POYO, ‘banco de piedra’, del lat. P֊DէUMrepisa’, ‘muro grueso que formaba una plataforma alrededor del anfiteatro’, y éste del gr. πóƌιον , propiamente diminutivo de ποǢς ‘pie’.

1.ª doc.: Cid.

En este poema se halla solamente en el sentido de ‘eminencia del terreno’, ac. que por lo demás es sólo aragonesa y que en ese texto puede ser resabio de la patria oriental del autor o de la zona donde se desarrollaron las hazañas del héroe; V. muchos testimonios de pueyo y puyo en este sentido o en el de cerro, en textos arcaicos desde el S. XI, en el vocabulario de M. P. y en Oelschl.; además poyo ‘otero’ en la Gr. Conq. de Ultr., 22; ‘cerro’ en doc. murciano de 1345; pueyo ‘montón’ en invent. arag. de 1397 (BRAE IV, 219). Es ac. ya documentada en el latín de Paladio, y conservada en it., fr., oc. y cat., además del arag. Por lo demás, en port. y cast. sólo se conoce el sentido ‘banco de piedra’ que ya encontramos en J. Ruiz, y en Nebr. («poio para assentarse: podium»), y que sigue siendo usual hasta el Siglo de Oro y hasta hoy; para las características del de Cespedosa, vid. RFE XV, 280; ast. poyu d’animes ‘fondo parroquial de las ánimas del purgatorio’ (V).

DERIV.

Poya [1599, M. Alemán (Nougué, BHisp. LXVIII); Aut.]. Poyal [«tragulum podiale», Nebr.; «de aldeanos es dezir poyal por vancal, creo que porque usan más poyos que vancos», J. de Valdés, Diál. de la L., 115.7; en Berceo, S. Mill., 58 y 60, y en Alex., 2374, 2416, ‘lugar alto, monte’]. Poyar ‘pagar la poya’; arag. y leon. ant. ‘subir’ (ejs. medievales en Tilander, Fueros de Aragón, 532); comp. PUJAR. Poyata ‘vasar o anaquel’ [Quevedo, Las Zahurdas de Plutón, Cl. C., 185; Spitzer, RFE XXIV, 223-5; M. P., Oríg., 428; en Colombia significa ‘conchal, kjökkenmödding’: Rivera, La Vorágine, ed. Losada, p. 131]. Para; Quevedo era palabra poco conocida en su tiempo, que usa a título de tal, con la aclaración «son los estantes», y como pretexto para un juego de conceptos irónicos. Pero antes ya se habían servido de ella López de Úbeda (Pícara Justina, cita en Fontecha) y Gonzalo Correas, ambos leoneses o salmantinos, y en efecto es voz de aquellas tierras. Además del sentido de ‘estante, vasar, anaquel’ (Correas, Quevedo, etc.), que Llorente Maldonado (p. 243) y en parte Lamano, localizan en varias acepciones en la Ribera del Duero (o sea extremo occidental de la provincia), si bien dan otras: ‘altar donde oficia el sacerdote’ (Lamano, sin localizar), ‘pequeño trozo de tierra cultivable en una faya (peñasco, despeñadero)’ (Lamano y Ribera), ‘poyo donde se asientan las cubas’ (Ribera), ‘poyo ante la pared de una casa’, ‘antepoyo para que la lumbre del fogón o poyo se desparrame’ (Ribera, y sin localizar). Pero también es voz con especial arraigo en partes de Andalucía ‘lugar donde se coloca el reclamo en la caza de la perdiz’ (Belalcázar: Córdoba, Alc. Venc.); la toponimia localiza La Poyata como más o menos vivo (a juzgar por el artículo) en el Sur: La Poyata, (Las) Poyatas en las provincias de Córdoba y Canarias. Por lo demás el propio poyo conserva en esas mismas tierras acepciones más primitivas y orográficas que la del uso común: ‘peñasco vertical’ en la Ribera salmantina, ‘quiebra llana en la cuerda de una montaña’ (Alc. Venc.), ‘fogón de hacer lumbre’ (Lamano, Alc. Venc. s. v. poyofuego), poyetón ‘lugar donde quedan las solteronas cuando mueren’ (Alc. Venc., Fcha.). Finalmente el masculino poyato, vivo en el sentido de ‘peña encerradura de alimañas’ (Ribera salm.), y en toponimia Poyato y Poyatos (nombre antiguo de Huesa) en los partidos de Cazorla y Villacarrillo (provincia de Jaén), Priego de Cuenca, y Mz. Pidal dice que también en Granada. La Putaia, partida de Estubeny (entre Játiva y Énguera), posiblemente sería metátesis de un mozárabe puiata: de ser mozárabe el origen en todas partes, el sufijo -ata, -ato sería el lat. -ATA, -ATUS. Poyete. Poíno. Repoyo.