CUETO, ‘cerro, altozano’, ast., santand., antiguo término local de estas regiones, común con el gallegoportugués coto; no sólo es desconocido el origen de este vocablo, sino que es incierto su primitivo significado, pues en dialectos leoneses y gallegoportugueses significa ‘nudillo de los dedos’, ‘muñón’, ‘moño’, ‘tarugo’, ‘recazo de herramientas’, y es posible que esté relacionado con el prov. cota, coutet, ‘nuca’.

1.ª doc.: cuetu, 943.

Para la antigüedad y extensión del vocablo y para sus varios matices topográficos, V. el estudio publicado por M. P., Oríg., 425-7, 432 (con mapa), 585, con magistral conocimiento del asunto. El vocablo vive principalmente en Liébana y el Este y Centro de Asturias («cuetu: altozano» V, «cerro» R), pero su área, gracias especialmente a la toponimia y a los derivados, se dibuja con más amplia extensión abarcando hasta la Rioja, Soria, Segovia, Salamanca y Badajoz; dentro del territorio del idioma vecino tiene su centro principal en el Norte portugués y en Galicia. Se trata de un ‘cerro de poca elevación’ o de un ‘peñasco aislado en el campo’ (Rato), ‘peñasco grande o pequeño’ (en Melgaço y en Viana do Castelo: Leite de V., Opúsc. II, 345; RL XXVIII, 270), acs. que algún vocabulario trata de combinar definiendo ‘cerro peñascoso’ o ‘pedregoso’. Pero otros significados son ajenos a la topografía, y aunque no se hallen en los documentos antiguos (donde era más fácil que apareciese la ac. topográfica), no podemos asegurar que no sean los primitivos, en vista de casos como CERRO, LOMA, arag. pueyo o POYO, etc. En Mogadouro (Tras os Montes) la cóta de una herramienta es el lado opuesto al filo (RL V, 41), y lo mismo en gallego (Vall.; Sarm.)1; y en el Este de Lugo coto da torga es un tarugo de madera o perno de hierro que sujeta el arco de madera sobre el travesano del yugo («Eisen- oder Holzstift, der den Holzbügel oberhalb des Jochbalkens sichert»: VKR V, 101), gall. coto «cadabullo, lo último que queda de un tizón» (Sarm. CaG. 185r); además cueto ‘nudillo de los dedos’ en Villavieja, Salamanca, port. côto íd., ‘muñón de un brazo amputado’, Sajambre cota ‘punta (de árbol)’, cueto ‘cerro’ (Fdz. Gonzz., Oseja, 375), Orense podar de cotón ‘dejar varas pequeñas cuando se podan las cepas’ (Cuad. Est. Gall. III, 427), gall. cotelo2nudillo’, ast. occid. cotošo ‘nudillo’, salm. cotorina ‘coronilla de la cabeza’. Esta última ac. nos conduce hacia oc. ant. cota ‘nuca’ (raro; hoy vivo en Niza), prov. delf. y langued. orient. coutet íd. (de donde quizá frprov. y Franco Condado coutivet «partie supérieure du cou d’une poule»), que Wartburg, FEW II, 1259a, relaciona (aunque esto es muy dudoso3) con sic., calabr., cozzu, cuozzu, cozza ‘nuca’, con el cast. PESCUEZO, y con el frprov. cotson, cochon, íd., a base de un derivado *COTTIU. En cuanto al origen, siguiendo una sugestión de Brüch, parte Wartburg de un griego κóττƓ fundado en el derivado κοτίς o κοττίς ‘cabeza’ y ‘nuca’4. Pero más bien el tipo *C֊ITU postulado por las voces iberorromances será de origen prerromano (?), como sugiere dubitativamente M. P., o más bien de creación expresiva. De todos modos es inverosímil el origen griego5. Desde luego no viene de CAUTES, ultracorrección latina de CĶTESroca’, que tampoco explicaría el vocalismo romance, pese a GdDD 1557.

DERIV.

Cotaraxu ast. ‘cueto de poca altura’ (V). Cotarro ‘altozano, teso’, ‘ladera de un barranco’ [Acad. 1899], usual en Castilla la Vieja y occidente de Salamanca; Limia cotarro como nombre de un monte (Schneider, VKR XI, glos.); cotarra (falta aún en Acad., 1899), judesp. cotarra ‘pocilga’ (RFE XXXIV, 71). Cotelo gall. ‘nudo de los dedos’ (Castelao 160.5), en el gallego de Limia ‘moño’ (RFE XXXIV, 71)6; vco. vizc. kutio ‘cumbre’, quizá sea lo mismo que cuchillo ‘montículo’ (BRAE XIV, 112), cast. de Galicia, en relación con el nombre de lugar asturiano La Cuétara (véase ahora M. P., en NRFH vol. VI7, 1952-3, 1-4). Cotorro ‘altozano’ salm., «aumentativo de cuetu» ast. (V); escotorrar ‘limpiar las vides del montículo de tierra que se les había arrimado’, pal. [Acad. después de 1899]. Cuturuto ‘cumbre’ en Ponte de Lima (Leite de V., Opúsc., II, 64; para el sufijo comp. pingorote, pingorotudo, empingorotado). Cotera, cotero, santand. ‘cerro bajo pero de pendiente rápida’ (Acad.).

