RÁFAGA, voz de origen incierto, en port. reféga y refréga, cat. ràfega, it. ràffica, fr. rafale; como las formas iberorromances son más antiguas que la it. y la fr., y refriega se encuentra en cast. con el mismo sentido en el S. XVI, quizá se trate de una alteración de esta última palabra, que así alterada pudo trasmitirse a Italia y Francia; aunque esta alteración no se explica fácilmente, quizá se trate.de un derivado muy antiguo del verbo refregar, cambiado en *rafegar, tal como tráfago es postverbal de trafagar.

1.ª doc.: refriega de mar, 1567; ráfiga, Oudin 1616; ráfaga, med. S. XVII, Calderón.

Jal cita del Viaje de Álvaro de Mendaña (1567) el trozo: «duró la tempestad otro día, y como la tempestad venía ya tan desmochada, pasámosla mejor; y siempre tuvimos de aquí adelante refriegas de mar de quando en quando». No cabe dudar del sentido en vista del clarísimo de las coetáneas formas port. refrega y refega. Oudin define «rafiga de viento: une grande bouffée de vent tempestueux». Falta el vocablo en otros dicc. antiguos (APal., Nebr., C. de las Casas, Percivale, Covarr.), y es también ajeno al vocabulario de obras clásicas como la Instrucción de G. de Palacio (1587), el Quijote y las de Góngora y Rz. de Alarcón. Pero Aut. recoge ya «ráfaga: el movimiento violento del aire, con que hiere repentinamente, y por lo común tiene poca duración» y cita de Calderón «que la lleve el aire / en sus ráfagas envuelta». Frente a la gran modernidad de la primera fecha de ráfaga es notable la frecuencia considerable de la forma refriega en el S. XVI, pues Sarmiento de Gamboa en 1580 empleó también refriega, refregada, refrieguecilla y refregón, todos ellos con el valor de ‘racha de viento’ (Fz. de Navarrete, Dicc. Marítimo de 1831).

El portugués reféga (Moraos) o refêga (Bluteau) es lo mismo que en castellano: «golpe ou pé de vento forte, que dura pouco e é contínuo», «rija e breve pancada de vento»: aquel diccionario cita ej. de Godinho (1665) y éste de Manuel Tomás (1635): «nesta paragem padecemos alg?as refegas de vento Noroeste» y «as refegas de Ethésias apressadas / nas implacaveis ondas atrevidas»; además lo emplea ya Juan de Barros (h. 1550) en el sentido de ‘sobresalto’: «o trabalho que lhe davƟo os inimigos em comettimentos de refega». Pero en la ac. ‘racha’ ya aparece en esta fomna en el Roteiro de Juan de Castro, año 1541: «de noute todo o quarto da prima foi de vento Norte, e ventava de refegas» (cita de Jal). Varios de estos léxicos señalan ya que en el mismo sentido se ha empleado también refrega, y, en efecto, es la forrara que se lee repetidamente en la Peregrinação de Mendes Pinto, de la misma fecha que el Roteiro de Castro: «refregas tƟo furiosas que nƟo havia homem que as podesse esperar», cap. 61 y 62 (cita de Pratt, RL XX, 125-6); por lo demás no es éste el único significado meteorológico del port. refega, que en la ciudad indostánica de Goa significa ‘aguacero’ (Delgado, RL VI, 83): esto podría indicar que su sentido primitivo sea más genérico que ‘racha de viento’; que en el Perú y el Ecuador estar uno de o en ráfaga valga ‘en situación desfavorable’, especialmente hablando del juego (Lemos, Semánt.; Benvenutto Murrieta), ya es menos significativo, pues es evolución fácilmente comprensible de la ac. marina.

En ésta la voz que nos ocupa está representada en otros romances: cat. ràfega, fr. rafale, it. ràffica. Pero en estos idiomas la documentación es más moderna que en cast. y port.: el fr. rafale aparece primeramente muy adelantado el S. XVII (nótese la ausencia en el Oudin cast.-fr. y fr.-cast.): según Bloch en 1690, según la nueva ed. de este dicc. por Wartburg en 1640, para lo cual se basa en un dicc., no sé si el de Duez; sea como quiera, no se hace voz común hasta fines del S. XVII, verdad es que otra forma raffle de vent aparece ya una vez en el XVI (God. VI, 554a; Bloch). Con razón admitió Joh. Storm (Rom. V, 182) que rafale es deformación del cast. ráfaga bajo el influjo de affaler ‘halar una cuerda hacia abajo’, de donde el derivado dial. raffaler ‘arruinar, derribar’, como precisa Gamillscheg, EWFS; la opinión de Storm es muy probable a pesar de las dudas de Gamillscheg y Bloch. En cuanto al it. ràffica, tampoco es voz muy antigua, pues aparece primeramente en Pantero Pantera, en 1614, y en Daniello Bartoli, med. S. XVII; además hay motivo para sospechar que no sea castiza en el idioma, pues además de que Corazzini registra una variante evidentemente forastera, ràfago, las voces antiguas y populares en Italia parecen ser folata y réfolo, documentada aquélla desde el último tercio del S. XV (Pataffio), también en el XVI (Allegri, Davanzati) y empleada ésta en el habla de las viejas metrópolis marinas, Venecia y Génova, en Verona1, etc.; ambas pertenecen a un mismo radical *folare, que se ha explicado diversamente (¿*FLABULARE ‘soplar’? REW 3341, 3560), pero de todos modos bien arraigado en el idioma; el hecho es que el Diccionario de la Crusca, mientras daba entrada a folata en su ed. de 1763, todavía se la denegaba a ràffica, seguramente por considerarlo poco castizo.

