GARBANZO, vocablo común con el gallego-portugués (gravanço, gar(a)vanço), que parece fué antiguamente arvanço o ervanço en ambos idiomas, forma que luego pudo alterarse por influjo de garroba ‘algarroba’ y galbana ‘especie de guisante’; origen incierto, quizá del gót. *ARWAITS íd. (a. al. ant. ar(a)wiez, al. erbse, etc.), romanizado en *ARWATIUS, o de un prerromano, posiblemente sorotapto *ERVANTIOS; es más difícil que sea un deriv. del lat. ERVUM ‘yeros’; hay dificultades insuperables para que venga del gr. ƆπέβινȎος ‘garbanzo’.

1.ª doc.: Ȑarbânsuš, plural, en el botánico mozárabe anónimo de h. 1100 (Asín, 20); garvanço, 1219, F. de Guadalajara (Oelschl.).

ȐArbânsuš o Ȑarbânšuš se halla también en Abenbeclarix (h. 1106). Garvanço es frecuente desde antiguo: en J. Ruiz (1163b), en el glosario de Toledo, en el Libro de Juan de San Fagún (h. 1450: RFE VIII, 346), en la Gaya de Segovia (1475: p. 81), en APal. (74b, 139d, 170b, 506b), en Nebr. («garvanços, legumbre: cicer», g6v°), etc.1 La grafía medieval es garvanço constantemente; sólo el glosario del Escorial escribe garbanço; la ç sorda queda comprobada por la pronunciación actual de Malpartida de Plasencia y de Eljas (S.ª de Gata), Espinosa, Arc. Dial., 50.

En gallegoportugués tenemos garvança en las Cantigas de Santa María (IX, 14)2, pero ervanço en Mestre Giraldo (a. 1318) (RL XIII, 293); hoy se dice garabanzo en gallego (Sarm., CaG. 91v; Vall.), donde quizá haya existido también herbanzo3; en portugués la denominación corriente en la actualidad es grão de bico, pero también registran gravanço los diccionarios4, que parece ser la forma corriente en Tras os Montes y en todo el Norte, y aun el Centro5.

Del español pasó el vocablo al bearn. garbàch, garbà(y)tch, garbèch (en las montañas), también garbàtchou «pois chiche, pois sec», garbàyts pl. «pois et haricots secs» (en Ossau; Palay). El vasco garbantzu (también barbantzu), según el autorizado dictamen de Schuchardt (Litbl. XIV, 336), es castellanismo, y Azkue ni siquiera registra el vocablo; es verdad que Larramendi opinó lo contrario, haciendo notar que un garabantzu podía explicarse como compuesto vasco de garau ‘grano’ y antzu ‘seco’, con el cambio normal de Ȯ intervocálica en b (así garaba ‘ninguno’ es garau + el artículo a), pero en primer lugar antzu no es ‘seco’, sino ‘estéril’ (aplicado principalmente a las mujeres; ‘seco’, en cambio, se dice legor), y por otra parte garau es palabra de origen latino, procedente de GRANUM, con pérdida de la -N- intervocálica, seguramente coetánea de la pérdida de la misma consonante en gascón, y por lo tanto no parece posible que gra(n)u + antzu pudiera ya haber dado g(a)rabantzu en vasco antes del S. XI, en que el vocablo ya aparece como romance. Para terminar el cuadro de la expansión del vocablo, menciono el castellanismo ingl. garavance o calavance, ya documentado en 1620, y que por lo demás es de uso poco extendido.

Desde López de Velasco, Aldrete y Covarr. se viene repitiendo que garbanzo proviene del gr. ƆρέβινȎος íd., y aunque Diez (Wb., 454) descartó prudentemente esta etimología, M-L. (REW, 2889) le volvió a dar entrada casi sin restricciones, sólo notando que falta explicar la terminación6. En realidad, este obstáculo es punto menos que insuperable, pues aunque consintiéramos en admitir que la introducción del vocablo fué lo bastante tardía para que la Ȏ ya se pronunciara como z castellana y pudiera transcribirse aproximadamente por el antepasado de la ç romance, siempre faltaría explicar cómo pudo cambiarse en a la i del griego; ni siquiera nos quedaría el recurso de suponer una variante dialectal griega o perteneciente a alguna lengua prerromana, pues ƆρέβινȎος es una especie de híbrido formado con el sufijo egeo -ινȎος injertado sobre una raíz común a muchos idiomas indoeuropeos (desde el céltico al índico): se trata, pues, de una creación sólo posible en el suelo de Grecia, que difícilmente pudo tener variantes análogas en España, a no ser que aun el radical fuese de origen «mediterráneo», como admiten algunos, y aun entonces sería difícil de concebir un *EREBANTIO-, emparentado con la voz griega. Siempre quedaría la escapatoria de decir que un *ervento o *ervenço de procedencia griega se hubiese alterado en ervanço por «cambio de sufijo», pero tal expediente sería muy poco verosímil, no pudiéndose documentar aquellas formas en romance ni erebinthus en latín.

