MORCILLO, ‘color de caballo negro’, del lat. vg. MAURICELLUS íd., percibido como derivado de MAURUS ‘moro’, por el color moreno de los mauritanos (aunque es posible que en definitiva procediera del gr. μαǢρος o ęμαυρóς ‘oscuro’).

1.ª doc.: morzello, doc. leonés de 924; morcillo, doc. cast. de 981.

En la lista de colores de caballo que figura en el códice de Leiden que se atribuye al S. IX o al X figura murzello (Homen. a M. P. I, 153) traducido por ȐáɅȓar, que en general significa ‘verde’, pero hablando de caballos designa un tono oscuro, el que los franceses llaman louvet, amarillento mezclado de negro. Además de los docs. citados, otros testimonios castellanos tempranos son cavallo morcello 1034, mula morzella 1081, kaballo morzello 1091 (M. P., Oríg., 106, 317; otros en Oelschl.). En textos literarios hallamos el vocablo con frecuencia, desde la Confessión del Amante de 1399 (p. 189). Aut. nos informa que se aplica al caballo o yegua totalmente negro; Acad. matiza diciendo que es negro con viso rojizo. Aunque en textos tempranos hay la acostumbrada vacilación, puramente gráfica, el vocablo se pronunciaba indudablemente con z sonora, según escriben PAlc. y APal.: «mauron en griego cavallo negro, que nosotros dizimos morelo o morzillo». Esto es también lo antiguo y predominante en portugués: «morzelo: diz-se do cavalo preto, côr de amora» (Fig.), y antiguamente equam maurzelam, doc. de 1005, bove morgelo doc. de 971 (CortesƟo)1. Para la etimología se ha pensado en *MORICELLUS, derivado de MORUM ‘mora’, por el color de este fruto (Cornu, GGr. I2, § 5; Coelho); también se habría podido pensar en MŬRTĔUS ‘de color de mirto, o del color del vino mírteo’, que aparece como nombre de pelaje de caballo en Paladio y en San Isidoro, sardo mùrtinu «rosso», caddu mùrtinu «cavallo sauro» (Schuchardt, Roman. Etym. I, 62-63); o bien en MȢRէCELLUS ‘de color de ratón, color gris’ (comp. logud. murru «cavallo leardo, grigio» MȢRէNUSl>, M. L. Wagner, VRom. IV, 265). Pero debemos decidirnos sin vacilar por MAURICELLUS en vista de las numerosas y arcaicas escrituras que documentan ésta como la forma latina correspondiente a la nuestra: caballum mauricello 928, Tumbo de Celanova (Festschrift Jud, 632), mula maurizella doc. leonés de 939 (M. P., Oríg., 184), kavallo maurizello doc. leonés de 976 (Vignau, Índice, p. 162), equam maurzelam doc. port. de 1005 (CortesƟo), mula mauricella 1021 (Esp. Sagr. XVI, ap. xii), maurizello en doc. portugués de 1101 (y más documentación de los SS. X y XI en Rev. de Dial. y Trad. VI, 34).

Así explicamos sin dificultad la z sonora, y en cuanto a la o portuguesa, no puede causarnos escrúpulo, pues se trata de una reducción del grupo ultra-complejo oȮrz, no sólo bien natural a priori, sino comprobada por varios ejs. toponímicos análogos, como Lordelo y Lordosa, derivados de LAURETUM, Morgade frecuente en Galicia y Norte de Portugal como prolongación del conocido MAURECATUS (Silveira, RL XXXV, 73-75). Lo único dudoso en definitiva es si nuestro MAURICELLUS es un mero diminutivo del étnico MAURUS (V. moreno y análogos, s. v. MORO), por el color trigueño de los mauritanos, o si al fin y al cabo el impulso partió del gr. μαǢρος, variante conocida de ęμαυρóς ‘oscuro, sin claridad’, palabra de antigua estirpe helénica, emparentada con (ę)μαυροǢν ‘oscurecer’ y con μαρμαίρειν ‘brillar’. Lo probable es que aun si éste fué el origen último, ya en griego el vocablo fuese identificado con el étnico y sufriese su influjo semántico, pues a ello se deberá la aféresis de ę-, por lo demás injustificada.

1 Ha existido también una forma morcelo, citada por Monte Carmelo (1767; Cornu, GGr. I, § 224), y Moraes da mursello remitiendo a murzello; pero será caso de influencia tardía del castellano, como los que abundan en la terminología hípica (ruano o ruão en lugar de *rouvão, oveiro junto a fouveiro, etc.), a no ser que haya influjo de morcela ‘morcilla’ (de color de sangre). Cornu recuerda pincel en lugar de pinzel, y en cierto sentido atina, pues esta voz es también extranjerismo, aunque galorrománico, y a ello debe su c.