CÁRCAVO, ‘el hueco en que juega el rodezno de los molinos’, ‘la cavidad interna del vientre’, y CÁRCAVA ‘zanja o foso defensivo’, ‘hoya en general, y particularmente la destinada a enterrar muertos’: son alteraciones del antiguo cácavo, que viene de CACCBUSolla’, ‘cazuela’, procedente a su vez del gr. κάκκαβος íd.

1.ª doc.: cárcava, doc. de 1057, en copias de los SS. XIII y XVI, Col. Dipl. de Oña, 42.10; doc. de Silos, 1085; Cid (‘zanja defensiva’)1; cácavo, ‘hueco del molino’, en 8 textos forales castellanos y aragoneses de los SS. XIII y XIV (desde el F. de Alcalá de Henares, traducido al castellano entre 1238 y 1247)2; cárcavo, ‘la cavidad interna del vientre’, Nebr.3.

Diez quería derivar de C֊NCVUShueco’. M. P., l. c., pensó ya en CACCBUS citando el a. arag. cácabo ‘pozo’ (Otín)4, ast. de Lena quécabu ‘cacharro’, pero rechazó la idea por no conocer ejs. medievales de esta forma ni de la ac. ‘hueco del molino’, y fijándose en la gran antigüedad de cárcava ‘zanja defensiva’, junto al cual está carcavar ‘fortificar con cárcava’ [fin S. XIV: G. de Eugui]5, admite otra etimología. La misma consideración me indujo a mí en 1936 (VRom. II, 162-3) a insistir en el étimo ár. qárqab ‘vientre’ propuesto por Martínez Marina y aceptado por Dozy. Pero en realidad tal palabra no tiene raíz alguna en este idioma ni parece existir en ningún autor ni léxico auténticamente árabe6; se trata indudablemente de un mozarabismo. La etimología de M. P. es un intento de modificación de la de Diez para hacerla aceptable fonéticamente: se trataría de CVA, pero no con el prefijo latino CON-, sino con un prefijo de origen oscuro CAR- o CA-, el que aparecería en carcomer y Carcastillo. Pero la existencia de tal prefijo no se ha confirmado, vid. CARCOMER, y el citado nombre de lugar no será derivado de castillo, sino compuesto; por lo demás, si la acentuación esdrújula, sobre el prefijo, es posible en algún raro arcaísmo en CÓN- heredado del latín (cuémpadre, cuéncoba), tal acentuación sería inconcebible en nuestro caso por ser contradictoria con la naturaleza vulgar del presunto prefijo car-, alteración romance de CON-, o con su origen no latino si no tuviese nada que ver con este elemento formativo7. Después de aceptar la etimología de M. P. (RFE IX, 144, 146), G. de Diego reconoció ya el parentesco con CACCABUS (RFE XX, 1933, 353). Le siguieron Rohlfs (ASNSL CLXVI, 1934, 318, y BhZRPh. LXXXV, § 160), y su discípulo Lausberg (Litbl. 1936, 414n.; BhZRPh. XC, 1939, 180-1), que agregaron a la familia de nuestro vocablo el gasc. càcou ‘cárcavo de molino’, ‘abrigo bajo una roca’, cat. càcol, cacau, carcavà, ‘cárcavo de molino’8, Villarreal (entre Navarra y Aragón) carcávo íd. (con el retroceso normal del acento en aragonés), Bergmann, Grenzgebiet Ar.-Nav. 70; además: trasm. carcaveira de moinho (RL V, 36), carcavão ‘barranco’, vasco karkaba ‘barranco’, ‘zanja’, port. ant. cárcava, cárcova9, alcárcova10, ‘cárcava’ (el primero ya en 1258, en el Minho, PMH, Inquis. I, 364b; el primero y el último en la Demanda do Graal, S. XIII, ms. del XV; vid. el glosario de Magne), carcabear (para todos ellos vid. Viterbo y Leite, RL XXVI, 132), alcórcova [S. XIII] ‘zanja junto a un vallado para encerrar fincas’, ‘reguera para secar un terreno’ (Estremadura, Alentejo: en Viterbo y Fig.), hoy alcorca11.

