EMBUSTE, origen incierto.

1.ª doc.: APal. 298b1.

La documentación que poseemos sobre la historia de este importante vocablo es escasa. Falta en Nebr. y en PAlc., y es ajeno al léxico de la Celestina; en autores sólo podemos citar un par de ejemplos de fin S. XVI (HispR. XXVI, 276), otros varios ejs. del Quijote y de Góngora, y los de Aldrete (1614) y Quevedo que cita Aut.; figura también en los léxicos de C. de las Casas (1570: «falsa mormoratione»), Oudin2 y Covarr.; Castillo Solórzano es autor de La Niña de los Embustes, novela picaresca de 1632. Además de la ac. corriente ‘mentira disfrazada con artificio’, Aut. registra ya la de ‘monería graciosa que hacen los niños pequeños’ (s. v., y comp. s. v. embustero) y la de ‘dije u otra alhajita curiosa pero de poco valor, de que gustan las mujeres’, que ya figura en la Dorotea de Lope; ambas pueden explicarse bien como secundarias, así como la de ‘murmuración falsa’ atestiguada por Las Casas, pues los mismos desarrollos semánticos hemos observado en CHISME y en DIJE. En cuanto al verbo embustir ‘decir embustes’, hoy desusado, sería importante documentarlo bien, pues todas las apariencias son de que embuste es su derivado postverbal (comp. la variante embusta equivalente de embuste según Oudin), pero sólo lo hallamos en Oudin («tromper, engeoler, decevoir, tricher») y empleado por Quevedo; sin embargo; su existencia se confirma por la del derivado embustidor, que figura en el mismo autor (vid. Aut., y Fcha.) y en el mismo diccionario3.

Nada parecido en otros idiomas4, excepto el portugués, que tiene embuste, embusteiro y embustice, en los mismos sentidos; el ej. más antiguo en este idioma es el de embusteiro en Bras Luis de Abreu (1726, Coímbra y Oporto) que cita Vieira; Fig. y CortesƟo dicen que es castellanismo, lo cual es posible aunque no lo podemos asegurar ni desmentir.

Muy poco valen las opiniones etimológicas emitidas hasta ahora. La más defendible es la de Diez, Wb., 75, que relaciona con el it. imbusto ‘cintura’ y ‘busto, torso’ (de donde bellimbusto ‘petimetre’), derivado de busto; cabría pensar en un verbo embustirse en el sentido de ‘ceñirse el busto’ y ‘emperejilarse, adornarse’, de donde embustes ‘oropeles, baratijas, perendengues’ y luego ‘falsedades’: si bien no confirmada por los datos filológicos, esta evolución sería plausible, pero aunque busto es palabra ya antigua en Italia (Dante), como el sentido del cast. embuste no existe en italiano, y busto en castellano es italianismo tardío (sólo un par de ejs. a princ. S. XVII), traído por el movimiento artístico del S. XVI, no puede derivar de ahí embuste, que ya hemos documentado en 1490.

C. Michaëlis, Roman. Wortschöpfung, derivaba embustero de IMPOSTOR (y de ahí embuste secundariamente), opinión repetida por muchos y cuya imposibilidad fonética no se elimina suponiendo *IMPOSTĶRIUS o *IMPOSTARIUS (como hizo Foerster, ZRPh. II, 467); la existencia de imposteira en el Minho portugués (RL XXXVII, 26) carece de valor, pues es un cruce evidente del culto impostora con el popular embusteira5.

La opinión de Baist (ZRPh. XXXII, 428), inspirada por Aut., de que embuste es una forma dialectal del francés antiguo, embuske, equivalente a embûche ‘emboscada’, ni siquiera vale la pena discutirla.

En realidad, antes de emprender nuevas investigaciones sobre el origen de embuste deberá procederse a una búsqueda de más ejemplos en textos de los SS. XV y XVI, y partir de las acs. y variantes que ahí se hallen. Otras ideas que hoy podrían emitirse me parecen sin gran valor6. Quizá deba entonces seguirse una pista que hoy se dibuja vagamente. Llama la atención la frecuencia con que nuestra familia léxica se refiere a la hechicería (para esta relación semántica, comp. CARÁTULA y ENGATUSAR): Quevedo en las Zahurdas de Plutón aplica embustidor a los ensalmadores y saludadores, Cervantes empareja embustero y encantador en el Quijote (I, xxxiv, 132), B. L. de Abreu dice que los adivinadores son en realidad embusteiros, y que esto no son aplicaciones ocasionales, sino que el vocablo solía designar al mago o brujo objetivamente lo prueba un pasaje de la Dorotea de Lope: «Dame, Celia, el escritorillo de los embustes: no os haga escrúpulo el nombre, que en verdad que no soi hechicera, que le llamo así por las bagatelas que contiene» (comp. arriba esta ac. secundaria de embuste). Hay un pasaje de Cervantes, en la Comedia de la Entretenida (ed. Schevill, III, 74), que podría indicar algo más concreto: entre los enamorados que se valen de hechicerias se menciona a «otro presumido / que va a las embusteras / del cedacillo y havas, / y da crédito firme a disparates»7.

