UFANO, voz afín al oc. ufana ‘jactancia, vanidad’, ‘pompa, ostentación’, y al cat. ufana íd. y ‘lozanía, frondosidad’, de origen incierto, quizá germánico y relacionado con el gót. UFJÔ f. ‘abundancia, exceso’ (acusativo UFJÔN); en cast., donde el vocablo es menos popular y frecuente, es probable que sea préstamo de la lengua de Oc, donde sólo existe el abstracto ufana; el adjetivo ufano debió de crearse en castellano según el modelo del más arraigado LOZANO.

1.ª doc.: ufanía, Berceo; ufana fem. abstracto, h. 1290, 1.ª Crón. Gral.; ufano adj. parece estar ya en J. Ruiz.

«Estando est vicario en esta vicaría / cogió muy grant jactancia e grant vallitanía, / concibió vana gloria e grande ufanía, / entendiéngelo todos que trayé lozanía» Mil., 747c1. Este sustantivo abstracto no es raro en la Edad Media: está también en la Gr. Conq. de Ultr., donde el jefe pagano antes de la batalla «dijo a su gente que aquellos mesquinos orgullosos que aquel día ante de la tarde no farían ufanías» (Rivad. XLIV, 258b), en el Conde Luc. (ed. Knust, 25.8), en las Partidas (cita de Aut.), etc. En todos estos ejs. vale ‘jactancia, soberbia, engreimiento’; además de esta ac. le reconoce Aut. la de «alegría, despejo, gusto u satisfacción con que se hace alguna cosa», ejemplificándola en Fr. L. de Granada y en otro autor del S. XVII. También se empleó ufanidad, que figura como variante en el Conde Luc., y una vez en el Quijote, pero fué siempre mucho más raro. En la Edad Media como abstracto fué frecuente ufana: «se non pagó de las hufanas e de las gentilezas del mundo» 1.ª Crón. Gral., «díxom que conosçía una byuda loçana, / muy rrica e byen moça e con mucha ufana» J. Ruiz, 1318b, «deja ponpas e ufana / e vístete a la llana» Pedro de Berague (Tratado de la Dotrina), «muy honesta e syn ufana» Canc. de Baena (p. 54), «respondióme con ufana: / ¡bien vengades, cavallero! / ¿qué vos trae esta mañana / por este valle señero?» Canc. del S. XV (NBAE XIX, 572b), y otros que pueden verse en Cej., Voc. Todavía lo admite Nebr.: «ufana o ufanía: lascivia»; pero debió de quedar anticuado por este tiempo, pues no tengo ya ejs. del S. XVI. Como adjetivo se empleó primeramente ufanero (como oc. ufanier): «pagávase poco de la vanagloria deste mundo, nin de se mostrar por ufanero, como los otros Emperadores» 1.ª Crón. Gral. (149b36), «por consejo de su mayordomo Siracón, que era home muy lozano e ufanero, fizo Norandín que arrancase las tiendas e que ordenase sus haces, e que moviese e fuese contra’l Rey» Gr. Conq. de Ultr. (Rivad. XLIV, 491b).

Como puede verse por varios de estos ejs., los vocablos de nuestra familia van con frecuencia unidos a lozano y sus derivados, sinónimos incomparablemente más frecuentes y populares en el castellano medieval y de todas las épocas. Es probable que al influjo de lozanía se deba ya la creación del abstracto ufanía (que no existe en oc. ni cat.), y creo que también será lozano el responsable de la formación castellana del adjetivo ufano, que ya parece encontrarse una vez en Juan Ruiz: «ssodes las monjas guardadas, deseosas, loçanas, / los clérigos cobdiciosos desean las ufanas, / todos nadar quieren, los peces e las ranas» (1491c), y que desde luego está en Sem Tob: «oy rezio, cras paso; / oy egual, cras ufano; / oy franco, cras escaso; / oy otero, cras llano» (130b), en F. Sánchez de Calavera («véovos estar ufana / que assí vos razonades», Canc. de Baena, n.° 537, v. 9), y es frecuente desde Nebr. («ufana cosa: lascivus»); sabido es que es palabra favorita de Cervantes (muchos ejs. en el Quijote), figura varias veces en las obras de Góngora, y desde entonces se ha empleado con frecuencia, pero siempre como palabra noble, del estilo literario.