El étimo CACCBUS me parece perfectamente establecido, sobre todo teniendo en cuenta el ast. quécabu y Lavedán càcou ‘olla de tierra para agua’12. Queda por aclarar algún detalle semántico. El paso de ‘cárcavo de molino’ a ‘hoya, zanja’ y a ‘hueco interno del cuerpo’ es perfectamente concebible. La especialización en el sentido de ‘sepultura’ [Nebr.] puede explicarse por lo bien que se prestaban los fosos de fortalezas y campamentos para echar allí los cadáveres después de las acciones de guerra; un doc. de 1185, citado por M. P., sitúa el cementerio junto a la cárcava de la ciudad.

Es más difícil de explicar la introducción de r en la forma moderna, o por mejor decir hay varias explicaciones posibles. Rohlfs y Lausberg, fijándose en el calabr. càrcara ‘caño en forma de torre por el cual se precipita el agua desde la presa al rodezno del molino’, procedente del gr κάρκαρον (< lat. CARCER: Rohlfs, EWUG, 917b), y en el prov. carce ‘canal del molino’13, creen que en cárcavo hubo cruce con el lat. CARCER. Se pueden agregar varios argumentos en favor de esta tesis. CARCER, además de ‘cárcel’, significaba corrientemente en latín ‘barrera o valla desde la cual partían los caballos de carrera’, y como en Asturias cárcoba es ‘pared o cerca de terrones y césped’ (R, V) surge la idea de que cárcava en la ac. ‘zanja defensiva’ puede ser en realidad un lat. vg. *CARCRAvallado’14, que de CACCABUS sólo hubiera tomado la consonante B. Se trataría entonces de una verdadera amalgama entre las dos palabras, que ya podría venir del latín vulgar15. Que una palabra para ‘vallado’ puede convertirse en la denominación de una ‘zanja’ lo prueba el cat. vall m., VALLUM, en esta última acepción. Hay, por otra parte, una variante de cárcavo, de especial interés: cárcado, que figura en el sentido de ‘hueco interior del cuerpo’ en Santaella (1550), en el de ‘envoltura de este hueco’ en J. de Pineda (1589) y en el de ‘cadáver de animal’ en la General Estoria16, datos a los que conviene añadir el pontev. carcado (seguramente acentuado en cár-) «la arca o tórax del puerco, vaca, hombre, etc.» (Sarm. CaG. 192v). Podríamos tener ahí una disimilación de *cárcaro17. En realidad no podemos estar seguros de esta inducción cuando hay tantos ejs. de alternancia entre los varios sufijos o terminaciones átonas: lámpara < lámpada, port. cágado < *cágapo (¿o *cágabo?, V. GALÁPAGO), párpado o párparo < ¿*párpab(r)o? (PALPĔBRA), amiésgado < amiésgato, Sepúlveda < Sepúlvega, hámago < *ámado AMէDUM, relámpago < relámpado, tártago (¿*tártado? < TARTRUM), cenadal (y cenedal) que hace suponer un *ciénada junto a ciénaga, y véanse todavía los casos de LÓBADO, NUÉGADO, los hechos paralelos que analicé en CARÁMBANO, y la forma cárcamo que estudio abajo.

En resumidas cuentas hay varios indicios aceptables de esta interferencia de CARCAR o CARCER en cárcava, cárcavo, pero ninguno de ellos es enteramente probatorio, ni siquiera el calabr. càrcara, que está muy alejado geográficamente, ni oc. carce, que con su ce está ya muy apartado en lo fonético para que su intervención en la formación iberorrománica resulte evidente.

