CERRAR, del lat. tardío SERARE íd., derivado de SERAcerrojo’, ‘cerradura’.

1.ª doc.: Cid.

Cuervo, Dicc. II, 128-136; Cej. IX, § 205. Las formas con -RR-, debidas a una confusión vulgar con SERRAsierra’ y SERRAREaserrar’, se hallan ya en un palinsesto del S. V («serras ferreas conteram», Lactancio, Wiener Sitzungsber. CVIII, 295 y 336) y en varias glosas latinas («serra μοχλóς», «serrae unde ianuae muniuntur»: CGL II, 520.34, 541.36; III, 190.62, 339.37, 463.51, 473.6; IV, 189.34, 283.19; comp. ALLG V, 467; «serratorium: μοχλóς», CGL III, 23.45) y son generales en castellano; V. empero ZARAPITO. Del mismo origen: port. cerrar íd. (también çarrar1, sarrar, vid. C. Michaëlis, RL XIII, 389-92), oc. ant. serrar (o sarrar) ‘apretar’, ‘cerrar’, fr. serrer ‘apretar’, retorrom. serrar (sobreselv.), -er (engad.) ‘cerrar’, it. serrare ‘cerrar (con llave, cerrojo)’ (frente a chiudere ‘cerrar en general’), sardo serrare ‘cerrar’, bret. serra íd. En textos arcaicos castellanos aparece serrar con s- (Fuero de Avilés, línea 104; doc. de Santoña, 1210, en Oelschl.); la forma con c- se debe a influjo de cercar, con el cual se codeaba cerrar en el lenguaje de la caza y de la fortificación, y especialmente en la ac. ‘cercar, vallar, rodear’, documentada para nuestro verbo desde el S. XIII (DHist., 9)2; el siguiente ejemplo me parece claro a este respecto: «el señor toviera este castillo de Perescote çercado e lo avía entrado por fuerça... e la razón porque él cerrava este castillo era...» (Clavijo, Embajada a Tamorlán, ed. L. Estrada, 121.25); nacería como forma ocasional, luego aprovechada para evitar la confusión con (a)serrar, en épocas de la lengua más preocupadas de la claridad de concepto que el latín vulgar3.

DERIV.

Cerrada ‘acción de cerrar’. Cerradera; cerradero. Cerradizo. Cerrado. Cerrador. Cerradura [Berceo]. Cerraduría. Cerramiento. Cerrazón [1594, B. de Mendoza]. Cerrón, gnía. Cierre; gall. cerre4. Cierro; ast. cierru ‘cercado’ (V). Encerrar [Cid]; aunque es muy antiguo, siguió empleándose cerrarse por ‘encerrarse’ en la Edad Media, y aun más tarde en el estilo familiar (Sta. Teresa), en algún texto clásico (Cervantes; Rojas: Zorrilla, Cada qual lo que le toca, v. 2471, «en su quarto se çerró») y ocasionalmente hasta hoy en día (DHist., 24); una formación paralela a encerrar se produjo también en el francés del S. XVI: «ils s’estoient enserrez en La Roche Clermaud» (Gargantua, cap. 30, ed. 1919, p. 152). Encerradero, encerrado, encerrador, encerradura, encerramiento, encerrona, encierro, encierra. El primitivo serra o serreira ‘tranca con que se cierra la puerta’ quedó en gallego (Sarm. CaG. 198r), y también sarreira (íd. 133v).

Cerraja ‘cerradura’ [Berceo]5, del lat. de glosas SERRACŬLUM íd. (CGL V, 564.39, 633.28), conservado en dialectos italianos, franceses y occitanos; cerrajero [1351, Cortes], comp. port. cerralheiro, cat. serraller, oc. ant. seralhier; cerrajería, cerrajear, cerrajerillo; descerrajar [Nebr], descerrajado, descerrajadura.

