TARUGO ‘clavija de madera’, voz peculiar al cast. y al port., de origen incierto, probablemente prerromano y emparentado con los galos TARէNCA ‘perno o clavija’ (irl. med. y mod. tairnge, fr. taranche, Rouergue tarenco) y TARATRUM (> cast. TALADRO): es posible que *TARȢCON existiera ya en el céltico de España con el sentido de ‘clavija, tarugo’.
1.ª doc.: 1386, Lz. de Ayala.
El vocablo no se encuentra en otros tomances. Hay algunas formas diferentes evidentemente relacionadas con tarugo, sobre todo el gallego lucense terègos o taragos ‘clavos de hierro en la rueda del carro’ (VKR V, 78); tampoco puede separarse de tarugo el ast. tarucu «parte leñosa que queda de la mazorca del maíz después de desgranada; ser com’un tarucu: ser muy áspero»2; ya nos alejamos algo más con las voces análogas ast. taracu ‘tallo de maíz’ y taraguyu ‘el tocón del maíz’, y los derivados taracal ‘terreno poblado de taraguyos’ y taruquera adj. ‘variedad de patata larga que se cultiva allí desde antiguo’ (V). También es muy incierto que vayan realmente con tarugo el cat. tarot ‘sombrero viejo’, ‘pitorro o pico grueso del porrón’, tarota ‘nariz grande’, que según Fabra vale «cadascuna de les clavilles numerades que es donen a l’atzar als jugadors al començament de cada partida de billar per determinar l’ordre d’entrar en joc» y en el Alto y Bajo Ampurdán es «la canal de terrissa o metall que desguassa la teulada i llança l’aigua al carrer» (BDC XX, 198)3; langued. tarrou «bâton gros et court, trique» (ya documentado una vez tarron en el provenzal Raimon Feraut h. 1300), Vaucluse tarouire íd. (Mistral); me parece claro que estas voces catalanas y occitanas tienen que ver con el port. sept. taroco, taroca, ‘pedazo de palo’, ‘zueco’ (Fig.) y probablemente con el it. tarocchi, fr. tarots ‘especie de juego de naipes’ (quizá propiamente ‘zoquetes’, V. NAIPE), pero que todo esto se relacione con tarugo es ya más dudoso, pues en tarugo la ac. ‘zoquete’ es muy moderna, y todas las indicaciones antiguas apuntan hacia el sentido característico y específico de ‘clavija que atraviesa o sujeta’.
Por el contrario es el sentido de ‘zoquete’ el que quisiera tomar como base Krüger (VKR VIII, 296-7n.) al proponer una de las raras etimologías que se han sugerido para nuestro vocablo, según la cual sería derivado del lat. T֊RUS ‘bulto, protuberancia (en el cuerpo humano, en una planta, etc.)’, de donde viene el cast. tuero ‘tronco rollizo’ y su familia. Ciertamente no se puede rechazar esta etimología como imposible, pero además de la apuntada inverosimilitud semántica, carecemos de toda indicación de que tarugo sea disimilación de un *torugo, y el sufijo -ugo no tiene vitalidad alguna en romance; por todo esto dudo mucho de esta etimología. Por lo demás esto es casi lo único que se ha escrito hasta ahora acerca del origen de tarugo, a no ser la breve indicación de Spitzer (Lexik. a. d. Kat., 128) de que viene, con otro sufijo, del mismo radical que el galo TARINCA, indicación que M-L. (REW 8585) acogió con marcado escepticismo. Y, sin embargo, esta opinión de Spitzer tiene muchos visos de verdad.