De origen incierto pero probablemente relacionado con cueto es vericueto [1611, Covarr.]8, cuya forma y significado primitivo me parecen ser pericueto ‘cerro áspero’, con los cuales se conserva en el castellano de Galicia, de Asturias, de Aragón9 y de Andalucía (cita de Fn. Caballero en AV2); el primer elemento será el prefijo popular ponderativo peri-, el que aparece en perifollo, perigallo, peripuesto, y que es ampliación de per- (tan popular en ast. y leonés), por influjo de casos como perilustre, perínclito, perillán, perinquina, etc. Pericueto10 fué, pues, primeramente ‘pico inaccesible’, ‘quebrada empinada’, pero empleándose sobre todo en plural y en frases como andar por estos pericuetos, el vocablo entró en relación con andar por estas veredas, y de ahí vino la forma cruzada vericuetos, que por este influjo pudo también aplicarse a senderuelos empinados y medio perdidos11. De la variante etimológica pericueto deriva el segov. (Cuéllar) empericutarse ‘ponerse derecho, erguido, levantarse’, BRAE XXXI, 153 (de en-pericuet-arse). Vericueto nada puede tener en común con varga ‘cuesta’ (voz problemática), como lo muestra ya la fonética (no existe el vasco berigeta que GdDD 934 supone como forma intermedia). No hay relación etimológica con verigüeto ‘molusco lamelibranquio, bivalvo, comestible’ [Acad. 1936], de origen desconocido, probablemente prerromano (comp. picueta [s. v. PECA], sirigüeta [s. v. SUERO], MAGÜETO, IGÜEDO y su parentela vasca), quizá relacionado con el vasco biri, biraka, birika, biriki ‘pulmón’, ‘embutido de cerdo’, ‘asadura’, ‘carne maleada que brota de un miembro llagado’, bireka, birekarro, birekatx ‘pus’, por el aspecto mucilaginoso de la carne de marisco.

1 No lo define éste, ni lo aplica más que a «la cota de un martillo»: aunque éste no tiene filo ni corte, se entiende que debe de tratarse del bulto que forma el mango en medio de los dos mazos o del mazo y el garfio de los martillos modernos; menciónalo como base del derivado «cotaz: la cota de un martillo» y secundariamente «un rústico y majadero: es un cotael», variante esta segunda que quizá se deba sólo a una ultracorrección del copista.―

2 Para Sarm. cotélo es «el tóco o manco de brazos o manos» (CaG. 205v). Tan fácil seria suponer que este cotelo fuese metátesis de un *toquelo (cambio de sufijo de TOCÓN, de donde saldría toco ‘manco’) como admitir el proceso opuesto, si bien suscitado por el influjo de tocón. Pensado, p. 148, reúne informes de los diccionarios gallegos sobre este grupo: datos que en su mayor parte debemos acoger con suma desconfianza, pues tantas veces se ha visto que interpretan a la ligera una afirmación de Sarmiento. Ahí, aclaro además, que nada de esto se ha sacado de cotovelo, como podría darlo a entender la exposición de mi etimología, junto con los errores de GdD y Piel; el contacto de coto con cotovelo es secundario (desde que covtelo se hizo cotovelo por influjo de aquél); la etim. mozárabe de cotovelo es indisputable y yo no «supongo» el mozár. qubtl, pues está documentado en las fuentes lexicográficas de este lenguaje, y por lo demás presenta desarrollo -al > -el normal allí.―

3 Más probable, en cambio, es que venga de ahí el cat. cotar ‘dar con la cabeza’ (el ganado cabrío, etc.).―

4 Nótese, sin embargo, que κóττƓ parece ser vocablo hipotético, según observa M-L. (REW, 4748), y que se hace difícil creer en la expansión popular de vocablos griegos desde la colonia focea de Marsella, que constituye una idea favorita de Wartburg. Por lo demás κοττίς es palabra rara, del dialecto dorio.―

