BARRANCO, sin duda prerromano.

1.ª doc.: 1094, barrancus en doc. latino de Aragón citado por Du C.

Otros testimonios antiguos: barranco, Écija, 1258, M. P., D. L., 345.26, 42, 43; Zifar, 45.6, 45.10; J. A. de Baena, en su Canc., 261.20. Difusión: port. barranco [1544]1, cat. barranc (frecuente ya en el S. XIV: Franch, Corbatxo BDLC XVII, 122; A. Canals, Arra d’Ànima, 150; con referencia a nombres de lugar, en el Maestrazgo, 1402-3, Bol. Soc. Castellon. Cult. XIV, 346-7). A pesar de que en catalán es voz del Mediodía, poco arraigada en el Norte (particularmente en la toponimia septentrional catalana), en el extremo Nordeste vuelve a aparecer muy arraigada en todo el terruño, pero con un significado diferente, que tiene todo el aire de tener base etimológica: en las Corberas (Talteüll, Òpol, Vingrau, Perillós) barranc es ‘sima, galería subterránea casi vertical, especialmente la que alberga un manantial o torrente subterráneo’ (éste se llama allí avèn, en Perestortes, Baixàs y les Cases de Pena, y de un cruce de los dos vocablos sale barrèn o barrenc ‘sima’ Calce, Estagell, Les Cases de Pena, cf. catalán común avenc ‘sima’). En el Capcir barranc (Els Angles) o barrenc (Formiguera), en cambio significa ‘obstáculo, entorpecimiento que cierra el paso’ (p. ej. un árbol caído), lo cual tal vez ya no sea el mismo vocablo. Sin embargo Auziàs Marc emplea barrancs en el sentido de ‘precipicio, terreno quebrado’ («si’l jorn clar fos nit cega, / los grans barranchs foren carrera plana», LXXV, 72, lo cual puede explicar cómo se llegó hasta la acepción capcinesa). Gasc. pirenaico barranc «précipice», «ravin profond» (Azun, Arán, Couserans; pero Lavedan barràncou se revela claramente como aragonesismo: Rohlfs, Le Gascon, § 306), langued. barrenc (Aude: Sabarthès, s. n. Barrenc y Le Pertus), prov. baren «ravin, précipice, abîme» (Mistral, empleado en Mirèio)2, prov. alpino baranca ‘peñasco a pico’ (Arnaud-Morin); dos formas aisladas de los Alpes centrales: Val Sesia baranca, sobreselv. vraunca «burrone»3; y calabr. merid. varranca, varrancu, barrancu, farrancu, «burrone, precipizio», sic. barancu, carrancu, «luogo scosceso» (Rohlfs, ASNSL CLXXV, 139; Litbl. XLVII, 357; V. todavía algún dato y consideraciones de interés en Hubschmid, VRom. XI, 265-6).

Sentido: como notó Cuervo, Ap. § 702, ambas acs., la española ‘torrente profundo’, y la amer. ‘ribazo, mole de tierra o piedra tajada sobre una quiebra o corriente de agua’4, se hallan ya en los clásicos: la segunda en Garcilaso, Cervantes, Fz. de Oviedo y otros; pero los textos medievales, incluyendo los citados por el DHist., presentan la primera5; Oudin explica «esgoust d’eau coulant par la rue, fondriere, un chemin creux et profond»; en catalán central y en lengua de Oc hoy es vulgar la ac. ‘precipicio’ (caure per un barranc avall), pero ‘torrente profundo’ es la que corre en Valencia, Cataluña Occidental y también en muchos puntos de la Oriental; aquélla aparece en los dos textos del S. XIV (caure en un barranc), mientras que los docs. del Maestrazgo presentan ésta, que es también predominante o general en el valenciano J. Roig, S. XV («barranchs ni valls», «barranch, flum e torrent», vv. 7017, 12745, 14412). En portugués se combinan las dos sin separación clara (Moraes, pero en las Ctgs. 213.8 «en un barranco caeu con el o cavalo» muestra lo antiguo de la ac. ‘precipicio’), y en mirandés significa ‘sepultura abierta en el suelo’ (Leite de V., Phil. Mir. II, 167).

