TRANZAR ‘cortar, tronchar’ ant., anteriormente ‘destruir’, origen incierto; es probable que se relacione con el fr. ant. trenchier (hoy trancher), oc. y cat. trencar ‘cortar’, que a su vez son de origen oscuro, pero no pueden venir del lat. TRUNCARE; más probable es que procedan de un céltico *TRENCĶ ‘yo corto, yo termino’ (de cuya raíz proceden el galés trengu ‘morir’, tranc ‘fin’, ‘muerte’, trŵch ‘cortado, mutilado’, ‘corte, incisión’, bret. trouc’ha ‘cortar’, irl. ant. trécud ‘abandonar’, lit. trìnka ‘tajo de cortar’); del oc. trencar (también trincar) se tomó nuestro trincar ‘partir, desmenuzar’; en cuanto al cast. tranzar, podría venir de una variante céltica *TRANCIĶ, con el vocalismo del galés tranc.

1.ª doc.: S. XIII, Fueros de Zurita, Teruel y Albarracín.

En Juan Ruiz es más bien ‘destruir’ que ‘tronchar’: «abrid vuestras orejas; el coraçon se lançe / en amor de Dios lynpio; loco amor non le trançe» (904d), «que Dios, por quien lo fazemos, nos dará buenandança; / con tal loriga vençemos la cobdiçia que nos trança» (1587c); también en la Dança de la Muerte de h. 1400: «el coraçón se me quebra con grandes gemidos: / adiós, mis basallos, que muerte me trança» (144). Pero el sentido de ‘cortar’ está claro en otros textos bastante antiguos, tal como lo define Nebr.: «trançar: seco»; así en Antón de Montoro (med. S. XV): «mas como las vidas tengamos prestadas / a tiempo en la nota del más alto cielo, / así como quiso prender algund vuelo, / más presto se vido las alas tranzadas» (Canc., p. 315), o en invent. arag. de 1402: «dos tovallones en peça e dos trançados de lino» (BRAE III, 359), donde las servilletas ya cortadas se oponen a las que todavía están en la pieza; la misma ac. supone el sustantivo tranço ‘pedazo cortado de un objeto’, que está en el Cuento de Otas de princ. S. XIV: «estava armado, et tenía el tranço de su lança en la mano, et mucho era buen cavallero» (ed. Ríos, 415, lín. 31, donde traduce la frase del original «et tenoit en sa main d’une lance un tronson», ed. Wallenskjöld, v. 1836). La ç era sorda, como prueba la grafía de Nebr., APal. y G. de Segovia (p. 90). Todavía se encuentra bastante en la segunda mitad del S. XV; en Fernán Pérez de Guzmán es ‘quebrantar’: «yo fablo de fuertes actos / … / e limpios, de limpios tractos; / de vil avaricia intactos, / sin fictión e sin vengança, / con la fe, que nunca trança / conveniencias e pactos» (NBAE XIX, 599b); en APal. ‘cortar con los dientes’: «nefrendes... son los niños mientra no pueden trançar por mengua de dientes», «opizi se dizen los que trançan las palabras pronunciándolas arrebatadamente, quasi que menuzan la pronunciación» (299b, 327d). En la Edad de Oro ya estaba anticuado este verbo, que falta en los principales autores y diccionarios de la época y fué olvidado completamente por Aut., pero todavía lo encontramos en algún autor provincial o arcaico, sobre todo en el S. XVI: está en el Libro de la Cámara Real de Fz. de Oviedo (Fcha.), todavía es frecuente en el predicador zamorano Antonio Álvarez, h. 1590 («ya el segur o destral está puesto a la raíz del árbol para trenzarle por ella», y otros varios ejs. en Cej., Voc.), Leguina cita tranzadas «piezas del arnés cortadas horizontalmente en varios trozos, unidos por enganches de resbalón» en el S. XVI1; está también en un romance ariostesco publicado por M. Chevalier, Los temas ariostescos en el romancero, p. 87, v. 175 «y un arnés todo trançado / con flores de plata fina»; un ej. encuentro todavía en el Alfarache del valenciano Martí (1603), donde parece significar nuevamente ‘destruir’2.

