CRESA, ‘huevo o larva de ciertos insectos, especialmente los que se hallan en algunos alimentos que empiezan a descomponerse’, del antiguo queresa, que junto con el gall. careixa y port. dial. careja supone una base *CARէSIA (o *CARIASIA, *CARIESIA), probablemente emparentada con el lat. CARIES ‘podredumbre’, ‘carcoma’; teniendo en cuenta el sufijo no podemos asegurar si se trata de un derivado romance de aquella voz latina o más bien de un celtismo.
1.ª doc.: queresa, 1475, G. de Segovia, p. 53, Gili cita de Rosal (1601) caresa limitándose a remitir a queresa; cresa, Aut.
Hay un cat. dial. grau femenino (no masc. como dice el DAlcM.), empleado en Gerona (y más al Sur, hasta Pineda), que designa un gorgojo de las legumbres (y verbo grauar-se ‘agusanarse las judías, habas, etc.’) que sospecho pariente de cresa. Éste podría ser también *CRASIA y el cat. grau sería *CRATIES, probablemente como palabra prerromana, pues aparte de las mencionadas voces irlandesas y latinas están voces como el scr. (a)çīrta-, ave. (a)sarəta ‘(no) podrido, no corrompido’, gr. ęκƲρατος íd. (Pok., IEW, 578, raíz KER? / KRୱ- ‘echarse a perder’).
Es obvia la imposibilidad fonética de la base *CARICEUS (de CARIES), de GdDD 1466.
1 Esta variante con -l- se explica por influjo de calor y su familia, particularmente el verbo salmantino calecer ‘calentar’ [Juan del Encina] CALESCERE, pues es sabido que el calor activa la descomposición de la carne. Hay también salm. calecerse ‘pudrirse la carne, criar calesa’, que puede representar un *CARIESCERE.― ↩
2 Sarm., CaG., A21v, «polvillo o carcoma que tienen las carnes y pernil: son huevecitos de moscas e insectos de los que nacen gusanos y corrupción; en especial las moscas grandes, azules, a que llaman moscas carixeiras» (157r). Se produjeron cruces: areixas ‘las moscas y piojos de los cerdos’ en Deza, pero en Pontevedra ‘gusanos del tocino y también de los oídos’ y éstos se llaman arengos en Portonovo (CaG. 182v): éste será derivado de ARAR, como su sinónimo arador y areixas resultará de careixa × arengo o arador; o quizá se trate de un postverbal del port. arejar ‘airear, dar un aire’, derivado de ar ‘aire’, por la creencia popular en un aire maléfico que es causante de infinitas enfermedades, comp. port. orejar (uma fruta) ‘secarse, arrugarse’, ‘volverse blanca una parte del cabello por una dolencia’, ‘sufrir cierta dolencia el ganado caballar’, arejo ‘mal de los vegetales que hace secar el fruto del olivo’, ‘dolencia de los caballos’, ‘mal de ojo’). En portugués vareja y mosca varejeira son lo mismo (Bluteau, etc.) y también se emplea vareixa y m. varexeira en Galicia, según el propio Sarm., donde el agente pudo ser el lat. VARUS (> barros de la cara, pequeño ácaro) o, como él quiere, VARIUS ‘abigarrado’ (> ‘gris’), seguramente por el color de lo enmohecido, de las carnes averiadas, etc.: cita él mismo un pasaje de Columela (II, 45) donde dice que la tierra podrida de polvo y de humedad «rustici variam cariosamque appellant»: el cat. viró ‘cresa’ y mosca vironera (> veiró) parece que le dan la razón. Por otra parte, hay cruces con GARRAPATA y sus variantes: gall. pontevedrés carraxas ‘moscas o piojos de las ovejas y carneros’, y luego carrachos en la misma zona ‘garrapatas de buey, perro, oveja’ y finalmente carraza en el gallego central de Verín y port. carraça (Pensado, ib. pp. 242-3), donde la parte de garrapata va siendo cada vez más predominante, hasta quizá ser única. ↩