HUÉLFAGO, ‘enfermedad de las caballerías y de las aves de caza, que las hace respirar con dificultad y de prisa’, origen incierto; teniendo en cuenta que folgar (hoy HOLGAR) es derivado de F֊LLIS ‘fuelle’ y significaba antiguamente ‘resollar’, es muy posible que un derivado *fuélgago, formado con el sufijo átono -ago, se cambiara en güélfago por metátesis, en el cual se eliminaría la g- por ultracorrección culta.

1.ª doc.: h. 1325, Juan Manuel, Libro de la Caza.

Léese en ese texto «los falcones an muchas dolençias... son éstas: huelfago1 e desecamiento e enfastío e lonbrizes e piedra. Et la señal del huelfago es que le mueven los pechos e el cuerpo e abre la voca quando se debate» (ed. Baist, 59.5 y 6). Vuelve a aparecer la misma forma, y aplicada también a las aves, en López de Ayala (vid. Aut. y Cej.), Rodr. Cota, fin. S. XV, HispR. XXVI, 284, uélfago y gurión en unas recetas de halconería del S. XV (¿o XIV?), Studier i Modern Språkv. XVI, 142-8, en el Canc. de Castillo (h. 1500), y aplicado a caballerías hallamos güérfago en García Conde (1685), y huérfago en la Caballería de la Jineta y en la Albeitería de García Cabero (1740, según la ed. de 1808)2. Define Aut. «enfermedad de las bestias y las aves, que las hace resollar con dificultad y prisa, de modo que parece que hinchan quando resuellan; lat. anhelitus vehementía». La variante and. y extrem. huelfo no es la forma primitiva (como apunta M. P., NRFH VII, 53), sino reducción fonética de huélfa(g)o en estas hablas de articulación relajada.

Quizá no sea inútil recordar que esta enfermedad se llama pulmoeira en portugués, ofec del cavall en catalán, pousse en francés, it. bolsaggine, ingl. broken-wind, alem. herzschlächtigkeit, y el animal atacado de la misma se dice en fr. poussif, it. bolso, ingl. broken-winded o pursy. Por lo demás huélfago y variantes faltan en los diccionarios españoles anteriores a Aut. (la variante huérfago está en Acad. ya en 1843), y no conozco palabras hermanas de ésta en los demás romances.

Para la etimología, podemos descartar la relación que Pagés quisiera establecer con el lat. olfactare ‘oler repetidamente’, que tropezaría con dificultades fonéticas y es inaceptable por el significado; esta misma razón se opondría a que relacionáramos con olfacere ‘oler’3. Más razonablemente propone la Acad. derivar de FOLLICARE ‘respirar como un fuelle, jadear’, de donde holgar ‘descansar’ (< ‘respirar’), lo cual es tanto más fácil y natural cuanto que el sustantivo huelgo ha conservado hasta el castellano clásico la ac. ‘respiración, resuello’: la relación semántica de éste con huélfago ha de ser la misma que la del fr. poussif con el fr. ant. pous ‘aliento, respiración’. Pero lo que falta es averiguar la forma como huélfago pudo venir de holgar o de huelgo. Y para ello hay dos o tres caminos posibles. Podríamos imaginar que del port. ARFAR ‘jadear’, que también ha existido en castellano, por lo menos en un sentido secundario, derivara un sustantivo *árfago con el sentido de ‘huélfago’, y que de un cruce de este vocablo con huelgo resultara la voz que estudiamos. Pero como este *árfago es puramente hipotético, me parecen desde luego preferibles las dos explicaciones siguientes, que nos obligan a suponer variantes no documentadas, pero no una palabra entera cuya existencia no se comprueba en idioma alguno4.

