ZARZA, antiguamente sarça, voz peculiar al cast. y el port., de origen incierto, seguramente prerromano; es probable que esté emparentado con el vasco dialectal sartzi, variante del vasco sasi íd.; que haya alguna relación con otras voces prerromanas, como el mozár. arƇa ‘zarza’, cat. arç ‘cambronero’, arag. barza, cat. esbarzer, gasc. barta ‘zarza’, es también posible, pero las relaciones existentes entre estos vocablos no se pueden determinar exactamente; en cuanto a zarzo ‘tejido de varas’, antiguamente sarzo con -z- sonora, teniendo en cuenta la diferente cualidad de la consonante interna, es probable que sea palabra independiente, quizá derivada de sarzir, variante de ZURCIR existente en castellano antiguo y en catalán.

1.ª doc.: sarça, 1132; el colectivo sarzal, ya en doc. de 913, R. Escalona, Hist. del Monast. de Sahagún, p. 379b.

En doc. de Castilla del Norte de 1132 se cita cierto Molino dela Sarça (M. P., D. L., 37). La misma grafía encontramos en el Libro del Cavallero e el Escudero de Juan Manuel: «ha y otros árboles... que son espinos; et como quier que no lievan fructo de comer, lievan flores muy fermosas et aprovechosas, así como los rosales bermejos et blancos, et las otras violetas, azemines, et sarças, et los cambrones...» (RF VII, 509.17; Rivad. LI, 252b32); y arag. ant., en invent. de 1402: «un bedollo [‘podadera’] de tallar sarças, viello» (BRAE III, 360), y ya en el S. XIII en Vidal Mayor. También se encuentra pronto la forma asimilada çarça: «arrendó so cavallo en una espessura a unas çarças et a unos árvoles; et él fuésse a pie por un sendero... et tanto era el sendero áspero de andar et lleno de çarças que se ovo a despojar aquella vestidura que vistié et a echarla tenduda sobre los çarçales porque estava descalço, et a andar sobr’ella de pies e de manos» 1.ª Crón. Gral., 128a33, 38; «travando con sus dientes descúbrese la çarça, / échanla de la uerta, de viñas e de haça; / alçando el su grant cuello descúbrese la garça; / un buen callar cient sueldos vale en toda plaça» J. Ruiz, 569a, «riquezas humanas... así como çarças están de todas partes de aguijones cercadas» Gómez Manrique, ed. Paz I, 217; «dumus, el espino do nascen las moras silvestres, que es çarça... dumosus, que es lleno de çarças» APal. (123b, y análogamente 288d, 410b, 423d); «çarça: mata espinosa, rubus» Nebr.; la misma grafía en PAlc., en G. de Segovia (p. 88) y en los glos. de Toledo y del Escorial (s. v. rubus y rubulus). Es palabra de uso general en todas partes y en todas las épocas. Dejando aparte la inicial (que vacila entre s- y ç-), conviene subrayar que la interdental interna es constantemente la sorda ç, pues la grafía sarzal de 913 y de 1153 (M. P., Oríg., 70) pertenece a una época en que todavía no se distinguían gráficamente los dos matices. Fuera del castellano, esta palabra sólo se encuentra en portugués, donde por lo demás la denominación más popular es silva o silveira; sin embargo, sarça es también usual (Fig.; H. Michaëlis, s. v. brombeerstrauch), y Moraes ya anota la palabra en Héitor Pinto (h. 1570).