La historia de la familia de palabras que estudiamos es muy semejante en portugués. También aquí encontramos primero el sustantivo oufana2: «muyto mereço seer desprezado de ti, meu Criador, por oufana e por desprezo que em mim regnou», citado de los Inéditos de Alcobaça, SS. XIV-XV, por CortesƟo; «aqueste novo guerreiro, seendo sempre muito sem oufana e levantamento em seus bem aventuirados vencimentos» FernƟo Lopes, h. 1440 (Nunes, Florilégio, 124). El adjetivo oufano aparece en Sá de Miranda (1.ª mitad S. XVI), en una de sus poesías castellanas, pero en esta forma portuguesa: «Del Tibre embuelto al nuestro Tajo, oufano / de sus arenas de oro i rica plaia, / enchí todo de quejas, venga o vaia, / llorando por la muerte surda en vano»3; Duarte Nunes de LeƟo (1606) daba ya como anticuada esta forma, mientras que ufano y el abstracto ufania son frecuentes en autores desde princ. S. XVII (ejs. de Rodrigues Lobo, Bernardo de Brito y Gabriel Pereira), como puede verse en Bluteau, quien define respectivamente «vƟaglorioso, jactancioso, soberbo» y «jactância, ostentaçƟo, soberba, ignorância». Si no me engaño, es también palabra de tono literario en portugués, y aquí es indudable el carácter advenedizo a causa de la conservación de la -n-4.

Siendo seguro que en port. es de origen extranjero, difícilmente se puede dudar de que en cast. también lo sea, por muy antigua que sea su fecha de aparición. Cuando Berceo escribía, el influjo de la poesía trovadoresca estaba ya en su colmo, y efectivamente es en el Sur de Francia y en Cataluña donde ufana ‘jactancia’, ‘ostentación’, y sus derivados, presentan el máximo de vitalidad; nótese el lujo de derivados: ufana, ufanaria, ufaut, ufanesc y ufanesca como abstractos, ufanier, ufans, ufec y el moderno ufanous como adjetivos. La frecuencia del abstracto primitivo ufana es tal en los trovadores que quizá no se podría encontrar otro abstracto que lo iguale (acaso gaug): ses ufana, non es ufana, semblar ufana, amar per ufana, tener ad ufana, son frases que constituyen lugar común de toda esta poesía, y esta palabra y sus derivados son ya muy frecuentes en los trovadores más antiguos, como Marcabrú, Giraut de Bornelh, Raimbaut d’Aurenga o Arnaut Daniel. Lo mismo cabe decir del catalán, donde tenemos ufana ‘pompa, ostentación’, y antiguamente ‘orgullo, jactancia’, ufanor ‘lozanía’, ufanejar ‘hacer ostentación’, ufanar-se, ufanós ‘vanaglorioso’, ‘lozano’, y los anticuados ufanesa, ufanitat y ufanositat; ya lo encontramos en el primer siglo del idioma literario, pues aparece repetidamente en la Crónica de Jaime I: «los castellans son gent de gran ufana e erguylloses» (196), etc.; otra prueba de su carácter popular es el traslado, que sólo aquí se produjo, al terreno de lo concreto, aplicándose a la lozanía, verdor y frondosidad de las plantas: no es, pues, vocablo noble y de escritores, sino término de campesinos y ciudadanos por igual. En castellano y portugués existieron y existen lozano, enhotado, afouto, lozanía, afouteza, y modernamente soberbio y soberbia son aquí voces populares, mientras que en lengua de Oc y catalán ufana, ufanier, ufanós, son palabras únicas sin rivales ni concurrentes. Esta gran diferencia en el nivel de popularidad había de producir casi forzosamente una corriente invasora entre estos dos vasos comunicantes, aunque no llegara a igualar el uso en los dos. Así como orgullo es catalanismo evidente por su fonética, ufana sería también un occitanismo, apoyado por el influjo de la Corona de Aragón; en tanto que lozano penetró por otra parte en el cat. del S. XV, por lo menos en tierras de Valencia.

