LERDO, ‘pesado, torpe, tardo’, ‘bobo’, voz común al castellano con el portugués, de origen incierto; quizá emparentada con la familia constituida por el cat. llrd, oc. lrd ‘sucio’, fr. lourd ‘pesado’, it. lrdo ‘sucio’, que suelen derivarse del lat. LȢRէDUS ‘amarillento, pálido’, y que en varios dialectos y textos antiguos toman el sentido de ‘necio’, pero el desarrollo de la vocal tónica presenta dificutades, que por lo demás existen también en el tipo catalán-ítalo-galorrománico, y pueden explicarse por una confusión con el gr. λορƌóς ‘encorvado’; pero en el hispánico lerdo la dificultad se agrava por la e (que no puede salir de ue puesto que lerdo es también vasco y gallegoportugués), luego probablemente no tiene que ver con la familia de lordo, y quizá sea voz prerromana, posiblemente afín al vasco lerde, lertzo, ‘baba’, lerdo ‘resina’ (derivado de ler ‘pino’).

1.ª doc.: J. Ruiz 995c.

En este único ej. medieval el poeta califica de serrana lerda a la que creyó tan fácilmente sus ofertas matrimoniales; Nebr. define «ignavus, iners» y en el Siglo de Oro el sentido oscila entre ‘bobo, de inteligencia obtusa’ y ‘tardo, lento, pesado (de movimientos)’: «¡ qué hace el amor! ¡qué vivos hace a los agudos, y tibios los lerdos y flojos, y qué avisados a los sabios!», Lope de Rueda (ed. Acad. I, 258); «dotrinada estaba en lo que había de hacer, y de mi padre prevenida; demás que no era lerda y para semejantes achaques tenía en su servicio lo que había menester», G. de Alfarache, Cl. C. I, 81.5; «no hay gitano necio ni gitana lerda: que como el sustentar su vida consiste en ser agudos, astutos y embusteros, despabilan el ingenio a cada paso y no dejan que críe moho en ninguna manera», La Gitanilla, Cl. C., p. 24; «un hermano que tenía, ¿es vivo? J. RANA: NO, sino lerdo», Quiñones de B., NBAE XVIII, 747.

Por otra parte es también clásica la ac. ‘lento’: «con quien es lerdo en esto del dinero, / espuela suelo ser de caballero», íd. íd. 683; «T.: ¿Puedo entrar? V.: ¿Qué le diré? C.: Entre, ¡qué lerdo que estáis!», íd. íd. 633; Covarr. define «espacioso y torpe, dízese comúnmente de las caballerías». Ésta es la ac. que ha predominado en la Arg., donde el vocablo es de uso mucho más popular que en España, y se aplica tanto a las personas como a los animales, y también a las cosas: «ésta es una enfermedad lerda» (que tarda en progresar o en curarse), «para prestar sus socorros / las mujeres no son lerdas: / antes que la sangre pierda / lo arrimaron a unas pipas...», M. Fierro I, 20001.

En el uso común español es palabra más literaria, pero advierte Arriaga que en ninguna parte se usa tanto como en Bilbao, y da el ej. «no seas lerdo», ‘no seas tonto, majadero’; Cej. VII, § 64. Tendría gran importancia averiguar si lerdo es voz castiza en gallegoportugués, o préstamo castellano, pero los materiales de que se dispone no bastan para dar una respuesta decidida en ningún sentido: sólo puede asegurarse que ya es voz antigua y arraigada en el idioma: además de «sem arte; inhábil; pouco destro; grosseiro» (ej. de Vieira, h. 1680), es ‘lento, tardo de movimientos’, ac. que Fr. L. de Sousa (1619) aplica a persona, y Bluteau advierte que se refiere especialmente a caballos, citando ej. que no puedo fechar; en gallego «torpe en el andar; tardo en comprender; zafio, rústico»; según Fig. tiene e cerrada, según Moraes y Vall. sería abierta.

Las varias etimologías propuestas pueden verse resumidas en el meritorio trabajo de Malkiel, Philol. Q. XXV (1946), 289-302. Ya Diez (Wb., 208), notando el considerable parecido de lerdo con el tipo lrd(o), que se extiende desde el italiano hasta el francés y el catalán, con los sentidos fundamentales de ‘sumamente sucio’ (it., cat. y parte de oc.) y ‘bobo, estúpido’ (fr. y parte de oc.), lo identificó con lerdo y propuso como origen de ambos el lat. LȢRէDUS ‘amarillento, pálido’; a la tesis de Diez se adhirieron esencialmente Schuchardt (ZRPh. XIII, 529-30), M-L. (REW, 5176), y muchos más, entre ellos últimamente Rohlfs (ASNSL CLXI, 314), Bloch y A. Alonso (RFH VII, 44-45).