5 Véanse los interesantes materiales reunidos por Hubschmid, RPhCal. VI, 190-8, para unir cueto y el vasco kotor ‘colina’―el parentesco de éstos sí parece muy probable―con una serie de vocablos mediterráneos que llegan hasta el georgiano. Pero como siempre Hubschmid pierde de vista la probabilidad de las homonimias y coincidencias casuales. La identidad de formas radicales tan breves como cot- en idiomas de familia y localización muy diversa (sobre todo si, como ahí, no hay identidad semántica) no prueba absolutamente nada. Un examen de los materiales de Hubschmid, con sus significados diversos, me da ahora más claramente la impresión de un radical expresivo y no prerromano, que designaría primeramente un golpe, luego la parte del cuerpo con que se golpea y finalmente montículos comparables a los nudos de los dedos, a la nuca, etc. No tiene relación con esto el port. cotovelo (vid COTOBELO).―

6 Es dudoso que tenga que ver con cueto y cotarro el alto arag. catarrón ‘peña’ (Sallent: RLiR XI, 210, 205; katarál léase -ál, ‘propiedad pequeña en mal terreno’, en Torla: Elcock, AORBB VIII, 141; hay un valle fragoso llamado El Catarro en el término de la Pedra i la Coma, partido de Solsona, Cataluña), puesto que hay también catén ‘piedra grande’ en Panticosa (catenazo ‘persona fea, inculta’ en Ypiés, RLiR XI, 232).―

7 Desde cotarelo se pasó en gallego, por metátesis, a corotelo, curutelo, de donde se extrajo un seudo-primitivo curuto empleado por Rosalía de Castro, y frecuente con ac. ‘punta, cumbre’ en Castelao («unha bola no curuto», «no curuto do fuste», «o curuto do monte» 63.8, 101.25, 295.11, 122.1); cf. el cast. dial. picuruta, pingorote (V. PICO, PICAZA DERIV.).―

8 «Veriquetos, vocablo bárbaro, pero usado en el Reyno de Toledo, son lugares ásperos con altibaxos y quiebras, que no se puede ir por ellos sino por sendas y camino angosto: y assí se dixo de vereda, quasi veredcuestos», «viriquetos: campos desiguales de valles y collados, quasi varios cotos»; Oudin admitió veriquetos y viriguetas (errata por viriquetos, que es la forma a que remite bajo veriquetos) «des champs inégaux, où il y a des collines et des vallons, un pays bossu», sólo en 1616, a imitación de Covarr.; Aut. «lugar o sitio áspero y quebrado, por donde no se puede andar sino con dificultad»; está ya en el Quijote: «si Dios quisiera darme de comer a pie enxuto y en mi casa, sin traerme por vericuetos y encrucijadas», II, v, 16, y en Calderón.―

9 «Naval... a una legua de la sierra de Arve, sobre un pericueto que forma una mole de peña de algunas 100 varas de elevación, perpendicular por el lado Oeste, y por la restante circunferencia en el suave declive que la misma peña forma hasta la confluencia de dos arroyos» (partido de Barbastro, Prov. Huesca), en Madoz, Dicc. Geogr. (1849), XII, 49a, cuyas noticias solían estar redactadas por gente del país. Rato se olvidó de definir este vocablo asturiano, pero tras su artículo collado ‘proeminencia del terreno’, y también tras escobios (‘los cerros que sobresalen en las cordilleras por las rocas puntiagudas’), remite a pericuetu. Para Galicia, BRAE XIV, 128.―

10 En América se oyen las variantes viricueto o viricuete en Colombia (Cuervo, Ap. § 802; Obr. Inéd., p. 180), viricuete en partes de Méjico (BDHA IV, 288), belicuete en el Brasil (Lima-B.). Hay influjo del sufijo -ete. Los Vericuetos es nombre de un vallecito empinado en la Precordillera, unos 15 kms. al Oeste de Mendoza (Arg).―

11 Es arbitraria la etimología de Larramendi, apadrinada por Diez (Wb. 497), que parte de un supuesto vasco *bide-ge-ta ‘lugar sin camino’, pero no existe en realidad tal palabra vasca, como ya observa M-L. (REW 1112). La de Puigblanch ―que es el dato más antiguo de esta ac. que falta todavía en Acad. 1832― (Viñaza, Bibl., p. 830) es digna pareja del famoso fabaricotus de Ménage; transcribo, sin embargo, a causa de los datos que proporciona: «viene del nombre lat. veredum (iter) ‘camino veredero’, disminuído dos veces, veredico y veredicoto. El vericueto es una senda muy angosta, sea cual fuere el terreno [?]. De vericuetos en lo llano [lo cual no puedo comprobar] se habla en la jornada I de la comedia de La Dama Capitán [1661] por D. Diego y D. José de Figueroa; y Cervantes lo usa en el mismo sentido [lo cual no es cierto]». No debe de haber relación alguna entre vericueto y virmouste o veremoustre que tiene exactamente el mismo sentido en el relato de un francés que viajó por España en 1612 (RH LIX, 363, 451) (¿alteración de virevolte?).