COROZA, origen incierto, probablemente del lat. CR֊CĔA, -ĶRUM, ‘vestido de color de azafrán’ o de una base afín a la de carozo, quizá por mediación del vasco.

1.ª doc.: 1465-73, Coplas del Provincial, vv. 62, 135 (RH V, 261, 265).

Tenía ç sorda en castellano antiguo, como se ve por la grafía de Nebr. («coroça: mitra scelerata») y PAlc., y por la rima con moça y Mendoça en las Coplas del Provincial. Tiene el mismo fonema sordo en portugués (coroça) y en el gallego del Limia (koróθa, kur࿀θa), que también distingue los dos fonemas (VKR XI, glos., s. v.). En español el vocablo designa una especie de capirote que para ignominia se ponía a ciertos reos, en especial a los hereies y otros perseguidos por la Inquisición1.

Por otra parte, es valioso el significado a que apunta Quevedo (que no he encontrado en la edición de Blecua, pero que de todos modos parece de su estilo): soneto A la edad de las Mujeres: «De quince a veinte es niña; buena moza / de veinte a veinticinco, y por la cuenta / gentil mujer de veinticinco a treinta. / Dichoso aquel que en tal edad la goza! / De treinta a treinta y cinco no alboroza, / mas puédese comer con sal pimienta; / pero de treinta y cinco hasta cuarenta / anda en vísperas ya de una coroza». Coroza podría significar en este texto ‘corteza dura’ (cf. lo de «puédese comer con sal pimienta»); si fuera así y pudiera confirmarse por otras fuentes, habría que pensar en derivar de carozo, corozo καρύƌιον, pero podría significar quizá también ‘capirote’, como los siguientes ejemplos del propio Quevedo, Mus. 6, son. 5: «si pan de azúcar en Motril te encajo; / si eres coroza encájate en las viejas»; A una Alcahueta que no quiso la Extremaunción (III, 216, ed. Blecua): «Moza, no dejó las viejas / hasta ponerlas corozas; / vieja, no dejó las mozas / hasta volverlas pellejas».

Este vocablo se aplica en gallegoportugués a una vestidura de carácter rústico y probablemente muy primitivo; se emplea sólo en el Norte de este territorio lingüístico: «capote de palha (ou de junco)» en FamalicƟo (Leite de V., Opúsc. II, 485), «palhoça» (capa de paja) en Barcelos (ibid., 394), ‘capa de juncos’ en el Limia, ‘id. para cubrir el cuerpo de los pastores’ en Orense (kuróθa, króθa) y en Tras os Montes (croça), según Krüger, WS X, 132; gall. coroza en Sarm. CaG. 122r: trae el ms. «coróza (también dicen coróza): capa de paja o de junco, casi talar, con cucurucho que cubra la cabeza»: como nota Pensado una de las dos veces ha de ser lapsus de copia en vez de croza; en el Catecismo do labrego, Orense, 1888, p. 2: «a coroza de palla que me livra dá chuvia». Más materiales dialectales, sobre todo gallegoportugueses, en Krüger, Bibl. RDTP IX, 102-8, 165. Pero Krüger, sugestionado por el vocabulario rural moderno, concede demasiada importancia a las aplicaciones figuradas centradas en la idea de ‘cubierta de paja que protege lo alto del almiar’2 y de ahí llega hasta admitir una raíz hipotética *COR- (¿prerromana?) con la idea de ‘punta, cúspide’. Pero nada de esto tiene documentación antigua ni literaria, y que en parte tenemos encuentro con la familia independiente formada por cucurucho.

Ahora bien, la forma croça ‘capote o sobretodo’, que Bento Pereira registra también en 1647, se halla ya en doc. de 1302 en el sentido de ‘capa de asperges o pluvial’3. Todo da a entender que lo primitivo es croça ‘capa de paja’, y como una capa así es naturalmente amarilla, la etimología será la indicada por Leite de V. (RL III, 220, donde COROCEA parece ser errata), C. Michaëlis (RL XI, 135), y Pereira (ibid., 308), a saber el lat. CROCEA, -ORUM, ‘vestido de seda de color azafranado’, documentado en la Vulgata, y derivado de CROCUMazafrán’. En los Estatutos latinos de Marsella se manda a los judíos llevar una calota crocea o ‘bonete amarillo’ (Du C., s. v. calota); de ahí pudo salir igualmente la coroza de los herejes, y lo más probable es que las dos corrientes etimológicas confluyeran. La primera o se introduciría por anaptixis, fenómeno muy frecuente en esta posición en las lenguas hispánicas4. No hay dificultades fonéticas en portugués; en castellano sorprenden la falta de diptongación de la ֊ tónica y la ç sorda; ambos pormenores dan a entender que el vocablo se propagaría desde el gallegoportugués y el leonés al castellano5, donde ya no es término rústico, sino vocablo de civilización.

