ARTESA, ‘cajón cuadrilongo de madera que se va angostado hacia el fondo’, origen incierto, probablemente prerromano, comp. el vasco artesia ‘el agujero, la grieta’.

1.ª doc.: J. Ruiz, 1221c.

Después se halla en G. de Segovia, p. 53, en ambos rimando con s sonora; tiene también sonora en APal., 364d, Nebr., PAlc. y hoy en Cáceres (Espinosa, Arc. Dial., 196). Cej. V, § 13. Es también portugués artesa1 [ya S. XVII, Moraes] y gallego artesa («a artesa do pan», Castelao 254.5).

Fuera de estos idiomas, nada emparentado hay en romance2. La pronunciación antigua y la forma portuguesa nos enseñan que el étimo debió tener -S- sencilla; y si la forma portuguesa es antigua, la terminación hubo de ser -SA, no -ESIA, -ASIA, ni -էSIA, que hubieran dado otro resultado en la lengua vecina. Desde antiguo [J. de Valdés, Diálogo de la L., p. 22.19] se viene diciendo que ha de derivar del gr. ıρτος ‘pan’, pero morfológicamente esto no es posible, pues debería pensarse en un derivado ya existente en griego, derivado que no se halla en ninguna parte, y que si existiera sólo podría ser *ęρτησία (comp., p. ej., πρυμνƲσιος ‘relativo a la popa: πρύμνα’) pero esto hubiera dado *arteija en portugués3; Diez, Wb. 510, y Nascentes creen que esta derivación del griego es indirecta, a través del jergal artón ‘pan’, pero es inadmisible tal origen germanesco en una palabra tan antigua y de uso general. Por otra parte, aunque el tipo de artesa más común es el que sirve para amasar pan, esta conexión no es constante, y justamente los testimonios más antiguos refieren la artesa a otros usos (‘gamella de tripera’ en J. Ruiz, ‘gamella para pisar uva’ en los Glos. de Palacio y de Toledo; el sentido moderno ya en el del Escorial, en APal. y Nebr.). Spitzer, en Bol. del Inst. Caro y Cuervo II, 1-2, ha expuesto últimamente una etimología que me parece complicada e inverosímil: artesa sería derivado regresivo de artesón [que no aparece antes de P. Mejía, a. 1547] y éste vendría del fr. artison ‘carcoma’ (también una vez artezon en la Edad Media), en el sentido de ‘agujero’ [sólo en la variante ‘agujero de carcoma’, en un dialecto]; de aquí artesón *‘hueco entre dos artesones’ y luego ‘artesón’4; el origen del fr. artison a su vez es oscuro. Creo que puede descartarse esta idea. Comp. vasco artesi ‘grieta, hendidura’ (Alta Navarra), ‘agujero’ (Guipúzcoa), artesitu ‘hendidura’ (Azkue). El sufijo -SA, frecuente en la toponimia ibérica, hace pensar en un origen prerromano, como parece serlo el de los tipos alpinos sinónimos *BRENTA y *BOLIUM. Provisionalmente podríamos contentarnos con imaginar un ibero o protovasco *ARTSIA (o *ARTSA) ‘gamella’, de donde ‘hondonada’, ‘agujero’ (o viceversa ‘cavidad’ > ‘receptáculo’); de ahí el nombre de lugar catalán Artesa de Segre, Artesa de Lleida, Artesa d’Onda: es típica sobre todo la situación de Artesa de Segre en el fondo de una hoya, y nótese que estos nombres de lugar han de ser muy antiguos, pues artesa no ha sido nunca usual en catalán. Si la terminación fuese -ESIA se podría pensar en el céltico (V. s. v. PAVESA) 5.

DERIV.

Artesilla. Artesón (V. arriba); artesonado. Artesuela. Artesero.

1 En castellano el uso no es enteramente general, aunque muy extendido. En La Bañeza (León) y en otras partes, dicen masera. En Mendoza (Argentina) y en muchos puntos de América se emplea batea.―

2 Ni aun el bearnés o el catalán.―

3 Dada la gran importancia de la forma portuguesa para la etimología del vocablo debería asegurarse bien la antigüedad y autoctonismo de la misma. Los datos de que dispongo, por desgracia, no me permiten hacerlo. Moraes cita un ej. en Nunes de LeƟo, a. 1606, y uno de artesão ‘artesón’ en Freire de Andrade, † 1667. Vall. registra artesa como gallego y Gonçálvez Viana, Apostilas I, 95-96, señala altesa en el Alto Alentejo. Pero claro está que todo esto sería compatible con un castellanismo. En todo caso la denominación portuguesa más común de la artesa de amasar pan es masseira o amassadeira. Lo mismo en las hablas leonesas (vid. n. 1, y Krüger, Sanabr., 140).―

4 Obsérvese, empero, que artesonado es palabra muy tardía, y aunque artesón ya aparece en su ac. arquitectónica en 1547, ambas parecen ser extrañas al vocabulario tradicional de la vieja arquitectura española. Las dos son completamente ajenas al compendio clásico de esta arquitectura, el libro de López de Arenas (1633), que con estos dos sentidos emplea el vocablo tradicional alfarje. Otros emplean casetón y casetonado, italianismos evidentes (cassettone de cassetta ‘cajita’); hay motivo para creer que artesón sea creación de los arquitectos clasicistas españoles, copiada del it. cassettone.―

5 Remito también al trabajo de Hubschmid sobre el vocablo, Sardische Studien, 104, que no ha estado a mi alcance, y aunque sé que aporta alguna novedad de interés, por el intercambio epistolar temo que no tuvo en cuenta el hecho fundamental de que las grafías medievales castellanas, de concierto con la pronunciación catalana y portuguesa, rechazan inequívocamente toda base con -SS doble.