Hoy se conserva esta palabra en todos los dialectos célticos: irl. med.
biror (mod.
biolar), gaél.
biolair, córn. y bret.
beler, galés
berwr (Thurneysen,
Keltorom., 85; Stern,
KJRPh. IV, 56). El bordelés Marcelo Empírico (S. IV d. C.) nos atestigua la forma gala
berula, que también figura en glosas latinas (
berola,
CGL III, 632.58; 595.47; 629.46). La variante
BERULA dió el rioj.
belro (Merino,
Vocab.
de Ojacastro), y aunque no consta la existencia de tal forma en Navarra y sí de
berra ‘especie de berro venenoso’ (Pamplona y Montaña), es posible que haya existido allí, puesto que hay
berluna junto a
berruna «manchas verdes vegetales en las aguas; légamo verde» (ambas en sendos pueblos al Sur del Ebro y aquélla al Oeste de ésta: Iribarren); en cuanto al and.
fiera «berro comestible de hoja más pequeña» (AV), acaso resulte de
unas *bieras >
fieras, aunque es dudoso por la
-r- sencilla. El español ha conservado una forma más primitiva, sin el cambio de la segunda -
R- en -
L- por disimilación, que se produjo en Francia; la forma española atestigua además que la
E tónica debió ser cerrada, detalle de gran interés, pues las formas neocélticas suponen una
E breve
1, y así este caso como otros semejantes (
LÉGAMO,
SERNA,
TERCO,
SEL,
AMELGA, y V. s. v.
MELENA), parece probar que la
E breve celtibérica era cerrada. En Francia, la penetración posterior de la palabra de origen germánico
cresson relegó el fr.
berle, oc.
berla, a designar una planta semejante al berro que se hace también en lugares húmedos (Jud,
ASNSL CXXVI, 141;
FEW I, 338); para representantes toponímicos en Francia, C. Brünel,
Bibl.
de l’École des Chartes CVII (1947-8), 193-204, y en Cataluña la misma palabra invasora (
créixens) eliminó del todo el celtismo. Portugal se mantuvo fiel a los nombres latinos
mastruço y
agriões, que también existieron en España (
MASTUERZO; mozár.
acriónex: Simonet). Sarm. recoge un gall.
brizos, hierba comestible, hojas semejantes a la de la fresa, dos a dos en cruce, y cree son los apios acuáticos de Vigier, fr.
berle2: quizá serían, pues,
BERUR-ICIOS, a no ser que se trate de un cruce de
berros con el nombre cat.-oc.
créixens,
greixes, alem.
Kresse, etc. (seguramente prerromano y no germánico como se suele decir).