CRISOL, ‘recipiente para fundir materias a temperatura elevada’, del cat. ant. y dial. cresol (cat. gresol) ‘candil’ y ‘crisol’, que junto con el cast. ant. cresuelo, oc. ant. crosol, fr. ant. croisuel, it. crogiulo, íd., presupone una base romance *CROSI֊LU de origen incierto, quizá derivada del adjetivo prerromano *CR֊SUhueco’ que ha dado el fr. creux íd.; la i de la voz castellana1 se debe a influjo de los compuestos cultos procedentes del gr. χρυσóς ‘oro’ (vid. CRISO-).

1.ª doc.: Nebr. («crisol de plateros para fundir: catinus»); ley de 1497 en la N. Recop. (Aut.).

El cast. ant. cresuelo significaba ‘candil’ y se halla en Alex. (P 2529ccrisuelo en O―, 32d) y en varios inventarios aragoneses de los años 1365-1403 (BRAE IV, 344, 345, 354, 526)2, crusuelo en doc. de la Rioja, a. 1289 (M. P., D. L., 130.32); posteriormente el vocablo cayó en desuso, aunque el femenino crisuela se aplica todavía en la Pícara Justina (1605) a la cazoleta inferior de los candiles destinada a recibir el aceite que cae de la candileja.

En catalán, cresol está abundantemente documentado desde 1371 (Jacme Marc) hasta hoy, con muchos ejs. en los SS. XIV y XV3; unque en realidad hay en cat. mucha documentación anterior: creols en 1299 en doc. de Corbins (BABL II, 71); el Diccionario inédito del rosellonés Alart registra 25 ejemplos en documentos desde 1363 a 1411, cresol en el primero, crosols en 1365, 1388, 1399, y además el femenino (aumentativo) «una crasola de VI lums» 1389, «dos crosoles de terra per fondre plom» 1399, «una crosola de letó per l’obrador» 1433. El significado antiguo era ‘candil’, a veces ‘candileja’ o ‘crisuela’, pero en esta época el candil o una de estas partes debió ser de barro o de piedra, como los que se conservan todavía en el territorio arcaizante de Ibiza (Spelbrink, BDC XXIV, 262n.), pues Eiximenis (1385) los cita entre las vasijas de este material: «terrassos, escudelles, cresols, llibrells, rajoles» (Regiment, N. Cl, 32.28), y Timoneda menciona todavía una cresola de terra en el S. XVI4. J. Giner me dice que él y sus amigos han visto cresols de tierra o barro todavía en Albaida, Cocentaina y Bocairent, y que Fr. Martínez i Martínez había reunido una colección particular de cresols antiguos, entre los que abundaban los de tierra. Era fácil, por lo tanto, el paso semántico a ‘crisol’, utensilio de materia y forma parecidas, y lo hallamos ya consumado en dos documentos valencianos de monedería del año 1417 (BDC XXIV, 105). Como tantos otros términos de fundición y de encuñación (cendra, copellán, CRAZA, FEBLE, PEROL, RIEL, etc., tal vez CECA; la voz urdillas que en la ley castellana de 1497 acompaña a crisoles es el cat. ordilles ‘herramientas’ USITILIA), el castellano tomó en préstamo la voz catalana en el S. XV, cambiándola en crisol por influjo de las numerosas voces de alquimia en criso- (gr. χρυσóς), que entonces corrían (comp. la grafía chrysol recomendada por Aut.); del castellano viene a su vez el port. crisol [1647: Bento Pereira].

El área del vocablo se prolonga hacia el Norte de los Pirineos, con varias formas vascas de origen romance5, con el gasc. grusò, crusòu y otras formas occitanas. En este idioma hallamos ya crosol para una vasija de barro, en un doc. aviñonense de 1397 (Pansier), cruol ‘candil’ en una tensó de h. 12706; y croseau, cruseaul, es ya ‘crisol’ en docs. de 1502 y 1506. En francés croisol ‘candil’ puede documentarse ya en un glosario judío de fines del S. XI, hay varios ejs., aunque poco numerosos, de cruisol, cruisel íd., en otros textos medievales, y croiseus ‘crisol’ aparece en 1202; vid. FEW II, 1356; Tobler II, 1086; para representantes del mismo tipo fonético en los dialectos modernos, particularmente en francoprovenzal, vid. además Wissler, RF XXVII, 786; el francés normal ha alterado hoy el vocablo en creuset por cambio de sufijo. Admite Wartburg que el vocablo se extendió desde el francés a los demás romances, basándose en que no se halla en éstos antes del S. XVI, fundamento erróneo, según hemos visto, así en lengua de Oc como en los romances medievales de España7. Dejo a otros el cuidado de comprobar si el it. crogiuolo ‘crisol’ es de fecha tan moderna8 y si debe considerarse galicismo, a pesar de estar bien representado en formas varias de los dialectos alpinos; tampoco me pronunciaré acerca de si el alem. kräusel, alemánico krǖseli, suizo chrŭsle, ‘jarrito’, vienen o no del francés, ni si el alem. krause, a. alem. med. krûse, ags. crûse, ‘vaso de barro para beber’, pertenecen a la misma familia etimológica (como admite M-L., ZRPh. XI, 578 comp. Kluge).