Como etimología le buscaba el Padre Guadix el ár. sílsila (vulgar sírsila) ‘cadena’, por ser la zarza «cosa encadenada y trabada entre sí» (Covarr.), lo cual, desde luego, es imposible bajo todos los conceptos; Diez, Dozy, Eguílaz y demás etimologistas del S. XIX guardaron silencio; sólo Körting quería partir del macedonio σάρισα ‘lanza’, «lo cual acá llamamos soñar despierto» comentaba Cej. (IX, 579), y en un caso así es fuerza darle la razón. En las últimas ed. de la Acad. se ha propuesto el ár. šáras o širs «plantae parvae spinosae» (?auharí, S. X, y Fairuzabadí, S. XIV), que no es adecuado fonéticamente y no parece haberse empleado en el árabe de España ni en el de Occidente1; por lo demás, aunque hubiese sido palabra usual (y aun si š diese dar s- o ç-, que no puede), habría que rechazar como improbable esta etimología, pues no es admisible un arabismo en el nombre de una planta tan española y cuyo nombre era ya general en el S. X; en fin, ni siquiera es seguro que el šáras en cuestión sea voz verdaderamente arábiga, puesto que se trata de una raíz rara en árabe (quizá de Ȑášras «malignus, ad rixam multum pronus» ?auh., Fair., pero no en Dozy, Dieterici ni Beaussier), y así no podría descartarse del todo la posibilidad de que la voz arábiga viniese del español, en lo cual ya no habría dificultad fonética2; sea como quiera, una etimología arábiga debe descartarse resueltamente.

M-L. no trató de zarza en la 1.ª ed. de su REW; en una nota dedicada al mozár. ȐárǤa «rubus» (Abenbuclárix, y varios nombres de lugar en Simonet, s. v. archa y archiella) o ȐárɊa «cambrón» (Abenalɏazzar), cat. arç íd., trató brevemente del origen de zarza (RFE VIII, 232-3; REW, 3.ª ed., 615a): aquellas palabras vendrían de un prerromano *ARCIA3>, con el cual se habría cruzado el tipo prerromano sinónimo *BARTA, de donde procede el gasc. barta, dando así el arag. barza ‘zarza’4; en cuanto a zarza, sería alteración de barza, por dilación consonántica y al mismo tiempo por onomatopeya («ruido de las zarzas al separarlas»). Ni la una ni la otra de estas explicaciones del supuesto cambio de barza en zarza es admisible en sí, y además es un desacierto metódico explicar el tipo más extendido zarza (cast.-vasco-leon.-port.) y más antiguo (S. X) a base del moderno y sólo aragonés barza; más probable parecería que barza resulte del cruce de zarza con barta. La idea de relacionar zarza con zarzo ‘tejido de varas, etc.’, ya es de Covarr. y Cuervo (Obr. Inéd., p. 376), y la adoptó Sánchez Sevilla en el artículo (RFE XIV, 176-80) donde trataba de demostrar que zarzo procedía de un lat. vg. *SARCէTUM, participio hipotético e improbable del verbo SARCIRE ‘juntar cosiendo’. Que haya una relación etimológica entre zarza y zarzo ya no es claro en el aspecto semántico, pues la zarza no se distingue por teíier las ramas más entrelazadas que tantas otras plantas, sino por tenerlas espinosas; pero sobre todo hay un obstáculo fonético que se opone a la identificación de zarza y zarzo, y es que éste tenía antiguamente -z- sonora y la de aquél era sorda. A pesar de todo, la teoría de Sánchez Sevilla requiere atención, y así la estudio detenidamente en el apéndice de este artículo, dedicado al origen de zarzo, mostrando que su etimología tampoco es posible para zarzo, y mucho menos para zarza.