Así no podemos rechazar de plano la idea de G. de Diego, según el cual estamos ante una r que podría crearse espontáneamente en radicales reduplicados, como PAPILIO > vasco parpaia. Pero este caso es muy diferente, tratándose de una voz expresiva, comp. it. farfalla. En favor de su punto de vista debe alegarse sin embargo lo ocurrido con CACCBUS en el sentido de ‘cencerro, cascabel’ (FEW II, 455-6): ahí aparecen las variantes CASCBUS (CGL II, 571), el tipo occitano e iberorromance cascabel, cascabillo, y por otra parte una forma carcavel ‘cencerro’, que el FEW nos muestra extendida por todos los ámbitos del territorio francoprovenzal, hasta el Jura, Saône-et-Loire, Borgoña, Ain, Rhône, Drôme, valles de Susa y Aosta, y Suiza [1371]. Es evidente que aquí tenemos variantes onomatopéyicas CASC- y CARC que se superponen y combinan con CACCBUS para expresar el retintín del cascabel. No sería difícil que la variante *CARCBUS se hubiese extendido desde la ac. ‘cascabel’ a las demás acs. romances de CACCBUS. Ahora bien, en el auvernés del Cantal hallamos s’acarcavelir ‘caer en la decrepitud’, se descarcavelar «se déhancher en courant», que están ya más cerca de las acs. españolas que de la francoprovenzal.

DERIV.

Carcavear o carcavar (V. arriba); ast. carcavar ‘hacer cárcova’ (V). Puta carcavera [Nebr.] ‘la que se entregaba a los hombres en las cárcavas’. Carcavina ‘cárcava’; carcavinar ‘heder las sepulturas’ salm.; encarcavinar. Carcavón ‘barranco, sima’ [1589: J. de Pineda]; carcabonera ‘peñascal’ salm. Carcavuezo ‘hoyo en la tierra o en la cara’ [Quevedo]; como hay también carcaboço ‘osamenta, cadáver seco’ en Números XIV 29, 32, 33, S. XIII, carcavueso ‘hoyo’ (Terr.), judesp. marroq. viejo como un carcahueso (BRAE XIII, 528), y carcuezo ‘carcamal, viejo achacoso’ (Padre Isla, R. de La Cruz), podría creerse que este último venga del fr. ant. carcois ‘osamenta’ (V. CARCAJ), y que el otro resulte del cruce de cárcavo con carcuezo18, pero el cat. carcabós ‘laringe, garganta’ (Empordán, Baleares), carcanòs íd. (Berguedà), indica que se trata simplemente del sufijo -֊CCEUS, comp. Servigliano cargalozzu (< carcalozzu) «gorgozzule» (ARom. XIII, 251); arg. calcagüesal ‘sitio lleno de terrones duros’ (Cuervo, Obr. Inéd., 176).