Empecemos por dejar sentada la considerable identidad semántica de los dos vocablos. Aunque hoy el fr. lourd significa ‘pesado’ en sentido físico (un poids lourd), esta ac. no es corriente antes del S. XVII2, mientras que el vocablo abunda muchísimo en el sentido de ‘boto, estúpido’ desde el S. XII hasta el XVI: «mes ele fet oreille sorde / qu’ele n’est pas foie ne lorde», Renart, «cela est trop sot et trop lourd» y «une statue de bois mal taillée et lourdement paincte» en Rabelais (God. V, 42a), «tous suyvront la créance et estude / de l’ignorante et sotte multitude, / dont le plus lourd sera reçu pour juge» (Gargantua, cap. 58, ed. 1919, p. 283), etc.

En las lenguas italiana y catalana prepondera la acepción ‘sucio, repugnantemente sucio’3, que es también la propia de Gascuña, Languedoc y Rouergue (Palay, Corominas, Mistral, Vayssier)4; evidentemente esta ac. es la más fácil de explicar a base de sentido que LURIDUS tenía en lat.: de hecho luridatus es ya ‘sucio’ en Tertuliano, y las glosas luridus: sordidus son harto frecuentes y antiguas (CGL VI, 662), pero las acs. occitanas ‘pesado, lento’, ‘mareado, aturdido’, que hoy parecen ser propias de Provenza, y «lourdaud, maladroit» de Guiena y los Alpes (Mistral), no serán debidas exclusivamente a influjo francés, puesto que en la Edad Media el Donatz Proensals traduce lortz por ‘duro de oído’, y en un misterio alpino del S. XV feo lordo bien parece significar ‘oveja que padece de vértigos’5. Esta última ac. la citan otros como propia de los dialectos de Valonia, Morvan, Berry y Lyon, y Schuchardt supuso que al sentido franco-español se llegara desde el de ‘pálido’ pasando por esta ac. dialectal. Por lo demás hay otros caminos posibles, y aun creo que alguno es más verosímil.

Pero lo que salta a la vista es que la dificultad real en esta etimología no es semántica en manera alguna, sino de naturaleza fonética. En efecto, que LȢRէDUS tenía Ȣ larga está probado por decenas de versos inequívocos de todos los períodos de la literatura latina, desde Lucrecio hasta Ovidio, Silio Itálico y Columela (el rioj. lurdo ‘oscuro’ y el ast. llurdo ‘un pez oscuro’, citados por GdDD 3993, no son representantes del vocalismo lat. LȢRIDUS, enteramente aislados en romance, como dice GdDD 3993, sino occitanismos locales [de lourd ‘sucio’]). Para eliminar la dificultad se ha echado mano a varios expedientes, sobre todo la contaminación, sea la de tŭrdus, o la de sŭrdus, o la de spŭrcus, ninguna de las cuales satisface, dada la disparidad gramatical en un caso, semántica en el otro y fonética en el último; con mayor verosimilitud se podría recurrir a gŭrdus ‘grosero, embotado’, pero ni esto ni la variante dialectal itálica que imaginé hace años6 me satisfacen, puesto que no explican el vocalismo de lerdo. Ahora bien, es muy atendible la sugestión de Graur (Rom. LIV, 504-5) al señalar las glosas latinas donde lordus o lurdus traducen el lat. cloppus ‘cojo’ (CGL III, 330.35, ms. del S. IX) o mancus (II, 17.27, en el antiquísimo seudo-Filóxeno), y, en efecto, la traducción ‘cojo’ aparece unánimemente junto a lurdus o lordus en los 4 muy antiguos glosarios anglosajones (Barbier, RDR II, 191). En vista de ello, aunque no llegaré a afirmar, con Graur, que lourd no viene de LURIDUS, sino del gr. λορƌóς ‘encorvado, inclinado’ (de donde el cultismo lordosis ‘corcova con prominencia anterior’), sí considero muy probable que en el latín tardío se produjera una mezcla o confusión entre LȢR(է)DUS y λορƌóς, popularizado por los médicos grecolatinos, de donde el lat. vg. LORDUS, que reunió las acs. ‘lívido, sucio’ y ‘cojo, de andar pesado’: de ahí podrían haberse originado luego las acs. ‘lento’ o ‘de comprensión tarda’.

