MORCILLA, palabra típica del castellano y el portugués (morcela), de origen incierto; si, como parece, hay parentesco con el cast. morcón, que designa un embutido semejante, habrá que partir de una base *MURCELLA, junto a la cual existiría *MURCONE, de la misma raíz, seguramente prerromana y quizá emparentada con el vasco mukurra ‘objeto abultado y disforme’ y con el céltico MUKORNO- ‘muñón’.
1.ª doc.: h. 1400, Glos. de Toledo y del Escorial.
Port, morcela es «espécie de chouriço, em que entra como elemento principal o sangue de porco; chouriço doce» (el castellanismo morcilha se ha introducido en las Azores y en Rio Grande do Sul, morcilho «chouriço moiro» en otros dialectos). Para la antigüedad de la palabra en el idioma vecino me bastará mencionar que ya figura en una poesía del 3.r cuarto del S. XIII escrita por F. Garcia Esgaravunha: «nom acharedes em toda Castella... / melhor ventrulho nem melhor morcela / do que a ama corn sa mƟo faz /... / faz bom souriç’ e lava bem transido...». Luego era diferente del souriço o chorizo. Comenta C. Michaëlis (ZRPh. XX, 151, 210): «hoy murcella es el nombre de un embutido pequeño dulce, con almendras, gris por fuera y por dentro, al que siempre he considerado sospechoso de significar propiamente ‘ratoncito’... Sólo si las morcillas medievales portuguesas fuesen embutidos de sangre y de color oscuro se podría relacionar con mora». Es decir, la sabia filóloga pensaba por una parte en derivar de MȢS>, MȢRISl>, y por la otra en partir de MĶRUS, en ambos casos como diminutivos en -ICELLA. Desde luego deben desecharse ambas ideas, entre otras varias razones, porque entonces tendríamos -z- sonora, cuando en realidad hay sorda así en portugués como en castellano antiguo (glos., APal., PAlc., Nebr.)3. Esta misma razón basta para demostrar que no puede haber relación con MORCILLO ‘color oscuro de caballo’, pues éste tenía sonora y procede seguramente de MAURICELLUS.
Por lo demás morcilla y morcela no tienen otra parentela romance: no existen ni en catalán, y en cuanto al napol. murzillo ‘buen bocado, golosina’, citado por Merlo (WS III, 104-5) a propósito del napol. giovedì murzillo, mozz-, samnita jovedìo morziddo, ‘jueves lardero’, si realmente tiene que ver con morcilla (y no con MORSUS, opinión de Merlo), ha de ser en calidad de préstamo.
Por lo demás apenas se ha sugerido étimo alguno: Diez y M-L. guardan silencio, y la etimología MAURUS ‘oscuro’, admitida por Baist, Coelho y CortesƟo, queda rechazada por la ya invocada razón fonética de la -c-, a la cual en este caso se agrega la o portuguesa (y no ou). Sólo Simonet (s. v. mircás) me parece haber indicado dos pistas valiosas, aunque, al darlas conjuntamente, la una contradice la otra. Por una parte menciona el it. mortadella (-ello, ant.) «specie di salame, ma più grande»4, que viene (como indican Forcellini y Bloch) de un diminutivo del lat. MŬRTATUM ‘embutido sazonado con mirto’ (en latín MYRTUS o MŬRTUS, vid. MIRTO). Este seguro étimo de mortadela ya lo indicaron Varrón («murtatum a murta, quod eǝ large fartum») y más detenidamente Plinio: «alius usus baccae myrti fuit apud antiquos, antequam piper reperiretur, illius obtinens vicem, quodam etiam generosi obsonii nomine inde tracto, quod etiam nunc myrtatum vocatur». Ahora bien, MŬRTEUS o MYRTEUS fué muy empleado en la antigüedad como adjetivo para designar todo lo pertinente al mirto, y en particular cosas hechas con mirto, por ej. el aceite de mirto (oleum myrteum) o el vino sazonado con mirto. Nada nos impide suponer que a los embutidos aderezados con esta especia primitiva se les diera, además de BOTULA MURTATA, el nombre de BOTULA MŬRTĔAl>. La dificultad formal para deducir de ahí morcilla es escasa, pues si bien es verdad que un diminutivo latino de este adjetivo habría sido ciertamente *MURTEOLA, que no podía dar morcilla, pronto se eliminaría el obstáculo admitiendo un romance arcaico *morça, del cual después se formara el diminutivo de tipo general morciella. Es verdad que la necesidad de postular *morça da un carácter harto hipotético a esta etimología, pero de ninguna manera podemos considerarla imposible.
