SIMA, voz peculiar del castellano, de origen desconocido probablemente prerromana; si su sentido primitivo fué ‘grieta, longitudinal en el suelo’, podría ser indoeuropeo, pariente de los scr. sīmā ‘frontera’ y sīman- ‘crencha o raya del cabello’, ags. sîma y escand. ant. sîme ‘cordel’ (cf. gr. Ƴμάς ‘correa’ y scr. syáti ‘él ata’); pero ello es tanto más dudoso cuanto que en los Pirineos sima es ‘sumidero natural’ y simarse ‘sumirse una corriente de agua’. Cf. SUMIR.

1.ª doc.: 1350-69, Sem Tob.

Quien escribió: «sabe que de la riqueza / pobreza es su çima, / y que baxo de la alteza / yaze muy fonda sima» (copla 396). «Adriano... se fué un día a monte por se deportar. E... yendo tras un venado, por una ocasión, súpitamente cayó en una sima muy fonda sin lo ver nin saber ninguno» (pasa un arriero con su asno, oye sus gritos y, echándole una soga atada al asno, le saca del abismo) trad. (a. 1399) de Gower, Confisión del Amante, p. 285; «cisterna: sima o cueva» glos. de Toledo; Canc. de Baena, p. 395, v. 9; «abismo de ambición, cárcava y sima de jactancia» Juan de Pineda (Agric. Crist. V, 29); «aviendo cogido al Cavallero del Febo con una cierta trampa que se le hundió debaxo de los pies en un cierto castillo, y al caer se halló en una honda sima debaxo de tierra...», «¿quién impelió a Curcio a lançarse en la profunda sima ardiente que apareció en la mitad de Roma?», «cayeron él y el ruzio en una honda y escuríssima sima» Quijote (I, xv, 54; II, viii, 28; lv, 209; y en el xxii, 84b, donde se llama sima a la famosa Cueva de Montesinos, en la cual se descuelga el Caballero atado con una soga).

En todos estos casos, y en los dos ejs. del S. XVII que cita Aut., se trata de un abismo más o menos profundo que se abre en la tierra, en forma vertical o muy inclinada. Las hay célebres en varios puntos de España, en particular las de Valera en la prov. de Cuenca, y la Sima de Cabra, en donde se alaba de haber descendido el Caballero del Bosque adversario de D. Quijote; este famoso abismo de la prov. de Córdoba, de 146 varas de profundidad, ya fué mencionado por Juan de Padilla (1521) y otros muchos escritores más tardíos (V. la lista en la ed. del Quijote por R. Marín, 1928, IV, 281n.). No parece ser la misma la Šîma, caverna sin fondo en Andalucía, mencionada ya por el Qazwiní (med. S. XIII), pues estaba situada entre las ciudades de Baza y Baeza (Simonet, s. v.).

Mucho más rara es la ac. que da al vocablo Nebrija: «sima, por carcel de mazmorra: ergastulum»: tan rara que no conozco de ella más que otro ejemplo: la traducción cast. que da PAlc. del ár. matmóra (> cast. mazmorra); y no hay por qué dudar de la veracidad de los datos de Nebr. y PAlc., suponiendo que se confundieron con silo, pues también éste y su sinónimo catalán sitja reúnen la ac. de ‘mazmorra subterránea’ con la de ‘abismo en donde cae el caminante’ (V. mi artículo SILO); sin embargo, esto no debe conducirnos a buscar una raíz común a las tres palabras, pues según he mostrado en el citado lugar, la voz catalana procede de *CĔIA, y el cast. silo se relaciona con el vasco zilo ‘agujero’ y probablemente proviene en última instancia del célt. SզLON ‘grano’, ‘simiente’, etimologías que no permiten establecer un nexo con sima. Por lo demás el significado fundamental aparta también a ésta de las otras dos palabras, pues éstas indican una cavidad subterránea pero de profundidad moderada y fácilmente accesible, utilizada por tanto para la conservación de grano, mientras que por sima se entiende ante todo lo insondable y mortalmente peligroso: es sinónimo de abismo, y por sima puede entenderse el infierno, la boca de un volcán o un hondo sumidero que traga las aguas de la tierra. Es palabra exclusiva del castellano, sin parentela conocida en otro romance ni en lengua alguna1.