Opino, pues, que hay bastantes probabilidades de que nuestro tipo etimológico naciera en la Península Ibérica, como tantos términos náuticos italianos, sobre todo teniendo en cuenta que la idea en cuestión tiene más aplicación en los mares tropicales que en el Mediterráneo. Sé muy bien que la opinión común ha sido la opuesta, y ha solido decirse que del it. pasó al español: así Storm, Schuchardt (Litbl. V. 335) M-L. (REW, 7005), Migliorini, etc. Todos ellos están de acuerdo en partir del verbo it. raffare ‘arrebatar’, o más bien se debería partir de arraffare íd., algo más empleado que aquella variante (apenas conocida más que por un autor del S. XVII); se trata de un germanismo procedente del alto alem. raffen, que de ninguna manera pudo ser antiguo en tierras ibéricas (pues en gótico este vocablo sería *rapon). Por esto hubo que suponer un préstamo it. al cast y port.; pero la idea está lejos de ser evidente, pues es algo extraño un derivado formado con el sufijo átono -ica a base de un verbo no muy arraigado en Italia. No quiero negar del todo esta posibilidad, pero pondré de relieve que las fechas de la documentación disponible le son desfavorables, y lo mucho que costaría entonces explicar las antiguas formas cast. y port. ref(ri)ega: sería preciso suponer que el it. ràffica sufriera, al entrar en la Península Ibérica, una violenta alteración por una etimología popular que lo confundiera con el término autóctono refriega ‘pelea’. Este supuesto es evidentemente forzado. ¿No podría ser refr(i)ega lo primitivo?

Bien podríamos tener en el término náutico ráfaga un caso de especialización del significado primitivo de refriega ‘estregón violento’ (de donde por otra parte ‘pelea cuerpo a cuerpo’); adviértase que la Acad. registra también refregón en el sentido de ‘ráfaga’. En efecto, dificultad semántica no la hay en absoluto, aunque sí fonética. Sin embargo nótese que refregar fácilmente podía perder la segunda r por disimilación, comp. lo ocurrido con TRASEGAR, que tiene grandes probabilidades de salir de trasf(r)egar. Ahora bien, refegar quedaba aislado de su familia y como tal quedaba sujeto a otras alteraciones fonéticas, como el paso a *rafegar, tan fácil. Y si junto a trafegar, trafagar, existe el postverbal tráfago, también es imaginable que de *rafegar se sacara ráfaga. Quién sabe si podríamos aclarar del todo el problema si conociéramos mejor el vocabulario náutico del catalán medieval, que tan imperfectamente conocemos.

El caso es que hoy ràfega es usual en este idioma, pero desde cuándo no lo sabemos; el derivado rafagada ‘remolino de nieve, viento, pedrisco, etc.’, se oye en una comarca de lenguaje tan puro como la Plana d’En Bas (Ag.); y hay indicios semánticos y dialectales de un viejo arraigo de esta familia en el idioma: en Centelles (Vic) se emplea refega en el sentido de ‘bandada de gente’, ‘montón’ y en el de ‘rato de trabajo’ (fer una cosa en moltes refegues; vid. Ag., s. v. rafega y refega; Griera, Tresor)2, pero también tenemos la forma primitiva refrega, viva en La Jonquera (BDC XI, 199) con el valor de ‘cada una de las marchas ininterrumpidas que hace un rebano trashumante’ (caminar en tres refregues cuando se han hecho dos paradas): ahora bien, esto nos recuerda que el it. folata además de ‘ráfaga’ significa ‘bandada de animales o cosas’, y que también en Génova se dice ràffega d’oxelli [‘pájaros’], de personne, etc., además de ràffega de vento. Luego no hay que dudar que el cat. refrega o refega es la misma palabra que ràfega, con paso de la idea de ‘racha’ a la de ‘tanda o tongada de tiempo, de gente, etc.’: no sería imposible decir en cast. una racha de gente, hacer una cosa a rachas, etc. Ahora bien, en catalán refegar (< refregar) se pronuncia igual que rafegar, y en este idioma los postverbales de terminación átona son más frecuentes que en castellano: recuérdese ròssec de rossegar ‘arrastrar’, càvec ‘azadón’ de cavegar (cavar), xàfec ‘aguacero’ de (ai)xafegar, bàtec ‘golpe de agua’ de bategar, tràfec de trafegar, etc. Tiene, pues, bastante probabilidad el que ràfega se formara en cat. como postverbal de refregar (pronunciado rafegar), y que de ahí se extendiera al cast.; lo cual explicaría muy bien el que el portugués haya permanecido más refractario que el castellano a esta innovación mediterránea; no del todo, sin embargo, puesto que Bras de Oliveira en 1903 emplea rafa hablando del Mediterráneo, y se ha dicho también en este idioma rafada «violência súbita mas passageira de um vento» (V. el pasaje citado de Pratt).