A condición, sin embargo, de que consideremos meramente casual la semejanza con otros dos vocablos que Simonet relacionó, muy naturalmente, con el nuestro. Por una parte el cast. morcón «la morcilla hecha en la tripa gruessa del animal, que llaman ciego, y es el remate del orden de las tripas» (Aut.), que ya aparece en Covarr. («quasi morcillón, la morcilla hecha de tripa grande») y en Lope (Aut.), documentado por primera vez en 1599, en Mateo Alemán, con la ac. figurada «persona gruessa pequeña y desaliñada» (Fcha.)5. Por otra parte el hispano-árabe mirkâs «longaniza» (S. XIII, R. Martí), que PAlc. pronuncia, de acuerdo con la evolución fonética, merquíç, y traduce «morcilla (de puerco)», y el africano Abenalhaxxá, coetáneo de R. Martí, escribe igual que éste y manifiesta que es palabra magrebí u occidental: hoy se pronuncia mergâz en ciertas hablas magrebíes (Marcel) y merkâza «saucisse» en Túnez (Beaussier). Nótese que no puede ser palabra genuina en árabe, pues su sentido no corresponde al de la raíz r-k-z, que por lo demás es rara, y ajena al habla vulgar6. Relacionar esta palabra magrebí con morcón es tanto más fácil y obligado cuanto que en el portugués de la Beira existe môrca «barriga, bandulho», y en el portugués popular se emplea morcão o môrcas en el sentido de «individuo indolente e taciturno» (Fig.), minhoto murcão «pessoa desajeitada» (Leite de V., Opúsc. II, 500). De este morca ‘barriga, mondongo’ pudo derivar morcón, y por otra parte el plural morcas pasaría como singular, según es tan frecuente, al árabe hispano en la forma *morkás, cambiado pronto en mirkâs, en este idioma de vocalismo lábil, con el objeto de ajustar el vocablo a la estructura morfológica de los nombres con preformativa mi-. Ahora bien, este morca y morcón quizá sean palabras completamente independientes de morcilla. Sólo con esta condición se podría mantener la etimología MURTEA para esta palabra. No es condición imposible y ni siquiera claramente inverosímil, pero la idea de una relación entre las tres palabras se apoya en la existencia de otras en mork- con sufijo diferente: arag. morcal ‘intestino’ (Borao), y ast. moscancia, -ancio (< morc-?) ‘morcilla de tripa y sangre de carnero’ (Vigón, Rato). Si hubiera una etimología asegurada para morca-morcón, claro está que sería preferible atribuir a todas estas palabras un origen único. Pero no hay nada medianamente seguro. Es descaminado derivar morcón y afines de MORUECO (así GdDD 4186), con el cual no hay enlace semántico. Dudo que atine M. L. Wagner, ZRPh. LXIV, 332, al decir que el amer. morronga ‘morcilla’ se deba a un cruce de morcilla con mondongo (habría dado *mordongo); el arg. poronga ‘pene’ desde luego no es alteración de aquello por influjo de porra, pues sale de porongo ‘calabaza’ (por la forma del mate de matear), del quich. puruncu ‘vaso de cuello angosto y largo’ (citado por él mismo p. 333).
Lo único que se puede afirmar es que el étimo de morcilla deberá ser prerromano. Pues para que el vocablo fuese diminutivo de morca sería preciso que esta familia ya se hubiese bifurcado en latín vulgar, antes de la palatalización de la C latina ante E: sólo entonces se comprendería el paso de un *MORCELLA a morcilla. Ahora bien, esto nos reduce a buscar el étimo en latín, en griego o en un idioma prerromano, y como en los dos primeros no hay una palabra MORC- o MURC- de este significado, sólo quedaría la última alternativa. Es el caso que Larramendi aseguró que morcón viene de un vasco morcoa, y todavía la Acad. se atiene a su afirmación, derivando de ahí tanto morcón como morcilla; por desgracia, en este caso como en tantos, Larramendi no se atuvo a la realidad de la lengua vasca. Oigámosle: «morcón es voz bascongada, morcoa, y significa el intestino gruesso, y de ahí nació epurdico morcoa, que trastrocadas las letras dizen otros mocorray». Estos «otros», por lo visto son «todos», y *morcoa no es más que una forma supuesta para la etimología: mokor(ra), en efecto, es ‘nalga’ (vizc., guip.) y epurdiko es el genitivo de epurdi o ipurdi ‘culo’; de modo que el buen vasquista se permitía amplias libertades no sólo fonéticas pero también semánticas. Para salvar algo de la idea de Larramendi tendríamos que suponer un proceso semejante al imaginado por él, pero trasladándolo a la época ibérica. Ahí todo se hace nebuloso y de ninguna manera podemos sentirnos en terreno firme; ni al afirmar, ni, claro está, tampoco al negar. Mokor y su variante dialectal mukur son indudablemente voces antiguas del idioma (comp. lo dicho s. v. MOGOTE) y su idea central parece ser ‘objeto abultado’ (‘tronco o rama gruesa de árbol’, ‘árbol achaparrado’, ‘terrón’, ‘mendrugo’, ‘objeto disforme’): ¿existiría junto a ellas en ibérico o en proto-vasco una variante metatética *MURKU? Sabido es que el vasco ha sido siempre propenso a las metátesis. De hecho murko y morko existen hoy en los dialectos arcaicos de Sule y de Vizcaya con las ac. ‘racimo (de uva)’ y ‘vasija o persona grosera’ (comp. mukur y mokor ‘persona tosca’); Pouvreau aseguraba que el sentido propio de murko sería «amas, monceau».
