LASTIMAR, ‘agraviar, ofender’, ‘herir levemente’, ‘dolerse, compadecer’, del lat. vg. BLASPHEMARE, alteración del lat. BLASPHEMARE ‘decir blasfemias’, tomado del gr. βλασưƓμεƗν ‘pronunciar palabras impías’, ‘difamar, hablar mal (de alguien)’; probablemente se trata de una disimilación de labiales en la pronunciación vulgar *BLASPEMARE; en otros romances el vocablo ha conservado el sentido de ‘vituperar’, ‘blasfemar’ (fr. blâmer, cat. blastomar, it. bestemmiare, etc.), mientras que en castellano y portugués se pasó de ‘difamar’ a ‘ultrajar, agraviar’ y de ahí por una especie de eufemismo ‘herir físicamente’ y por otra parte ‘causar lástima’.

1.ª doc.: J. Ruiz, 1052b; Cej. VII, § 33.

Este último significado es el que tiene en el libro del Arcipreste de Hita: «tú con él estando, / a ora de prima, / vístelo levando, / firiéndo que lastima; / Pilatos judgando, / escúpenle encima / de su faz tan clara, / del cielo rresplandor», es decir, ‘viste como se lo llevaban, golpeándole en forma que daba lástima’1. En el sentido, que juzgo etimológico, de ‘agraviar, ofender moralmente’, el vocablo es clásico: «bolviéronla a la presencia del lastimado padre», a una doncella que había escapado con su amante de casa de sus padres dejando a «sus parientes afrentados» (Quijote I, li, 268v°), el Caballero de los Leones habla del «cuytado coraçon y lastimadas entrañas» de Doña Rodríguez, afectada por la deshonra de su hija (II, xlviii, 181r°), «la conversación, sazonada y alegre, pero sin lastimar a nadie» (Cienfuegos, a. 1702, Aut.), «si buscamos... agudeza la suya [de la lengua castellana] es de tal viveza que pica sin lastimar» (Aldrete, a. 1606); Aut. define «agraviar y ofender con lo que se dice y habla», Covarr. «puede uno lastimar assí de palabra como de obra, y el herido o injuriado dezimos quedar lastimado», Oudin «lastimar: poindre, picquer, affliger, faire douleur, offencer, faire pitié», etc.; véanse más ejs. de matiz moral en los diccionarios de Góngora y de Ruiz de Alarcón. No faltan ejs. análogos en portugués del S. XVI («visitar diversas Provincias... deixando-as lastimadas a todas com mortes e deshumanidades que usava», Monarquia Lusitana, en Vieira), y ya en APal. observamos una ac. parecida aproscindere es romper y lastimar con denuestos» (68d). Era fácil pasar de ‘agraviar, injuriar’ a ‘herir físicamente’, la ac. más común en castellano de todas las épocas, especializada sobre todo en el matiz de una herida leve: en un principio se trataría de una expresión eufemística, que evitaba lo alarmante de la palabra herir. Así ya en APal. («percellere tanto es como ferir y lastimar y affligir o escarmentar a otri», 68d), y es frecuente en los clásicos castellanos («¿quiere v. m. que me lastime las posas?», Quijote II, xli, 154; ej. del Soldado Píndaro en Aut.) y portugueses («cansados os algozes de a lastimar, e quebradas as varas todas lhe disse a Santa menina...», Monarquia Portuguesa ibid.). Anticuada hoy, pero muy vivaz antiguamente era además la ac. ‘causar lástima’ (y reflexivamente ‘compadecerse’) que hemos notado en J. Ruiz y es todavía muy frecuente en el Siglo de Oro («lo que tanto nos avía lastimado en o?llo», Quijote I, xiii, 46; Ruiz de Alarcón, Las Paredes Oyen, Cl. C., p. 214; «nadie de mí se lastime, / los que me ven tan amarga / muerte morir», Vélez de Guevara, La Serrana de la Vera, v. 3226; ejs. de Sta. Teresa y de M. Alemán en Fcha. y Aut.; etc.); de ahí port. lastimador ‘que causa lástima’ en Ruy de Pina, h. 1500 (Inéd. de Hist. Port. II, 133).

Ya dijo Diez (Wb., 51) y confirmaron M-L. (R. G. I, § 424; REW 1155) y otros, que hay una relación evidente entre lastimar y el cat. ant. blastomar (hoy flastomar), oc. ant. blasfemar, campid. ant. blastomai (hoy y ya antiguamente flastimare: Wagner, ASNSL CLX, 234), rum. blestemà, todos ellos ‘blasfemar’, pero en catalán y lengua de Oc además ‘maldecir, vituperar (a una persona)’, fr. blâmer ‘vituperar’ (> it. biasimare); para más representantes dialectales vid. FEW I, 403, y REW s. v.; ahora bien, es evidente que éstos vienen del lat. BLASPHEMARE ‘blasfemar’, cuyo original griego significa fundamentalmente ‘decir palabras impías o de mal agüero’ (compuesto de βλάπτειν ‘dañar’ y ưƲμƓ ‘palabra’), pero también ‘hablar mal de alguien, difamar’; hay además fr. ant. blastenge y oc. ant. blastenh ‘reproche’, ‘injuria’, de BLASPHEMIUM, y el it. bestemmia, sinónimo y descendiente de BLASPHEMIA, con su derivado bestemmiare ‘blasfemar’. Semánticamente no hay dificultad.