Sugiere Spitzer (MLN LXXI, 375) que este embustir (de donde embuste sería postverbal) pudo tomarse de un fr. ant. *emboisdir relacionado con boisdie ‘engaño, fraude, traición’, boisdif ‘astuto, sutil, fraudulento’, que no son sino variantes de los mucho más frecuentes boisie, boisif y el conocido verbo boisier (relacionados comúnmente con el germ. BAUSI, alem. böse ‘malo’; etimología insegura, V. mi artículo boig, DECat.; y EntreDLl., estudio Noms Cat. Germ.), la d se debería a contaminación por parte de voisdie ‘habilidad, sutileza, astucia’, derivado del conocido visde ‘habilidad, prudencia, vivacidad’. No sería imposible que existiera ya en francés una variante voistie (y aun parece hallarse una vez en un ms. de Les Loherains) y aun agregaré yo que tanto menos cuanto que junto a visde existe y ha triunfado finalmente vi(s)te ‘rápido’. De dicho *emboisdir, o del todavía más incierto *emboistir, se tomaría acaso el cast. embustir.

Todo esto me parece posible y ni siquiera puede calificarse de poco verosímil; pero son bastantes hipótesis y detalles discutibles: la existencia del verbo, la de la forma con -t- y la desaparición anómala de la primera i; tratándose de una lengua estudiada tan a fondo como el francés antiguo, los dos primeros reparos tienen fuerza considerable.

G. de Diego, BRAE XXXV, 197-202 (y GdDD), supone que embustir (del cual embuste sería derivado) sea alteración de embestir, idea arbitraria en lo fonético (pues no explica la -u- en absoluto) y en lo semántico, puesto que si bien embestir fué empleado con el valor de ‘solicitar’ por varios clásicos, y aplicado por Cervantes y Rz. de Alarcón a rameras y busconas, y por Gracián, Quevedo y Moratín a sablistas, y aunque concedamos que esta clase de gente suele «fingir grandes ahogos y empeños», no hay pruebas de que embestir haya significado jamás «solicitar con engaño», aunque lo asegure G. de Diego. De este artículo conviene anotar el hecho de que embustir ‘engañar’ fué empleado además por Alarcón y Calderén, y embustidor por Tirso y ya por González Dávila en 1606; además la vacilación entre embuste, empleado por Castillejo, y embusto, que se lee en Marcos de Isaba (1594), es nueva prueba de que aquél es derivado retrógrado, sea de embustir o más bien de embustero.

En conjunto hay que desechar la idea de G. de Diego, y dejar en estudio la de Spitzer, quizá en el mismo plano de probabilidad que la que sugiero más arriba. Y he aquí otra todavía, que es la que probablemente se llevará la palma.

Relacionar con el lat. IMPOSTOR desde luego es imposible por vía normal, como ya se ha dicho. Pero emposteur era corriente en francés medio (Rabelais, prólogo de Pantagruel, ed. Plattard, p. 5), y es de creer que también se pronunciara empousteur, dualidad general en esta época, como es sabido: proufiter (ibid., cap. 5, p. 24) junto a profiter, tourmenter junto a tormenter (cap. 4, p. 22), pourtraicture (cap. 4, p. 25) y portrait, Bourdeaulx (ibid.) y Bordeaux, gousier (Grandgousier) y gosier, roustir (cap. 14, p. 71) y rôtir, cousté (ibid., p. 45) y côté, ouster (16, 88) y ôter, goubelet (ibid.) y gobelet, fourmer (17, 93) y former, etc. Ahora bien, la imitación de eu como cast. e no la extrañaría nadie, y tampoco sería muy sorprendente, tratándose de sonidos de una lengua extranjera, nunca enteramente iguales, la de la p francesa como b; comp. los casos de prebete < brevet (s. v. MARBETE) y PANTALLA < ventalla. Tanto más cuanto que ayudaría la adaptación a la familia de los autóctonos bosta y busto (a esta influencia de etimología popular se reduciría la que he supuesto etimología verdadera). Y además puede tratarse de un influjo del gascón o el vasco, donde el cambio de MP en mb es de ley, y que geográficamente es lógico actuaran de intermediarios.