Esto aparte, es verbo ajeno a los clásicos3, aunque pudo dejar alguna huella regional hasta la actualidad4; pero quedó lleno de vida el sustantivo postverbal trance, que a menudo se aplica al momento de la muerte, como en la Dança de 1400, así en el Quijote («hasta el último trance de mi vida» I, xxxvi 189), o en el ej. de Saavedra Fajardo citado por Aut. («casi las mismas palabras dixo el Rey Don Fernando el Santo en el mismo trance»), etc., pero que también se extiende a cualquier momento decisivo y peligroso: «trance de armas: singulare certamen» Nebr. (s. v. trance y liza), duro trance ‘el parto’ en el poeta Garcilaso (Fcha.), «riepto, trance o gaje de batalla» en Diego de Valera (cita de A. Castro, Glos., 168), «llegó una noche / a esta casa, huyendo el tranze / de una tempestad terrible» Vélez de Guevara (El Rey en su Imag., v. 2850), y los innumerables trances que aparecen en el Quijote («el mayor que se puede hallar en todos los trances de la guerra», «porque huvo assaz de pedradas en aquel trance», etc.). Ya Baist (ZRPh. IX, 147), A. Castro y Spitzer (MLN LIII, 126) indicaron este origen de trance rechazando con razón la etimología TRANSէTUS o como derivado de transir, por las insuperables dificultades fonéticas5, si suponemos que es palabra castiza, o por la diferencia semántica, si admitiéramos con M-L. (REW 8855) que se tomó del fr. transe: el parecido con este vocablo es sólo parcial y se debe seguramente a una coincidencia6.

Por lo demás, la primera aparición de tranzar es anterior a Juan Ruiz, pero en los fueros del S. XIII el vocablo aparece en una ac. derivada, que a menudo es ‘adjudicar legalmente a un nuevo posesor’: «si fasta nueve días aquellos pennyos de mano del querelloso non serán remedidos [‘redimidos’], sean trançados, asín como si del debdor fuesen vendidos et del querelloso conprados» Fuero de Teruel, § 236.3, «si aquella pendra fasta 9 días non fuere quita, sea trançada, assí como si fuese déste conprada et del otro vendida» Fuero de Zurita (p. 216), y otras veces vale más estrechamente ‘ejecutar apremio judicial contra los bienes de un deudor, para pagar con ellos al acreedor’: «nunquam radix [‘bien inmueble’] aliqua debet trançari vel etiam fenerari» en el Fuero latino de Albarracín (RFE XX, p. 283) y frecuente en el Fuero de Teruel; ambas acs. son todavía frecuentes en la modernizada Suma de Fueros aragoneses de 1531, vid. Gorosch, Fuero de Teruel, p. 640, y a ellas corresponden trance, tranza y trançamiento como sustantivos abstractos, todavía registrados como aragonesismos en Aut. y en Acad. Si pensamos que con el mismo sentido se emplea rematar y se empleó amortiguar o mortiguar (Fuero de Teruel, § 563.2), comprenderemos que el punto de partida semántico aquí es el mismo que en el trançar de la Dança de la Muerte; o si se prefiere, puede tomarse como base la idea de ‘zanjar’, propiamente ‘cortar’7; de todos modos es evidente que estamos ante una aplicación especial de la palabra que nos interesa.

En cuanto a la etimología de trançar ‘cortar’, ‘destruir’, no puedo aceptar la opinión de Spitzer (l. c.), de que estamos ante una variante de traçar (ATARAZAR) procedente de *TRACTIARE: por una parte el significado de nuestro vocablo en los autores más arcaicos, desde Juan Ruiz hasta la Dança de la Muerte, apunta en una dirección semántica muy diferente, y sobre todo suponer que traçar se cambiara en trançar por influjo de lançar o de trença, no es congruente por el sentido; por lo que hace a trincar, que sí tiene analogía semántica, es extranjerismo mucho más moderno, según veremos, y de escasísima vitalidad. La idea de Castro y de otros de relacionar con el fr. trancher y sus afines es más convincente, pero Castro retrocede ante las dificultades fonéticas.

