente otra forma mozárabe del mismo origen, explicable por lo áspero del pedregullo, aunque no quisiera asegurarlo mientras no aparezcan otros testimonios comparables11. Sea como quiera, es tan natural identificar el cast. ripio (en América ‘cascajo’, como en mozárabe) con su sinónimo mozárabe, que cuesta separar las dos voces derivando la castellana del griego.
Aunque, por otra parte, es verdad que en fonética normal REPLUM no podía dar ripio. Ni aun si supusiéramos un *RĔPLĔUM y admitiéramos una eliminación anómala de la -L-, comparable a la de la r en temblar (disimilada en la fase antigua trembrar TREMULARE; análogamente *riprio > ripio); pues siempre quedaría la extraña conservación de la P intervocálica. Pero sí podríamos creer que el cast. ripio es un mozarabismo, como tantos que se van descubriendo; como rípel ha de salir de un más antiguo *riplo, tenemos derecho a suponer que el vocablo pasara al castellano en esta fase, y lo demás se podría explicar de varias maneras, sea fonéticamente12 o más bien, en forma más sencilla, por adaptación al parónimo ripia que ya existía en castellano al penetrar este mozarabismo.
Lo que apoya esta explicación es la fecha tan tardía de la aparición de ripio en cast., voz que he buscado inútilmente en APal., Nebr., PAlc., C. de las Casas e innumerables glosarios de autores medievales13: esto cuadra perfectamente con un préstamo tardío de la albañilería andaluza, que tanto vocabulario proporcionó al castellano común, empezando por el nombre mismo del albañil, el del alarife y tantísimos arabismos técnicos de la construcción, cuya aparición primera señalamos Dozy y yo en el Tratado de Alarifes del sevillano López de Arenas (1633).
DERIV.
Enripiar o ripiar [Aut.; enrrypia en G. de Segovia quizá sea más bien derivado de RIPIA].
1 Román. «La gran cordillera andina; y en todo rumbo, hasta el pie de aquélla, terreno arenoso y a veces ripioso, con un ripio rojizo...» en el norteño Quiroga, La Raza Sufrida, p. 260; «las capas superiores... están puestas sobre rodados (ripio)» Sabella, Geografía de Mendoza, p. 44. En todos estos sentidos lo he oído en esta ciudad y sus alrededores.― ↩
2 Alguna vez confiere un valor como de abstracto, pero explicable siempre por la idea de situación debajo o protección: estalpe ‘cobertizo, cubierto’, derivado de estali ‘cubrir’; illunpe ‘oscuridad’, de illun ‘oscuridad’ y ‘oscuro’. Más común es que sea meramente locativa: mendibe ‘bajo la montaña’, etxabe ‘debajo de la casa’, basape ‘debajo del bosque’, etc. Desde luego no sé que nunca valga ‘dentro’.― ↩
3 Como indicio de que era voz bien conocida podemos aducir el hecho de que figure como traducción del lat. semirutum en el glosario del seudo-Cirilo (ms. del S. VII), CGL 314.29. Claro que esto no basta como prueba de que fuese voz popular.― ↩
4 Sí hay alguno en voces botánicas (vid. CANTUESO, ESQUILMAR) o médicas (LERDO, QUEMAR, CAMORRA, AMARILLO), pero claro que estos terrenos se prestaban mucho más al influjo griego. Sería bueno que los especialistas nos informaran de si el medio griego y el romaico han poseído huellas de Ɔρείπιον; lo único que se me alcanza es que no figura entre las voces usuales en la Magna Grecia (falta en Rohlfs, EWUG) y que está en el Lex. Gr. Mod. de Pernot, pero ni lo uno ni lo otro es dato de valor inequívoco.― ↩
5 De aquí, no sabemos por qué conducto, hubo de tomarse el domin. reble ‘porción grande de alguna cosa’ (Brito): el cat. reble, como el port. rebo, se usa también como nombre de una piedra sola, mientras se emplee como ripio; o bien como colectivo, igual que en cast. ¿Es lo mismo el val. reble ‘riñón’, ya empleado por Jaume Roig (v. 13123) y también usual en Tortosa (Moreira, Folklore Tort., p. 37), o se trata de una adaptación gastronómica del fr. râble ‘lomos de liebre, etc.’, de otro origen? Es difícil decidirlo. Sea como quiera, del cat. valenciano hubo de tomarse gnía. reble ‘nalgas’ [1609, J. Hidalgo].― ↩
6 Rouergue rèple «pierrailles dont on remplit les vides d’une maçonnerie...», H.-Garonne, Tarn-et-G. riploû ‘fragmento de teja’ (VKR V, 349); Mistral rèble.― ↩
7 Según Sarm., en Pontevedra ‘morrillo que los pedreros empanan en las paredes’ (CaG. 147v), ‘piedra o palo que sirve de base para la palanca que levantará un peso’ (105r). Rebar ‘empanar en una pared’ (147v), rebeira ‘broza y ripio de las paredes’ (219r).― ↩
8 Pero rebro ‘broza y arena’ en San Pedro de Montes (Bierzo oriental), Sarm. CaG. 144v, 147v.― ↩
9 En esta forma lo anoté en la Pobla de Cérvoles (partido de Las Borjas), donde me advirtieron que en el vecino pueblo de Cervià dicen con este sentido un padellàs (en otras partes ‘tiesto’, ‘cacharro’) PATELLACEUM.― ↩
10 V. mis artículos ALCAUCIL y CAUCHIL, las variantes capil, castil, que cito en CAPILLO, CASTILLO, las formas qardíl y qarƫíl que cito en RPhCal. I, 93-94; además izquirfích SCALPELLUM y mampích MAPPELLA en el libro de Simonet; Monachil MONASTERIUM, etc. Para E. > mozár. í, vid. mi lista en RPhCal. I, 89, n. 23.― ↩
11 A lo mejor se trata sencillamente del cat. terrible, que en Barcelona suena vulgarmente igual que tarripple, y por lo tanto los tortosinos pudieron descomponerlo en tan-riple; o ver ahí el prefijo aumentativo vulgar (re)te.― ↩
12 El grupo -pl- desusado en cast. vulgar se cambiaría en -pr- (como fabrar, cris, etc.) y luego -p- por disimilación; la ȳ, de tipo leonés o comparable a la de albricias. O bien una pronunciación mozárabe rip྇o comparable a la ribagorzana (y que bien pudo existir en el mozárabe del Norte, tal como el ribagorzano está intercalado entre la ll cast. y la pl cat.) se adaptaría directamente en ripio. No hay que pensar en un portuguesismo de origen mozárabe, puesto que ripio no es voz portuguesa.― ↩
13 Como Percivale (1591) registra un femenino ripia «rubbish that falleth from a decaied house» (también Acad.), habría creído encontrar un testimonio temprano de nuestro vocablo en cierto doc. abulense de 1269: «otorgamos... a vos maestro Domingo... una casa, con su xahariz, sin fusiello e sin fembriella e sin sapa e sin quinientas tejas e sin quatro lechos de ripia, e con tres huertos...» (M. P., D. L., n.º 240.8), pero la vecindad con tejas me hace creer que se habla de materiales de construcción, y que por lo tanto se trata de cuatro tongadas de ripias o viguetas delgadas. ↩