Origen: es ya tradicional buscarlo en el gr. ưάραƔξ, -αƔƔος, ‘precipicio, ribazo, abismo’, y últimamente han defendido esta idea Bruch, WS VII, 170-1, y Rohlfs l. c., pero Wartburg, FEW I, 261a, rechaza sus argumentos con buenas razones; nótese particularmente que la voz aparece más antiguamente en los Pirineos centrales y en el interior de España que en la costa mediterránea, que es desde donde hubiera debido irradiar tal helenismo; lo más que puede concederse es que sea voz prerromana emparentada con la griega, que es a lo que parecen inclinarse Jud, BDR III, 10, y M-L., REW, 963a. Tampoco puede asegurarse cuál sea la lengua prerromana que nos lo trasmitió: sólo aparece en forma compacta en la Península Ibérica, las formas occitanas parecen intrusos hispánicos y lo mismo podría creerse en el Sur de Italia. Sin embargo los esporádicos representantes alpinos sugieren la idea de una reliquia pre-céltica y pre-ibérica, quizá «lígur»; Vetter (Pauly-Wissowa, Realencyclopädie d. Altertumswiss. XIII, 529) y Walde-H. (s. v. ferio) creen que es la correspondencia lígur (sorotáptica diría yo más ampliamente) de ưάραƔξ.

Como ve Spitzer, Lexik. a. d. Kat. 21-22, existe deriv. de la misma raíz con otro sufijo: port. (especialmente miñoto) barrôco ‘excavación honda y transitoria hecha por las lluvias torrenciales’ (Melgaço barrônco por cruce con barranco), barroca ‘camino estrecho entre ribazos’ (Leite de V., Opúsc. II, i, 233, 340, 475), vid. BERRUECO 6. Sin embargo no es probable que sean derivados de BARRO, pues el barranco no suele ser depresión en terreno arcilloso, sino peñascoso o arenisco7.

DERIV.

Barranca [princ. S. XVI]; el tudelano Arbolanche (a. 1566) parece distinguir entre barranco ‘quiebra del terreno’ (diestro en barrancos saltar, 100v4) y barranca ‘vallecito’ (una pequeña que entre dos valles se hazía, 36r12). Abarrancarse [1550, J. Hurtado de Mendoza] o embarrancarse [ya Acad. 1884], ‘meterse en un barranco’, ‘meterse en lance del que no se puede salir fácilmente’, embarrancar intr. ‘varar, encallar (un barco)’ [1831, Dicc. Mar. Esp.].

1 Es de notar la ausencia del vocablo en el Onomástico Medieval Portugués de CortesƟo, donde esperaríamos encontrarlo.―

2 Las dos últimas formas son debidas a un cruce con aven(c) ‘sima’.―

3 Citado por Ascoli, Annot. soprasilv., del vocabulario de Carigiet, pero falta en Vieli y en el Namenbuch. Es dudoso.―

4 La forma más viva en América es barranca. En papiamento baranca ha llegado a significar ‘roca, peña’ (Hoyer).―

5 Especialmente claros son el doc. de 1258 («el barranco que sale de Camarena e va...»), el del Zifar y el pasaje de Hernando del Pulgar («La gente de caballo... metida en unas grandes ramblas o barrancos»). Aunque no se halla en fecha antigua el uso americano y cervantino despeñar de un barranco, donde no se piensa más que en el corte vertical, es frecuente por otra parte que las dos ideas se hallen combinadas en caer o lanzar en un barranco (F. de Zorita, Zifar, Baena). En el Caballero Zifar se aplica al lugar adonde se ha echado un cadáver. En el Valle de Arán aparece ocasionalmente la misma aplicación (BDC VI, 21). Comp. además Nebr. «barranco: anfractus, callis»; íd., Lex. Lat.-Hisp. «abruptus, -a, -um: lugar abarrancado».―

6 En cambio hay que desechar el fr. barricave, sólo documentado en Brantôme y en Oudin, que es un gasconismo. La forma con -rr-, que en francés puede ser meramente gráfica, en gascón es rara y secundaria: Mistral se guía por la grafía de Brantôme; en cambio Palay sólo da formas con -r-, y yo hallo en el Gers: baricau f. «fondrière» (Cénac), baricaudo «lieu sauvage» (Durrieux, II, 102), baricaut f. «gorge» (Bouts dera Mountanho, VII, 7); ruisseau de Baricave en el valle de Aure, Bòsc de Baricaua o -cauba en Arán; sólo un caso de barricauo «ravin» en Endofielle, Gers (revista citada, VII, 88). Como existe la variante baricoumbe y baticoumbe, y como baricau(t) por su género femenino se revela como reducción de baricauo (comp. poumo andureu en Cénac, < -euo), resulta clara la etimología VALLEM CAVAM, VALLEM CUMBAM, cuya -LL- evolucionó en r o en t, cosa normal en el dialecto. En el Bearne en Monein hay un bosque Baringouste (ya en 1675) que ha de ser VALLIS ANGUSTA. El langued. ba(r)racau de Mistral estará mal localizado.―

7 Algo nebulosa y bastante incierta es la idea de Bertoldi, Festschrift Jud, 232-3, de relacionar barranco con un prerromano *MARRApendiente rocosa’ y con nombres alpinos del pino mugo y del enebro (barancio, barancli, etc.).