Todo esto ofrece cierto asidero a la hipótesis de un proto-hispánico *MURCU ‘mondongo’, de donde vendrían *MURCELLA > morcilla y por otra parte morca, morcón y mirkás, pero reconozcamos que éste es terreno sumamente resbaladizo, y que mientras nos faltan casi por completo las comprobaciones7, los puntos oscuros quedan en cantidad alarmante8. A pesar de todo ello, la hipótesis de un origen prerromano de este grupo de palabras es lo más probable.
Es posible que el tipo proto-hispánico *MURCONE (y *MURCA, *MURCELLA) ‘mondongo’ y el tipo vasco MUKURR- sean voces pasadas al ibérico y al protovasco desde un común original céltico, si es cierto que el galés migwrn ‘nudillo, artejo’, bret. migourn, -orn ‘cartílago’, gaél. mugairn ‘artejo’ corresponden a un galo *MȢKORNO-l>, del cual saldría el oc. ant. magorn ‘pierna sin pie, muñón de pierna’, como indicó Brüch (ZRPh. XLI, 689-90). En vasco -RN- pudo asimilarse en rr (como en SARNA > sarra, comp. SARRO), y al pasar al ibérico el vocablo pudo metatizarse en *MURCONO, -ONE; tratándose de embutidos no muy gruesos no es extraño que la terminación de *MURCONE, percibida como un sufijo aumentativo, fuese eliminada o sustituída por la diminutiva -ELLA en el romance primitivo. Semánticamente es fácil de concebir el paso de ‘muñón’ a ‘mondongo, morcilla’, y también se comprende fácilmente el significado vasco ‘objeto abultado’; por lo demás hay también en vasco makur ‘zambo, patituerto’, ‘torcido, contrahecho’, ‘inclinado, arqueado’, ‘perverso’, ‘errado, equivocado’, ‘perillán, pícaro’, malkor ‘estéril’, ‘joroba’, de donde Bigorra magorro ‘hembra estéril’, bearn. macòrrou ‘hombre o mujer de mala vida’ (Palay)9, voces cuyo significado puede explicarse directamente desde el de ‘muñón’ o ‘lisiado’. Para poder dar este origen céltico por seguro haría falta, es verdad, asegurar mejor que el vocablo es realmente antiguo en celta y de origen indoeuropeo10.
DERIV.
Morcillón. Para morcón, V. arriba.