En lo fonético, la variante BLASTEMARE la hallamos ya en una inscripción latina de Galia. Su génesis se ha juzgado diversamente. M-L. en la primera edición de su diccionario sugería una contaminación de AESTIMARE ‘apreciar’, pero no tratándose ni de un sinónimo ni de un antónimo, sino únicamente de un vocablo de sentido vagamente relacionado, tal contaminación es muy poco verosímil. Es preferible la idea de Grammont (RLR LV, 109) y de Kretschmer (Der Lesbische Dialekt, col. 176) de ver ahí el efecto de una disimilación de labiales. Menos seguro es si el fenómeno se produjo en romance o ya en griego, puesto que βλαστƓμέω se halla en griego moderno, y especialmente en los dialectos de Lesbos y de Bova (Calabria: EWUG, § 336), donde vlastemmao o flastimao significa ‘blasfemar’. Dada la documentación mucho más temprana en romance que en griego es más probable la primera alternativa, que supone previamente una pronunciación vulgar BLASPEMARE muy de acuerdo con las tendencias del latín popular2: luego las formas dialectales griegas procederán del romance o del latín vulgar.

En cuanto a la forma hispano-portuguesa llama la atención primeramente la reducción de BL- a 1-. Si fuese cierto que este tratamiento fonético fuese el normal, como dió a entender M-L. (R. G. I, § 424), y afirmó Bonfante (RFE XXII, 190), no habría dificultad; pero el otro ej. único que se cita en apoyo de esta norma es falso, según vimos s. v. LADILLA, y por el contrario dos palabras bien populares antiguas y muy empleadas, como BLANDO y BLEDO, demuestran lo contrario (la rareza del grupo inicial latino BL- hace que no se hallen más ejemplos). Sin embargo, la reducción es normal en GL- (LIRÓN, LATIR, LANDRE, LANDE, (G)LERA, port. leiva), y se produce a veces, particularmente en León, en los grupos FL- (LACIO) y aun PL- (LANCHA I, y otros casos allí citados). Luego es lícito admitir que podía afectar esporádicamente a BLASTEMARE, donde la tendencia a la reducción se apoyaba además en el influjo disimilatorio de la otra labial -M-.

En cuanto al paso de E a i, arrancó seguramente de lástima, donde se explica por la posición postónica en interior de esdrújulo, como en LÁGRIMA < lágrema. En francés existieron ocasionalmente acs. más próximas a la española, pues blasmer equivale a blesser en sentido moral en la Vida anglonormanda de San Edmundo Rey, S. XII (Rom. LXII, 399); comp. además el catalán esblaimat ‘pálido’ y su hermano el francés blême.

Finalmente la etimología propuesta por Fouché (RH LXXVII, 145), LASSUS ‘cansado’, cruzado con AESTIMARE, puede rechazarse sin necesidad de discutirla.

DERIV.

Lastimamiento; en su lugar se dice lastimadura no sólo en Cuba (Ca., 102), sino en muchas partes, aunque la Acad. no admita esta palabra; también lastimón íd. en Cuba (íd., p. 232). Lastimador. Lástima [1591, «greefe, hurt», Percivale; también en el Quijote, Covarr., Oudin, Nieremberg y otros posteriores; en portugués ya h. 1540, Mendes Pinto y Moraes Cabrai, en Vieira]: puede ser formación antigua, creada cuando todavía había verbos con presentes esdrújulos, o bien ser creación moderna y analógica de lágrima junto a lagrimar3; lastimero ‘cruel’ (¿o ‘lastimoso’?) [ya en J. de Mena, NBAE XIX, 129b. Nebr., s. v. mote, f° i7r°; falta por olvido en el orden alfabético, lo mismo que lastimar y lástima], port. lastimeiro [principios del S. XVI, Gil Vicente, en CortesƟo]; lastimoso [1605, Quijote].

1 Cejador quiere enmendar «levando, a todos lastima», sin fundamento, pues G trae un texto diferente (por lo demás corrompido: «levando e feridas lastima»), y el verso de esta cantiga es irregular (dándole Judas paz, como si fuesse rapaz, etc.). Ducamin, seguido por BKKR, interpreta ¡qué lastima! como una exclamación, lo cual da un texto inaceptable estilísticamente, y supone un sustantivo lastíma = ‘lástima’ no documentado en parte alguna.―

2 Parece que en griego βλασưƓμεƗν sólo podía disimilarse en *βλασȎƓμεƗν. Es verdad, empero, que según Kretschmer σȎ se convierte en στ (aunque no habla de ello en la col. 157, donde correspondería, pero sí en la 181, donde tampoco hay datos sobre el fenómeno, pero menciona el paralelo s > sd). De todos modos no precisa si es fenómeno antiguo o reciente.―

3 Del castellano se tomaron el cat. llàstima ‘lástima’ (del cual no conozco ejs. anteriores al S. XIX) y el sic. làstima ‘molestia’, que De Gregorio arbitrariamente quería derivar del gr. ȦσȎμα ‘asma’ (St. Gl. It. IV, 313ss.); en Mallorca se emplea también llastimar ‘quejarse’, desusado en el Continente. Aunque no rechazado del todo por el catalán académico, llàstima no es muy vivaz en el lenguaje popular, y el estilo castizo lo reemplaza fácilmente con malaguanyat y otros giros fraseológicos.