En definitiva, hay que terminar por donde debía haberse empezado y aceptar la idea que ya se impone a priori: que zarza, lo mismo que arç (archa), lo mismo que los cast. ALIAGA, TOJO y AGAVANZO, y los fr. ajonc y balai, y el cat. gavarra, y tantos otros nombres de arbustos espinosos, es de origen prerromano. Ya Aut. recogía la idea de Oihenart de que zarza era todo uno con el vasco «zarzi, espinal, bosque intrincado». Más concretamente hoy existe sartzi «haie, ronce», común al labortano, bajo-navarro y suletino (Lhande; de donde sartziatu «égratigner», labort. sartzieta «roncière»), que es variante del vasco común sasi «zarza», «ronce», general según Azkue en todos los dialectos salvo el suletino y el roncalés. Es verdad que Schuchardt (BhZRPh. VI, 38) sólo quiere mirar sasi como voz genuina, y dice que el suletino sartzi o zartzi se debe al influjo del cast. zarza; pero en este caso no podemos dejar de rebelarnos contra la autoridad de Schuchardt advirtiendo la suma inverosimilitud de atribuir a un influjo cast. una forma exclusiva del vasco de Francia, y propia en particular del dialecto de Sule, el más alejado de Castilla (nada de esto hay en bearnés ni en los demás dialectos de Oc). Que sasi es de viejas raíces prerromanas, está fuera de duda en vista de los innumerables derivados y compuestos que con esta palabra ha formado el vasco, y más teniendo en cuenta la existencia de formas con i- inicial ante la s- evidentemente inseparables de sasi, y que con él forman uno de tantos duplicados con I- caduca, tan propios del iberovasco (V. aquí SARRIO): hay, en efecto, el apellido vasco Isasi, el vizc. isasi «jaro», «hallier» (Azkue), el vasco común isats ‘retama’, lab. y bajo-nav. itsats íd., vasco común itsasi «adherir, agarrarse; prender, agarrar; trabarse», vizc., guip. y alto-nav. itsatsi «adherir, apegar», itxatxeki «adherir». En cuanto a la discrepancia fonética entre sasi y el vasco-francés sartzi, ¿cómo podríamos asegurar que es aquélla la forma primitiva? ¿Por ventura nos consta que el vasco no redujo fonéticamente RS a s, como lo hizo el iberorromance? No lo sabemos, desde luego, y así pudo ser sartzi o isartzi la forma primitiva. Como -tze (y su variante -tza) es sufijo colectivo empleadísimo en vasco, para formar nombres de bosquecillos derivados del de las plantas que los componen, y también para formar nombres de árboles y arbustos (gaztaiñatze, gerezitze, fikotze ‘castaño’, ‘cerezo’, ‘higuera’, etc.), no sería extraño que sartzi procediera de un primitivo *sar o *zar, en todo caso llama la atención el gran número de nombres de vegetales que empiezan de esta manera: zaro y zarta ‘vara’, zara ‘bosque, jara’, zaraka ‘jaral’, zarbastu ‘frondoso’, zarbasta ‘ramillas’, zarba ‘rodrigón’, ‘barda’, ‘narria’, sardai ‘vara’, sarga o zarga ‘zarzamora’, ‘fruto de la cambronera’, ‘rama’, ‘esparto’, sargasta ‘ramillas’, saratu ‘rozar, roturar’; cierto es que -tzi no es exactamente lo mismo que -tze, si bien pudo haber cambio fonético de -tzea en -tzia ante el artículo vasco -a5. En vista de las razones y datos reunidos por Schuchardt (Primitiae Linguae Vasconum, p. 18) parece que -tze viene de un vasco antiguo -TIE, que combinado con el artículo (-TIEA) fácilmente se reduciría a -TIA (-tzia), luego desde el punto de vista vasco sería fácil suponer una base *SARTIA, que sería precisamente la que necesitamos para el castellano (en vasco podríamos admitir que sartzi pasara a sarsi > sasi, por asimilación; así lo admite, con un cúmulo de razones y paralelos, Michelena, Fon., 284 n. 9; en Archivum de Oviedo IV, 1954, p. 65, el cat. gallorsa me ha conducido a postular una base ibero-vasca *GALLORTIA que equivaldría, paralelamente, al vasco gaor-tze-a).

En una palabra, sartzi o sasi es el antiguo nombre vasco de la zarza, y de su antecedente ibérico (o protovasco) ha de proceder el cast. zarza. Si este vocablo está realmente emparentado con ARTO 6 y sus afines, o con barza y sus variantes (V. aquí BALSA II), y en qué forma existiría este parentesco, evidentemente de fecha prerromana, es cuestión que deberemos dejar para el futuro.

