GALBANA, ant. ‘especie de guisante’, mod. ‘desidia, pereza’, origen incierto; aunque no es imposible que la segunda ac. proceda de la primera figuradamente, es más probable que se trate de dos voces distintas; la primera está relacionada con el ár. Ǥulubbana íd. (también Ǥullubâna, o Ǥilbâna, o Ǥalbâna), pero es dudoso si el vocablo español viene del arábigo o al revés; la segunda quizá provenga del ár. ġalbân ‘preocupado, indeciso’, ‘abatido, desgraciado’, derivado de ġálab ‘vencer, dominar’.

1.ª doc.: 1.ª ac. «galgana, legumbre: cicera», Nebr. g6r°; galbana, 1611, Covarr.; 2.ª ac. Aut.

Covarr. se limita a imprimir las palabras «galbana, legumbre: cicera; Ant. Nebr.», atribuyéndolo por lo tanto a su predecesor, pero cambiando tácitamente la forma galgana en galbana; Aut. define galbana como «cierta especie de legumbre, que es el guisante pequeño» y vuelve a citar a Nebr., mientras que la Acad. [1817, no 1783] da el vocablo como anticuado; Terr. imprime gálgana «especie de garbanzos» y cita a Oudin, quien define por su parte «cicerolles, certain legume, espece de pois chiches, garrobe»; en efecto, el lat. cicera es ‘algarroba’. Hoy gálbana es ‘guisante’ en la Ribera del Duero1 (Lamano), and. galgana ‘almorta’ (AV). Como ‘vaina seca de legumbre, español de garbanzo’ tiene bastante extensión, según afirma Lz. Piñeiro (RDTP II, 643) ―dada la vocal tónica difícilmente podría ser VOLVULU, como éste quiere―: gárgola en dos pueblos de Segovia, gárbula en dos de Madrid y dos de Salamanca, gauba en tres de León, golba en tres de Albacete, górgola en dos de Cáceres, gargorría en uno de Vizcaya. Las formas en ó habrán sufrido el influjo de otro vocablo, acaso ALHOLVA y sus descendientes, o el cat. volva ‘vilano, copo de nieve, broza, etc.’. Del esp. pasaría el vocablo al ár. granadino, donde PAlc. cita gálgana como equivalente de la voz castellana registrada por Nebr. En vista del testimonio coincidente e independiente de PAlc., Terr. y Lamano, parece por lo tanto que el vocablo era y es esdrújulo; Nebr., Covarr. y Oudin no suelen acentuar los esdrújulos, y la Acad., que sí lo hace, sólo conoce el vocablo a través de Covarr. y quizá Nebr. Indicó Eguílaz (405) la etimología arábiga, Steiger (Contr., 186) la acepta con cierta duda y Baist reconoce que ha de haber relación con el vocablo árabe, pero es incierto cuál de los dos idiomas ha proporcionado el vocablo al otro. En efecto, es raro que el Ǥ árabe dé una g oclusiva española, y esto sólo ocurre en palabras de uso poco vivo, sospechosas de haberse trasmitido por una fuente escrita (vid. Steiger, l. c., donde se reúnen algunas etimologías del caso, varias de las cuales son, por lo demás, muy problemáticas)2; en cambio es normal, por lo menos en los préstamos más antiguos, que el árabe al tomar una voz latina o romance cambie una G en Ǥ. Por otra parte, la forma del vocablo árabe es vacilante: Ǥullubâna en los diccionarios clásicos de Lane y de Freytag, traducido pisa ‘guisante’, Ǥulbân con la misma traducción en R. Martí, Ǥilbín «fasola» (pronunciación dialectal de Ǥilbân) en PAlc., Ǥalbân ‘almorta’, ‘guisante’ en Argelia (Beaussier), Ǥelbân ‘guisante’ (que correspondería a un antiguo Ǥalbân) en el vocabulario marroquí de Lerchundi y en el palestinense de los Padres Franciscanos; el egipcio Bocthor traduce el fr. pois por Ǥ-lbân y el fr. gesse (‘almona’) por naȬ⺆ Ǥ-lbân (es decir, ‘especie de Ǥ-lbân); hoy en Egipto es una especie de almorta (lathyrus sativus) y en el Irac significa ‘espelta’, según datos reproducidos por Dozy, Suppl. I, 204; todas las formas citadas son colectivos, junto a los cuales existe el nombre de unidad Ǥulbâna, Ǥilbína, etc.