Estas inexactitudes fonéticas dejan cierta duda; ahora bien, hay algunos pormenores que apuntarían también a otra etimología posible: a) es una especie de capirote o corona que se pone a una vieja (vid. ejemplo de Quevedo, supra), b) es para ludibrio, burla e ignominia (vid. también Quevedo, etc.), c) el uso insistentemente rústico, d) la ac. ‘cubierta en lo alto de un almiar’, oficio con el cual se emplea a menudo la boñiga de vaca. Ahora bien, ‘excremento de animal’ y en particular ‘boñiga de vaca’ es precisamente el sentido del vco. korotz(a) que Azkue registró en vizc., lab., b. nav., sul. y bazt., que ya aparece en el vizcaíno Mikoleta (1653) y en el alavés Landucci (1562): «ydian coroça C, gorozza B, boñigo de buey» (Michelena, Land., p. 27). Lo que ocurre es que k- no es inicial muy castiza, o al menos es muy rara en vasco; y así tenemos que preguntarnos si la evolución del vocablo no fué precisamente la opuesta ‘capote o casquete de color de paja’ > ‘remate de paja mezclado con boñiga’ > ‘boñiga’. Hay que dejarlo en estudio.

Es imposible en lo fonético y semántico partir con GdDD 1988a de un lat. *CRȢCĔA, derivado latino del galo *CRÜCA (supuesto según irl. cruach, galés crug ‘montón de tierra’, y sólo representado por formas locales occitanas).

Del mismo origen ha de ser corocha ‘especie de casaca larga y hueca’, documentado en la Crónica de Alfonso XI (h. 1360), donde se habla de una que llevaba el Rey de Granada; en el Arte Cisoria de E. de Villena (glosario de F. B. Navarro); y, con la variante etimológica crocha, en APal.6: se trata evidentemente, por la ch, de una variante mozárabe, que también hallamos en port. corocha, (ya en J. de Barros, med. S. XVI) o carocha (vid. Moraes), aquí aplicada a lo que en castellano se llama coroza. En cuanto al gall. corucho, crucho, ‘especie de capa’ (VKR XI, glos.; Krüger) está en evidente relación con cucurucho; creo que resulta de un cruce de coroza con esta palabra; pero no es imposible, aunque ofrece dificultades geográficas y cronológicas, que curucho sea el masculino de corocha, con u por metafonía ante la -o final: entonces sería cucurucho, en sentido contrario, el que podría explicarse por un cruce de cuc(ur)ulla con corocha, curucho7. En cuanto a la var. gallega choroca (que cita J. Caro Baroja, Pueblos de España, p. 334) no sé de dónde viene; por lo demás él da como segura la etimología debida al color amarillo.

DERIV.

Encorozar [-çar, h. 1490, Celestina, ed. 1902, 46.20], encorozado [Nebr.].

1 De ahí ‘prenda que causa risa’, común en los clásicos: «Apenas lo acabé de contar, cuando le dió extraña gana de reír que... no pude menos que... decirle: ―Vos, hermano, ¿veisme alguna coroza, o de qué os reís?» G. de Alfarache, ed. Sopena, I, 72.―

2 Que ahí se trata de una comparación con la capa lo admitió ya Pires de Lima y lo había reconocido antes el propio Krüger en Boletim de Fil. XIII, 342.―

3 Viterbo, con otra documentación, del S. XVI, para corossa. Pero los demás datos de este autor resultan confusos por su prurito de interpretación etimológica, que le hace vacilar entre identificar con el moderno coroça ‘capa’ o con el fr. crosse ‘báculo’ y su familia. El significado sólo está identificado claramente para el documento de 1302.―

4 El port. corosil «espécie de palha de colmar choças, ou colmados e palhoças» [coraxillum en doc. de 1256, CortesƟo] será *CROCզLE.―

5 Es verdad que viniendo crocum del griego κρóκος, podía tener o cerrada por influjo de la pronunciación griega. Pero el it. ant. gruogo y el cat.-oc. gr྿c ‘amarillo’ indican que el romance CROCUM tenía O abierta.―

6 Nótese también el diminutivo clochuela: «Lodices... unas crochas o mantonzillos con que los ombres se usavan cobrir... y algunos piensan... que los que salían del theatro se cobrian la faz con aquellas clochuelas para entrar en el burdel», 251d.―

7 Fijándose seguramente en curucho supone Krüger que ambos vocablos vienen de CORONA: es decir, *coronoza y *coronucho, con caída portuguesa de la -n- intervocálica; pero esto es menos satisfactorio semánticamente, y un sufijo -oça es muy raro (más frecuente es -ouça).