Es bastante sencillo suponer que de folgar o del sustantivo fuelgo se derivara *fuélgago, con el mismo sufijo átono que relámpago, ciénago, buétago, luciérnaga, bérrago (= BARRO II), etc., y que una metátesis cambiara *fuélgago en güélfago, cuya g- se tomaría por una adición vulgar, como la de güevo, güeso, güerto, güelga: de ahí el ultracorrecto huélfago. Sabemos que lo regular es la conservación de la F- ante el diptongo ue, sin embargo de lo cual en el presente del verbo holgar se cambiaría desde muy antiguo él fuelga en él huelga, por analogía de las demás formas del verbo; el sustantivo *fuélgago, ya algo disociado del verbo por el mismo hecho de ser un sustantivo, resistiría más tiempo a esta analogía, pero a la larga el influjo de huelgo y el vulgar güelgo se dejaría sentir, favoreciendo la metátesis *fuélgago > güélfago5.

Finalmente la sinonimia entre dos formas tan parecidas como huélfago y el cat. ofec ‘asma’, ‘huélfago’, quizá no sea casual; ofec es derivado de ofegar ‘ahogar’, y como ofegar es también palabra portuguesa, es verosímil que este cambio de terminación del lat. ֊FFĶCARE sea bastante antiguo en muchos puntos de la Península Ibérica, lo cual se puede cifrar en el símbolo *OFFէCARE; un *֊FFէCU, equivalente del cat. ofec, podía dar un cast. *huéfago, que fácilmente se convertiría en huélfago gracias a la intervención de huelgo ‘aliento’6.

Así esta etimología como la anterior me parecen muy verosímiles, y es difícil decidir entre las dos; aquélla me parece algo más sencilla y natural porque puede llegarse a ella sin salir del castellano.

Termino recordando la existencia de un homónimo del vocablo que nos interesa, señalado por M. P. (Festgabe Mussafia, p. 392): güérfago ‘remanso profundo del río en que hay olla y las aguas hacen remolino’, recogido en el Diccionario de voces geográficas de la Academia de la Historia, junto al cual existe, sin el sufijo átono, el ast. gorfe, de igual significado, ambos procedentes del lat. vg. C֊LFUS ‘golfo’, ‘mar profunda’, de donde procede el fr. goufre ‘poza’, ‘sima’ (V. GOLFO).

1 En realidad el ms. trae ahí huel sugo, que debe enmendarse; pero el vocablo vuelve a saludos veces, en las líneas 6 y 19, y allí está escrito correctamente.―

2 Consultada directamente; para las demás citas vid. Cej., Voc., y VII, § 129. Huérfago también en la Albeitería de Arredondo (1615) según Terr.―

3 El vasco baga es, como dice Cej., ‘sin, falto de’, pero ola no es ‘jadeo’, sino ‘pulso’, según Azkue, y aunque ‘sin pulso’ no sería mala interpretación semántica de huélfago, hay que advertir que ola en este sentido es palabra muy rara, que Azkue sólo conoce de segunda mano, y habría dificultades fonéticas graves para tal etimología.―

4 Por otra parte *árfago tendría la ventaja de explicarnos la r de la variante huérfago, que según hemos visto no es rara. Pero dada la frecuencia del paso de l a r tras vocal posterior (urce < ULICEM, surco < SULCUM, y el güérfago o gorfe ‘remanso’, que cito abajo, procedente de COLFUS), esta ventaja me parece insignificante.―

5 Si alguien se asombrara de una creación poco eufónica como *fuélgago, bastaría observar que esta formación pudo muy bien no ser originaria. Al port. fôlego ‘respiración’ (= FOLLէCU) correspondería en castellano *fuéllago (para la a secundaria, comp. HÁMAGO, AMIÉSGADO, PÁRPADO, CIÉNAGO), y *fuéllago pasaría a *fuélgago por influjo de folgar, fuelgo. Por lo demás, no siempre el pueblo se preocupa de la eufonía, así que esta hipótesis no es indispensable.―

6 Hay postverbales que conservan la acentuación proparoxítona, perdida ya en fecha arcaica en el verbo: cat. ròssec ‘cola, arrastre, rezago, déficit’, junto a rossega, presente de rossegar ‘arrastrar’; cat. càstig ‘castigo’, que presupone una acentuación analógica càstiga en el presente del verbo castigar; y vid. RÁFAGA y TRÁFAGO.