1 No hay que dar demasiada importancia a esta traducción latina, palabra que falta en los léxicos; estos glosadores suelen traducir las palabras latinas por otras castellanas cuyo sentido les sugiere aproximadamente el que en apariencia tiene la voz latina. Aquí bastaba el elemento sangui- para recordarles morcilla.― ↩
2 En valenciano On. Pou (1575) da el castellanismo morzilla como equivalente del cat. botifarra, lat. apexabo, p. 198.― ↩
3 Para más confirmación nótese que este último coloca el vocablo entre morcielago y mordace, así que no puede haber errata. La misma objeción cerraría el paso si intentáramos relacionar con el cast. ant. y salm. mor(e)zillo ‘músculo, brazo’ MȢRէCELLUS.― ↩
4 De ahí el cast. mortadela [Acad. 1925 o 1936].― ↩
5 Morcón de huevos como insulto a una persona en Quiñones de B. (NBAE XVIII, 545). Comp. esto con la morcilla de huevo navarra.― ↩
6 Claro que tampoco es aceptable la idea de Dozy (Suppl. I, 555b) de derivar de un griego μάζƓς κρέας propiamente ‘carne de masa’.― ↩
7 Mokordo ‘excremento duro, cada uno de los pedazos del excremento humano’ es derivado de mokor, y ha dado el bilb. mocordo «humana defecación a modo de chorizo» (Arriaga). Comp. ast. morzón «excremento sólido que toma la figura de morrón» (Rato).― ↩
8 ¿Cuál es la relación con molkho «grappe de raisin; peloton de fil; motte», con su variante mulko, y con multzo «amas, tas, monceau», «bloc», y su aparente primitivo muྋu, muྋo, «boule», «ampoule», «bouton» (Lhande), etc.? Y en cuanto a mokor, ¿no es derivado de moko ‘pico’, ‘punta’, ‘carámbano de hielo’? Comp. MOGOTE.― ↩
9 El oc. ant. magorn figura en el trovador gascón Marcoat y en el Donatz Proensals (cuyo vocabulario es languedociano), además magorneira «tronçon de membre» en el propio Marcoat; el editor de Marcoat, Dejeanne, nos informa de que en Bagnères-de-Bigorre, hoy sobrevive el vocablo con o abierta y designando «une personne ou un membre disgracieux, difforme», lo cual no sé si debemos tomar al pie de la letra o como una interpretación del bigordano magorro ‘hembra estéril’ (que recoge Palay). Quizá no, teniendo en cuenta que la definición de Dejeanne coincide bastante con algunas de las definiciones vascas.― ↩
10 Es cuestión oscura y algo intrincada. Stokes-B., 219, lo relacionó con el lat. mucro ‘punta’, lo cual aceptan sólo con bastante duda Walde-P. (II, 255) y Walde-H.; por lo demás, la supuesta raíz indoeur. MEUK- ‘rascar’, a que se asigna el lat. mucro, tampoco está bien asegurada, pues se le atribuye solamente el gr. ęμύσσω, -ττω ‘rascar’ y el lit. mùszti ‘golpear’. Por otra parte, V. Henry (quien, además de en su Lexique, trató extensamente del vocablo bretón en la Misc. Ascoli, 1901, pp. 13-16 de la tirada aparte) cree más bien que migourn esté tomado del ags. micgern ‘grasa’ (= a. alem. ant. mittigarni, compuesto de mid- ‘mediano, central’ y garn ‘intestinos’, ‘hilos, cordones’), lo cual no sería inconcebible (a condición de admitir que la ou del britónico se deba al influjo de askourn ‘hueso’ [muy posiblemente, de aquí el vco. ozkornoki «croupion, rabadilla» que no conocemos más que por el dicc. b. nav. de Salaberry (fin S. XIX), pero que no se explica por el sentido de ozkorri, ozkor, que está alejadísimo; Bera-Me. traduce ozkorro por «coxis», pero Azkue sólo da «ozkorro: fr. plante» (localizado en Garabi b. nav.); uzcorno ‘cóccix’ en Hazparren y Amikuze (b. nav. N.), uzkornoki «morceau du coccyx» en Salaberry, donde ha podido haber influjo de uzku, uzk(a)i ‘trasero’] y los demás vocablos bastante numerosos en -ourn), pero está contradicho por la u del gaél. mugairn, y es improbable en el aspecto semántico que de ‘grasa’ se pudiera pasar a ‘nudillo’. Y sobre todo el oc. ant. magorn ‘muñón’ parece realmente confirmar la existencia antigua del vocablo en céltico. Sea como quiera, si existió ahí hubo de tener la forma *MȢKORNO- (para el tratamiento de Ȣ y de -K-, vid. Pedersen, Vgl. Gr. § 31 y § 300), y para explicar la a de magorn recurre Brüch, no sin probabilidad, al influjo del oc. ant. maganhar ‘lisiar, estropear’. Pokorny, Idg. Wb., no habla de migwrn y congéneres (ni en los índices, ni a propósito de mucro, ni de garn, pp. 745 y 443). Pedersen se limita a reunir ejs. del sufijo céltico -ORNO- y a llamar la atención hacia la dental del irl. mod. mudharn ‘nudillo’ (que también complica la cuestión), pero al parecer no rechaza el parentesco con mucro. Con el céltico *MȢKORNO-l> comp. el alavés tocorno y su parentela, estudiada en TOCÓN, y también sin duda céltico. ↩