GALÁPAGO, ‘especie de tortuga’, del mismo origen que el cat. calàpet o galàpet ‘sapo’ y que el port. cágado (ant. caágado), port. dial. cácavo, caganapo, ‘galápago’; probablemente de un hispánico prerromano *CALAPPCU, quizá emparentado con *CALAPACCĔAcalabaza’ y con *CARAPPACEUcarapacho’, ‘caparazón’.

1.ª doc.: aparece ya en su forma moderna en un glosario latino conservado en manuscrito del S. IX; qalápaq (o qalâpaq) en el tunecí Abenalɏazzar, fines del S. X, que recoge nombres españoles; galápago, 1251, Calila1.

Está también en el glosario del Escorial (h. 1400) glosando el lat. testudo, y como equivalencia del lat. testa se halla «cáscara, galápago»; en APal. 498b («los galápagos, que son testudines que se crian en el agua y tienen dura la cobierta del espinazo y encorvada; testudo es linaje de animal que se cubre con concha dura, galápago»), en Nebr. («galápago dela tierra: testudo chersina; galápago dela mar: testudo marina»), y en muchos autores desde el S. XVI (Aut.). Por otra parte, el vocablo se lee en dos glosas muy antiguas: «golaia: id est galápago marino sive riano» (es decir, ‘galápago de mar o de río’, que son también las dos especies a que alude Nebr.), CGL III, 539.34, y «golaia: id est galapaco magrinos [léase marino] sive fino [quizá: flumineo]», CGL III, 564.15-16 (vid. CGL VI, 498; y ThLL, s. v. golaia); la primera de estas glosas figura en un glosario casinense médico-botánico, conservado en manuscrito del S. IX, y la segunda en unos Hermeneumata vaticanos, de un manuscrito del S. X (Reg. Christinae, 1260), que contienen otros hispanismos (como sarracla, impedigo, cicala); probablemente ambos glosarios serán de origen hispánico. En fuentes mozárabes se halla qalápaq en Abenalɏazzar, Abenbuclárix (h. 1106) y R. Martí (S. XIII), traducido «tartaruga», y ya en Ben-Mas?ûd (Málaga, h. 1016) y otros (Al-And. XXXVII, 44); y calápaq o galápaq «galápago de la tierra y galápago de la mar» en PAlc.; además al-Galápaq como apodo de un literato de Archidona, S. XII, Aben Calápac en los repartimientos de Mallorca y Valencia (S. XIII), Beni Calápech en el último (Simonet, 73-74), Galápago en escritura mozárabe toledana de 1199 (Oelschl).

El cat. calàpet significa ‘sapo’2, pero no cabe dudar que sea el mismo vocablo, en vista de los casos numerosos en que ambos animales llevan un mismo nombre: gall. sapo concho ‘galápago’, valón crapaud de mer ‘galápago’, según Sainéan caille significaría ‘sapo’ en el Berry y ‘galápago’ en Lión, y la misma sinonimia tendrían el fr. y gasc. carrec, el fr. dial. lut, el sic. bufuruna y el macedorrum. broască (BhZRPh. X, 121; Sources Indig. II, 89-90). Ahora bien, el cat. calàpet está bien documentado en la Edad Media, desde fines del S. XIV por lo menos3; hoy se pronuncia galápt en Lérida, el vocablo es de uso normal en todo el Alto y Bajo Ampurdán, Garrotxa, Ripollés, La Selva, Gironés y Este de Osona (por lo general en la forma galàpet, pero calàpet en parte del Alto Ampurdán, escalàpet en Blanes, y calàput o escalàput en Gerona y Bajo Ampurdán, «sapo o calapot de aygua» ya 1575, en Gerona, O. Pou. Th. P. 89) y vuelve a aparecer en Valls y el Vendrell, así como en todas las Baleares (calàpot en Santanyí ―BDLC IX, 287― y otras localidades mallorquinas, calàpet en el resto de la isla y en Menorca e Ibiza). Debe de haber sido un tiempo de uso general en todo el territorio, pues el adjetivo derivado calapatenc figura en el Procés de les Olives (Valencia, S. XV), la toponimia permite localizar el colectivo Calapatar en la zona catalana de Teruel y en la Marina de Alicante4, y variantes debidas a un cruce de nuestro vocablo con el sinónimo gripau (grapau) se hallan en otras comarcas: galapát en todo el Pallars5, calapaut en Cotlliure (Pyr.-Orientales, ALF mapa 346, n.° 798), galipau en Vic y en Sant Feliu de Codines; confirma este antiguo carácter general de calàpet la modernidad del tipo valenciano actual sapo, tomado del castellano, y la falta total de ejs. medievales del hoy común en el Principado y Rosellón, gripau (o grapau, grapal), que por lo tanto penetraría desde Francia, aunque ya en fecha antigua. El cat. calàpet es importante porque, junto con las formas mozárabes, indica que el vocablo tenía primitivamente C- inicial.