Muchas etimologías se propusieron, pero ninguna convence y las más son evidentemente desatinadas. Entre éstas hay que colocar las tres siguientes. Ya Nebr. agregaba a su artículo citado la observación etimológica «sima en griego es sepultura», es decir, σŲμα ‘tumba, sepulcro’; a su idea se adhirieron Covarr. y Aldrete (Origen, fº65rºb), y aunque éste supone un intermedio ‘fosa profunda’, este cambio de significado es forzadísimo y hay toda clase de razones para rechazar la idea. Por razones fonéticas y semánticas se impone rechazar los dos étimos κεƗμα ‘yacija’ y κǢμα ‘ola’ (por el hueco que le corresponde), entre los que vacila Körting (2056, 8723). Pero no puede tomarse mucho más en serio la idea de Baist (ZRPh. V, 563), aceptada por C. C. Rice (Language V, 25), Persson (Eranos XX, 80) y M-L. (REW 7931), de partir del gr. σιμóς, lat. sīmus ‘romo’, ‘chato’, voz que no ha dejado descendencia romance y es dudoso que jamás fuese popular en latín: sin duda es cierto que en griego, además de este sentido fundamental, hay el de ‘deprimido, hundido (hablando del vientre)’, ‘pendiente (aplicado a una montaña)’, y aun en la locución τĮ σιμĮ τNjν ƽρων se llega a la ac. ‘collado, paso entre montañas’, pero ni hay motivos serios para creer que estas acs. pasaran al latín, ni aunque así fuese obtenemos un punto de partida semántico razonablemente cercano al de ‘abismo’, ‘hendedura profunda en el suelo’, que es el del cast. sima. Por lo demás, toda etimología griega es sospechosa para un vocablo aferrado al terruño como es el que nos interesa. Algo más nos aproximaríamos tomando en consideración el sentido de ‘moldura cóncava’ que tiene sīma (procedente de esta voz griega) en Vitruvio, de cuyo derivado simatus viene el a. alem. ant. simiz, alem. gesims ‘cornisa’, ‘listón’, pero aun esto nos deja demasiado lejos por el sentido2.

Ni semántica ni fonéticamente es aceptable el étimo de Spitzer (RFE XIII, 117-9) *SEDզMEN (REW 7784, documentado en bajo latín italiano desde 867, VRom. III, 205) > it. ant. sedime ‘base, sedimento’, en dialectos it. ‘casa de campo’, aunque consintiéramos en atribuirle el sentido de ‘cárcava de molino’, ‘calabozo’, que presenta sedes en algún raro texto en bajo latín; no podría esperarse otro resultado fonético que *s(e)ímbre (grama GRAMINA se explica por disimilación, y balum(b)a VOLUMEN es voz advenediza); ni siquiera cimbra o cimbre ‘galería subterránea’, ‘acequia subterránea’ tienen que ver con este *SEDզMEN, como sugiere Spitzer y ha admitido el REW (V. mi artículo correspondiente)3.

En una palabra, lo único prudente era limitarse, con Diez (Etym. Wörterbuch, 487), a declarar desconocido el origen, o bien a sospechar que es prerromano. Esto desde luego es muy razonable, pues de voces prerromanas no latinas (o itálicas dialectales) proceden varios nombres romances de la sima y nociones análogas, como el oc.-cat. avenc; cat. cavorca, retorrom. chavorgia (cast. CAHUERCO); it. bórro, burrone, lomb. ant. y cat. bora, alpino-véneto boranga, fr.-prov. del Piamonte bwíri (AIS 424); cat. esvoranc ‘boquete’, ‘agujero ancho en una pared, etc.’ (para los cuales no contenta el étimo griego admitido por M-L. y Battisti-Alessio, y rechazado por Migliorini); it. frana, cat.-oc. frau, port. fraga (quizá itálico FRAGէNA, -GU, -GA, desde luego no VORAGO); cat. timba, calabr. timpa; cast. BARRANCO; cast. SILO; cat. sitja4.