Como se ve, la extensión geográfica en árabe es considerable, y como la analogía semántica con otras palabras de la raíz semítica Ǥ-l-b, bastante vivaz pero de significados diversos, es vaga (Ǥálab ‘extranjero, importado’ en Egipto, p. ej.), quedamos en duda sobre si el vocablo es o no autóctono en árabe; aunque la forma Ǥulubbâna, que es la que traen Lane, Dozy y otras fuentes, acaba de confirmar el carácter extranjero del vocablo en árabe.

Tampoco en el supuesto de un origen romance hay etimología evidente, aunque sería posible que viniera de GALBէNUSverde claro’ (de donde el francés jaune y el rumano galbăn o galben ‘amarillo’). También puede sospecharse que todo sea lo mismo que el salm. gárbula ‘vaina seca de los garbanzos, que se aprovecha para lumbre’ (Lamano), alav. gárgola ‘vaina de legumbre que contiene uno o dos granos’, que en Nebr. (g6v°) figura en el sentido de ‘simiente de lino’3 y que Martín Sarmiento conocía de la zona de Reinosa en la ac. «cabeza del lino o la bagaña». Esto es incluso probable. Pero es el caso que gárgola parece ser el lat. VALVŬLAvaina de legumbre (haba, etc.)’: entonces se podría pasar de *válgola por una parte a gárbula (por metátesis y disimilación), y por otra a *válgana (disim., y el cambio de o en a, tan frecuente en los sufijos átonos) y luego gálbana, forma que pudo ser lo bastante antigua para ser adaptada en Ǥálbana por los árabes de España. En cuanto a la discrepancia de acento entre el ár. Ǥelbâna y el cast. gálbana, en la hipótesis de que éste venga de aquél, ofrecería cierta dificultad, aunque en rigor sería posible explicarla, pero exactamente lo mismo ocurriría en la hipótesis contraria. Efectivamente, el árabe vulgar de España presenta tendencia a hacer retroceder el acento en las palabras terminadas en -ân u otra terminación con vocal larga cuando ésta va precedida de un grupo de consonantes (Sulaȳmân > Çuléymen, Abd-er-RaɅ-mân > Abd-er-Ráhmen, būzaȳdân > buzáyden, Abd-Allâh > Abdállah, y más ejs. en Steiger, 74-77, pero el fenómeno no es constante, y en nuestro vocablo PAlc. conserva la acentuación clásica, aunque siempre queda la posibilidad de una variante dialectal o cronológica; por otra parte, suponiendo que del castellano pasara el vocablo al árabe, tampoco sería normal el cambio de acentuación, pero sería posible explicarlo por influjo del sufijo árabe frecuente -ân(a) y el deseo de reducir este extranjerismo a la estructura trilítera de la gran mayoría de las voces semíticas. En definitiva, por lo tanto, el dilema entre la etimología semítica y la romance queda indeciso.

En cuanto a galbana ‘pereza’, se presenta en primer lugar el problema de si puede ser aplicación figurada de galbana ‘guisante’. Quien se acuerde de que garbanzo ha tomado ocasionalmente acs. no menos abstractas (echar garbanzos ‘enfadar’ en Acad., coger garbanzo ‘enamorar’ en el Centro de Cuba según Martínez Moles, meter garbanzo ‘meter miedo’ en un cronista de Indias, vid. F. Ortiz, Catauro), se guardará de asegurar que tal ac. figurada sea imposible en el caso de galbana. Pero la diferencia de acentuación entre los dos significados me inclina a creer que son dos voces distintas y sin relación entre sí. Efectivamente, galbana, voz bien conocida, se ha acentuado siempre como paroxítona. Dice Aut. que así se llama en estilo familiar «la pereza, floxedad u desgana que uno tiene de hacer una cosa». Hoy es palabra viva en el castellano común y en los dialectos («pereza, molicie, cansancio y fatiga» en el Dicc. asturiano de Rato; galbanar ‘bostezar’, en Echo y Ansó, BDC XXIV, 171), así como en gallego («pereza, poca gana de hacer algo», Vall.) y en catalán (Fabra y Ag. escriben galvana «mandra»; en Baleares, Castellón y Alicante se pronuncia con v, Alcover; lo emplean escritores muy castizos, como Ruyra, y un corresponsal mío de la capital valenciana define «perea, poca ànsia de treball»; en Fraga galan «malfeiner», BDC IV, 40). Como en el catalán de Benavarre (Huesca) galán es ‘holgazán’ (BDC VII, 74) (comp. galvana ‘perezoso’ en Ag.), se me ocurre derivar del ár. ġalbân, que en Egipto significa «intrigué, embarrassé» (Bocthor), «gedrückt, elend» (Probst; es decir, ‘abatido, deprimido’ y ‘miserable, desdichado, infeliz, enfermizo’), y figura ya en las Mil y una noches con el significado «unabie to prevail» (vid. Dozy, Suppl. II, 221a); de ninguna manera es palabra aislada, pues deriva del conocido verbo ġálab ‘vencer’, ‘dominar’ (así ya en R. Martí y en el Corán), cuya 2.ª forma significa en Egipto «désappointer, couper bras et jambes, faire grand tort, donner de la tablature, donner des embarras à quelqu’un», «tailler des croupières, de la besogne à quelqu’un, lui causer des embarras» (Bocthor), y el sustantivo correspondiente ġalba vale en Argelia «défaite, échec», «accablement», «embarras» (Beaussier) y existe en ciertos textos vulgares en el sentido de ‘tumulto’ y empleado adverbialmente ‘a la fuerza, involuntariamente’ (Fagnan). De este significado general ‘apurado, embarazado, indeciso, deprimido’ era fácil pasar a ‘indolente, sin ansia de trabajo’. En vista de la aparición tardía [pero es objeción de poco peso tratándose de voces afectivas], duda Spitzer (MLN LXXI, 380) de la etimología arábiga y (recordando el caso de bernardina junto a Bernardo, que de todos modos no es el del Carpio, V. mi artículo) piensa en derivar del nombre de Galván, el héroe arturiano, que en El condenado por desconfiado de Tirso se ha vuelto nombre de un cobarde bandido (V, ii, 15; iii, 19, 20). Pero personaje tan secundario como este último era insuficiente para crear vocablo tan popular, y aunque deben tenerse en cuenta los aspectos del carácter del héroe arturiano ahí señalados, se trata de todos modos de un paladín heroico y paciente.