Se han emitido varias teorías etimológicas. Wartburg, partiendo de que es característico del candil el gancho empleado para colgarlo, postula una base *CROCEOLUS diminutivo romance del fráncico KRÔK ‘gancho’ (fr. croc); la base semántica es aceptable―comp. cat. llum de ganxo ‘candil’―, y no discutiré la afirmación del autor de que esta palabra franca se consolidó en la Galia lo bastante temprano para producir ya un derivado en el latín vulgar local9, pero el étimo propuesto es inaceptable por razones fonéticas evidentes. ¿Hace falta recordar que -C?- da ç sorda en francés, lengua de Oc y catalán? El resultado de GLACIES > fr. glace, cat. glaç, FACIÈS > fr. face, FACIAM > fr. fasse, cat. faça, LAQUEUM > fr. la(c)s, lacet, cat. llaç, -ACEA > -ICEA, -UCEA > -asse, -isse, -usse (cat. -assa, etc.), del disimilado COCHLEA > (C)LOCHEA > fr. dial. lousse, losse (pic. > fr. louche), cat. llossa, y tantos otros, está a la vista. Esta razón basta para descartar tal etimología inapelablemente.

Schuchardt, ZRPh. XXVI, 318-20, había pensado en un *CROCEOLU < *COCHLEOLUcaracol pequeño’, diminutivo de COCHLEA, por comparación de la mecha del candil con la cabeza del caracol asomado en su concha, base que nadie quiso aceptar, por razones semánticas, y que también es imposible fonéticamente, según acabo de mostrar. En el aspecto semántico era en realidad bastante defendible, pues el empleo de caracoles reales como candiles se documenta en los Pirineos catalanes: «costaren cargols que fem cullir lo die de Corpus Christi, los quals posaren en l’altar per lums, 2 diners», Cuentas de los Cónsules de Bagá (al N. de Berga), a. 1394 (Serra i Vilaró, Pinós i Mataplana III, 322). Otra cosa es que sea verosímil en la historia de los realia que el nombre principal del candil o crisuelo venga de esto, pero sobre todo la objeción terminante viene de la fonética.

Gamillscheg, EWFS, pensó en un galo KROKKO- representado por el irl. medio crocan, galés crochan ‘vasija de barro’, pero claro está que el étimo *CROCCEOLUS que así podríamos quizá obtener, adolece con mayor razón del mismo defecto dirimente que los dos anteriores.

Finalmente Du C. (s. v. crucibulum), seguido por Griera (Estudis Romànics 1914, I, 83-86), Bloch y otros, pensó en un derivado de CRŬX, CRŬCIS, ‘cruz’, por la forma semejante de una cruz que tiene el tipo de candil a cuatro picos, muy primitivo y extendido10; si a base de esto postulamos un étimo *CRUCEOLUS tropezaremos con el mismo obstáculo fonético que en las explicaciones anteriores; si admitimos un diminutivo tardío sacado de oc. y cat. arcaico croz, fr. ant. croiz, CRUCEM, entonces podríamos obtener crozol en lengua de Oc y croisuel en francés (comp. crozada, croisiée), pero se oponen a ello las formas iberorromances, que debieran ser cast. ant. *cruzuelo, cat. *crool (comp. cruzada, cat. croada)11.

En una palabra, la -s- de cresuelo y cresol prueba terminantemente que el étimo tenía -S- y no -C-, y éste debe ser nuestro punto de partida. Creo que el francés moderno, al cambiar croisuel en creuset, no ha hecho más que volver al punto de partida y que el étimo es realmente un *CROSIOLUM, emparentado con el fr. creux ‘hueco’ y su familia occitana y alto-italiana12. El cresol es propiamente la parte inferior y cóncava del candil, en la cual se deposita el aceite13, o sea la candileja; recordemos que cresol(a) era justamente un recipiente de barro o piedra para Eiximenis y Timoneda, una especie de escudilla, y comparemos creusot «écuelle» que el FEW II, 1363b, recoge en dos hablas del Franco Condado, junto a Anjou y Franco Condado creusot ‘candil’ (ibid., 1356a). *CROSIOLUM sería diminutivo del tipo *CROSIA, *CROSIU, derivado de *CROSUhueco’; que Wartburg postuló verosímilmente para Berry, Bourbon, Morvan, frprov. cruise, cruese, etc., ‘cáscara de huevo, de nuez’, ‘concha de caracol’, Drôme, Loire, Lyon cruis, cruës, etc., (FEW II, 1364b), y compárense, con otros elementos sufijales, CROSNO- > fr. dial. crône «petite écuelle», CROS-LO- > fr. dial. crôle, grolle, íd. [S. XV] (ibid., 1362a)14.