Esto nos lleva a estudiar el origen de la familia de trancher y sus sinónimos oc. y cat. trencar ‘cortar’, ‘quebrar’8. En los tres idiomas es voz antiquísima y básica, que en francés es de uso general desde el S. XI: en los textos más antiguos parece tener en constantemente, al menos es así en la Chanson de Roland (donde sale docenas de veces, V. el glosario de Bédier), y ésta es también la grafía de los demás textos arcaicos que conozco (Voyage de Charlemagne, Coronement Looïs, en God. X, 798); así, pues, coincide plenamente con el trencar catalán y occitano. En estos idiomas no es menos antiguo: en ambos podemos documentarlo desde el S. XII, pues es frecuente en trovadores de este siglo como Bertran de Born, y ya se lee en un doc. de Urgel de mediados de la misma centuria: «per les sues oradures, e per les sues folees, e per lo feit seu quez el faïe, fo la casa de Sen Pere trencada e robada e cremada» (Pere Pujol, Docs. en vulgar dels SS. XI, XII i XIII, p. 13). Es de notar que aquí el sentido es ‘quebrantar’ o más bien ‘destruir’, como en castellano medieval, y como es frecuente en textos arcaicos catalanes, occitanos y franceses: «lo castell de fusta... vim que·l nos trencarien tot si y romasés», Crónica de Jaime I, 210; «qui comet furt o homicidi, o trenqua hostals o forssa fennas... deu esser punit de pena corporal» Costumbres de Foix, y otros que pueden verse en Ag., Levy y God.

En catalán el sentido hoy es más bien ‘romper’ (s’ha trencat el cordó, trencar un plat), pero dialectalmente se halla el matiz de ‘cortar, rebanar’: en Tudela de Segre he oído trencar pa para ‘cortarlo en rebanadas’, aran. trincà pan, y en varios pueblos del Segre medio he registrado trenca o trencada para ‘linde o línea divisoria entre fincas o municipios’ (Collfred, Agramunt, etc.); con el sentido de ‘perforar, penetrar’ ya está en Eiximenis (Dones, cap. 336, 340: I 230ra, y B; A 232ra e I 233ra).

Suelen citarse como hermanos de estas fundamentales palabras galorromances y catalana el cast. y el port. trincar; pero aquí ya no estamos, como allá, ante una palabra vieja y esencial del idioma, sino ante un verbo tardío, de sentido especial y algo afectivo, desde luego empleado con muy escasa frecuencia. En castellano no conozco ej. medieval alguno, a pesar de haberlo buscado con diligencia, pero además falta en APal., Nebr., PAlc., C. de las Casas, Percivale y aun Oudin y Minsheu; por primera vez aparece en Covarr.: «trincapiñones, comúnmente se toma por el moço liviano y de poco assiento, y aludiendo a los muchachos, que en los lugares donde ay pinos alvares se ocupan en sacar los piñones, y trincarlos, conviene a saber partirlos y mondarlos»; Aut. se limita a reproducir la noticia de Covarr. y trincapiñones ‘hombre de poco juicio’ ya está en C. de Castillejo, primera mitad del S. XVI (Fcha.), y en Baltasar del Alcázar (ed. Rdz. Marín, p. 292). No tengo por lo demás otras noticias del uso del verbo trincar en cast., de suerte que parece tratarse de una palabra de uso ocasional, conocida única o principalmente en relación con el compuesto afectivo trincapiñones. Algo más vivaz parece ser en portugués, a juzgar por las explicaciones de Bluteau (1715): «trincar: cortar limpo ou cortar com o dente, dando um certo estalo ou soído, como quando se come cousa dura, seca ou torrada; intr. trinca isto debayxo do dente, ‘hoc sub dente crepat’ ou ‘crepitat’; trincar as amarras ‘funes nauticos’ ou ‘rudentes scindere’ ou ‘secare’ [con ej. de Brito Freire, a. 1657]; de quem nos tem feito h?a trapaça que nos deyxou como pasmados, costumamos dizer trincou-me a sedela, tomando a metáfora do peyxe, que trincando com o dente a sedela, escapa e deyxa o pescador em branco». A pesar de todo, una búsqueda paciente no me ha proporcionado ejs. anteriores al Palmeirim de 1544 (vid. Moraes), y como se ve se trata de acs. especiales y no de un verbo básico y esencial como en galorromance. En gallego es menos vivaz, si bien Sarm. alcanzó a recoger la frase «rilla ese osso, trinca ese cortezo de pan» (CaG. 211v), dato aislado (quizá se empleó en Pontevedra) pero ya no lo acogen los diccs. (V. el náutico TRINCAR, pero éste nada tiene que ver aquí); en portugués, retrincar parece sin relación con nuestro verbo, de cuyo sentido discrepa totalmente; en cambio aquí pondremos el gall. retrincos ‘retalitos de paños que salen al cortar ropa’ (Vall.): empleólo a menudo Castelao: «un retrinco de papel», «retrincos esquecidos do meu pensamento», «un bó retrinco de tempo» y como título de su tomito de narraciones Retrincos en 1934 (191.8, 191.6, 191.4, 161.6, 11.9, 304).