De hecho, por lo menos hoy en día, el vocablo está lejos de ser ajeno a la zona de lengua vasca. Me informa amablemente don Luis Michelena, a quien he acudido en demanda de información, de que en el vasco de Rentería no es hoy desusado inbustero, aunque vale más bien ‘adulador’ que ‘embustero’, y se dice inbustekeri-an ‘(andar) con halagos’; en el centro de Guipúzcoa inbusteri ‘halago’; en el Baztán (alto-navarro) inbuxteri ‘caricia’ (comp. lausengatu y balakatu, ambos en el sentido de ‘acariciar’, pero etimológicamente hermanos de lisonjear y halagar). Es de creer que inbusteri-a, con artículo, se extrajera de embustería, que hoy se emplea en el castellano de Álava con el sentido de ‘halago’. Aunque estos vocablos no parecen hallarse en las fuentes vascas de los SS. XVI-XVII, sí aparecen ya en el vizcaíno Fr. Bartolomé de Sta. Teresa, que parece haber escrito poco antes del año 1800, embusteruba (de embusteru-a, con artículo) ‘el que siembra la discordia entre amigos’ y embusterija (< embusteri-a íd.) ‘el echar a perder la amistad y buena concordia’; y además los empleó repetidamente (a pesar de ser autor que se suele citar como modelo de vasco puro y conservador); otro pasaje del mismo: «oh miin enbusteruaren ezin esan legizan kalteak», ‘oh perjuicios de la lengua embustera que no se pueden decir’ (Icasiguizunac II, 213.1, cita de Azkue, Morf. 529.10). Desde luego, como advierte Michelena, no parece que embuste haya sido nunca popular entre los vascos, y su impresión es de que todo este grupo «no tiene demasiado aspecto de ser muy antiguo en la lengua». Pero es natural que vocablos romances trasmitidos a través de Vasconia en el S. XV y provistos de sufijos románicos, conserven todavía cierto resabio erdérico: luego basta la información obtenida para sospechar con buen fundamento que el fr. med. empousteur pasara desde Francia a Castilla a través del Bearne y el País Vasco, alterándose por el camino en embuster(o), y que luego en Castilla se sacara de ahí el seudo-primitivo embuste. Éste, sí, por lo tanto, es natural que sea del todo ajeno al vasco. En cuanto al sufijo de embustería pudo pegársele ya al vocablo en tierras gasconas8. Todo aquilatado, me parece que esta etimología de embuste y embustero es una de las más probables entre las indicades hasta ahora.

Pero todavía hay que señalar otra pista que me parece conducirnos por los caminos más razonables, puesto que nadie negará que para un vocablo de esta clase es el terreno de las comparaciones e imágenes coloquiales el que, por decirlo así, proporcionaba el mejor caldo bacterial. Ya Aut. registraba embudo en sentido metafórico de «trampa, engaño y casi lo mismo que embuste; dolus, fallacia, techna», y el verbo embudar es «hacer embudos y enredos» según la Acad. ya en 1832; de ahí embudista ‘que hace embudos o enredos’, vid. supra EMBUDO. La importancia de tales usos para los antiguos avatares de la familia de embuste nos la revelan datos de las lenguas vecinas, pues en el CaG. de Sarm. vemos emparejado embuste con la palabra emboutada o embutada, que viene de IMBUTUM (224b y V. arriba). En catalán el vocablo tiene hoy un uso socialmente muy general, pero con el sentido algo evolucionado: «embuts circumloquis, etc., emprats per no dir clarament una cosa» (DFa); pero ésta ya no es hoy la acepción más viva sino la de ‘tartajeo, acto de hablar confusamente o con palabras incompletas’ (ejs. de ambos matices en escritores de la Renaixença cita AlcM.) de ahí el derivado embuder ‘tartamudo, qui fa embut en parlar’ (tarrag., en AlcM. § 1, con ej. de Narcís Oller). Me escribe J. L. Pensado que embudea ‘tartamudea (la lengua)’ ya está en el Epílogo en Medicina, aragonés, publ. en Burgos en 1494, y más o menos por la misma fecha aparece embusts en la ac. ‘mentira’ en la Disputa (valenciana) de Viudes e Donzelles: «Misser Guardiola, que és mestre dels mestres, / en qui jamés caben embusts ni finestres» (501). Claro está que todo esto puede venir en definitiva de la famosa ley del embudo = lo ancho para mí y lo estrecho para ti; cf. el ej. de la valenciana Rondalla de Rondalles del S. XVIII: «però vos dexen embutir l’ambut per l’ample, perquè yo ho sé de bona tinta» (AlcM. loc. b). Semánticamente esta evolución de embudo es pues totalmente satisfactoria. Para el cambio de embude en embuste hay que tomar en consideración dos posibles caminos. Siendo el ej. de Viudes e donzelles tan antiguo o más que el más viejo ej. en castellano, acaso esta alteración se habría engendrado en la lengua de Ausiàs Marc por ultracorrección de la mutilación -sts en -ts hoy general en catalán (posts > pots, aquests > aquets); y así, por castellanización de la forma catalana ultracorregida, se haría embuste, propagado por préstamo desde Valencia a Castilla. Otro testimonio catalán relativamente temprano, si bien en forma derivativa diferente pero en ambiente lingüístico conservador, aparece en un soneto del mallorquín Antoni de Verí, en 1623: «mentira, de maldats embustadora, / cruel, imaginativa, / quimerista, / que mostres alcançar tenir conquista / del Océano...» (Bover, Bibl. Escr. Bal. II, 498a, § 1323). En rigor enbustero pudo ser contracción de *embudistero, ampliación del embudista de Torres Villarroel: la haplología o una especie de disimilación sui generis explicaría esa contracción, ayudando por lo demás el influjo de impostor y alguna más de las palabras que hemos indicado arriba como fuente normal de embustero. En particular contribuiría el influjo del port. embude especie de torvisco para emborrachar los peces, que en parte no es más que una alteración fonética del port. cigude (V. los detalles de estas formas portuguesas del nombre de planta en Pensado CaG. p. 185).