Pero si tratáramos de hallar un enlace con posibles étimos prerromanos no llegaríamos a resultados concretos. Nada análogo en vasco: zimel, zimil, ‘marchito’, zimur ‘arruga’, sólo muy de lejos sugieren la idea de ‘resquebrajadura en la tierra’; más lejos todavía quedan zimail ‘rama nueva’, zimitz ‘fleje’, ‘encella, cesto para el requesón’ (s-) (que es probable vayan con zibil ‘flexible’, zibi ‘viga’, y con el gasc. sibiu ‘varita’), o bien zimiko ‘pellizco’, o zima ‘greñas’; otras palabras vascas en zim- son evidentes romanismos. Nada tampoco en céltico, pues no es razonable buscar un enlace con SզAMOS ‘larguísimo’ (Stokes-Bezz., s. v. sêros). Y tampoco sugieren ninguna pista practicable otras lenguas indoeuropeas, como el b. alem. ant. *SIMARÔNrezumar’ (> Vestfalia siemern), cf. también danés sima av ‘gotear’ (junto al cual hay un simi ‘mar’ ya en islandés antiguo), citados por Pok. IEW 8895, ni demás representantes de la raíz SI-,Sզ-, ‘gotear’ (Walde-P. II, 465), que semánticamente habría sido apropiada, dado el estrecho enlace entre las ideas de ‘sumidero’ y ‘sima’ (comp. la etimología de avenc propuesta por Hubschmid)6. Hay que creer, por lo tanto, que sima es una de tantas reliquias como han quedado en España, de lenguas prerromanas desconocidas7.

DERIV.

Simado (V. arriba). Simoso arag. ‘(terreno) flojo y que fácilmente se desprende, por las filtraciones u otras causas, dejando abiertas simas o concavidades’ (Borao).