Este examen comparado prueba claramente y sin lugar a dudas que estamos ante una palabra prestada por el catalán o la lengua de Oc, exactamente como trinchar se tomó del fr. ant. trenchier: adviértase que éste arraigó tanto o más pronto, pues Aut. ya da ejs. de fines del S. XVI, «trinchar: trencher devant le Prince, servir d’escuyer trenchant» está ya en Oudin, y trinchante figura en C. de las Casas, Percivale, Covarr., etc.; la i de trincar no debe tomarse como prueba de independencia de la voz cast.-port., ni menos como indicio valioso para la etimología de toda la familia (como parece medio dispuesto a hacerlo M-L., es REW 8953), pues esta forma ya se encuentra como variante en lengua de Oc, desde la Edad Media en textos del Rouergue y del Tarn, en los Gesta Caroli y en el Arbre de Batalhas, y hoy continúa siendo viva en varios dialectos del Sud-oeste: Lavedán trincà «scier avec la trinco», trinco «grande scie de main» (Palay), Arán trinca, Tarn-et-Garonne, Rouergue trinco «houe» (VKR VI, 103; Vayssier); se trata de una tendencia fonética propia de esta zona, donde p. ej. arrancar, cat. arrencar, se convierte en arrincà; alguna vez penetró también la forma catalana en e: «libri Decretalium, de enprenta, en paper, con la una cubierta trenquada» en inventario zaragozano de 1497 (BRAE II, 95). En conclusión, para la etimología del galorromance y catalán trencar (trenchier) podemos prescindir del port. y cast. trincar, como advenedizos galorrománicos, quizá tomados por el lenguaje náutico (trincar as amarras en port.)9. Comp. RESTINGA.

El problema etimológico es tan oscuro que Diez (Wb., 328) empezaba proclamando que es de aquellos «en que sólo es posible negar», y desde luego negaba resueltamente la etimología tradicional TRŬNCARE ‘truncar, mutilar’, por evidentes razones fonéticas; por un caso raro fueron aquí los autores del DGén. los que desconocieron la fuerza de la fonética admitiendo que el latín vulgar habría cambiado TRUNCARE en un *TRէNCARE por alguna razón misteriosa; desde entonces los dicc. etimológicos no se han atrevido a romper completamente con TRUNCARE: Gamillscheg admite vagamente un cruce con alguna palabra desconocida; M-L. (REW 8953) y Bloch1 y 2 se limitan a mostrar su escepticismo ante la etimología TRUNCARE sin sustituirla por nada, y agregan que un cruce con TRզNUS ‘triple’ o la invención de un inverosímil TRզNICARE tampoco servirían de nada, puesto que trenchier postula E y no զ. Como TRUNCARE tampoco significa lo que trancher, ya sería hora de meter en el desván esta etimología menagiana. Si se quiere limitémonos a decir que se desconoce el origen.

Mi ex-alumno el celtista R. A. Clark me llama la atención hacia el parecido de trançar y del fr. trancher con la familia del galés tranc, y me inclino a creer que tiene razón al sospechar un origen céltico, tanto más cuanto que céltico es el origen de los sinónimos fr. briser y bruisier. El sentido primitivo de esta raíz céltica puede ser el conservado en el galés ant. trŵch «fractus, mancus, mutilus» y «scissura, incisio, incile», y en el bret. trouc’ha «trancher, couper», que según Walde-P. (I, 758) vendrían de TRONK-SO-; fonéticamente nos acercamos más a las formas romances con el galés trengu «to end, to expire», galés med. trengid ‘se desvanece, perece’, galés tranc m. «cessation, end, death», irl. ant. y med. tréicim ‘yo abandono, yo cedo’, pues todas estas formas pueden corresponder a una base paleocéltica TRևK-, las unas en forma indudable, las otras también podrían venir de TRENK-10; a esto interesa mucho agregar el célt. continental trincus, trinquos ‘gladiador’ documentado en una inscripción de Sardes ―luego sería gálata― y en una de Sevilla, luego hispanocéltico, quizá de una raíz amplificada (-ko-) desde la del ky. trin ‘combate’, ‘trabajo penoso’ (< *STRN, tal vez pariente del lat. strenuus, del gr. στρƓνƲς ‘agudo, duro, forzudo’, etc. IEW 1022) como observa Whatmough Dial. of Anc. Gaul, p. 172 (con cita de Piganiol, Rev. d. Ét. Anc. 1920, 283-290). Para el léxico céltico del gladiador, V. ahora el DECat. s. v. batre.