En lo concerniente a la terminación en -t, su antigüedad es más dudosa, pues existe, por lo menos localmente, una tendencia a cambiar en esta forma la -c originaria (en Gerona càntot, pénjot, rèbot, formas de la primera persona del presente de indicativo, en lugar de las más extendidas en -oc; en algunos puntos dicen tàvet por tàvec ‘tábano’; y Griera supuso, con apariencias de razón, que àpat ‘comida’, ‘banquete’, venga de *àpac < * àpague < AGPE); es verdad que esta tendencia es moderna y local, mientras que en nuestro vocablo las formas con -t son generales desde el S. XIV (Moll, en Alcover, no confirma la forma galàpec que Ag. atribuye a Menorca, y el Beni Calàpech del repartimiento de Valencia es evidentemente pre-catalán); de hecho, una forma galapato (con adelanto normal del acento en este dialecto) se emplea en Navarra (A. Alonso, RFE XIII, 32), y el diminutivo calapatillo es castellano (Acad. ya 1843) en el sentido ‘insecto de unas cuatro líneas de largo, con las alas superiores más cortas que el cuerpo; de color ceniciento y cobrizo; gusta con preferencia de la semilla del trigo, y la harina del grano que ha mordido no llega nunca a fermentar’, probablemente oriundo de Aragón (galapatillo en la Litera y carapatillo en la Sierra de Guara: RLiR XI, 198), comp. calápac ‘gusano que roe los pámpanos’ en PAlc., qalapaqêl ‘gusano o insecto roedor’ en escritura árabe de Granada de 1370, y quelepequíl «gusano reboltón» en PAlc.

Más complicado es el problema fonético que presenta el port. cágado ‘especie de tortuga de agua dulce’, gall. y beirƟo cágado ‘renacuajo’6, pero la existencia de variantes como trasm. cácavo «cágado» (RL XIII, 113), caganapo ‘renacuajo’ en la Régua (Fig.), caganato íd. en el Minho y en el Douro (Leite de V., Opúsc. II, 236; Fig.), no me deja dudas en cuanto a la identidad fundamental de cágado y de galápago ~ càlapet (ya entrevista por Diez, Wb., 453); el detalle de la explicación es dudoso, pero no creo apartarme mucho de la verdad suponiendo que cácavo (= cácabo en esta zona) sale de un metatético *CALACCPU, caganapo puede ser *CACALAPPU, metátesis de CALAPPCU, y en cuanto a cágado, la grafía caágado que figura en Gil Vicente7 es prueba clara de que procede de *calágado, el cual a su vez saldría de *calágapo (< calápago) a causa de la rareza de la terminación átona -´apo (comp. cárcado, que he supuesto procedente de CÁRCAVO) 8.

Nuestro vocablo es estrictamente, iberorromance: es ajeno aun a las hablas más meridionales de la lengua de Oc, y no le conozco parientes en vasco, en sardo ni en el Sur de Italia9.

Bien puede decirse que no se ha estudiado el origen de galápago. Diez se limita a declararlo desconocido, y M-L. ni siquiera menciona el vocablo. Simonet, fijándose en la propensión del galápago o testudo lutaria a vivir en el cieno, piensa en origen céltico relacionando con el bret. kalar, córn. caillar ‘fango’, idea inaceptable, pues, según V. Henry, estas palabras vienen de *kageliar (derivado de kagal ‘cagarruta’ y de kach ‘excremento’, hermanos del lat. CACARE), y en cuanto al irl. mod. clabar o cladach ‘fango, barro’, no tiene que ver con el vocablo bretón-córnico, y ambas formas faltan a los glosarios del irlandés medio y antiguo a mi disposición. Imposible pensar con Moll (Alcover) que los moros de España tomaran el fr. crapaud y lo devolvieran alterado en calápac a los cristianos de la Península: se opone a ello la terminación diferente, y salta a la vista que el vocablo ha de ser muy anterior a la invasión musulmana, en vista de la presencia en un manuscrito del S. IX y de las formas diversas de los tres romances ibéricos, pero coincidentes en una base común antigua.