En cuanto a la etimología, relacionó Diez (Wb., 335) ufana con el it. a ufo ‘de balde’, cast. a ufo, como derivado de estas locuciones, y mirando éstas como procedentes del gót. ŬFJÔ ‘abundancia’. M-L., en la primera ed. de su REW (9032 y 9031), aceptaba este étimo para las locuciones adverbiales, aunque manifestando dudas a causa del tratamiento de las vocales, y en cuanto a ufana, se limitaba a postular una base *ȢFNA ‘vanidad’, objetando que la conservación de la U y de la -F- se oponían a relacionar con el gót. UFJO, con el cual se habría podido unir «semánticamente y en rigor aun en el aspecto morfológico». A esto hay que observar que los escrúpulos fonéticos de M-L. no están fundados en el uno ni en el otro caso: tratándose de un germanismo, voz de entrada tardía en el idioma, la conservación de la -F- sin sonorizar en lengua de Oc es absolutamente regular (en cuanto al cast., ya admite el propio M-L. que es préstamo occitano), y la conservación de la Ŭ tampoco puede extrañar en una palabra algo tardía. En la 3.ª ed., M-L., adhiriéndose del todo a la opinión de Spitzer (BDC IX, 85-87), reduce los dos artículos a uno solo, niega toda relación con el gót. UFJO por razones fonéticas y en parte semánticas, y parte de la interjección UF, que expresaría el esfuerzo y una sorpresa gozosa; el propio Gamillscheg, que de ordinario exagera el influjo germánico, aunque manteniéndose fiel a la etimología de Diez (RFE XIX, 149-50; R. G. I, p. 375) deja ver algunas dudas y no rechaza del todo el origen onomatopéyico.

El caso realmente es dudoso, y todo el mundo reconocerá que, expuesta por Spitzer, la etimología onomatopéyica es más convincente que en la forma que le da M-L. Lo que expresa la interjección uf 5 es un sentimiento de fastidio o cansancio, o bien el alivio que sigue a la eliminación de estos sentimientos; con esto se relaciona el mall. a uf o a l’uf ‘en abundancia’, ‘a granel’6, delf. a l’ufo «en vain, nullement, par dessus, de côté» (Mistral), port. á ufa «abundantemente; à larga; à custa alheia» [Fig.; comp. ufá «interj. admirativa de dito em louvor» Moraes, «designativa de admiraçƟo, ironia, cansaço» Fig.]. En cuanto al cast. a ufo ‘de mogollón, de balde’, no se le puede conceder la importancia que le dan así Diez como Spitzer: no hay otro testimonio que el de Aut., que no cita ejs. literarios, de suerte que no cabe dudar de que es un italianismo más o menos pasajero del S. XVII; el it. a ufo sí es palabra popular y bien arraigada (plebeya según Tommaseo), documentada desde med. S. XVII, en el Malmantile y en Fagiuoli: mangiar a ufo, il cieco non canta a ufo; y en dialectos de todas las regiones de Italia: piam. a ofa, Bergamo a ufa, engad. ad uffa, lomb. a off, a uf, venec. a ufe, a ufo, a ufa, emil. a uff, Marcas ufo, abr. a (gg)uffe, Pulla a uffe, sic. a uffa; napol. uffa «oh quanto, mai tanti!», Valsesia a uffa «a ufo, a spese altrui», uff!, uffa! «oibò! mai più!». Es evidente que el origen de todas estas locuciones adverbiales puede ser onomatopéyico, y aun esto parece lo más verosímil; el origen gótico tampoco podría descartarse del todo: la limitación del vocablo occitano al Delfinado, del catalán a Mallorca y del castellano al S. XVII, en contraste con la gran popularidad en Italia, puede indicar que sea italianismo en todas partes; y aunque partiendo del gótico sería difícil comprender la desaparición de la J y la -f- simple del toscano, no es inverosímil tratándose de un germanismo suponer que se propagara desde el Norte de Italia, con lo que desaparecerían ambas dificultades; la vacilación entre las formas en -o y en -a se explicaría también tratándose del femenino gótico UFJO. Pero lo que no se ve es la necesidad de esta etimología, y por lo tanto es preferible en principio atenernos al origen onomatopéyico, menos hipotético y más sencillo.