Como se trata de la misma raíz ieur. que ha dado el lat. truncare, el germ. thringan, thrîhan ‘apretar, empujar’, y los lit. triñkti ‘golpear violentamente’ y trìnka ‘tajo (de cortar carne, etc.)’, se ve claro que de la idea general de ‘golpear’ se pasó a ‘cortar’, luego ‘terminar’, y finalmente ‘abandonar’, y no puede dudarse de que esta raíz existió en alguna forma en el antiguo céltico continental; a juzgar por las formas del celta insular tenemos asegurada una base radical TRևK-, que en el celta continental había de convertirse en TRANK-: de aquí podía salir un hispano-céltico *TRANCIAREcortar’, ‘destruir’ que explicaría inmediatamente el cast. ant. trançar; las formas del galorromanos y del catalán postulan una base *TRENCARE11, con el tratamiento EN de la և vocálica que está bien probado en otras hablas célticas continentales12; por lo demás también cabría admitir una variante apofónica EN de grado pleno, según corresponde al germ. thringan: como es sabido, se trata de una alternancia vocálica que se da a cada paso en celta como en todas las lenguas indoeuropeas13.

DERIV.

Trance, tranza, tranzado, V. arriba. Tranzón ‘cada una de las partes cultivadas en que se divide un pago de tierras’ [Acad. ya 1817]. Trincar, trinchar, V. arriba; trincha [Acad. 1884, no 1843]: porque ciñe y como que parte en dos el cuerpo; trinchador; trinchante [1570, C. de las Casas]; trinche; trinchea [h. 1570, A. de Morales, Argote de Molina, en Aut.; Quijote, Fcha.], ant., del fr. tranchée íd.: más tarde cambiado en trinchera, que ya está en Oudin (y según Aut. en la Pícara Justina), comp. romero de ROMAEUS; trincherón; atrincherar, atrincheramiento. Trincheo [princ. S. XVII, Paravicino, en Aut.], después trinchero [Aut.]. Trinchete [med. S. XVI, Lope de Rueda, Fcha.], también tranchete (Aut.). Trancha [Acad. S. XIX], del fr. tranche. Trenque murc. y arag., del cat. trenc ‘corte’, ‘chirlo’, ‘acto de cortar’.

1 P. 837; en la pág. 105 da otros ejs.: el sentido no es bien claro. Comp. en Oudin «trançado, arnés: un harnois qui est à l’espreuve de combat».―

2 «Al fin los ociosos y ocupados luego se meten en materia de estado, y lo que debría hacer su Magestad, y le encaminan, y tranzan sus armadas, no dejan hilo enjuto de sus consejeros…», Rivad. III, 407.―

3 No debe confundirse con tranzar ‘trenzar, hacer trenzas’, que es alteración de trenzar, por confusión puramente fonética con nuestro vocablo, explicable porque trenza y trenzar debieron entrar como extranjerismos desde el Sur de Francia. V. TRENZA.―

4 El postverbal trança ‘carcoma de la madera’ (APal. 521b) es vivo hasta hoy en Écija: «el gusano de la leña del olivo fermentada al secarse, que la carcome poniéndola así» (Cej.); la trança en la harina en Vanegas, Diferencias, Toledo 1544 (Rdz. Marín, 2500 Voces). Aquí nuestro vocablo se roza con trazar TRACTIARE (vid. ATARAZAR), de donde el port. traça ‘polilla’; también trance ‘lineamento en pintura’ (APal. 248b), trançar ‘delinear’ (APal. 287b), son alteraciones de traçar por contaminación de nuestro vocablo. Pero todo esto es más raro y debemos dejarlo aparte. Hoy el vocablo puede sobrevivir, cruzado con otros, en el extremeño trinsar «fatigar, quebrantar las fuerzas a uno» (BRAE IV, 106), Cespedosa mastronzar ‘quebrantar, magullar, macerar’ (RFE XV, 261).―

5 Además de la pérdida de la terminación -TUS, hay la ç anómala e injustificable; no es verdad que S pase a ç tras n (comp. pensar, etc.), y así no es oportuno equiparar los casos de trance y de San Çalvador, en çerviçio y ençerrar, como hacen Ford (Old Sp. Sibilants, 68-69, 72, 73) y Espinosa (Arc. Dial., 14); es evidente que cada uno tiene su explicación diferente: çerviçio como cedazo o cecina, o cerveza, es un caso de dilación o asimilación a distancia; San Çalvador está por Sant Salvador, y la Ç resulta de la -t más la S-; cerrar (y con él encerrar) nada tiene que ver con todo esto.―