C. Michaëlis (St. zur roman. Wortschöpfung, 53, n. 2) rechaza la relación con el ags. creópan (< germ. KRIUPAN) ‘rampar, arrastrarse’ (que en efecto no ofrece la base fonética necesaria), pero tiene razón Körting (2593) al reprocharle que pretenda derivar de la raíz indoeuropea grb, pues las palabras romances no pueden explicarse directamente por el indoeuropeo, y menos las privativas del iberorromance. Que haya parentesco con el lat. glosemático golaia ‘galápago’, palabra muy frecuente en glosarios medievales y muchas veces alterada (golia, golale, golola, etc., vid. ThLL, CGL y Du C.), como sospecha Heraeus (en Walde-H.), sería quizá posible (sobre todo teniendo en cuenta las variantes galage, galaie, gulage) si debajo de este espectro verbal pudiéramos llegar a concretar una realidad lingüística cualquiera, pero la semejanza con el grecolatino chelys, chelone, es demasiado vaga para darle valor. El parecido de la variante ampurdanesa escalàpot con el gr. ęσκαλαβǠτƓς o ęσκάλαβος ‘lagarto moteado’ (hoy también καλαβǠτƓς íd.), alb. askuvaz, gr. mod. ęσκουβάζα ‘sapo’ (G. Meyer, Wiener Sitzungsber. CXXX, 97, y para la caída de s- líquida, ibid. CXXXII, iii, 25) es curiosa, pero no pasa de ahí, puesto que lo antiguo es CALAPPCU. En conclusión, el resultado que todos estos tanteos arrojan es igual a cero.

Tampoco pueden aprobarse las tentativas para hallar una explicación separada para el port. cágado. La de Schuchardt (Roman. Etym. II, 17; BhZRPh. VI, 14n.) para derivar de un lat. vg. *COCŬLA (en vez de COCHLEA) ‘caracol’, sólo puede mencionarse por respeto al nombre de su autor, pues a pesar del vago apoyo que podrían darle aparentemente formas como oc. cagaraulo o cagadaulo ‘caracol’, vasco lab. kaukel, gasc. cancarignol, coucourougnou ‘renacuajo’, los obstáculos fonéticos son invencibles. Cornu (GGr. I, 957) imagina que cágado salga de un *CACITUS, derivado de CACAREexcretar’, fundándose en el pasaje de S. Isidoro donde los llama lutariae, id est coeno et paludibus viventes, y Gonçalves Viana (Apostilas I, 199), aun dudando, se esfuerza en tranquilizarse con una serie evolutiva cac’du > cáguedo > cagado, pero esta fonética es inaceptable (el primer paso habría sido *cazdo, y de ahí *cazo, comp. PLAZO), y además cagado es inseparable de galápago, y toda relación con CACARE queda descartada por la forma antigua caágado.

Desde luego *CACէTUS es una voz fantasma y no está en San Isidoro, aunque GdDD 1319 se lo quiera achacar con el habitual desenfado.

La idea menos descabellada es la apuntada brevemente por Segl (ZRPh. XLII, 98) *CAPPRACUanimal provisto de capa, o sea concha’, a condición de que no se mire como derivado romance de CAPPA ―lo cual no sería posible por los sufijos ni probable por el significado― sino como formación prerromana: entonces nos quedaría la escapatoria de admitir que CAPPA en el idioma prerromano de donde procede tuvo otro significado, tal como ‘cubierta’ o ‘caparazón’. Claro está que esto es muy hipotético, y por otra parte todo indica que CAPPA sería céltico, por lo menos en el sentido geográfico, mientras que el área de galápago, con su presencia en la zona tartesia (mozárabe qalápaq) y en la zona ibérica propia (catalán calàpet) apunta hacia otro origen étnico.

Lo único que puede haber de bueno en esta sugestión es el relacionar galápago con carapacho y CAPARAZÓN: no está fuera de razón suponer que *CALAPPCU, el animal cascarudo por excelencia (comp. gall. sapo concho, lat. testudo), sea en el fondo lo mismo que *CARAPPACĔUcarapacho’ y *CALAPACCĔA ~ CARAPACCĔA (> CALABAZA, cat. carabassa), comp. col. atlántico garapacho ‘tortuga, galápago’ (Sundheim). Para terminar: ¿hay relación etimológica entre galápago y el radical del fr. crapaud, oc. grapaut, cat. gripau (gra-) ‘sapo’? Acaso. Pero el problema de crapaud es bien oscuro por su parte. Si el radical es germánico como cree M-L (REW1, 4760; nota muy reducida en REW3, como si el autor la hubiese querido borrar), habría que separar del todo los dos vocablos, pues la caída de la -L- en portugués indica que no procede de -R- ni la -A- precedente pudo crearse por una anaptixis reciente. Si crapaud es prerromano, la relación sería más fácil; pero el sufijo tardío -aud no es favorable a esta opinión. Una idea que debería explorarse, a pesar de esta dificultad de principio, es la de que crapaud y calàpet (que entonces debiera significar primitivamente ‘sapo’) procedan del vocablo prerromano *CRAPPA ~ CLAPPApiedra, roca’ (V. aquí CHAPA, y FEW II, 735ss.) por alusión a la piedra de sapo, que según la superstición popular se halla en la cabeza de este animal (fr. crapaudine); pero nótese que el tipo *CRAPPA es propio de Retia y de la Alta Italia y ajeno a Francia.