La confusión entre voces tan semejantes, y ambas de uso médico, parecía inevitable, pues LURIDUS también se aplicaba a los enfermos de ictericia («luridus: Ƅκτερικóς», CGL II, 125.22). Conviene advertir que la ómicron griega era vocal breve, pero más bien cerrada, de donde resulta la pronunciación ֖ en muchos helenismos romances bien conocidos (TORNUS, SCÓRPAENA, etc.), pero otras veces (en préstamos más antiguos) predomina la cantidad breve y resulta ֖ > ֕. Luego a poco que en algunas partes se anticipara la adopción de λορƌóς) como en las zonas muy helenizadas del Sur de Italia, pudo resultar L֕RDUS, de donde el calabrés luordu, l྿rdu ‘sucio’7; sic. l྿rdu, cuya ྿ se debería al influjo del sinónimo (s)porco, según Rohlfs, It. Gr., § 82; y por otra parte el gall. lòrda ‘lodo que se coge en el ruedo de los vestidos’, lordeiro ‘el que con facilidad se ensucia’ (Vall.), enfardado ‘ensuciado, zarrapastroso’8. Ahora bien, este vocalismo nos explicaría también la forma española, a condición de admitir que *luerdo pasara a lerdo, tal como cu-luebra a culebra, flueco a fleco, luego a lego, o tal como serba viene de S֊RBUS. En favor de esta etimología se podría invocar la gran antigüedad y difusión de la ac. ‘boto de entendimiento’, comprobada por el proverbio Populo stulto Episcopus lurdus, que pronunció un antiguo obispo de Milán, según un escritor de la primera mitad del S. XII (Du C.). Reconocía yo en el DCEC, de todos modos, que no convenía darla por segura mientras no se hallaran testimonios de *luerdo en castellano y no se comprobase que el gall.-port. lerdo es un castellanismo.

En realidad no se confirma que exista la forma lorda en el ms. G de Juan Ruiz, 993c: la lectura es enteramente incierta, y es preferible leer ahí lerda como en el otro ms. (V. mi edición). Así desaparece el apoyo más sugestivo para la identificación con el tipo romance lordo. Por otra parte, las dudas en cuanto al carácter de préstamo supuesto para el gall.-port. lerdo, se agravan al observar que también en vasco es lerdo, documentado en los dialectos más conservadores: con el sentido de ‘tonto’ en Vizcaya (N. y O.), con el de ‘inactivo, pesado’ en el Baztán, con el de ‘(jueves) lardero’ en Sule, propiamente ‘jueves gordo’. Es de creer, pues, que lerdo ha tenido siempre e y nunca ue, y que nada tiene que ver con lordo ¿Será prerromano?

He aquí un muy fuerte argumento que se puede esgrimir en apoyo de esta idea: lerdo en el Valle de Salazar es «resina», derivado evidente (con sufijo -do) del antiquísimo y prerromano lerr ‘pino’ (ronc, sul.9 y salac.), que muchos relacionan con el tipo prerromano del lat. larix, al. lärche, su.-fr. (l)arze. Es concebible que de ‘resinoso’, pasando por ‘pegadizo’, se llegara a ‘lento’ y ‘tonto’. Otras palabras vascas, como lerdatu y lerdikatu ‘aplastar’ ‘hacer desfallecer’, ler egin ‘reventar’ (guipuzcoano, vizcaíno, y alto y bajo navarro), lertu ‘reventar’ y ‘resbalar’, lertxun ‘tiemblo (árbol)’10 forman un conjunto cuya trabazón no es transparente, pero que de todos modos tiende a confirmar el carácter autóctono de esta raíz. En particular ahí está el importantísimo vasco común lerde y lertzo ‘baba’, que forma puente desde la idea de ‘resina’ a la de ‘bobo’ ‘lento’.

Desde luego las demás etimologías propuestas son mucho menos aceptables. Algunos se han limitado a explicar el cambio de lordo en lerdo por una contaminación medieval o moderna: Unamuno (Homen. a M. P. II, 59) y otros admitían la de lelo o lento (pero ambos aparecen en la lengua varios siglos más tarde que lerdo), y Brüch (ZRPh. XXXVI, 577) la de un gót. *LIRTS ‘izquierdo, torpe’11. Para otras propuestas, francamente imposibles, me limitaré a remitir al trabajo de Malkiel.