Lo menos hipotético parece admitir un derivado romance del lat. ERVUM ‘yeros’, legumbre por cierto diferente del garbanzo, pero su derivado ERVILIA designó en latín el garbanzo según Festo, y ha pasado en España (arveja) y en Italia a ser el nombre del guisante, que en tantos idiomas se designa con el mismo nombre que el garbanzo. Peor es la dificultad que nos causa el sufijo, que es muy raro, aunque realmente se halla en algunos nombres de plantas, por lo demás no bien trasparentes desde el punto de vista etimológico: (a)gavanzo es sinónimo y parece tener la misma raíz que el vasco-pirenaico gaparr, gavarra ‘zarza’, ‘agavanzo’, el ast. garabanzos ‘hierbas leñosas’ (Rato, s. v. marbiezu), garbanzu ‘especie de centáurea ramosa y de flor encarnada’ (V), derivado de garbu ‘leña menuda’ (V. CARBA, GARABATO), el ast. occid. arbolanzos ‘hierbas altas y duras’ (Acevedo-F.), que puede venir de árbol o de HERBŬLA; para corpanzo, V. CUERPO.

Estas dos dificultades no son tan fuertes que nos induzcan a rechazar de plano la idea, ni tan leves que nos permitan admitirla como demostrada. Quizá sea garbanzo un germanismo, puesto que al nombre alemán del garbanzo y el guisante, erbse f., corresponde arweiz en la fase media y araweiz en la fase antigua del alto alemán, eriwit en b. alem. ant., erwete en neerlandés medio, lo cual permite postular un femenino *ARWAITS como nombre de la misma legumbre en gótico7: comp. alem. arbeit f., a. alem. ant. arabeit f., gót. arbaiths f. ‘trabajo’. Que un vocablo como éste se hiciera masculino en romance es normal en nombres de semejante estructura (banco BANKS f., ganso GANS f., oc. alberc HARIBERGO f., fr. ant. heut HILT f.). El diptongo A?, ajeno al romance primitivo, suele eliminarse de varias maneras, una de las cuales es hacer pasar la I a la terminación: it. ant. ladio, bradia, astio (o aschio) < LAID, BRAIDA, HAIFSTS8, comp. cast. br(u)ezo < VR֊C?U < célt. VROICOS, legua < LECUA < LEUCA. De ahí *ARWAITS > romance *ARWAT?U9>. El cambio de éste en el primitivo arvanço sería ya más fácil de explicar por el influjo de las palabras terminadas en -anzo, pues no sólo intervendrían entonces los vocablos arriba citados como ejs. de este sufijo, y otros de procedencia oscura (p. ej. port. dial. gravanço ‘rastrillo’), sino algunos donde esta terminación es secundaria y debida a fuentes diversas10: ojaranzo < *OLEARAND(R)IUM (comp. oleandrum y lorandrum, alteraciones conocidas de RHODODENDRON), mastranzo < mastranto < MENTASTRUM, y aun pudo ayudar la tendencia a cambiar cansacio, generacio, andacio en cansancio y análogos; sobre todo puede tratarse de una alteración ya consumada en el ambiente bilingüe romano-germánico, de donde procedía el vocablo, pues allí la alteración de *WRATJA (a. alem. ant. rezza) en WARANTIA > fr. garance, cast. granza, como la de los latinos PALATIA en a. alem. phalanza, FOCACEA en fochanza, PISCATIO en vischenze (port. pescanço), MUTATIO en Muttenz, CIRCATIO en Kirchenzen, se eleva casi a la categoría de ley (vid. Niedermann, ARom. V, 436-40; J. U. Hubschmied, VRom. III, 77)11.