No está a mi alcance el artículo etimológico acerca de galbana publicado por Asín en Al-An-dalus VII, 477-8. En otro del mismo autor y revista (IV, 459), resumido en el Dicc. Alcover, se parte de un ár. ġabána, cuya existencia no me consta con este sentido, y sólo en diccionarios clásicos figura con el de ‘bobería, necedad’; pertenece a una raíz bien conocida y documentada (en R. Martí, etc.) con la ac. ‘tristeza, desengaño’, y según Belot ġâbin llega a significar ‘perezoso’ (dato no confirmado en otra fuente alguna). Pero esta etimología, sin ser preferible en el aspecto semántico, presenta mayor dificultad fonética y parte de una base mal documentada.

Desde luego no hay indicio alguno de que pueda venir de GALLICANUSfrancés’, como dice GdDD 3022, que además no explicaría la -b- del árabe y el castellano. Más bien, tomando como primitiva la ac. de ‘vaina seca’, podría relacionarse con gálgara y otras variantes del nombre de la ‘fárfara o álara’, sugestión que hago con la mayor reserva y que hace falta estudiar con calma.

DERIV.

Galbanero [1734, Aut.]. Galbanoso; en ast. galbaniegu, que V define «galbaniento». Galbanar arag. ‘bostezar’.

1 En vasco existe gilbin como nombre de la gálbana, usado en Narbarte (a la salida del Baztán, nav.); Bera-Mend. dan una variante gilbil, que no figura en Azkue y que, si es auténtica, será debida a influjo de bir(i)bil ‘redondo’, del cual debe ser variante el bazt. gilgil ‘gordísimo’, en un pueblo de Vizcaya «bondé, très rempli». Que una palabra vasca viniese del árabe no sería imposible (sobre todo, no habiendo sido registrada más que en un solo pueblo, y éste navarro), pero tampoco es probable.―

2 Sabido es que la consonante arábiga Ǥîm tuvo el valor de la oclusiva velar g en una época muy antigua, pero es improbable que fuese jamás así en el árabe vulgar de España, aunque no se puede negar del todo, puesto que hoy todavía ocurre normalmente en el de Egipto; aún parece haber algún caso esporádico de esta pronunciación en Marruecos: Lerchundi cita agéz ‘pereza’, equivalente del áǤaz del árabe normal (y de PAlc.).―

3 De ahí desgargolar ‘sacudir el cáñamo después de arrancado y seco, para que despida el cañamón’ [Aut.]; aparece también en el Supl. a Azkue, s. v. azkortu, aunque más bien parece referirse al lino. Gall. desgargolado ‘uno que está despechugado o descubierto el pecho y la garganta’ (CaG. 214v) y gall. agargolar ‘ahogar, matar’: fulano me quiere agargolar con pesadumbres, ibid. 205r. Para el gall. varfa, vid. FÁRFARA.