Es verosímil que en el Pirineo aragonés o gascón, donde se conservan las sordas intervocálicas, naciera otra variante: Lavedan arruhèque «coup de temps mauvais daos la belle saison» (Cordier, p. 27), bearn. arruhecade (Palay), de donde Vallespir rufacada «giboulée» (Jampy, glos. de Flors i Violes collides en les Muntanyes de Canigó; ALF, en el Rosellón, mapa giboulée), de donde el regresivo rufaca ‘viento borrascoso’, típico de Cerdaña: de hecho Verdaguer empleó rufagada ‘ráfaga’ y pedregada rufagosa (Ag.), que son las formas propiamente catalanas; está claro que la labialización de ef´ en uf´ no presenta dificultad, tanto menos cuanto que podía ayudar el cat. temps rúfol ‘mal tiempo’ (comp. el corso rùfulu, garrùfulu, «turbine di vento»)3.

1 Diz. di Marina; Casaccia, s. v. ràffega; Litbl. XXXVI, 285.―

2 El DAlcM. (s. v. rafega) da muchos datos de la existencia del vocablo (definido «tongada, pasada: cada vez que se hace o que pasa algo que va con intermitencias) en muchas comarcas: Empordán, Alto Vallés, Penedés, Campo de Tarragona; luego, aunque no es vivo en Barcelona, parece que se ha empleado más o menos en todo el Principado. En el sentido de ‘racha’ parece que rafegada tiene arraigo más general que ràfega en catalán. Otro derivado rafegall debe de haberse empleado con bastante extensión: en Cerdaña es ‘desperdicio que se deja al comer en un plato’ (V. DAlcM.), en St. Pere Pescador (Empurias) hay una partida El Rafegall junto al viejo camino de Castelló. Una forma intermedia entre el cat. común ràfega y el cat. dial. refega o refrega, con el vocalismo de éstos pero con la acentuación de aquél y un sentido parecido al del mismo, parece haberse conservado en el catalán del Alguer (Cerdeña), donde rèfiga parece tener el sentido de ‘bocanada, tufarada’: «una rèfiga d’olor gros ix d’una porta de molí d’oli» leo en un artículo de Rafael Catardi, en la revista catalano-occitana Vida Nova, n.° 6, p. 61 (Montpellier 1956), p. 61. No figura el vocablo en los dicc. catalanes, ni en las listas de voces algueresas recogidas por Guarnerio al final de su monografía de este dialecto (AGI IX), ni en el dicc. sardo de Spano. En cuanto al sardo campid. refèga ‘juerga, orgía’ («stravizzo, gozzoviglia») y el logud. refrèga «affenno, pena», serán también derivados de FRICARE y, en vista de la e ( < է, han de estar tomados de otra lengua romance, aunque no parece que ésta pueda ser el catalán, a juzgar por los sentidos documentados en este idioma, sino quizá más bien un dialecto italiano o sencillamente el cast. refriega, quizá en alguna ac. antigua, semejante a la del port. ant. refega ‘sobresalto, racha’. Sin embargo, M. L. Wagner, RF LXIX, 262-3, confirma que el camp. refèga está tomado del cat. dial. refega ‘espacio de tiempo sustraído al trabajo’, y el log. refrèga del castellano.―

3 En cuanto al cast. mod. ráfaga ‘golpe de luz vivo’ (Acad.), M. P., Festgabe Mussafia, 390-1, supone, quizá sin necesidad, que sea voz diferente de ráfaga de viento y derivada de raza ‘raleza del tejido’, port. raça ‘haz de sol’, cast. rázago ‘harpillera’ (de RADIUS).