Las diferencias fonéticas que separan la voz gótica de la castellano-portuguesa son, por lo tanto, superables, pero ocurre la objeción de principio de que no se ve la razón de haber tomado el nombre de esta legumbre precisamente de una lengua germánica, el gótico, aunque se tratara de la tribu germana que había vivido en latitudes más meridionales, estableciéndose por largo tiempo en los Balcanes, en Italia y en la Septimania, antes de pasar a España. Tampoco es muy evidente por qué el gallegoportugués tomó laverca ‘alondra’ de este idioma, pero se aclara al tener en cuenta el conflicto homonímico que habían sufrido las denominaciones hispánicas de este pájaro, según lo he descrito en el artículo ALONDRA: en el apuro por emplear un término que no se prestara a equívocos, los hispanorromanos echaron mano del vocablo que oían a sus dominadores germanos. Y algo por el estilo parece haber ocurrido con la confusión de nombres entre el garbanzo y el guisante (y aun la algarroba, etc.), que estudié en RPhCal. I, 87, 92-93 (comp. aquí GUISANTE): nótese que la confusión persistió aun después en algunas partes, pues en Galicia garbanzo designa hoy la judía o habichuela (según otros, el guisante), mientras al garbanzo se le distingue allí como garbanzo castellano (A. Cotarelo, BRAE XIV, 120).

El cambio del arcaico arvanço en garvanço es muy comprensible, pues es común mencionar juntamente a garrobas y garbanzos (según hace, p. ej., Sánchez Sevilla, como legumbres principales cultivadas en Cespedosa: RFE XV, 269)12, y en el mismo sentido actuaría el influjo de GALBANA ‘especie de guisante’13 (sin contar con otras legumbres: guija, guisante, etc.).

El artículo de Hubschmid sobre la cuestión, ZRPh. LXXI, 238-45, debe juzgarse muy audaz y harto poco trabajado.

Pisani, Paideia X, 512, sugiere que es más fácil partir del gr. ƆρέβινȎος, con terminación alterada por influjo de los nombres de plantas castellanos en -anzo, que del lat. ervum o del gót. arwaits modificados por este mismo influjo. Sin embargo una importación de los «comerciantes griegos del Bajo Imperio» me parece poco verosímil tratándose de una voz sólo castellana y parcialmente portuguesa.

Revisando mi artículo, tras unos años de reflexión, creo que deben considerarse ya descartadas la procedencia griega y la latina, y sigo en duda entre el origen germánico indicado y una base prerromana, con tendencia ahora a inclinarme por esta última, en atención a la terminación -ANTIU. Pero desechando una procedencia «mediterránea» o «hispanoegea» (como la insinuada más arriba), sospecho que estamos ante un vocablo de los «Urnenfelder», *ERVANTIOS, con la raíz común al lat. ervum, germ. arwaits y gr. ƽροβος (ƆρέβινȎος), más el sufijo ilirio-véneto-lígur de Numantia, Pallantia, Palentia, Segontia, Alisontia, Termantio, Olivenza y aun acaso Valentia, y por otra parte Livenza, Truentium, Brigantium, Taliavintum, Isonzo; hoy en España Betanzos, Daganzo, Iranzo, Caravanzo (que según observa Mz. Pidal coincide con el nombre del príncipe ilirio Caravantius), Vimianzo (p. ej. Corcubión, La Coruña) quizá de *VEMENANTIO, del NP o etnos hispánico (ieur.) VEMENUS, VEMENICUS (doc. en inscrs. romanas de Burgos) (citas en Albertos F., Hom. Tovar, 48. 145, 49.392), etc. Quizá presenten también este sufijo agavanzo (¿vasco-lígur?), ojaranzo (cuya etimología grecolatina es bastante satisfactoria, pero no del todo concluyente) y otros de los que cito más arriba. Para desbrozar el terreno con seguridad importaría mucho hallar mejor y más documentación de la variante sin g-. No parece haber datos fidedignos de esta forma en gallego. De modo que quedamos reducidos a su aparición en dos fuentes mozárabes (donde el álif hamzado podría mirarse, sin audacia excesiva, como una errata de copia por g-: ? y algunos datos portugueses, el más directo en Mestre Giraldo según datos de Carolina Michaëlis, aunque también Moraes y algún diccionario más registran ervanço y hervanço «grƟo (de bico)» [= garbanzo]; arbanço e irbanço están registrados para algunas localidades del extremo Norte, en el libro de M. J. Moura Santos, Os Falares Fronteiriços de Tras os Montes. Coímbra 1967, p. 311, junto a garbanço, grab- de otras, y de grão de bico del resto del país. En el caso, todavía poco probable, de que aun éstos se desvanecieran, quizá habría que proceder a una nueva revisión del problema etimológico, que entonces valdría la pena, aun si fuese sólo en sus pormenores.