1 Figura una vez en las Ctgs., pero sólo en un título del ms. T, luego quizá más como castellano que como gallego: «como Santa Maria guardou un crerizon que non morresse en h?a sima u o avian deitado os ladr?es» (102.1). Dudo de la existencia del val. sim «sima; cavidad subterránea que se extiende principalmente en profundidad» (Escrig); sospecho que se trata del cat. común cim ‘cumbre’, palabra poco usual en Valencia, pero que ha de haber existido allá como en todas partes: Escrig entendería mal. Según Griera (Tresor) sima se emplea en Carlet y en Altea (val.), pero es muy posible que allí sea castellanismo. Podría sospecharse que los dos pueblos llamados Simat en el País Valenciano contengan un derivado de nuestro vocablo, tanto más cuanto que en el del partido de Alzira (o sea Simat de Valldigna; el otro es un despoblado del término Vilallonga, comarca de Gandía) hay una partida llamada «L’Avenc», es decir, ‘la sima’. En valenciano la cuestión es compleja, pues realmente sima está allí muy extendido y arraigado en toda la toponimia entre el Júcar, la Marina y Alicante, como observé, en un centenar de pueblos, en las encuestas del Onomasticon; avenc es el único empleado en otros pueblos valencianos; pero las montañas de Valldigna, Assafor y vecinas son de las zonas valencianas de lenguaje más castizo, y aunque por la parte de Valldigna coexisten los dos vocablos, en algún pueblo muy conservador (creo Barxeta) distinguían entre avenc ‘sima grande’ y sima ‘sima pequeña’, y en otros sólo empleaban, respectivamente sima y simeta, quedando avenc sólo estereotipado en la toponimia; es lo que ocurre, p. ej. en Llutxent, localidad también conservadora. Se trata de zonas donde las simas abundan mucho y se comprende por lo tanto esa variedad. Además en Llutxent y su contiguo Pinet existen dos simas muy grandes y célebres que llevan el nombre propio El Simarro. Todo esto tiene una fisonomía autóctona prerromana, y en val. seguramente ya mozárabe. Sabido es que existe además el apellido Simarro (Casa Simarro veo en el mapa en Alfauir, a 6 kms. en línea recta del Simarro de Llutxent), pero no sé si sólo en valenciano. Adviértase que si sima llegó a emplearse en árabe valenciano, su plural habría sido simät, de suerte que bien pudieron los pueblos llamados Simat (ambos situados en la zona de máxima vitalidad del vocablo y de máxima densidad en cavidades espeleológicas) haber tomado nombre de este plural, si bien a condición de admitir que los moros lo pronunciaban con a no palatal, por confusión parcial con el simâƫ semítico, pues de otro modo -ät ante t no enfática habría sido oído como *Simet por los conquistadores cristianos. El sufijo no indoeuropeo de Simarro puede prestar cierto apoyo a la idea de que sima es vocablo prerromano ibero o iberoide, pero no apoyo decisivo, pues así como -arro ha quedado como sufijo vivo en castellano y catalán y aplicable a radicales latinos (o indoeuropeos) lo mismo, que a los demás, algo parecido pudo ocurrir en mozárabe. Sin embargo, es posible que tengamos ahí un mero espejismo pues este nombre coincide demasiado bien con el ár. simâƫ ‘centro de un valle’ (Fairuzabadí), en R. Martí «callis», para que sea coincidencia casual: este vocablo significa ‘barrio’ o ‘calle’ en docs. sicilianos y en Almacarí, ‘mercado, bazar’ en muchos textos medievales de Marruecos, Túnez y Sicilia (Dozy, Suppl. I, 684), y no hay que pensar en que venga de la voz española, pues en la ac. ‘serie de personas, de objetos’, que parece ser la fundamental, ya está en los orientales ?auharí (fin S. X), Abulfeda (princ. S. XIV) y Fairuzabadí (fin del XIV). Tampoco es posible pensar que sima sea derivado regresivo del ár. simâƫ (a base de ‘calle’ > ‘surco, hendedura’), pues entonces tendría ç-. La existencia de sima en el catalán preliterario puede conjeturarse razonablemente por el nombre de dos profundas cavernas: la Cova Simanya, término de Sant Llorenç Savall, partido de Sabadell, y la Cassimanya (< Coa Simanya), término de Begues, partido de St. Feliu de Llobregat. Es verosímil que se trate de Sima Manya (MAGNA). Quizá haya ocurrido lo mismo en bearnés, pues hay un municipio Simacourbe a 4 km. de Lembeye [Cimacorba S. XII, Simacorba S. XIII, Saube-Corbe 1383, Sima Curva 1418, etc.], cf. Espugacorba, nombre de cueva en Ribagorza. No creo que se trate de CYMAcumbre’, pues este vocablo tiene muy poca aplicación orográfica en lengua de Oc (aunque cima está en Levy no sé que se emplee hoy en gc. pirenaico) y Simacourbe está en la llanura bearnesa. Para el tipo cat. carant ~ calanca, V. el artículo que escribo para la Festschrift Wartburg.―

2 Un ej. del cast. sima en este sentido, cultismo evidente, sacó Cej. (VIII, 195) de un antiguo tratado de arquitectura. Jud (ZRPh. XXXVIII, 36) toma en consideración la posibilidad de que el alem. gesims tenga otro origen. Quizá pensando en este enlace semántico con sīmatus pone M-L. en primer lugar el cast. simado, pero esto es invertir los términos naturales, pues este vocablo «que se aplica a las tierras hondas» es voz provincial andaluza no documentada hasta Aut., y evidentemente derivado secundario de sima.―

3 Tampoco tiene relación con el cast. sima la voz idéntica que en el CGL V, 517.33, traduce a tricorus, que en otra glosa (V, 102.13) se da como equivalente de camera. Se trata del lat. sigma ‘triclinio de forma semicircular’, mal entendido por el glosador (ALLG IX, 546).―

