CHARRO, ‘basto, tosco’, ‘aldeano’, ‘de mal gusto’, vocablo familiar probablemente emparentado con el vasco txar ‘malo, defectuoso’, ‘débil’, ‘pequeño’, y tomado de esta voz vasca o heredado de la ibérica correspondiente.

1.ª doc.: 1627, G. Correas (Voc., p. 284, s. v. Dios); Aut.

En portugués charro ‘vil, despreciable, de poca capacidad, apocado’, se halla ya en Ferreira de Vasconcellos (h. 1537)1; allí tiene también la ac. ‘rústico, grosero’ (Moraes), y hoy se aplica popularmente al portugués de Tras os Montes, por oposición al idioma correcto o grave (RL II, 98). En castellano Aut. registra solamente como sustantivo «la persona poco culta, nada pulida, criada en lugar de poca policía; en la Corte y en otras partes, dan este nombre a qualquiera persona de aldea»; hoy se aplica especialmente a los aldeanos de la zona de Salamanca, de donde era Correas, y por lo demás es comúnmente adjetivo. Hay, pues, una zona de especial popularidad del vocablo en el Bajo Duero, pero es también muy vivo en el español común y en el madrileño, aunque no tanto en el habla popular de las provincias orientales, y falta del todo en catalán; en América se emplea en muchas partes con el mismo matiz que en la antigua metrópoli, y en Méjico designa especialmente el jinete aldeano y su rico traje típico: de ahí que en Nuevo Méjico haya llegado a significar ‘elegante’ y ‘hermoso’ (Hills y Hz. Ureña, BDHA IV, 51). Por otra parte hallarnos charre «chétif, grêle, de mauvaise qualité» en el gascón occidental de Orthez y de las Landas (Palay), y pronunciado Ƈáe «rustre» en la Gironda (Moureau, Le Patois de la Teste). Esta localización es favorable al origen vasco que han señalado varios (para el gascón, Rohlfs, BhZRPh. LXXXV, § 69). Ya Larramendi, hablando del cast. charro, decía que era voz vasca, y efectivamente registra Azkue txarro ‘persona ruin, baja, despreciable’ en el Roncal y en una localidad bajo-navarra, pero M-L. (REW1, 3944) replicó que esta forma vasca sería, por el contrario, castellanismo2; sin embargo, la forma común en vasco es txar, con el artículo txarra, significa ‘malo, defectuoso’, ‘débil’ y ‘pequeño’, y se aplica a las cosas (a distinción de gaizto aplicado a las personas3); la forma originaria del vocablo vasco parece ser za(h)ar, después zar y de ahí el diminutivo txar, vid. Michelena, BSVAP XI, 285-6: nada nos impide mirar esta forma vasca como aborigen y como punto de partida de las formas romances. No es contraria a este origen vasco la existencia del and. zarrio ‘charro’ [Aut.], y sustantivado zarria ‘cazcarria’ [Aut.; çarria, 1476, G. de Segovia, p. 81], ya que z- y tx- pueden alternar en vasco4. Zarria vale además ‘tira de cuero que se mete entre los ojales de la abarca’ [Acad. ya 1817; en Jaén según Cej. IX, p. 546], y en general ‘harapo, pingajo’ [Acad. 1925, no 1884]. Acerca de charro, V. los datos y consideraciones de Hubschmid, Pyrenäenwörter vorroman. Urspr., 45-46.

DERIV.

Charra. Charrada [Aut.]. Charrería. Y vid. CHARRÁN. Zarriento. Zarrioso. Zarrucar ‘maltratar, tormentar’ [1603, Valderrama, Cej. IX, 547] ¿de zarria?

1 «Nenhum homem sabe tanto como a mulher mais charra», cita de Moraes. CortesƟo da ej. de Filinto († 1819).―

2 También tendría razón este erudito al rechazar la idea de Baist, ZRPh. V, 233ss., de considerar a charro como término estudiantil aplicado a los aldeanos salmantinos por alteración de la palabra JARRO.―

3 Observa Azkue que en libros vascos de alguna antigüedad no se halla nunca txar y sí sólo gaizto, o gaitz, aplicado aun a las cosas; conjetura este erudito que txar, única palabra que en los dialectos labortano y bajo-navarro empieza por tx-, pudiera sacarse del sufijo aumentativo despectivo -tzar, con palatalización diminutiva. En vista de esta poca antigüedad cabría sospechar que también txar fuese de origen romance, y que el cast. charro fuese derivado regresivo de charrán < ár. šarrânī; pero lo creo improbable: charrán es voz jergal andaluza y de aparición muy reciente, mientras que charro ya se halla en la primera mitad del S. XVI, y la escasa antigüedad dentro de la literatura vasca no debe preocuparnos mucho, tratándose de una palabra evidentemente afectiva.―

4 Por lo demás, Azkue recogió zar ‘cosa muy común, de poco valor’ en una localidad bajo-navarra; en el sentido de viejo, zar y con artículo zarra, es variante muy extendida de zahar, zagar, que ya puede ser palabra diferente (con ésta relaciona zarria G. de Diego, RFE IX, 134). El gall. cerello ‘harapo’, que también ha sido relacionado con zarria y z(ah)ar, parece ser palabra independiente, pues aunque se ha dicho que zarralleiro es ‘andrajoso’ no parece que esto tenga ningún fundamento: Vall. y sus sucesores lo dan sólo como variante de cerralleiro ‘cerrajero’ y ya lo anotó con este valor Sarm. en un doc. pontevedrés de 1477 (CaG. 178v). En cambio cerello con -r- y ce- es palabra bien establecida que ya recogió Sarmiento: «cerêllos: pedazos de trapos», «cerêllo y cirello: mandil, refaixo o trapo muy viejo y despreciable» (CaG. 185r, 184r); relación la hay con el gall. zarapello (que Vall. iguala a cerello), pero es indirecta y secundaria, pues éste ha de ser anaptixis de los sinónimos vascos zarp(a)il y oc. mod. serpilho ‘harapo’, los cuales se enlazan con las familias de ZARPA y HARPILLERA. En conclusión, estamos ante una raíz cer(e)- de origen enteramente oscuro. En cuanto a la relación entre el vasco zahar y zar hay que tener en cuenta que también hay casos de desdoblamiento vocálico con intercalación de -h- antihiática. Es imposible fonéticamente derivar zarria del ár. sîr ‘correa’, o de sarîda ‘banda de cuero’, o del lat. serilia ‘cuerdas de junco’, como quisiera Eguílaz (p. 528). Un erudito anónimo en RL XXV, 333, relaciona con el vasco zahar las barbas sarras ‘barbas canas’ del Alex., O, 181b, 1803c, y el port. sarrudo, sarritão, aplicado a la barba (que no hallo en los diccionarios portugueses). Es palabra oscura: Julia Keller daba la preferencia a la forma soras que aparece en P, en el primer pasaje, relacionando con el fr. ant. barbe sore, oc. ant. saur ‘coleur d’or, jaune brun’, germ. SAUR, pero hay que desechar la idea en vista de que la forma sara que aparece en el otro pasaje de P está asegurada por la rima (cara, lexara, enseñara); sin embargo ésta, a su vez, es desfavorable a la doble rr del ms. O. Por lo demás, todo esto nada puede tener en común con CHARRO; V. JARO. En cuanto al ecuat. charra ‘sarna, grano o tumorcillo’ (Lemos, Semánt.), parece ser variante fonética del iberismo SARNA, pero tampoco hay relación plausible con charro.