En cuanto a ufana y ufano, el problema cambia. Hay que conceder también a Spitzer y M-L. la posibilidad teórica de que derive de la interjección uf o de la locución a ufo, y aunque no abunden los casos de adjetivos derivados de adverbios, y menos de interjecciones, siempre se podrían citar algunos casos de adjetivos de derivación adverbial7. Mas, en primer lugar, si ufana es palabra occitana ante todo o únicamente, o bien occitana y catalana, la locución adverbial a ufo es casi estrictamente italiana, y ahí justamente no existen ufana ni ufano: el delf. a ufo aparece evidentemente como una prolongación del área italiana; además, es chocante derivar un sustantivo del S. XII, como ufana, de un supuesto primitivo sólo moderno y local (Mallorca, Delfinado). Sin embargo, reconozco que estas objeciones no son enteramente decisivas.

Lo que más escrúpulo causa es que ufana, allí donde es autóctono, es un sustantivo abstracto y nunca un adjetivo. Todos los filólogos que han estudiado la cuestión parecen partir del supuesto de que ufana deriva de un adjetivo *ufà, ufana: pero tal adjetivo ni existe ni ha existido nunca en lengua de Oc. En rigor también podemos decir lo mismo del catalán: aquí en fecha reciente se ha empleado alguna vez este adjetivo, pero es castellanismo indudable; conozco un solo ej. antiguo, del S. XV, pero está en el valenciano Jaume Roig8, en cuyo léxico se encuentran ya varios castellanismos, y que además emplea loçà, -ana, o sea la palabra que sirvió de modelo para formar ufano en castellano: es, pues, evidente que ufano y lozano son solidarios, y se confirma mi sospecha de que ufano es creación tardía según el modelo de su sinónimo. Entonces se hace muy difícil explicar el abstracto ufana como derivado de uf(o), de cualquier manera que sea. Hasta donde alcanzo a ver, se trata de un sustantivo de tipo único en lengua de Oc9. Cuesta creer que un adjetivo *ufà, -ana, de haber existido anteriormente, hubiese desaparecido sin dejar huellas; además, tampoco sería regular que el abstracto se formara agregando solamente la terminación femenina10. Tratándose de tipos morfológicos tan sumamente raros, el problema etimológico ha de presentarse oscuro, y hay que desconfiar de toda etimología «indígena» como la que nos propone Spitzer. Por el contrario, una etimología germánica cobraría probabilidad precisamente por la rareza del sufijo.

¿Que es tan difícil explicarlo con UFJO como con UF? No por cierto, puesto que el gótico es idioma cuyo léxico conocemos muy incompletamente. ¿Quién nos asegura que no hubo un sustantivo *UFAINS como los sustantivos femeninos THULAINSpaciencia’ y THAHAINS ‘silencio’?11. Que al sentido de ufana cuadra admirablemente un étimo germánico no es posible negarlo: recuérdese que germánicos son orguelh ‘orgullo’, galàubia ‘magnificencia’, aunta ‘vergüenza’, gasalha ‘sociedad’, taïna ‘preocupación, queja’, faida ‘derecho de venganza’, ganda ‘subterfugio’, y otros varios abstractos de sentido moral. De la vitalidad de la raíz germánica de UFJO no podemos dudar, puesto que tuvo correspondencia en el alto alemán antiguo uppa ‘exceso, abundancia’, de donde in uppûn ‘vanamente, de balde’, uppig ‘excesivo’, y de ahí el alem. mod. üppig ‘lozano’, que traduce el cat. ufanós; en el propio gótico hay el abstracto ufarassus ‘exceso, sobras’ y muchas más palabras de la misma familia, y de ahí se tomó en préstamo el finés upia ‘orgulloso’. Y aun es muy posible que ufana venga directamente del gót. UFJÔ ‘abundancia’, ‘exceso’: se trata de un femenino en nasal, cuyo acusativo y dativo es UFJÔN, genitivo UFJÔNS, plural UFJÔNS, etc.; los femeninos góticos en -Ô se romanizan normalmente en -A, y los temas en nasal se declinan en romance en -A, -ANEM, de suerte que el gót. GASALJA se convierte en el oc. gazalhan «cheptelier». Luego sería normal una romanización UFIA, UFIANEM, y un femenino *ufán era natural que se cambiara en ufana; en lo fonético comp. el tratamiento de otro germanismo: COFIA > oc. cofa.

