CERROJO, del antiguo berrojo íd., por influjo de cerrar; berrojo, junto con oc. ant. verrolh, fr. verrou íd., y otras formas romances, supone un lat. vg. *VERRŬCŬLUM, de origen incierto, probablemente alteración del lat. VERȢCŬLUM, diminutivo de VERU.
1.ª doc.: berrojo, S. XIII (Biblia escurialense; Alex. P, 115a)1; cerrojo, h. 1300 (Gr. Conq. de Ultr.), 1438 (Corbacho).
Existen dos opiniones encontradas acerca del origen de esta voz romance, que en Francia no aparece desde menos antiguo que en España. Diez, seguido por otros muchos, partió de VERȢCŬLUM ‘asador pequeño’, ‘pequeña pica’, diminutivo de VERU ‘asador o espetón’, ‘dardo’, suponiendo que el cerrojo había tomado este nombre por la analogía de forma que indudablemente existe entre los dos objetos: la RR, que es general en romance y ya antigua, se debería al influjo de FERRUM ‘hierro’, influjo primero latente, después patente ya en la forma ferrojo y sus afines2. Rohlfs (ARom. IV, 1920, 383; ASNSL CXLVI, 1923, 128; comp. CXLIX, 81), fundándose en que son muchas las denominaciones romances de la barrena o taladro, y también del cerrojo (y de otros instrumentos consistentes en una pieza larga de metal que se introduce en alguna parte), que se explican por metáforas fálicas o comparaciones con animales machos―como el fr. orient., friburg. verrat, calabr., pullés, tarent. maškཙ, mašku, maškéttཙ ‘cerrojo’, propiamente ‘verraco’ o ‘macho’; it. succhio ‘taladro’, propiamente ‘cerdito’ SUCULUS―, propuso derivar nuestro vocablo de un lat. *VERRICŬLUS ( > sienés verricchio, pic. ant. vereil) o *VERRŬCŬLUS, diminutivo de VERRES ‘verraco’. Contra esta teoría M-L. (REW, 9260), Gamillscheg (EWFS, s. v.) y otros, han defendido la etimología de Diez.
Las razones que se han alegado por las dos partes en contra de la opinión opuesta, no son decisivas, y sólo pueden aceptarse como argumentos sobre la verosimilitud relativa3. Resta fuerza a la argumentación de Rohlfs la imposibilidad de mantener la etimología paralela que él propuso para BARRENA y su familia romance (it. verrina, cat. barrina, etc.), pues el bal. barrobí ‘barrena’ (y, menos claramente, oc. verruno, port. barruma) prueba que en este caso ha de tratarse forzosamente de VERUզNA ‘jabalina’, derivado de VERU, y no de un diminutivo de VERRES; además los casos indudables de metáfora fálica para denominar el ‘cerrojo’ son palabras mucho más locales y modernas que la nuestra. Sin embargo, éste es más un problema de latín vulgar4 y de filología francesa que de lingüística española, y no podrá mirarse como aclarado definitivamente, hasta que se estudie a fondo desde aquellos dos puntos de vista5. Quizá no se trate ni de ‘asador’ ni de ‘taladro’ (< ‘cerdito’), sino de un vocablo latino arcaico, más o menos dialectal, que comenzó por significar ‘cerrador, cerradura’ o ‘aparato de puerta’, cf. osco veru ‘puerta’, umbro uerir, uerofe ‘en las (de las) puertas’, que en latín se ha conservado en compuestos y derivados: uestibulum < uero-stabulum, uerna, uernaculus ‘indígena, nacido dentro de la casa’; y probablemente operio, aperio, si vienen, como suele admitirse, de op-uerio, ap-uerio, derivados de *uerio ‘cerrar’, lit. veriù ‘cerrar, abrir’, scr. v࿋Ƞoti ‘cerrar, cubrir’, paleosl. vrěti ‘cerrar’, gót. warjan ‘proteger’, que entre todos suponen una base *werom ‘fermeture’ según Benveniste Voc. Inst. Ie. I, 311.
DERIV.
Cerrojazo. Cerrojillo. De un deriv. de VERU, el lat. VERȢTUS ‘armado de un dardo o espeto’, ‘derecho como un espeto’, probablemente proceda el port. varudo adj. aplicado al tronco de un árbol si es ‘largo y derecho’, alent. ao varudo ‘a lo largo’; por cambio de sufijo, también vareiro ‘alto y delgado’, gall. barudo ‘(tronco) muy alto y recto’, ‘(paño) muy fuerte y resistente’ (DAcG.) ‘(hombre) recio, robusto’: «Gallegos, despertade! / baruda e forte xente, / vos a fouce afiade...» (Pondal), «uns homes barudos que traballaban os metaes» (Castelao 258.2, y «unha pintura baruda», «barudamente enxebre», «a baruda enxebreza dun canteiro de aldeia» 22.25, 23.3, 129.20); contra lo que se ha dicho no tiene relación etimológica con VARÓN, con el lat. vir, ni con el gitanismo gallego baril, a pesar de la paronimia (si no es por algún vago influjo secundario), y con VARA el contacto es secundario: ayudaría la contaminación de éste al cambio fonético, ante r, de ver-´ , en var-. Aherrojar ‘sujetar con cadenas’ [ferrojar: Canc. de Baena; aherrojar: Garcilaso, † 1536; C. de Castillejo, † 1550], parece que significó originariamente ‘cerrar con cerrojo’, ‘encerrar en prisión’, hasta que, olvidado ya el antiguo ferrojo ‘cerrojo’, el influjo de hierros ‘cadenas’ hizo que se pasara al significado corriente en el día, y que ya se halla en Castillejo, pero no en el Cancionero de Baena6 ni en el port. aferrolhar ‘cerrar con cerrojo’, ‘meter en prisión’; gall. ant. enferrollado: «avia os pees enferrollados», Ctgs. 176.8, 135.107., gall. mod. aferrollado («materialismos que a tiñan -ada», Castelao 57.1). Aherrojamiento.
