Dozy,
Gloss., 251; Eguílaz, 367; Cej. VIII, § 53. Del mismo origen cat.
seca [1417:
BDC XXIV, 113; otro de 1416 en Ag.], it.
zecca. Los vocabularios hispanoárabes registran
sákka (R. Martí, pron.
sékka),
ceq (PAlc.) en el sentido de ‘moneda’, que se halla también en otras fuentes vulgares (Dozy,
Suppl. I, 666
a). La primera aparición de la voz castellana en Sicilia y la ausencia de artículo árabe aglutinado, podría sugerir que el vocablo castellano vino de Italia; sin embargo, la forma catalana es antigua, y ahí es frecuente también la no aglutinación del artículo árabe. Por lo demás, en nuestro caso, es posible que la falta de
a- se deba a una deglutinación, así que nada se opone a que
ceca sea arabismo directo. Para un posible duplicado, V.
ACICATE. La ac. argentina ‘reverso de la moneda’, se explica por la obligación de indicar el lugar de acuñación en esta parte (Ambrosoli-Gnecchi,
Manuale Elementare di Numismatica, Milán, 1922, p. 113), costumbre seguida también en Chile y Arg. hasta el S. XVIII (Medina,
Las Monedas Chilenas, 1902, p. XCVIII, CCLXXIII, moneda argentina en CCLXXXII)
1.
En la frase
De Ceca en Meca o
de la Ceca a la Meca (ya en Tirso de Molina y otros autores de princ. S. XVII:
DHist.), se trata de la misma palabra, elegida por su consonancia con la Meca, lugar célebre por su lejanía, y perteneciente al mundo árabe como
ceca (inaceptable la etimología bereb.
azzeqqa ‘casa, pueblo’, propuesta por la Acad.).