4 Mucho más raros son los nombres latinos como el port. y leon. FURN(I)A (comp. friul. furneyu en el AIS) o el fr. goufre.―

5 Pero no creo mucho en la existencia de esta raíz SEIM-gotear’, que tiene todo el aspecto de ser un amasijo de voces germánicas (y célticas) recientes, resultantes de una reducción fonética de radicales mucho más largos y complejos; cf. los artículos sige II, sildre, sid(st) y sobre todo sen. Y parece que así como no se puede emplear este amasijo para combinar una raíz indoeuropea, tampoco hay que emplearlo para combinar una «raíz onomatopéyica» con lo romance. Lo prudente es dejar a un lado este grupito (por lo visto casual) de cosas germánicas. Si hay raíz SUM- ~ SIM- hay que constituirla exclusivamente con las voces romances.―

6 Claro que sería descabellado suponer un étimo gótico para la palabra española, con base germánica tan estrecha. Menos inverosímil aunque también audaz, sería suponer un *SզM, palabra de los «Urnenfelder», equivalente del lat. sēmen, prus. ant. semen, lit. semens, paleoslavo sĕmȇ, a. y b. alem. ant. sâmo ‘semilla’, con una evolución semántica paralela a la de SILO, y admitiendo que este dialecto (estrechamente emparentado por una parte con el baltoeslavo y por la otra con el céltico) participara en el cambio céltico de en զ. Nótese que así el cast. silo como el cat. sitja significan ‘sima’ además de ‘silo’. La idea peca de excesivamente hipotética. No lo sería menos un lígur o céltico *SզC-MAcortadura’ sólo apoyable en el lat. sīca ‘puñal’ y el lit. skis ‘puñal’, voces oscuras y aisladas. Lo menos arbitrario sería, partiendo de la idea dudosa de que sima fuese ‘grieta longitudinal en el suelo’, suponerlo indoeuropeo, pariente de los scr. sīmā ‘frontera’ y sīmán- f., sīmántaɅ m. ‘crencha o raya del cabello’ (Mayrhofer), ags. sîma, b. al. ant. sîmo, esc. ant. sîme ‘cordel’ (de la familia del gr. Ƴμάς, ‘correa’ y del scr. syati ‘él ata’); pero ello coincide muy poco con los sentidos documentados de sima y sus parientes: así en los Pirineos sima es ‘sumidero natural’ y simarse vale por ‘sumirse una corriente de agua’. Ciertamente no puede tomarse en serio la idea de Simonet de partir del latín IMAprofunda’ (aun suponiendo aglutinación las imas > las simas). Sólo por casualidad coincide Salerno simatu ‘hendido’, derivado del helenismo sud-italiano sima ‘señal, marca’, sic. simari ‘señalar’ (Rohlfs, EWUGS § 1932).―

7 El área donde el vocablo tiene arraigo antiguo parece coincidir bastante bien con la España de lengua castellana, pues hemos visto que abarca desde Córdoba, por lo menos, hasta el País Valenciano y hasta Fonz en la zona aragonesa de Ribagorza, donde lo atestigua Griera, y, en efecto, yo lo he recogido en la toponimia de los pueblos vecinos de Calassanç y Açanui, en los que ya se habla un dialecto mixto, que es más bien catalán; es más, en toda la baja Ribagorza de habla catalana, hasta las márgenes del Ribagorzana (El Campell, Casserres, etc.), es muy viva en el sentido de ‘sima’ la voz calama, que se deberá al influjo ejercido por sima sobre carant, querant, caranc(a), calanca, otro curioso nombre prerromano de la sima, que he recogido en Ribagorza y en toda la zona desde el Alto Pallars hasta Artesa de Segre, y que reaparece en los Alpes Vénetos con el sentido de ‘arroyuelo pedregoso’ (acepción también conocida en el Montsec occidental); para un cruce parecido, vid. SOBACO.