LANDRE, del lat. vg. GLANDO, -DէNIS, en lat. cl. GLANS, -DIS, ‘bellota’, ‘bálano’.
Entre las fuentes posteriores figura en el
Corbacho (ed. Pastor, 118) como nombre de la peste levantina; en APal. («todo linage de animales se consumía por
landre» 20
d; además 21
b, 92
d); Nebr. («
landre que mata con pestilencia: glándula»);
dar a la mala landre ‘dar al diablo, maldecir’ en
La Ilustre Fregona (
Cl.
C., p. 311). El sentido etimológico es ‘tumor, buba’ (así también en Nebr.: «
landres del cuello»), comparada con una bellota, y posteriormente ‘peste que se manifestaba con bubas’
1; por otra parte, desde ‘tumor’ se pasó a ‘bulto’ y de ahí a ‘escondrijo de dinero que se hace bajo los vestidos’ (M. Alemán,
G.
de Alfarache,
Cl.
C. V, 142.12). A causa de su género femenino se pudo cambiar
landre ‘peste’ en
landra en judeoespañol (en el refrán
casar,
casar,
que la landra viene,
BRAE XIV, 234), secundariamente
llandra ‘tos ferina’ en Colunga (Vigón); por etimología popular en algunas partes dicen
liendre por ‘tumorcito’ (Cespedosa,
RFE XV, 274). En autores vulgares latinos se halla
GLANDO, -DէNIS, como variante de
GLANS, -DIS, ‘bellota’, ‘bálano’: así en Avieno, en el seudo-Cipriano, en inscripciones y quizá ya en Aulo Gelio (
ALLG XV, 548), también en glosarios (
βαλάνƪ,
CGL II, 34.13); una ac. semejante a la romance se halla ya en latín en el diminutivo
GLANDŬLA ‘amígdala, glándula’, de donde procede el port. ant.
lândoa («quando vires que lhe incham aquellas
landoas... filha hum ferro fervente agudo e queima-lh’as», 1318, Maestre Giraldo,
RL XIII, 247); pero
landre no procede de ahí, según muestra su
-e final, sino del lat. vg.
GLANDէNEM2>, con el mismo tratamiento de la terminación que en LIENDRE, SANGRE, INGLE; la reducción del grupo GL- es normal (comp. LIRÓN, lovillo > OVILLO, etc.). En la Edad Media se empleó además lande f. ‘bellota’, procedente de GLANS: Berceo, Mil., 726; Alex., 1401; Sta. M. Egipc., v. 821 («e quando avien grant conducho / landes avien e poco frucho»). y todavía en Nebr. («lande, por las bellotas: glans»). Hoy se conserva lande en Álava, llande en Asturias y en el Obispado de Santander (según el glosario de T. A. Sánchez), glande en la Rioja (Acad.) y, como cultismo, para la cabeza del miembro viril; formas análogas siguen siendo de uso general en los demás romances, desde el catalán hacia el Norte y el Este.