APÉNDICE SOBRE ZARZO [1190]. En un doc. de esta fecha del archivo de San Román de Entrepeñas (Palencia): «ego facio el sobrado... los uzos e las finiestras de cal et de canto, et las parietes de argamassa et de madera et de sarzos» (M. P., Cid, 888.26); «los ugnos otrossí pararon sus azes... e seyé Athila en medio dellos encerrado en un corral que fizo aderredor de sí de carretas et de sarzos [var. ms. çarzos]», «el rey don Fernando... pasó a vado a Guadalquevir a muy grant peligro de sí e de sus gentes; pero mandó fazer ssarzos que posiesen a la entrada, por los tremedales grandes que y avía», «el rey... fuése para Gerena; los moros trabajáronse de defendella, et el rey la fizo conbater muy fuerte et mandó fazer sarzos et gatas para fazer la cava» 1.ª Crón. Gral., 235a45, 749a44, 749b9. Es frecuente en textos posteriores, como González de Clavijo («de unas varillas delgadas, coloradas, juntas unas con otras como zarzo», esta y otras citas en Cej. IX, p. 581), G. A. de Herrera («guárdenlo en zarzos o lugares enjutos»), López de Toledo (escrito çarzos en la ed. de 1529 y 1549: Cuervo, Obr. Inéd., p. 376, n. 2), el Quijote («venía la carreta descubierta al cielo abierto, sin toldo ni çarço» II, xi, 38), etc.; sarzo (p. 280) o zarzo (p. 329) «obra tejida de mimbres» está también en la Gr. Conq. de Ultr.; Oudin traduce «çarço de vergas: une claye», Aut. «el texido de varas, cañas o mimbres atadas, y que forman una figura plana». De entre estos textos, todos los anteriores a 1600 que se han editado con respeto de la ortografía antigua, escriben sarzo (o el asimilado çarzo) con -z- interior sonora constantemente; Nebr. y PAlc., que registran a continuación çarça y «çarzo de vergas: crates; çarzo pequeño assí: craticula», indican que los lexicógrafos tenían conciencia clara de la distinción7 y así lo confirman los dialectos leoneses modernos, que según ocurre tan a menudo conservan la sonora modernamente en forma de d: ast. sardu «tejido de mimbres que se coloca sobre el llar, para abrigar la cocina, y donde se colocan las avellanas para turrar», zardu «cualquier tejido plano de varetas...», zarda «tejido de varetas que... sirve para secar castañas y otros frutos» (R), sardu «zarzo» (V). Hoy sigue viviendo zarzo, además, en Cespedosa («pieza del carro», RFE XV, 267), Santander (sarzu, zarzo, G. Lomas), Sanabria (Krüger, Gegenstandsk., 95, n. 3), en Colombia8, en la Arg.9 y más o menos en todas partes.

La idea de Covarr. y Sevilla de que zarzo se relacione con zarza no es probable semánticamente, según he observado, y choca con la diferente cualidad de la interdental interna. No es posible partir de un *SARCէTUM participio de SARCIRE ‘juntar cosiendo’, ‘remendar’, ‘zurcir’, según quisiera este último filólogo: 1.º porque difícilmente pudo existir nunca semejante participio: eran posibles el clásico SARTUM o el vulgar y moderno SARCզTUM (ya documentado en la Antigüedad y en la Edad Media)10, pero un participio analógico en -էTUM de un verbo en -զRE es absolutamente inconcebible; 2.º porque el resultado fonético del imaginario *SARCէTUM habría sido si acaso *sarço y no sarzo, encontrándose la C apoyada y por lo tanto insonorizable (como en ACCEPTOREM > açor, y no como en PLACէTUM > plazo, donde la C era intervocálica)11.

Quizás haya, sin embargo, algo de bueno en la idea de Sánchez Sevilla y podamos mirar sarzo como un postverbal romance del antiguo sarzir (çarzir en G. de Segovia), que hemos de suponer como antecedente del posterior surzir, çurzir (vid. ZURCIR), y como hermano del cat. sargir ‘zurcir’ (cat. ant. sarzir)12; para la explicación de la -z- sonora (o -g-) de este verbo, frente a la C de SARCIRE, remito al artículo correspondiente.