Spitzer, MLN LXXIV, 135-6, insiste en su etimología onomatopéyica. Da algunos argumentos de valor: tolosano boufano ‘poseur’ (interesante, aunque no puede descartarse, ni mucho menos, que sea evolución fonética local de ufana) y oc. laizana ‘suciedad’, ej. de abstracto en -ana (pero siendo derivado del germanismo laid ‘feo’ también cabría utilizarlo en apoyo de mi tesis). Quizá la cuestión no se puede mirar como zanjada en definitiva, pero el argumento de que los sustantivos abstractos como orgolh o joy son de uso mucho más frecuente que los adjetivos orgolhós, joyós, no es de los que no tengan réplica: ¿Por qué entonces el adj. *ufan, -ana habría constituido la base del sustantivo ufana y no a la inversa?

DERIV.

Ufanarse [h. 1580, Fr. L. de Granada]. Ufaneza antic. (S. XVI, Aut.). Para ufanía, ufana, ufanidad, ufanero, V. arriba.

1 Mal separado grand eufanía en el ms. I, pero es visible que la e pertenece a grande, entre otras razones porque el verso exige dos sílabas distintas de y u, de acuerdo con la versificación sin sinalefa, que Berceo practica sin excepción. El ms. A agravó el error copiando grant eufanía. Pero no existe tal forma.―

2 Este diptongo podría explicarse por influjo de la pronunciación vulgar catalana aufana, aufanós, pero es más probable que se deba a una contaminación de la voz portuguesa autóctona ousado, ousadia.―

3 En el ms. nuestro tal oufano por errata; ed. C. Michaëlis, p. 72, comp. 685 y 923.―

4 La de la -f- es indicio mucho menos concluyente en cast., siendo palabra sospechosa de origen onomatopéyico o expresivo, o por lo menos influida por la interjección uf: comp. tufo junto a tuho, por el valor expresivo del vocablo. De todos modos, el hecho de que no aparezcan nunca variantes con h comprueba el carácter forastero o por lo menos muy literario: en palabras como MOHO, ABUHADO y en otras de este tipo el cambio se produjo a pesar del origen onomatopéyico.―

5 En cast. la registra ya la Acad. en 1884 (no 1843), pero debe de ser muy anterior. Es arbitrario derivar del árabe, como quisiera Asín (BRAE VII, 364-5), esta palabra internacional.―

6 Ejs. en Spitzer y Ag. Agréguese: «que hi pensin bé tots els qui·s tenen per amadors del nostre idioma, i obraran en conseqüència enviantmos a luf notes dialectals» BDLC X, 2.―

7 Sobre todo de adverbios de lugar (cercano, lejano), más raramente de tiempo (¿anciano?); no recuerdo ninguno de modo. En lengua de Oc, lonhdan y probdan no derivan de los adverbios occitanos lonh y prop, pues vienen ya formados del latín (LONGITANUS).―

8 «Quantes ciutats / són dirruÿdes / e subvertides / per ser ufanes, / pomposes, vanes!», v. 7127. Ej. único, si no me engaño.―

9 Hay voces como fontana y el it. fiumana (¿-ANA o más bien -AGINEM?, comp. el cat. flumaire f. < *flumaine), pero son sustantivos concretos y no abstractos. A una formación como escurana ‘oscuridad’, rara también en cast., no le conozco pareja en lengua de Oc.―

10 El caso de soberbio ~ soberbia no está en occitano, y en cast. mismo es secundario (SUPERBIA derivado en -IA de SUPERBUS). Hay alguno en cat.: la fresca ‘el fresco, tiempo fresco’, la fosca ‘la oscuridad’, pero son modernos.―

11 Sabido es que AI suele reducirse a a en los germanismos romances (vid. GUADAÑA, TACHA, etc.).