DERIV.

Embustir y embustidor (V. arriba). Embustero [1605, Cervantes; 1610, Góngora; Oudin, Covarr.], embusteruelo. Embustear.

1 «Nebulo... dizense nebulones y tenebrones los que con sus mentiras y embustes ponen en lo que contratan vna niebla y tinieblas».―

2 «Tromperie, fraude, dol, finesse, surprise, déception, baye, fable, tricherie».―

3 «Imposteur, vn homme plein de tromperies et de finesses, donneur de bayes et de cassades, tricheur».―

4 M. P., Oríg., 298-9, cita un vasco emauste ‘embuste’, junto a embustari ‘embustero’, como ejs. de la vacilación del vasco en el tratamiento del grupo -MB-, conservado o asimilado. Pero emauste no existe, es palabra forjada por Larramendi con eman ‘dar’ y uste ‘esperanza, opinión, creencia’, para dar una etimología, a todas luces falsa, del cast. embuste. Ni emauste ni embustari (castellanismo evidente empleado por el propio Larramendi para traducir embustero) figuran en los léxicos vascos (Azkue, Lhande).―

5 Debemos recusar la posibilidad de un cambio fonético de P en b en posición inicial o postconsonántica, aunque se nos recuerde el caso del port. bostela, bustela, ‘pústula’, *PUSTELLA (Cornu, GGr. I2, p. 983; Huber, Litbl. XXVIII, 296), pues éste es un semicultismo de procedencia médica (existe la variante pustela, hoy vulgar) alterado en la lengua popular por influjo de bosta ‘excremento’.―

6 No creo haya relación con la bustuaria meretrix o carcavera (Nebr.), prostituta que frecuentaba los sepulcros (bustus), de donde *‘hechicera’ o *‘estafadora’ Ni creo que pueda venir del arcaico y dialectal busto como término topográfico, pues aunque Viterbo dice que el port. bostello era «pequeno bosque, tapada» (de donde embustirse *‘emboscarse’ y embuste *‘emboscada’), el significado real parece haber sido ‘pastizal (para bueyes)’, vid. aquí s. v. BOSTA y Leite, RL XXVI, 128.―

7 Se alude ahí a dos clases de hechiceras: las que adivinaban por la suerte del cedazo, y las muy conocidas que se servían de un montón de habas (Schevill, p. 240, da una referencia que no puedo verificar). He aquí cómo Amezúa, en su ed. del Coloquio de los Perros, p. 616, describe (con abundancia de citas) el procedimiento de estas últimas: «La suerte de las habas fué también repetidísima: se ejecutaba tomando un montoncino de ellas, y tras de saludarlas... arrojábanse encima de un bufete o mesa; y si se juntaban tres o cuatro, señalaban camino; seis eran indicio de cartas, etc.» Me parece claro que estas habas se tomarían con la mano echando una ambuesta de ellas sobre la mesa cada vez. ¿No pudo de ahí salir un verbo *ambostir > embustir para practicar esta suerte, y luego para las hechicerías y engaños en general? Nada se opone a ello, pero debería probarse mejor. ¿O se trataría de un derivado de BOSTA por el empleo que los hechiceros hacen de varias inmundicias?―

8 Hoy bearn. impoustur en Palay (o sea impustûr). Sabido es que es general la trascripción del eu francés como ü en las hablas occitanas. La disimilación de *impustüría en *impustería o *imbustería sería normal en varios dialectos gascones, comp. aran. hellüc de hillüc, delûs de dilûs, mijò de müjò, bixò de büxò, pibu de pübu, etc.