CARÁMBANO, del anticuado carámbalo íd., y éste de *caramblo procedente del lat. vg. *CALAMŬLUS, diminutivo de CALMUS ‘caña’, por la forma de los carámbanos.

1.ª doc.: APal. (472b), Nebr.1.

Carámbalo figura en Monzón, Espejo del Príncipe Cristiano (1544) y en varios textos del S. XVII citados por el DHist. y por Cuervo, Obr. Inéd., 228, así como en los diccionarios de Palet (1606) y Oudin. Una sustitución igual del sufijo -´alo por -´ano hallamos en SÓTANO por sótalo, en búfano por BÚFALO, en PÍFANO por pífaro, y en otros casos estudiados por M. P., Festgabe Mussafia. El cambio de *CALAMULUS en *caramblo y luego carámbalo, por anaptixis, tiene muchos paralelos: CAMĔRA pasa a cambra y después cámbara en portugués popular (Leite de V., RL I, 268n.2) y alguna vez en castellano antiguo (documento de 1262, Rioja Baja: M. P., Oríg. 296), número a numbro y númbaro en los Algarbes (Nunes, RL VII, 43), MAMMŬLA a MAMBLA y mámbula (docs. de 978 y 1067: M. P., Oríg., 182), y aun en Toscana hallamos pisano gòmbera y florentino bòmbera en lugar del it. vòmere (VRom. V, 316-7). La forma sin anaptixis *caramblo hubo de dar *carambro en leonés, de donde el disimilado carambo de las Asturias occidentales (M. P., Festgabe Mussafia, 392). Pu?cariu (REW 1485) admitió el mismo étimo *CALAMULUS para el rum. cărâmb ‘palo para medir la leche ordeñada’, ‘travesaño de carro’, ‘caña de bota’. Que CALMUS ha dado derivados en el sentido de ‘carámbano’ es indudable: cat. caramell ‘estalactita de hielo’, port. caramelo íd. (vid. CARAMELO) 2; en los dialectos, este último se ha cruzado con carámbano (que en portugués es castellanismo, según reconocen Coelho, CortesƟo y Fig.), de ahí la forma carambelo empleada en muchas localidades de Tras-os-Montes (Moimenta, Matela, Chaves: RL I, 207; II, 105; III, 62), en Sanabria (RL VII, 142) y en Salamanca (Unamuno); con otro sufijo, trasm. carambina ‘trozo pendiente de agua helada’ (RL I, 207; V, 35), sanabr. carambítenu (VKR VIII, 77n.), y con significado secundario leon. carambiello, carambítenu, ‘plancha de madera por medio de la cual se gradúa la canaleta que guía el grano de la tolva del molino’ (Krüger, RFE X, 164). Es equivocado evidentemente creer que estas formas vienen de CARAJO, según admite el REW3, 1672b. Imposible la etimología de Unamuno (Homen. a M. P. II, 60): gr. κóρυμβος ‘racimo de flores’ cruzado con caramelo y con témpano3. Ya C. Michaëlis, Jahrbuch f. rom. u. engl. Lit. XIII, 211, derivó carámbano de CALMUS, pero sin explicar la terminación. Trata ahora de esta voz y sus afines Krüger, Bibl. RDTP IX, 58-65 y 157-9. Sugiere que el punto de partida único de carámbano y del cat. caramell sea CALAMELLUS, basándose exclusivamente en que *CALAMULUS no está documentado, escrúpulo nimio o más bien nulo tratándose de un sufijo con el que se crearon neologismos por millares en todas las épocas y tonos de la lengua latina. Las «dificultades» que halla a esta etimología son imaginarias: cierra los ojos ante los casos paralelos de sótano < sótalo, búfano < búfalo y demás a que aludo, y parece no haber advertido que carámbalo está bien documentado en textos de todas clases y es tanto o más frecuente que su rival triunfante, en todo el S. XVI (desde la primera mitad). Que caramillo pasara a carámbano por «cambio de sufijo» es bien poco verosímil, y decir que el cambio de m en mb se debe a «un refuerzo de la articulación» es emplear una frase vacua cuyo uso tiene condenado la Lingüística ya hace tiempo; advierta Krüger que siendo recientes y meramente locales las formas carambítenu, carambelo, han de explicarse por cruces de caramelo, etc., con carámbano, y que casos como el de recimbu por ‘racimo’, todavía más localizados y exclusivos de bables que vacilan entre -m- y -mb- (< MB), nada tienen que hacer en el estudio de una palabra que pertenece al castellano general de todas las épocas. En cuanto a la superficial hipótesis prerromana de Hubschmid (Sard. St., 88, 113-4), me adhiero totalmente a los certeros argumentos con que la deshace Krüger. Acerca de carama ‘escarcha’ es muy posible que tenga razón éste al insinuar que conviene desglosarlo de todo esto, admitiendo provisionalmente la posibilidad de un origen prerromano, sin descartar del todo la explicación por derivación regresiva desde el port. caramelo, que tenía yo in pectore y que interpreta él atinadamente.

DERIV.

Carambanado.

1 «Stiria... es gota elada o pendiente como carámbano», «Carámbano: crusta ex gelu».―

2 M-L. en su diccionario cita también abruzo karambelle ‘carámbano de hielo’.―

3 Ignoro el origen del trasm. caroujo «caramelo grosso» (G. Viana, RL I, 207). Habrá cruce con otro vocablo.