Existe una variante cárcamo ‘cárcavo de molino’ (Acad.), que se emplearía también en el sentido de ‘carroña’, ‘viejo achacoso’19 (salm. cárcabo íd.: Lamano), de aquí el derivado carcamal ‘viejo achacoso’ [Terr.], ‘cosa destrozada’ (Rato), primitivamente adjetivo o más bien colectivo; Puigblanch empleó cárcama en el mismo sentido. Como el hecho es que la explicación que doy de carcamal es convincente, pero no terminante, teniendo en cuenta el carácter hipotético de cárcamo en el sentido de ‘carroña’ y sobre todo la fecha tardía de carcamal [h. 1770], hay que explorar la posibilidad de que sea préstamo de alguna voz italiana dialectal derivada de carcame ‘carroña de un animal’, ‘cadáver de una persona’, ‘carcamal’, comp. el amer. carcamán aplicado a italianos, citado más abajo. Ello supondría además que el parecido con el vasco karkamo ‘féretro’ fuese casual, lo cual en rigor es posible. Pero no se halla tal palabra italiana dialectal (al menos falta en los dicc. genovés, calabrés y siciliano de Casaccia, Rohlfs y Nicotra); el origen del it. carcame a su vez es desconocido, y muy oscuro según Prati, si bien ya aparece en el S. XIV: yo me indinaría a creer que resulta de un cruce del sinónimo arcame [S. XV], deriv. de arca ‘sepulcro’, con carogna. En conclusión mi etimología debe mantenerse, al menos por ahora, y sobre todo teniendo en cuenta la antigüedad de la variante cast. ant. cárcado ‘cadáver’, que casi nos garantiza la de cárcamo en el mismo sentido, dado el carácter intercambiable de estos sufijos átonos; el parecido con la voz italiana puede ser accidental. En América se ha afianzado una variante carcamán con sentido algo diferente: ‘persona decrépita’ en el Perú (Tovar), ‘extranjero de poco viso, fullero, basto y tosco’ en Cuba (Pichardo), ‘persona de muchas pretensiones y poco mérito’ en Colombia, Uruguay y antes en el Perú (Malaret, Supl.), ‘italiano, y en especial genovés’ en la Arg. (Segovia). Carcamán es más frecuente que carcamal en la ciudad de Méjico (atestigua Margit Frenk, NRFH VII, 144); la variante cáncamo, también empleada allí, será derivado retrógrado de *cancamal, alterado por influjo de cáncamo. Payró, Pago Chico, 217; Sarmiento, Facundo, ed. Losada, 29, distingue entre «italianos y carcamanes», ‘buque pesado impropio para la navegación’ en el lenguaje marino [1831], también gall. carcamán ‘viejo decrépito’20. Comp. Tarn karkamãn ‘mujer de mala vida’ (ALF Supl., 185, punto 743), prov. carcano ‘mujer decrépita y gruñona’ (FEW, s. v. CARCANNUM; comp. el cat. carcanada, arriba), Blonay karkvála ‘yegua vieja’ (FEW II, 3a).

1 Muy frecuente en la Edad Media. V. ejs. en M. P., Cid, 534-5; Oelschl.; DHist.; Cej., Voc. Cártava y cartavear en los textos citados por el DHist. son erratas. Además la carcavaa, Campó 1220 (M. P., D. L., 26.17); cárcava ‘foso’, Gr. Conq. de Ultr., 131, 568, 620a19; y en el gallego de la GralEst.: «avia em Syracusa... h?a grƟde carcava et chama-lle fossa»; con el verbo: «moytas... çidades fezo Caym... carcavó-as et cercó-as de fortes muros» 107.4, 13.33.―

2 Tilander, Fueros de Aragón, 290-1.―

3 También en B. J. Gallardo y hoy en el habla de Cespedosa de Tormes (RFE, XV): en la p. 256 define así y en la 274, hablando del cerdo sacrificado, dice que, una vez separada la cabeza, la piel, el hocico y las potras y carnes granillosas del cuello, «en el cárcavo del animal sólo quedan los solomillos».―

4 Según G. de Diego es ‘aguazal, hoyo en que se deposita el agua’.―

5 Lo más frecuente y antiguo, sin embargo, es carcavear, por donde se ve el carácter secundario del verbo. Esta forma figura en Alex., Partidas, 1.ª Crón. Gral. y en A. de Cartagena, que al parecer también ofrece un caso de carcavar. Es verdad que el ms. O del Alex. tiene carcavar, frente a carcavear de P, pero el metro corrobora esta última forma.―

6 Falta en Lane, Belot, Bocthor, Lerchundi, R. Martí, PAlc., el glosario de Leyden y el Suplemento de Dozy. Sólo figura en el Qamûs del Fairuzabadí (Freytag, III, 432a), autor persa de principios del S. XV, que compiló un gran léxico árabe basándose en dos fuentes anteriores, la más antigua de las cuales es el español Abensida, S. XI. De ésta procede el vocablo según toda probabilidad. V. s. v. AULAGA un caso análogo de mozarabismo dado por el Qamûs. Hay variante qárqub o qarqúbb (comp. el port. cárcova, alcárcova). El dato sólo tiene interés para la fecha de esta ac. en español. Claro que la traducción arábiga ‘vientre’ que dan el Qamûs y PAlc. a cárcavo se debe sólo a la falta de un término rigurosamente equivalente en árabe. En PAlc. figura sólo como voz castellana.―