1 Pero ferrojo en O; en 109b, pasaje que falta en O, el ms. P trae cerrojo. Verrojo según Acad., sigue diciéndose en burg., rioj. y vizc.; sobrevive berroiྋo en vasco vizcaíno, y hoy verrojo en el cast. de Álava, de donde pasó al vasco alavés berroju(a) ‘pestillo’, ya documentado en Landucci (1562), Michelena, BSVAP X, 383. Más documentación local de berrojo, -ollo, en GdDD 7124.― ↩
2 También ayudaría la confusión meramente formal con un vocablo muy análogo, everriculum o verriculum ‘draga’, ‘especie de red’, que con variante verruclum aparece en glosas (CGL V, 145.47; 242.11): es derivado de (e)verrere ‘barrer, arrastrar’.― ↩
3 VERUCULUM es palabra conocida, mientras que el *VERRUCULUS de Rohlfs es hipotético, pero el escrúpulo morfológico de M-L. no tiene un gran peso: si de APIS se sacó APICULA, y de OVIS vino OVICULA (y aun localmente *OVŬCŬLAl> > gasc. aolhe, olhe, Empordán avoia), de VERRES pudo formarse VERRICULUS y VERRUCULUS, aunque aquí la forma en -UCULUS debería ser casi general; es verdad que de VULPES sale VULPECULA, con E, pero también habría VULPICULA (fr. goupil), y no sólo existió una forma vulgar VERRIS, sino que el it. verro podría inducirnos a suponer *VERRUS; además también partiendo de VERȢCŬLUM hemos de admitir un cambio, por lo demás fácil, en el vocalismo (*VERŬCŬLUM). Gamillscheg dice que en francés antiguo sale verouil desde el S. XII, y las formas con -rr- no aparecen antes del XIV. Será preciso que un especialista en filología medieval francesa examine bien este punto importante, revisando las varias formas con -r- y con -rr- que reúne God., fijando bien la fecha de los manuscritos e indicando en qué medida cada uno distingue sistemáticamente las dos articulaciones consonánticas, sin incurrir en grafías aproximadas; alguno de los ejs. de -r- son tardíos, otros parecen antiguos (Aliscans, h. 1200?), pero Littré y el DGén. citan dos casos de -rr- en el S. XIII que deberán comprobarse. Lo mismo habrá que hacer con la lengua de Oc, donde Levy cita cuatro testimonios de -r- sencilla, uno de ellos bastante antiguo («verolha: vecte firmat», h. 1240, Donatz Proensals); el de las Leys d’Amors con -rr-, aducido por Raynouard, es de un siglo más tarde. En conjunto se saca la impresión de que existió una forma arcaica con -r- en galorrománico, anterior a las formas con -rr-, pero falta asegurar esta conclusión provisional. Por otra parte, la objeción semántica de Rohlfs contra el VERUCULUM tradicional, tiene escasa fuerza, pues se trata de objetos parecidos y existen homónimos de sentido distinto pero comparable, que podrían salir también de la idea de ‘dardo’ o ‘asador’: cat. dial. ferroll, ferrolla, forrolla ‘badil’ (BDC XVIII, 147; XX, 250), toscano verrocchio, que en Luca es ‘bastoncito para apretar la carga de las caballerías’, y en Florencia ‘almazara, trujal’, ven. verìgola, friul. virìgule ‘taladro’. Y en cuanto a que la -RR- romance demuestre que se trata de VERRES y no de VERU, tampoco es demostración segura, dada la facilidad con que la -R- se duplicaba por un influjo cualquiera (comp. CERRAR, CARRIZO y otros muchos en CARR-); por lo demás, en nuestro caso, la duplicación está probada para el derivado VERUINA (V. arriba), y quizá se daba ya en el primitivo VERU en latín vulgar, pues berrum ‘asador’ se halla en dos glosas: CGL III, 326.4 (glosario griego, ms. S. IX) y V, 518.32 (glosario anglosajón, ms. S. X). Nuestra impresión provisional es que, en conjunto, el étimo VERRES es algo menos convincente.― ↩
4 Deberán estudiarse bien las glosas, oscuras y discutidas, que se han reunido en los artículos delictus y delicum del Thesaurus Glos. Emendatarum, pues ahí aparece un ueruclata, con -r- sencilla, junto a uerruclatus, berruclatu, que ciertos filólogos interpretan como «clausurae genus».― ↩
5 No me explico la ac. ‘muletilla o retoño de la cepa’ que Cabrera señala para el cast. cerrojo, y que él quisiera explicar por SURCULUS, imposible fonéticamente. En Cespedosa (RFE XV, 154) se emplea un cerronjo ‘cerrojo’ comparable a arronjar por ARROJAR.― ↩
6 «Yo sso la que fago partir al escasso, / e desí al largo ferrojar los dientes», donde es ‘cerrar firmemente’; en Garcilaso soltar el corazón aherrojado significa vagamente ‘oprimido, subyugado’, ac. que ha seguido siendo usual, aunque se siente como traslaticia. Comp. Cuervo, Dicc. I, 275-6. ↩