6 A lo sumo puede concederse la posibilidad, y aun la probabilidad, de que el cast. castizo trance recibiera alguna adición semántica de origen francés; quizá por parte del fr. transe, quizá todavía más por parte de outrance, con el cual coincide en la frase a todo trance. Pero el núcleo primitivo del vocablo es español. Creo que efectivamente trance de batalla y batalla a todo trance vienen más que del fr. à outrance, de su hermano el cat. ant. a oltrança, que vulgarmente se pronunciaba a (a)ltrança. (Véanse ejs. de altrecuydat y altrecuydament en el dicc. Alcover (como siempre, -e-´ , es sólo mala grafía de -a-); hoy se dice a altra hora ‘a deshora, a altas horas de la noche’ < a oltra hora; también ibicenco «altranse: de todo uso» (Pz. Cabrero); y dada la confusión de -a con -e en catalán central, un castellano tendía a analizarlo en al trance. Creo que a esto se refiere aldrançe, como nombre de una especie de juego de armas, en el lexicógrafo anónimo de med. S. XV, publ. p. Huarte, RFE XXXV, 338.―

7 Si el transar americano para ‘transigir’ o ‘partir la diferencia’, en un pleito, querella, disputa, es el trançar foral y aragonés, o se sacó modernamente de transa(c)ción, como se viene diciendo desde Cuervo y antes, es difícil decirlo, y puede dejarse para otra ocasión.―

8 Un *TRզNէCARE ‘partir en tres’ (GdDD 6853) es imposible fonéticamente para el fr. trancher y cat. trencar, pero también lo es para el cast. trincar (habría dado *tringar).―

9 En cuanto a trincar ‘beber’ [Academia 1884, no 1843; ejemplo de Bretón de los Herreros en Pagés] es voz familiar de otro origen, tomada del alem. trinken. En cat. ―quizá también alguna vez en cast.― ha tomado, gracias a su valor onomatopéyico, el valor de ‘brindar, chocando los vasos’. De ahí trinquis ‘trago’.―

10 Vid. Pedersen, Vgl. Gramm., § 851; Strachan, Bezz. Beiträge XX, 30; V. Henry, s. v.; Walde, Lat. Et. Wb., s. v. truncus; Walde-P., l. c.; Pok., IEW, 1093. A las formas, principalmente balto-eslavas, célticas y latinas ahí citadas, parece que haya que agregar todavía el tocario occid. traȧko ‘pecado’ (W. Krause, Tocharisch, p. 20) y acaso también el toc. or. träȧk-, treȧk- ‘hablar, decir’ (aunque Pok. pone éste en 256.8), lo cual interesa, porque junto con las acs. célticas ‘fin, muerte, abandono’, parece indicar un sentido más amplio, que cubriría mejor las varias acs. de la raíz romance. La extensión romance del vocablo (con vida vigorosa en el Norte de Francia) se adapta algo mejor al supuesto de un celtismo que al de una voz sorotáptica; la indoeuropea admitiría ambas posibilidades. Las formas básicas indicadas por Stokes-Bezz. 136, no son exactas, como observa Pedersen. Para el tratamiento de NK en irlandés, Pedersen I, 151; para la metafonía a-i > e-i en galés, ibid. I, 372-3; para NK > ng, ibid. I, 126.―

11 La calidad de la E no puede deducirse del francés, del occitano ni del catalán occidental. En catalán oriental hoy se pronuncia trènca en el presente, que correspondería a una E. , y no a una Ե, pero ignoramos la antigüedad de esta pronunciación, que tratándose de una forma verbal pudo innovarse en cualquier época. Pero V. SERNA.―

12 Este doble tratamiento quedó comprobado en forma indudable por L. Weisberger, Die Sprache der Festlandkelten, 185-6.―

13 Una forma *TRENCIARE intermedia entre la galorromance y la española debió de existir en el Sudoeste de Francia en vista del postverbal gasc. (Lespy; Palay; ya en doc. girondino de 1259, Arch. du Dépt. de la Gironde III, 272; en otro landés de 1474, Millardet, Rec. d’Anc. Textes, glos.; otro anterior en Luchaire, Recueil, glos., con la lección errónea treus; también en una escritura de 1562 y en otra de 1408, escritas al Este de Burdeos, Rom. LXVIII, 153, 155).