MAMA, ‘madre’ fam., del lat. MAMMA íd. y ‘teta’; en esta última ac. es término científico tomado por vía culta.

1.ª doc.: mámma, S. XI (mozár.); Nebr.: «mama, madre de niños: mamma».

APal. ya emplea la otra ac. («ubera propiamente son de las pécoras; mamas son tetas de muger», 516b), pero ésta parece haber sido siempre cultismo, y en APal. figurará sólo a título de vocablo latino castellanizado para la comodidad de la definición; Aut. recoge ej. de un anatomista de principios del S. XVIII. La ac. ‘madre’ es tan antigua como el idioma, ya frecuente en las Ȟarğas mozárabes trasmitidas por poetas de los SS. XI y XII (Al-And. XVII, 93 y passim), y no lo es menos en el Siglo de Oro: «lo primero que los niños aprenden decir para con los padres es taita, y lo primero saben decir a las madres es mama» (1589, J. de Pineda, cita de Cabrera); Cuervo, Ap., § 106, cita ej. de Tirso y otro de 1653, en los cuales el verso asegura la acentuación máma. La corte afrancesada puso de moda el decir mamá en el S. XVIII, y así lo admitió la Acad. en 1803, pero la acentuación castiza sigue viva en la mayor parte de América y de España (así p. ej. en Asturias ―Vigón―, en Almería, etc.), con carácter rústico o familiar. V. más datos en M. L. Wagner, RFE X, 236.

DERIV.

Mamita, dimin. (en Madrid, etc., mamaíta; en Asturias mamina). Mamario. Mambla ‘montecillo aislado en forma de teta’ [Mamlas, 972; Mamblas, 978; M. P., Oríg., 316, 182], del lat. MAMMŬLA ‘teta pequeña’; del mismo origen gall. (RL VII, 217)1 y port. mâmoa íd. (Leite de V., Mél. Ant. Thomas, 1927, 273-6); La Mambla se halla como nombre de lugar único en la Plana de Vic, pero no corresponde a la configuración del paraje y no hay testimonios vivos del vocablo en catalán; del francés se tomó el sinónimo mamelón.

Mamella ‘cada uno de los apéndices alargados que tienen en el cuello algunos animales, particularmente las cabras’ [esta forma y la variante marmella, ya Acad. 1817], del lat. MAMէLLA ‘teta’ (ac. que conserva marmella en caló, Besses, y es normal en el descendiente de MAMILLA en los romances de Italia y Francia y en catalán, donde las marmellas se llaman mamellons [BDLC IX, 185] o barbelleres; a influjo del cast. barbilla, que se habrá empleado en el mismo sentido, se debe la r de marmella). Gall. marmaruga en Viveiro ‘la papada debajo de la barba’ (Sarm. CaG. 121r), cf. p. 145: la terminación se deberá a una contaminación o cruce con arruga. Mamellado; duplicado culto es mamila; mamilar.

Mamar [Berceo], de MAMMARE ‘amamantar’, mamada; mamadera ‘instrumento para descargar los pechos en el período de lactancia’, en arg., chil. y ecuat. ‘biberón’ (BRAE VII, 624); mamado ‘borracho’ arg. (Tiscornia, M. Fierro Cornent., s. v.); mamador; mamandurria; mamante, mamantón [Nebr.], mamanteo ‘mimo a un niño’ cub. (Ca., 30); mamarón, en Cuba y Galicia mamalón ‘gorrón’ (BRAE VIII, 506); mamón [APal. 262d, Nebr.; en la ac. ‘anona reticulata’ o ‘melicocca bijuga’, Fz. de Oviedo, 1535, afirma es palabra indígena de Venezuela, y así lo acepta Friederici, Am. Wb., 376, pero es probable tenga razón Ortiz, Ca., 98, al explicarlo por la posición de los labios prolongados hacia delante al comer la fruta; el port. mamão (ya 1587), aplicado a otra planta americana, se explicaría por la forma de teta que tiene la fruta, según Friederici, 375]; mamoncillo, cub., nombre del mismo árbol, y en el Este de Cuba mamoncillero (Ca., 235); desmamonar. Mamoso; mamu(d)a ‘borrachera’ arg. (Tiscornia, M. Fierro Coment., s. v.); mamujar; mamullar [Quevedo, en Fcha.]; mamuete ant. («nombre de denuesto, mamurra», Nebr.; h. 1535, Com. Radiana, 539). Amamantar [mamantar, Berceo, López de Ayala; amamantar, Nebr.; gall. ant. mamentar Ctgs. 26.8, port. amamentar], amamantador, amamantamiento. Desmamar ‘destetar’ [raro en cast., no Aut.; en cat. ya S. XV].

