Puede también leerse
ġabânsa en este texto, donde figura como fruto de la espina blanca (Asín,
Glos., p. 382). Otros testimonios antiguos son: el colectivo
Gavanzares, en 1212, como nombre de lugar del obispado de Osma (M. P.,
D.
L., n.
0 208, 75),
gavanço en Nebr. y en PAlc. ‘rosal silvestre’,
gabanza en J. del Encina (Cej., Voc.). Hoy se emplea
agavanzo en Cespedosa, pero
gabanzo o
babanzo en hablas vecinas (
RFE XV, 277), y las formas
garbanzón ‘agracejo’ en Álava y
garbancera en Salamanca (Lamano), alteradas por influjo de
garbanzo. Bierzo
agavanza o
gavanza ‘zarza de perros o escaramujo’ que echa rosas llamadas de culebra y frutillas coloradas con coronilla (Sarm.
CaG. 144
r). Según el P. Sarmiento
gabanceira,
agabanza y
agarbanza son gallegos (Colmeiro, II, 355). La
a- nació por aglutinación de la del artículo en el nombre del fruto
agavanza, y de aquí se extendió al del arbusto. El sufijo o terminación
-anzo se halla en otros nombres de plantas,
garbanzo,
ojaranzo,
mastranzo, ast. occid.
arbolanzos ‘hierbas altas y duras’ (Acevedo-F.), ast.
garabanzos ‘hierbas leñosas’ (Rato, s. v.
marbiezu)
. En cuanto al radical
GAB- lo hallamos en el vasco
gaparra ‘zarza’ en su familia romance (vid. Rohlfs,
BhZRPh. LXXXV, § 15; Corominas,
Voc. Aran., s. v.
gardáwa;
VRom. II, 155), que se prolonga no sólo por Aragón ―
gabarda [Acad. 1843;
gavarda ya en
Vidal Mayor],
garrabera [Rojas Clemente, principios del S. XIX],
galabardera [1859, Bassaganya; Acad. 1884; recogido por Xarne en Villarluengo, Aragón]―, sino hasta el santand.
garaba,
garabita (metátesis de
gabara)
. V. también Hubschmid,
ZRPh. LXXI, 241-5, y lo que digo de
GAYUBA. Las objeciones de
GdDD 636
a a mi explicación son infundadas: no sólo no son predominantes las formas con
a-, sino que en la Edad Media las sin ella son generales, y la variante femenina siempre ha estado muy extendida, y aun parece ser la más frecuente en aquella época: V. mi artículo. La etimología
AQUILENTUS de este erudito es desatinada.