Cerralle ‘cercado’ [1571], tomado de oc. ant. serralh ‘lugar donde se encierra algo’, procedente del citado lat. tardío SERRACULUM.

Cerra ‘mano’, gnía. [1555, Canc. Gen., publicado en el de Castillo II, 613; comp. nota al Quijote II, lvii, Cl. C. VIII, 38], del fr. serre ‘zarpa, garra’, derivado de serrer ‘apretar’ (V. arriba); con sus derivados acerrar, acerrador (DHist.)6.

Cerreta [1831], ‘brazal, varenga’, mar., tomado del it. serretta íd., derivado de serrare ‘apretar’ porque sirven para reforzar (Jal, 1345b): del mismo origen cat. serreta (BDC XII, 65, 105), fr. serre [1538]. Cerruma [ya Acad. 1843: ‘cuartilla de las caballerías cuando está mal formada’; hoy ‘cuartilla de las caballerías’], probablemente tomado del gall. cerrume ‘cerca, vallado, cárcava que rodea un terreno’: así llamada porque la cuartilla o murecillo está alrededor de las patas, por encima de la corona del casco; descerrumarse [1731: Aut.].

En las hablas hispánicas occidentales hallamos una palabra romance de la forma *SERզCULU o *-զLIU, que por intermedio de un fem. *SERICULA, se cree derivada de SERAbarra o tranca para cerrar’ (y ‘cerrojo’) con el sentido de ‘aspa de aspar hilo’: de ahí el port. serilho y sarilho ‘aspa de devanar o aspar’, ‘especie de cabrestante’ [princ. S. XVIII, Bluteau, Moraes], gall. sarillo ‘aspa íd.’ (Sarm., con descripción precisa y figura, en CaG. 128v), también gall. sarelo (128v), ast. xareyu (y serelu en un dialecto alto-italiano): es etimología de Schuchardt, aceptada generalmente (M-L. REW 7850, Krüger, G. de Diego) y no imposible en latín vulgar, en lo semántico y aun morfológico, si bien dudosa desde aquel punto de vista y en lo morfológico aceptable sólo como cosa de baja epóca; es admisible provisionalmente, pero con carácter bastante incierto, pues también se podría deducir, y aun con más justificación morfológica, no sólo de SERICUS ‘de seda’ (CortesƟo) sino de SERզLIAcuerdas de junco, cordajes’ (deriv. de SEREREtrenzar’) y del lat. tardío SERICULAclavija o tarugo para unir dos listones o tablas en ángulo recto’ (fr. queue d’aronde) ‘hacha pequeña’ (> nap. sarrecchia íd.), variante haplológica de SECURICULA, dimin. de SECURIS, no menos fundados y aun tal vez preferibles desde el punto de vista semántico: recuérdese que el aspa o sarillo, como se expresa Sarm., es un «palo como en cruz, contrapuesto, en que se va formando la madeja» (ib. 96v).

CPT.

Para zarapito (ant. cerapico), V. artículo aparte. Gall. oriental serrapio «apretura entre dos sierras» (Sarm. CaG. 232r) y hay pueblo de Serrapio, unos 20 km. NE. de Pontevedra, junto al Lérez; como éste se encuentra en el fondo de un valle hondo y algo lejos de las sierras, supongo que no es derivado de sierra, sino haplología de cerra-rápi(d)o(s) ‘lugar donde se terminan los rápidos de un río’, situación que corresponde bien a ambos lugares: aunque el segundo puede estar en zona de seseo, el primero seguramente no, Sarmiento no distinguía bien y además intervendría el influjo de sierra. Sin embargo, como hay todavía sendas aldeas Serrapio en la prov. de la Coruña, Lugo y Asturias, falta examinar la situación de éstas, y como llama la atención la S- constante no descarto la idea de que se trate de algo relacionado con los nombres de lugar altoarag. Serrablo y Sarabillo, bastante repetido éste: el más conocido es un pueblo en un paraje muy estrecho del alto Cinca, por lo cual he supuesto otras veces que se trate de un *SERABULUM, -BELLUM, deriv. lat. vg. de SERA (y SERARE) ‘cerradura’; para el nombre gallego habría mayor dificultad fonética, que sugeriría contaminación, por lo menos de *SERABULUM por parte de RAPIDUM.