La primera idea de Spitzer (Lexik. a. d. Kat., 86-87), adoptada por Gamillscheg (EWFS), de un galo *LERDOS o *LORDOS, además de no fundarse más que en una voz moderna del dialecto gaélico de Escocia (loirc), que se cree procedente de un derivado *LORD-SKOS y significa ‘pie mal formado’ (Pedersen, Vgl. Gramm. I, 80-81), es inaceptable como base de una voz romance que tiene arraigo hasta en Calabria. Es infundada la sugestión de Lecoy (Rom. LXXI, 551) de que un ej. de lerdear en el sentido de ‘cojear’ (aducido por Malkiel, pero habría que comprobarlo) apoye el étimo céltico *LORDOS de Spitzer: tal base carece de apoyo firme en céltico, como acabo de indicar (si acaso podría enlazarse con los sentidos del gr. λóρƌος). Más razonable es la segunda propuesta de Spitzer (RFH VII, 43-44), a base de separar lerdo de lordo, y para aquél partir de un leonés *leldo LĔVէTUS ‘fermentado con levadura’ (cast. leudo), representado por el salm. lleldo o yeldo, sant and. dieldu, que además de este sentido y el de ‘inflado’ llega a tener el de ‘pálido, exangüe’; como ya desarrolló más largamente A. Alonso, la dificultad mayor no es ni fonética (pues *lieldo > *leldo podría explicarse gracias al verbo *leldar, tal como el cast. leudo) ni propiamente semántica, pero sí es increíble que un adjetivo de sentido técnico en la región de origen se extendiera a todo el castellano y gallegoportugués con un sentido general y afectivo del cual no hay huellas en la supuesta patria del vocablo, ni las hay del cast. leudo o gall.-port. lévedo en el sentido de ‘lerdo’. Una de las etimologías más inverosímiles es la propuesta por Malkiel en su citado trabajo, por lo demás útil y sugestivo. Supone que lerdo, perteneciendo a la categoría de los adjetivos postverbales, viniese de un verbo hipotético *lerdar12 ‘ir despacio’, y éste de un lat. vg. *GLRէTARE, derivado a su vez del lat. vg. *GLS, GLRIS13>, variante de GLզS ‘lirón’; no hay por qué insistir en lo arbitrario de la idea en sus supuestos más vitales, pues basta observar que el latín vulgar no formaba derivados en -ITARE más que con radicales verbales, pero nunca con nombres14. El étimo **էNĔRTUS (por INERS) que sugiere Piel, RForsch. LXX, 132, es indefendible en todos los aspectos, no sólo el fonético.

DERIV.

Lerda o lerdón ‘rumor sinovial que padecen las caballerías’ (dicho así porque las hace ir lerdas). Lerdez ant. Enlerdear (V. arriba, nota). Lerdear, arg.

1 El matiz argentino es ya el que observamos en 1745 en Lozano, Hist. de la Conq. del Paraguay cuando explica que el oso hormiguero o tamanduá «es bestia muy lerda» (libro I, cap. 11; tomo I, p. 289).―

2 Se halla alguna ac. análoga, pero de carácter figurado, «lourdement chargée de dettes», Amyot (S. XVI), God. X, 97.―

3 En catalán es popular sobre todo en los dialectos meridionales del Principado: del Priorato tengo anotados aigua llorda, poble llord. Otros lo registran en la Conca de Barbera, Campo de Tarragona, Ribera, Tortosa y zona catalana de Teruel.―

4 Localmente se hallan matices afines a esta idea fundamental, especialmente ‘feo’ en Tortosa, en Aniane (Hérault; BhZRPh. LXI, 46), etc., donde por lo demás coexistirá con ‘sucio’, como ocurre en el Rouergue. Por lo demás el matiz ‘feo’ pudo ser ya antiguo, puesto que la glosa «informis: turpis vel lorida seu sine forma» se lee ya en un códice Vaticano del S. X (CGL V, 504.16). No sé que en catalán valga ‘pesado, torpe’ en parte alguna, como asegura M-L., aunque algún lexicógrafo poco informado se haya dejado guiar por el fr. lourd al traducir este vocablo dialectal y literario.―