CPT.

Mamacallos, lo mismo se llama mamacalostres en Valencia (Lamarca). Mamífero. Mamola [med. del S. XVII, Moreto], probablemente de mamóla = la mamó2; alterado en mamona en la Pícara Justina, en Cervantes, Covarr., etc.; en Extremadura dicen mamolazo (Espinosa, Arc. Dial., 84). Mamotreto ‘libro grande en volumen y de poco provecho’ [Covarr.], ‘cuaderno de notas’ (ac. que sólo hallo en Aut. y que no sé si es la del pasaje allí citado de Lope), ‘armatoste’ chil., guat., venez., hond., portorr.; tomado del lat. tardío y medieval mammothreptus y éste del gr. tardío μαμμóȎρεπτος (así en glos. latino-gr. trasmitidos en ms. del S. XII, CGL III, 179.40, 251.65), propiamente ‘criado ( Ȏρεπτóς) por su abuela (μάμμƓ)’, después ‘el que mama mucho tiempo’ (Du C.), y ‘mamón’ (glos. de Palacio y del Escorial), de donde ‘gordinflón, abultado’3; para mamotreto V. Spitzer, Essays in Historical Semantics, p. 38, especialmente su interpretación del pasaje de San Agustín, que le conduce a otra explicación semántica. Mamavieja arg. (F. Burgos, La Prensa de B. A., 4-IV-1943), magrande (< mamagrande) nmej. (BDHA IV, 58) ‘abuela’.

1 «Mámoas llaman en Rianxo a unos monumentos sepulcrales que se hallan en los campos, y contienen urnas cinerarias de los romanos» Sarm. CaG. 188v [¿Romanos o Urnenfelder, sorotaptos?]; desde Padrón hasta Curruvedo hay muchas mámoas con ollas, y también las hay en Salnés (191v), y al SE. de Monforte, en los montes de Piñol de Lemos (195r); Castelao, que era de Rianxo, habla de «as moreas de terra e pedras, que relembran mámoas en alguns cimeterios bretons» (122.10). Hay documentación antigua, p. ej. «vadit ad fontem de ipso rivulo d’Ámoa, usque in mámoa da Meda» a. 1130, refiriéndose al río de Ama o de Sanueira, al O. y junto a Pontevedra (CaG. 74r).―

2 Significaría primitivamente ‘ha caído en un engaño’; vid. Fcha.―

3 Parece carente de fundamento la afirmación de Covarr. de que es el nombre propio de un autor que escribió un libro de esta índole. Carpentier, en Du C., dice que mametractus (forma corrupta), al parecer en San Cipriano (S. III), es el título de un libro donde se explican las dicciones de la Biblia; podría ser título humorístico puesto por un erudito en el sentido de ‘libro predilecto de un viejo’, y por lo abultado de tales obras de exégesis habría tomado la ac. castellana; acaso se pueda averiguar este detalle evacuando las citas que ahí da Carpentier. En todo caso se trata de un libro muy célebre y muy leído en las Escuelas en el S. XVI, pues Rabelais lo pone entre los que el maestro necio hace leer a Gargantúa (cap. 14) y entre los que figuran en la biblioteca de San Víctor de París (Pantagruel, cap. 7), deformándolo ambas veces satíricamente en Marmotret(us) y atribuyéndole títulos burlescos. Plattard (nota 20 de su ed.) explica que el Mammotreptus es un comentario de los salmos y de las vidas de santos.