Ésta me parece la única etimología razonable que se ha propuesto. En todo caso son insostenibles las otras dos. Cuervo (l. c.) piensa en un *SERTĔUM derivado de SERTUM ‘guirnalda’, imposible fonéticamente; aun si lo enmendáramos partiendo de *SARTĔUM en consonancia con SARTA, o derivando de SARTUM participio de SARCIRE, siempre chocaríamos con la antigua -z- sonora. Tampoco se puede relacionar el ast. sardu con el lat. CAETRA ‘especie de escudo líbico e ibero’, ni con el lat. africano CERDA ‘especie de planta (¿junco?)’ en Casio Félix (S. IV), según querían M. L. Wagner (ZRPh. LXIII, 196-7; LXIX, 366) y Bertoldi (RPhCal. I, 201; Colonizzazioni nel Medit. Occid., 1950, p. 219); aunque sea cierto que de CAETRA venga el campid. cerda ‘especie de zarzo de carro’ y el bereb. aɁerθil ‘estera’, estos filólogos perdieron de vista que el ast. sardu no es más que una variante local de zarzo, que por evidentes razones fonéticas no puede relacionarse con CAETRA. acrítico>

DERIV.

Zarzal [S. X, arriba]; zarzaleño. Zarzoso. Zarzuela [Lope, La Esposa de los Cantares], el nombre de esta representación lírico-dramática vendría según Aut. del Real sitio de la Zarzuela, donde se representaría la primera, pero en Lope es el nombre de un baile o danza13; hace falta un estudio histórico sobre la cuestión; zarzuelero; zarzuelista. Zarcero. Zarceño. Zarcear; zarceo cub. ‘debate agresivo’ (Ca., 106). Gall. orient. xarda, xardiña ‘brusco’ (Samos) y xardón o sardón ‘acebo’ (allí y en el Cebreiro) Sarm. (CaG. 139r, 142v6, 150v, 151r, A41r), berc. -dones ‘chaparros de las encinas’ (ibid. 141r). Para el homónimo port. sardão ‘lagarto’ V. FARDACHO. Sárçano que figura en doc. de 974 (M. P., Oríg., 343) y en la 1.ª Crón. Gral. (704a3) con el sentido de ‘impedimenta de un ejército’ no viene de zarza ni de zarzo, sino del lat. SARCէNA íd. Enzarzar [Berceo: una alma desamparada de ángeles y diablos «estava como oveja que yaze ensarçada» Mil., 279c] ‘cubrir o enredar con zarzas’.

De zarzo: enzarzar ‘defender con zarzos’; enzarzada. No está claro si del ast. sardu (arriba), quizá con influjo de zarza, deriva el ast. sardón ‘terreno lleno de malezas’, leon. y zamor. ‘mata achaparrada de encina’; sardonal.

CPT.

Zarzamora [çarç-, APal. 423d; Nebr.]. Zarzaparrilla [çarç-, 1555, Laguna: «la smilace aspera no es otra cosa sino la ç. tan celebrada en todo el mundo; sus flores son blancas y suavemente olorosas; y su fruto se parece, cosa de no creer, a las uvas salvajes», cita de Cuervo, l. c.]14, compuesto con parrilla ‘parra de uvas silvestres’ (como se ve por Laguna; es legendario el médico Parillo al cual achacan este nombre Diez y muchos más)15; de ahí el val. çarçaparrilla [1575, On. Pou, 48a), fr. sarsapareille, it. salsapariglia, etc. (vid. Friederici, Am. Wb., s. v. sarsaparilla); zarzaparrillar. Zarzaperruna. Zarzarrosa16.