5 El otro ej. que cita Levy (P. S. W. IV, 439) es oscuro.―

6 En BDC XIX, 38, admití un *LÖRÌDUS umbro-sabélico explicable por la raíz indoeuropea ghloȮr (gr. χλο?ερóς > χλωρóς ‘amarillo’) a que se ha atribuído este vocablo. Hoy Hofmann rechaza esta etimología de Walde y la sustituye por otra que también haría posible esta suposición. Por lo demás ambas etimologías son dudosas y no hay ninguna firme (Ernout-M.). Realmente lūrdus, después de la síncopa, tenía una estructura bastante extraordinaria, pues no sólo surdus, turdus y gurdus tienen ŭ, sino también burdus ‘bastardo’ y otros; lo cual podía ya bastar por sí solo. Sería interesante comprobar si hay representantes de LURIDUS con Ȣ: Schuchardt (Litbl. XIV, 97) afirma que el galés llur ‘lívido’ viene de LȢRէDUS; Piel, Rev. de Portugal, Língua Portuguesa, XIV, 154-5, deriva de ahí el port. ludro ‘sucio’, ‘turbio’ (comp. gnía. ledro ‘bajo o que vale poco’), y en Colunga llurdu es un «pez del género labro, de color oscuro», pero no perdamos de vista que en leonés y portugués es corriente la metafonía ó-u > ú-u.―

7 La explicación de Lausberg (BhZRPh. XC, 26n.) por una alternancia dialectal latina del tipo de la de F֊RNUS: FŬRNUS, no convence puesto que la síncopa de LȢRIDUS en LURDUS no se produjo hasta el latín tardío.―

8 «A sua nai, enlordada de pés a cabeza» Castelao 214.3.―

9 Nótese la variante leher de Sule, que se extiende a otras palabras de la misma familia; cf. aún las variantes lirdi, lirdikatu, lirin.―

10 Más incierto el parentesco con lero ‘porfía’ (sólo en Marquina) con lerin ‘fruta curada, muy madura’ (b. nav., sul.) y con lerindu ‘madurar’.―

11 Esto es ya imposible. Se trata en realidad de un lapso, pues lo único que admitiría la fonética gótica es *LAÍRTS (es decir, lȇUrts), cuya Ĕ habría dado ie en castellano. Por otra parte tal voz gótica no tendría otro apoyo que el alem. dial. (bávaro) lërz, sólo documentado desde el alto-alem. medio, y que alterna con lerk, lirk y lurz (¿voces expresivas?, ¿contaminaciones? Desde luego no serán palabras antiguas).―

12 Que de ninguna manera puede apoyarse en los existentes enlerdar (en algún autor del S. XVI) y el modernísimo lerdear, pues claro está que ambas formaciones son típicas de los verbos derivados secundariamente de un adjetivo.―

13 De donde el fr. loir y el gall. leirón. Debe tratarse de una variante dialectal itálica en , no en է (según admite Wartburg), pues el latín cambiaba automáticamente en Ĕ la I breve ante R. Nótese, por lo demás, que el castellano sólo posee lirón, que viene de GLզREM, en contradicción con el inverosímil *GLERITARE.―

14 Repásese la lista de ejs. formada por M-L., Rom. Gramm. II, § 587, aunque es hecho conocidísimo. Todos derivan de un verbo (CIRCITARE, MISCITARE, MOVITARE, SEDITARE, etc.), sin excluir VANNITARE de VANNERE, *VANITARE de *VANARE (cat. y OC. vanar-se ‘alabarse’), PIGRITARE de PIGRARE (REW 6491); excepción iónica sería el supuesto *NASITARE, pero es etimología muy dudosa (V. REW), las voces dialectales italianas que se le atribuyen vienen más bien de un cruce con fiutare. Puede aumentarse fácilmente la lista de M-L. sin tropezar con excepciones, HEREDITARE es derivado haplológico de HEREDITAS (Walde-H.), por lo tanto no contiene -ITARE, sino -ARE. Spitzer supuso en otro tiempo un *DE-EX-SOMN-ITARE (que en rigor podría venir de SOMNIARE) para el cat. deixondar ‘despertar’, pero lo común es deixondir, que lo mismo que espaordir = oc. espavorzir, presenta el cambio de -zir en -dir tras consonante (como en Vilardell VILLARICELLUM, Lligordà LUCRETIANUM, etc., vid. mi artículo de Estudis Romànics III).