1 Forma, debida al influjo de la RR, que se halla también en textos castellanos del S. XIII (Alexandre, Fuero de Medinaceli; «labredes e chantedes e esterquedes, zaredes, a dita viña» Pontevedra, a. 1426, Sarm. CaG. 169v). En portugués existe también fechar, que es más material (‘cerrar con llave, cerrojo, etc.’).―

2 El ast. cierrar es ‘cerrar’ y además ‘cercar (una finca)’ (V). La explicación de esta c por influjo de encerrar, donde se debería al elemento oclusivo que contiene la n, sugerida por Malkiel, HispR. XVII, 210-2, es inadmisible. Este fenómeno se produce en retorrománico y en francés arcaico, pero no hay ejemplo alguno en iberorromance ni en lengua de Oc: y se comprende, porque en estos idiomas la pronunciación ordinaria de ns profiere la n sin oclusión bucal, por adaptación a la s; de ahí oc. pensar > pessar, pans > pas, y la pronunciación pẽ?nsar o psar tan común en castellano y portugués. Todos los supuestos ejs. de Malkiel son evidentemente falsos: San Çalvador y Gonçalo deben su ç a la t o d del étimo y no a la n, trance no tiene que ver con tránsito, y el port. ant. çujo < çuzio ‘sucio’, es un caso de dilación de la africada siguiente.―

3 Para la historia semántica del vocablo, vid. Cuervo y DHist. Agrego documentación para algunas acs. singulares. Cerrar la noche: Rojas Zorrilla, Cada qual lo que le toca, v. 1867 (y los textos citados en nota por A. Castro); Quijote I, iii, ed. Cl. Cast. I, 99 y nota; antes se había dicho cerrarse la noche (DHist., 28), que todavía se oye en la Argentina (A. M. Sampol de Herrero, La Prensa 21-IX-1941) y en otras partes. De la idea de ‘apiñar las tropas antes del ataque’ (DHist., 16) se vino a cerrar con alguien, con el enemigo, ‘atacarle’ (Timoneda, Patrañuelo, Rivad. III, 140; Pérez de Hita, ed. Blanchard II, 113; DHist., 29), de donde la frase Santiago, y cierra, España, para cuya explicación vid. Cuervo, p. 135a (comp. Ruiz de Alarcón, La Verdad Sospechosa, ed. Reyes, p. 19; la nota al Quijote II, lviii, Cl. C. VIII, 56). Cerrarse ‘mantenerse firme en un propósito’ (se cerraron en que había de morir, Pérez de Hita, ed. Rivad., 647a; texto cambiado en la ed. Blanchard, II, 219; DHist. 32).―

4 ‘Cercado, etc.’: «non hay cimeterio, adro parroquial, cerre de capela, encrucillada de camiño vello, que non teña un cruceiro» Castelao 93.25.―

5 Frecuente en la Edad Media y período clásico, vid. DHist. y A. Castro, RFE VIII, 335; Rojas Zorrilla, Cada qual, v. 3213; hoy anticuado o dialectal [arag. ant. cerralla, invent. de 1379: BRAE II, 711; a. arag. cerralla, cerraja, zarralla: RLiR XI, 21; Cej. IX, § 205].―

6 En vista de la perfecta identidad semántica entre cerrar ‘asir’ (así en John M. Hill, Poesías Germanescas XXXI, 253) y aferrar íd. (en Hidalgo e ibíd. XXX, 137, 251; XXXIII, 913) parece seguro que hubo por lo menos contacto secundario entre los dos verbos. O bien cerrar será alteración de aferrar, y cerra derivado de cerrar.