1 Falta en Dozy (Suppl.), Beaussier, Lerchundi, etc. Es verdad que el anónimo sevillano de h. 1100 trae šars (no šársa como dice Asín, p. 266) como nombre de una planta cuyas espinas son pequeñas y muchas, pero el anónimo no dice que sea palabra de uso español ni vulgar. Pudo sacarla de algún léxico o botánico oriental.―

2 Comp. el caso de ǤaȬlaq < ALIAGA, que el Fairuzabadí saca del español Abensida. Verdad es que el ?auharí es anterior a Abensida, y aunque en este caso se podría pensar en uno de los botánicos que pronto abundaron en el Andalús, lo más probable es que šáras y zarza sean dos homónimos, indígenas en los dos idiomas, que sólo por casualidad se parezcan.―

3 Como observo en mi artículo ARTO sería preferible partir de *ARTĔA, en vista del arag. arto ‘cambrón’ y el vasco arte (con artículo, artea).―

4 Quizá fuese preferible prescindir del recurso del cruce y admitir la coexistencia de *BARTĔA junto a *BARTA, tal como hay *ARTEA y *ARTU. Pero el cat. (es)barzer con su z sonora viene a complicar la cuestión.―

5 Esto ocurre normalmente por lo menos en Ochandiano (etxia, atzia), según Azkue, p. 2b; también en el dialecto de Sule: Larrasquet, 38.―

6 Para la probable relación de éste y el cat. arç con sartzi-zarza, conviene tener en cuenta el b. nav. y lab. lahartsu ‘ronceraie, lieu ronceux’, junto al cual parece haber un vizc. artsu ‘zarzoso’ (por desgracia sólo recogido por Añibarro); lahartsu parece ser artsu combinado con el a. nav., b. nav. y guip. lar ‘cambrón, abrojo’. Hay además asu ‘zarza’, también vizcaíno, que es reducción fonética de artsu, como sasi de sartzi.―

7 No sé otra excepción que «sarço: crates» en el glos. aragonés de Palacio (h. 1400), que tiene poca fuerza por el pronto ensordecimiento de las sonoras en Aragón. Por lo demás no debe descartarse la posibilidad de que en algún punto suelto actuara el influjo de sarça.―

8 ‘Tejido de varitas’, Cuervo, Ap.7, p. 602; ‘funda de mimbres para la escopeta’: «al rayar el día ensillé el caballo de Miguel y puse la escopeta en el zarzo» E. Rivera, La Vorágine, ed. Losada, p. 53.―

9 En la Precordillera mendocina es una especie de estante o tabla de cañas atadas entre sí con alambres, y colgado del techo, también con alambres, que sirve para tener carne al fresco en galpones, etc.; así lo he observado en varias estancias. Los agrónomos locales recomiendan emplear zarzos de un metro por 80 cms., de cañas secas atadas con piolín, para desecar la fruta al sol o fumigarla (diario Los Andes, 2-XII-1941).―

10 Claro que es sarcītum y no *sarcĭtum en los Estatutos de Montpellier, que cita Sz. Sevilla.―

11 El adjetivo de color sardo o jardo que Sz. Sevilla quiere relacionar con zarzo, se aparta resueltamente en los aspectos semántico y fonético. V. mi artículo JARO.―

12 La relación con zurcir parece corroborada por el jergal sarzo ‘sayo’ (en romance publ. p. Juan Hidalgo, RH XIII, 43).―

13 Cita de Cej. IX, p. 581, quien parte de la idea de entretejer lazos o enzarzarse.―

14 Comp. El Averiguador Universal II, 371-2.―

15 En Tolba (cat. de Ribagorza) se llama barsa-parrilla (formado con barsa ‘zarza’) y me advierten que se llama así por formar como un «emparrillado».―

16 Agrego en pruebas que del origen de zarza ha tratado últimamente Hubschmid, Orbis IV, 215-7, 229, y G. de Diego, RFE XLII, lss. Es desatino semántico e inadecuado en lo fonético partir de *EXSARTIARE ‘rozar’ (de SARRIRE ‘rozar, hacer rompida’), como hace G. de Diego, Diccionario, 2590d, e.