7 Demuestro la inexistencia de otras variantes del supuesto car- en los artículos CAMODAR, ESCAMOCHAR, CURTIR, CORCUSIR, CORCOVADO.―

8 Vid. Moll, BDLC XVI, 55. Además Priorato carcú (léase carcu < *càrqueu = cárcabo), Butll. del Club Pirinenc de Terrassa II, 155.―

9 «Vio jazer os vales e as cárquovas cheos de tantos corpos de homens mortos», MirSgo. 69.23.―

10 Simonet define port. alcarcóva ‘balsa’ y cárcova ‘camino cubierto’, mas parece tratarse de definiciones y acentuaciones inexactas de palabras antiguas.―

11 En esta vocal tónica deberá reconocerse el influjo del tipo cavorco ‘barranco’ (V. CAHUERCO). Para la o postónica, comp. el mozár. qárqub citado arriba.―

12 Los representantes del radical expresivo CACC- ‘hueco’ [?] con el cual quisiera Krüger, VKR IX, 73-74, relacionar nuestro vocablo (oc. caco, cacal, cacarolo, -oto ‘nuez’, vasco kakol ‘cáscara’) quedan alejados semánticamente.―

13 Añádase el landés carce ‘cavidad donde se allega el agua de un manantial’, Millardet, Recueil de Textes des Anciens Dialectes Landais, doc. de St. Sever, a. 1480. Según demostró el mismo autor (RLR LX, 137-152), el landés craste ‘arroyo’ significó primeramente ‘foso artificial’, cambio natural en estas tierras llanas donde las aguas no pueden formar torrentes (él deriva de CASTRUMcampamento’ y yo preferiría hacer salir de CLA(U)STRUM, agregando a esta palabra landesa todas las citadas en el artículo CASTRUM (I) del FEW, vid. Festschrift Jud 566). Cualquiera que sea la etimología de craste, el mismo proceso semántico pudo sufrir carce, en el cual tenemos otra prueba romance de la existencia de CARCERvallado’.―

14 Sabido es que CARCAR por CARCER ya figura en el Appendix Probi, y que de aquí salieron el gr. siciliano κάρκαρον ‘cárcel’ y ‘corral, establo’ (en Hesiquio y en Sofrón, S. V), el gót. karkara f., el irl. ant. carcar. Según indiqué en otra ocasión (Festschrift Jud, 585n. 2; Anales del Inst. de Etnogr. de Cuyo V, 113) de ahí vienen el frecuente nombre de lugar catalán Vallcàrcara (o Vallcarca), que como el cast. Valcárcel, val. Càrcer, Sumacàrcer, su. alem. Kerzers, designó un valle encajonado, y el cat. encarcarat ‘rígido, tieso (persona)’. La forma càrcar(a), por lo demás, está documentada como todavía viva en la E. Media en ambas costas laterales hispánicas. El ms. B (S. XIV) de las Vidas de Santos Rosellonesas del S. XIII, trae «a Sent Matheu ligat en càrcara l(o) mese-ren» (f° 4v2), donde el ms. principal lee en càrcer (5vl). En Portugal, la parroquia de Cárquere (nótese la qu = k), a unos 75 km. E. de Oporto y junto a Resende, está en un valle afluente del Duero, de apenas 10 km. de largo y que, por lo tanto, debe de ser angosto y profundo. En cuanto a la forma en -A, podría explicarse sea por influjo del género femenino que CARCER tomó en España ―comp. cat. ant. càrcera ‘cárcel’ en los Usatges (N. Cl., 59) y en dichas Vidas de Santos Rosellonesas (AILC III, 202)―, sea como plural neutro, género que Prisciano (Gramm. Lat. II, 151.16) y la forma griega atestiguan para el latín vulgar.―