DERIV.

Garbancero. Garbanzal. Garbanzón. Garbanzuelo [1546, Reina], enfermedad así llamada por el tumor del tamaño de un garbanzo. Agarbanzar ‘brotar en los árboles las yemas y botones’ [Acad. 1780, Supl. como murc.] murc. antic. (G. Soriano).

1 C. Michaëlis, RL XIII, 308-9, dice que se halla también en el Libro de la Caza de López de Ayala y en el de la Montería, de Alfonso XI, lo cual no puedo comprobar.―

2 «Tanto lhe valrria / com’ h?a garvança», Mettmann 9.151.―

3 Forma mal atestiguada, dada por Cuveiro, de quien siempre hay que desconfiar. No sólo lo callan los diccionarios más fidedignos, sino que Sarm. no lo da en ninguna parte que yo sepa (desde luego, no en el CaG), lo cual es extraño en un rastreador tan sagaz y con tanta preocupación etimológica.―

4 También en castellano se dice grabanzo en alguna parte, p. ej. en Méjico (Ramos Duarte).―

5 Gravanços, como «termo depreciativo» en Serra de Santo Antonio, Estremadura (al NE. de Lisboa), RL XXXVI, 131.―

6 En la 3.ª ed., aun esta restricción ha desaparecido, al cambiar Auslaut por Anlaut ‘inicial’, lo cual, por lo demás, parece ser mera errata.―

7 En escandinavo, el vocablo parece ser préstamo del bajo alemán, y en anglosajón no existe, pero se comprende que así sea, pues nuestra legumbre no prospera en latitudes nórdicas.―

8 Gamillscheg, R. G. I, 258; II, 135; RFE XIX, 251.―

9 También podría admitirse que el vocablo se romanizó agregándole la terminación latina -IU, comp. it. guercio < DERC?U < gót. thwaírhs; cat. boig (langued. bautch) < BAUD?U < gót. bauths, -dis (y otros casos citados en mi monografía sobre este vocablo que aparece en Mélanges M. Roques, IV, 37-44), y que el diptongo AI se redujera a A, como sucede en tantos ejemplos conocidos (guadañar, etc.).―

10 Desde luego es muy incierto suponer que el gasc. garba(t)ch refleje un cast. arcaico (g)arvazo todavía sin la n, aunque tampoco puede decirse que la desaparición de esta consonante sea claramente explicable.―

11 Debido a causas varias, el caso es que la sustitución de -azo por -anzo es hecho muy frecuente: port. hervançal junto a hervaçal ‘verduras’, ‘especie de pastura’ (Moraes), ervançum «sítio onde crece herva» (en el Alentejo, RL IV, 63)―ejemplos que bien podrían deberse a la vacilación entre *ervaço y ervanço ‘garbanzo’―, salm. garrobanza ‘garrobaza, paja de garroba’ (vid. ALGARROBA), alto-arag. banzo ‘bazo’ (BDC XXIV, 161), etc.―

12 Para otros casos de invasión de la g- de garroba, que en muchas partes se ha mirado como sinónimo de ‘vaina de fruto’ por excelencia, V. Schuchardt, Rom. Lehnwörter im Berberischen, 22. Éste cita el nombre bereber garaschwa (= garašva?) ‘guisante’ o elaqarsciuà ‘haba’ (= el-aqarš?) como emparentado «de alguna manera» con garbanzo, lo cual desde luego es muy oscuro.―

13 Suponer que el étimo de GALBANA, a saber, VALVŬLA ‘vaina de legumbre’ pudiera dar garbanzo, a base de *bárg(o)la > *garb(l)a, y de ahí un derivado garb-anzo, sería complicadísimo e inverosímil en grado sumo. En cuanto a la e- inicial gallegoportuguesa, desde luego no puede causar escrúpulo en la etimología ARWAITS, comp. ARBŬTUM > port. êrvodo, gall. érbedo ‘madroño’, que parecen debidos al influjo de HERBA, y que ya figuran en San Isidoro (Etym. XVII, vii, 55). Otro vocablo que contribuiría, y en Portugal decisivamente, pudo ser GRANUM, pues los portugueses dieron especialmente este nombre a los garbanzos: ya Laguna (1555) en su traducción de Dioscórides II, cap. 95 (ed. 1733, I, p. 102), nos informa de que los llamaban graons (= grãos).