DERIV.

Crisolada. Acrisolar [1605: Quijote], comp. Cuervo, Dicc. I, 166; acrisolador (también se ha empleado crisolar).

1 También port. crisol, pero según Vall. (y así lo leo en artículo de M.ª T.ª Barro, Grial, n.° 32 [1971], p. 206) gall. cruxol.―

2 Más ejs. en VRom. X, 137. Tresuelo, que se halla en otros inventarios de los años 1331 y 1444 (BRAE II, 554) debe de ser errata de lectura.―

3 Vid. Ag. y los ejs. que cito adelante. Agregúese: «lo marit... / si les complau, / com fan l’esclau / lo tracten, manen: / asi·l debanen / com un capdell /...e menys lo prehen / que un fesol, / sens lum cresol / li fan tenir», J. Roig (1460), v. 530; «cresòl: candil» y «cresoleta: candileja», en el valenciano Sanelo, 58v°; más documentación en Griera, BDC XX, 270-2. Hoy sigue empleándose cresol en todo el País Valenciano (aun en el extremo Norte: krezl oído en el Boixar), en Tortosa (Moreira, Folklore Tortosí, 491) y en la zona catalana de Aragón (cresoleta en Benavarre, BDC VII, 74; criola en Peralta, ZRPh. XLV, 237), mientras que en el resto del Principado, en el Rosellón y Baleares se ha cambiado en gresol, forma atenuada de fecha reciente.―

4 «Devant ells posava la cantitat de cada hu en la cresola de terra, escrivint lo nom de qui·lls portava en un paperet posat dins ella», en un cuento valenciano publicado en Rivad. III, 170.―

5 Las unas tomadas del aragonés: kruselu, kriseilu, krisaiu, kriseu, ésta documentada ya en el S. XIII o XIV por la variante guirisellu del Fuero de Navarra (M. P., Oríg. 216), quirisellu con variantes crisuelu y guiriceillu, según Yanguas y Caro B. FoLiVa I, 90-91; las otras, de la lengua de Oc o del romance primitivo: krusulu (Azkue), kurtzulu (Krüger, Hochpyr. A II, 194), de donde el bilbaíno cursulu (Arriaga, Revoladas, Vocab., s. v.); todas ellas para ‘candil’. Además a. nav. kriseilu ‘hornillo’.―

6 Identifico al poeta R. Gaucelm citado por Raynouard con Raimon Gaucelm de Beziers, que escribía por estas fechas.―

7 En realidad la fecha del vocablo en los demás romances es tan antigua como en francés, a proporción de la antigüedad de las literaturas respectivas. Además el número total de testimonios franceses medievales no es superior al de los catalanes de la misma época, y apenas lo es al de los occitanos, y de los españoles.―

8 Según Battisti-A. el literario crogiuolo aparece en el S. XVI, pero formas latinizadas ya salen en los SS. XIII y XIV, por lo menos, en Venècia.―

9 Derivado bastante difícil de explicar, por lo demás. Claro que no puede ser un mero diminutivo de KRÔK, pues un candil no es un ‘ganchito’ sino ‘lo caracterizado por un gancho’, y además no hay un sufijo -EOLUS, sino únicamente -OLUS, que se agrega a primitivos terminados en -EUS, -IUS. Luego habría que empezar por suponer un adjetivo *CROCEUSganchudo’, puramente imaginario.―

10 Esta analogía de forma es cierta: véase el grabado de Griera, y los que publica Krüger, o. c., p. 193, tipo a. Es verdad que hoy el tipo b de Krüger es más frecuente, pero el otro más simple pudo ser el primitivo. En todo caso no hay duda de que el nombre mallorquín del candil, llum d’encruia, tiene que ver con CRUX, aunque no es derivado directo de esta palabra, como admite Griera, sino de CRUCICULA > cruï(ll)a. Por lo demás, es difícil que el tipo antiguo, e indudablemente originario, del candil de piedra o de barro, tuviera forma de cruz, pues el material no se prestaba a ello como el metal moderno. Más objeciones en Spitzer, Litbl. XXXVIII, 330, y XLIII, 202. Otras justificaciones semánticas que se han dado para el étimo CRUX son fantásticas (porque arde frente al crucifijo: Gamillscheg) o carecen de demostración en los hechos (candil de cuatro mechas puestas en cruz: Bloch). El b. lat. crucibulum (en el italiano Ugutio, h. 1192), como indica Wartburg, es una latinización del vocablo romance con la terminación del lat. turibulum ‘incensario’, y dada su fecha tardía carece de interés etimológico; cierto es que ya figura crucibilum 9 veces en el texto de G. de Cremona (que murió en 1187) (citas en Isis XII, 44); pese a ello sigo conforme a la conclusión de Spitzer de que esto no es más que una falsa y artificial latinización de la voz romance.―