No todos los demás significados de galápago serán aplicaciones figuradas del mismo vocablo. Lo será la de ‘enfermedad del casco de las caballerías’ (que ha pasado al port. galápago, Moraes, Fig.). Pero en la ac. 5.ª ‘molde en que se hace la teja’, en Aut. ‘pieza de madera de superficie convexa para fabricar las bovedillas de yeso’, derivará de galapo, que en Tras os Montes es ‘molde de adobes’ (galapa en el Alentejo), y en castellano ‘núcleo de madera con estrías para torcer cuerdas’ [Aut.] (M. P., Festgabe Mussafia, 391; Krüger, WS X, 126; otras acs. en Fig.), el cual debe de proceder del gr. καλάπους, -οƌος (también καλóπους) ‘horma de madera para hacer zapatos’10.

DERIV.

Calapatillo (V. arriba). Galapagar. Galapaguero.

1 «Avia dos anades e un galapago, et eran amigos por la vezindat que era entre ellos», ed. Allen, 49.969. Hay varios ejs. más en la misma obra, a continuación (además ed. Gayangos, p. 55). Para otros del S. XIII, vid. Neuvonen, p. 265.―

2 Lo mismo ocurriría con el ast. galápago, noticia de Simonet que no puedo comprobar.―

3 Se cita ej. de San Pedro Pascual, valenciano del S. XIII, pero sabido es que hay dudas acerca de la autenticidad de sus obras, por lo menos en la mala edición que de ellas poseemos. Pero además se pueden agregar: Eiximenis (1385), N. Cl. VI, 137; Antoni Canals, Scipió, N. Cl, p. 82, y los varios del S. XV o de fecha indeterminada citados por Alcover, Aguiló y Balari. La buena grafía es calàpet y no calàpat, como se ve por el valenciano Canals, y como no podía ser de otro modo dada la fonética histórica catalana; claro está que esta e procede de una A etimológica.―

4 Un río Calapatar o de les Tortugues pasa por el término de Verger: M. Gadea, Tèrra del I, 146.―

5 Oído en Esterri de Cardós, y Alcover lo anota en Tremp, Senterada y Sort; es verdad que Z. Rocafort dice haber recogido galàpat en la Pobla de Segur (Butll. del C. Excurs. de Cat. IX, 70), pero si fuese ésta la acentuación, este dialecto occidental pronunciaría indudablemente e en la última sílaba.―

6 Vall., Leite de V., DAcGall, Lugrís, y también en el Limia (Schneider, VKR XI, s. v.). En una de las localidades de esta zona pronuncian kaátu, donde < -g- es normal, pero la terminación -atu (< -átegu?) interesa quizá para la génesis de la terminación gall.-port. ?ado; tamb. cagácho según DAcGall.―

7 En la ed. de 1562, p. CCXII, r°, Auto das Fadas, se dice «quem tever este animal / nam he muyto que o leyxe / pois nam he carne nem peyxe», y como título de esta copla figura la forma caagado.―

8 También cabría admitir cruce de una forma *caápado, correspondiente al cat. calàpet (cast. calapatillo) con *caágapo < calágapo < calápago.―

9 Sainéan, l. c., habla de un calappe «calappe granuleux o crabe honteux». Pero no conozco tal palabra en francés ni en los dialectos occitanos.―

10 Comp. GAVERA. Es dudoso, que tenga relación con galápago el santanderino galamperro ‘renacuajo’, en vista de la variante camperro (G. Lomas). El amer. calapé ‘tortuga asada en su concha’ (Acad. después de 1884) es palabra dudosa (falta en Alcedo, y Malaret la declara desconocida). Que el cub. gapalear ‘hacer movimientos precipitados ansiosamente con brazos y piernas para salvarse’ (Pichardo) salga de galapaguear es muy dudoso, en vista de chapalear. Quizá venga de éste contaminado por galápago.