15 Un indicio de la existencia de este lat. vg. *CARCBA se me ha desvanecido al examinarlo atentamente. En un glosario del siglo X u XI (CGL III, 622.40) figura charcabas traducido por nymphaea (comp. nymphēum ‘fuente consagrada a las ninfas’), en otro del S. X esta misma palabra figura traduciendo chacchabas (CGL III, 558.44) o chacabos (III, 557.43), y en otro pasaje se le da la equivalencia aquaeducta (III, 550.48). Sin embargo nada de esto puede referirse a acueductos o fuentes, como parece, pues se trata de dos glosarios botánicos grecolatinos, por lo tanto ha de tratarse de nombres de plantas (aquaeducta figura como tal en el seudo-Apuleyo), y concretamente del nenúfar, llamado nymphaea en latín. En cuanto a chacchaba, charcaba, como figura entre las palabras griegas (transcritas en letras latinas) que estos glosarios traducen al latín, esta forma tendrá que ver con καικάβƓ, que Schuchardt estudió como nombre del almez y su fruto. El primero de los glosarios citados, el que da la forma charcaba, tiene como fuente según demostró Goetz, al segundo, que en el pasaje correspondiente trae chacchaba. Luego lo único que esto indica es que al escriba del glosario del S. XI cárcaba y cácaba le eran conocidas como variantes de una misma palabra, seguramente en el sentido de ‘zanja’ y no en el de ‘nenúfar’, y al copiar su modelo sustituyó sin reflexión la segunda forma por la primera, sin darse cuenta de que aquí se trataba de otras materias. De todos modos es otra prueba de la antigüedad de la forma cárcava con r.―

16 V. los ejs. en el DHist., donde se propone la traducción infundada ‘mandíbula’ y se omite el acento. J. de Pineda reprocha a los viejos «se os levanta ya el cárcado, y todos sois escupir y avéis menester lavaderos como los niños». Hay comparación con las carroñas viejas, donde la piel y carne momificadas se separan de la osamenta.―

17 Comp. el cat. carcanada ‘osamenta de animal’ que bien podría salir de *carcarada. Aquí deben citarse Carcanade, molino, en el Aude; Carcanet, Carcanières, en el mismo departamento (Sabarthès); Mouzonnais carcan ‘caballo muerto’, carcanerie «lieu où l’on équarrit les bestiaux morts» (Goffart, Rev. de Champagne et de Brie, 1900, 405).―

18 Mejor que con huesa, según apunta G. de Diego, RFE, IX, 145.―

19 Como hay dentamal para ‘dentadura’ en gallego (Lugrís), y esto ahí fácilmente se explicaría por un colectivo *dentame y luego *dentamial, podríamos preguntarnos si el gall. carcamal no sería la fuente de la voz castellana, y creado con igual sufijo complejo. Mas, por una parte, no consta la existencia de dentame, y sobre todo no sabemos qué sería ese carca o carco de que partiríamos entonces; además ni carcamal ni sus variantes existen en portugués, salvo brasil, carcamano ‘apodo de los italianos’, tomado del uso rioplatense, desde donde, o desde Galicia, ha pasado a algún punto de la costa norteña portuguesa con el sentido de ‘muchacho vagabundo’ (Fig.). De aquí cárcamos ‘zapatos’ (< ‘zapatos viejos’) en la Coa chilena. Por otra parte vasco karkamo (Vizcaya, Guip.) ‘féretro’, karkano (Sule) ‘parihuelas’.―

20 Castelao en la farsa Os vellos non deben de namorarse presenta a su héroe O Vello como «carcamán namorado no seu derradeiro esforzo» 278.27; el DAcG. nota además que dan este mote los marinos a los contrabandistas, y Murguía relata que habiéndose apoderado los contrabandistas italianos de la isla de Arousa en 1826, hoy ha quedado como apodo étnico de sus habitantes.