11 Ni admitiendo que las formas iberorro-mances son provenzalismos muy antiguos desaparecería este inconveniente, pues la -z- (< C) occitana se mantuvo diferente de la -s- (< S) hasta el S. XII por lo menos, y en hablas pirenaicas hasta mucho más tarde (buena parte del gascón diferencia todavía).―

12 No ajeno a la toponimia catalana: Cros, Crosa(s), Vallicrosa son frecuentes, y Concròs CUMBU CROSU, valle en el término de Setcases, viene indudablemente de ahí. Cros ‘hoyo’ aparece como apelativo en doc. de 1068 junto a Barcelona (BDC XX, 23).―

13 Así precisamente definen Matons y Griera en varios pasajes (BDC X, 114; XX, 215, 272).―

14 Claro que la e del cat. cresol se debe a disimilación. El paso de *creisol a cresol estaría en regla. O bien deberemos suponer crosol como antecedente, forma documentada en lengua de Oc. El tratamiento normal de -֖S?- (la o pretónica es siempre cerrada) parece ser realmente -os-, como -ūSI- da -us- (pertús PERTUSIU, saús SEGUSIU, abrusar *BRUSIARE); en efecto, TONSIONEM dió cat. tusó y recuerdo haber hallado closonat como equivalente del fr. cloisonné, de CLAUSIONEM. No tiene la menor verosimilitud desde ningún punto de vista la nueva etimología propuesta por Alessio (en el dicc. de Battisti), a base de un supuesto gr. *χρɄσóɄλος ‘de materia de oro, hecho de oro’: no sólo es palabra tan hipotética en griego como en latín, e inaceptable como base fonética (la Ʉ larga de χρυσóς no explicaría la o de croisuel, crosol, crogiuolo, ni la e de cresol), sino que es casi imposible concebir que el nombre de una vasija litúrgica de oro pasara a aplicarse al humildísimo candil. En realidad Alessio sigue bajo el efecto del prejuicio del crisol moderno empleado para acendrar oro y otros metales, pero está a la vista que no podemos partir de este desarrollo industrial moderno sino del candil, perteneciente a una civilización más primitiva, que es además el sentido en que cresuelo, cresol, croisuel, etc., se documentan muchos siglos antes que en el otro. Más base podría dar para una etimología céltica diferente un galo crocu, que Whatmough Dial. Anc. Gaul p. 127 explica como «pot», sobre todo si fuese cierto también que hay un galo κρωσσος que Watmough (24b, cf. 109) define «pitcher» y relaciona con irl. cruach, ky. crug; pero no hay acuerdo entre los especialistas. La idea del origen galo de la voz griega viene de Vendryes (celtista sabio y cauto en general, Revue des Ét. Grecques XXXII, 1921, 495ss.) admitiendo que pudo llegar al griego por vía siciliana; Weisgerber (Spr. d. Festlandk.2, 25), sin rechazarlo observa que es caso aislado. Lo común ha sido mirar el irl. cruach y el ky. crug como préstamos germánicos (ags. crōg, a. alem. ant. kruog, alem. krug). En griego sólo χρωσσóς ‘jarra, urna’ es palabra bien conocida, que parece remontarse a una base *κρωκȘóς y que reaparece en el esl. ant. krugla ‘vaso’. Como todo esto no se corresponde correctamente según la fonética de las lenguas indoeuropeas, y como reconoce Pokorny, IEW 385, 389.16, es muy problemática la etimología indoeuropea que se podría dar a base del germánico, así él como Kluge-Mitzka se inclinan por préstamo de una lengua no-indoeuropea hipotética a todas esas familias indoeuropeas. Luego hay que dejar ese galo crocu en cuarentena. En cuanto al supuesto tipo célt. CROCANN-olla’ que suponen Ernault y Holder (I, 1173-9), Pokorny ni siquiera reconoce su existencia, dando a entender por lo visto que hay confusión con el homónimo que significa ‘piel, pelliza’ (irl. med. crocainn, ky. croen, etc. [IEW 943.5]).