TARINCA está documentado en varias vidas de santos franceses (en algunas con la variante TARINGA): no conocemos la fecha precisa de esos textos, pero en parte han de pertenecer a la alta Edad Media, pues la Vida de San Quintín se conoce en tres versiones sucesivas, la última de las cuales, que es la que trae taringa, es poco anterior al S. XII, pero las otras dos lo son mucho más y la más antigua es la que trae tarinca, que la segunda sustituye por los más clásicos sudes y clavus. El texto es claro: «Ricciovarus jussit vocari fabrum ferrarium ut faceret tarincas duas quae a cervice usque ad crura ejus attingerent, et alias decem quas inter ungulas er carnem mitterent in digitos ejus... et in digitos ejus candentes tarincas intulit... tarincas quae in Quintini sancti corpus fuerant confictae»; en otros textos reaparece la traducción «sudes ferreae», de suerte que es claro se trata de un espetón o de un perno de hierro más o menos largo. Como demostró Ant. Thomas (Mélanges de Ph. Fr., 2.ª ed., 193-5), de ahí procede el término técnico francés taranche «grosse cheville de fer qui sert à tourner la vis d’un pressoir» [1694; Littré], y el rouergat tarenco, en Saint Afrique torenglo, tolenco, torenclo [la o procede de A en estos dialectos], en otras partes de la zona telingo, estarinco, etc., «écharde, petit éclat de bois qui s’introduit par accident sous la peau» (Vayssier), Poitou étalanche «écharde», quizá también el it. antic. tarengo ‘cada una de las seis piezas de metal que integran el círculo externo de la rueda de una pieza de artillería’ (del cual da Tommaseo varios ejs. difíciles de fechar). En todo caso, como indicó el propio Thomas, con la aprobación de Arbois de Jubainville y Dottin (La langue Gauloise, 291), el vocablo galorromance está emparentado con el irl. med. tairnge «clavus» (Stokes, Irish Glosses; Windisch, s. v.), irl. mod. tairnge f. «a nail, pin, peg» (O’Reilly), gaél. escocés tàirng f. «nail, pin, peg», v. tr. «nail, fasten with nails» (Dwelly), con las variantes tarrang y tarrag (MacBain). Como puede verse, el sentido de estas formas gaélicas («peg») coincide perfectamente con el del cast. tarugo; ahora bien, el irl. y gaél. tairnge, como indicó Marstrander (Festskrift Alf Torp, 1913, 242-3), supone un protocéltico *TARINGIA, casi idéntico al galo TARINCA, -INGA4, y por otra parte el vocablo pertenece a la misma raíz céltica que el galo TARATRUM, padre y sinónimo de nuestro taladro y del fr. tarière, y hermano del irl. tarathar, galés taradr, bret. tarar ‘taladro’, todos los cuales pertenecen a la raíz indoeur. TER- ‘perforar’, de donde vienen igualmente el gr. τέρετρον y el lat. terebra ‘taladro’ (Stokes-Bezz., p. 123; V. Henry, s. v.; Pedersen, Vgl. K. Gramm., I, 134).
Ahora bien: ¿en qué relación estaría tarugo con estas palabras célticas? Como el sufijo -ȢC- no es absolutamente ajeno a las lenguas romances (V. pe(d)ugo), aunque muy raro en las mismas, y como se halla en latín antiguo, y en muchos idiomas de substrato, desde el líbico pasando por el paleo-sardo hasta el ibérico5, esta terminación no es indicio inequívoco. Puede ser que tarugo sea voz prerromana sin relación con estas palabras célticas. Pero esta falta de relación es poco verosímil. Tampoco me convence admitir que tarugo salga de TARINCA, por un «cambio de sufijo» romance, muy arbitrario, y verdaderamente sorprendente siendo -ugo sufijo desusado en castellano; ni menos suponer con Brüch (ZRPh. LVII, 79) que hubo un cruce con el lat. FESTȢCUM ‘brizna’, débilmente representado en iberorromance (vid. OSTUGO) y con significado alejadísimo del de tarugo. Por otra parte es indudable que el sufijo -ȢC- tenía vitalidad en el celta continental, según vemos por CARRȢCA (> fr. charrue), por los nombres propios galos reunidos en Dottin, La Langue Gauloise, 109, y según confirman mis conjeturas relativas a moruca (V. SAMARUGO), talugo (V. TALUD) y otros.
Ahora bien, si el céltico admitió las diferentes formaciones sufijales TAR-INCA, TAR-INGA, TAR-INGIA, TAR-ATRON, también tenemos derecho a suponer que formara un TAR-ȢCO-N y que en el Centro y Oeste peninsulares se reservara esta palabra arcaica para la clavija hecha de madera, correspondiente a un tipo cultural no menos arcaico. Para otros posibles representantes de esta raíz céltica en España, vid. TRANCA y NAIPE (IV, 209a52 ss.).
Claro que no hay que pensar (como hace Asín, Al-And. IX, 39) en partir de un ár. tárquwa ‘clavícula, asa’.
DERIV.
Taruguista (V. arriba). Atarugar [1665, Fr. L. de San Nicolás, DHist.]. Entarugar; entarugado.
1 En Cuba tarugo es ‘mozo sirviente en los escenarios y circos’ (Ca., 186).― ↩
2 Vigón, Vocab. de Colunga, donde pueden verse los equivalentes en las demás hablas asturianas (carozo, cazuoto, tucu, garojo, garucho); Vigón, Juegos de Villaviciosa, Colunga y Caravia, glos., s. v.; Rato emplea el vocablo en el mismo sentido al definir tusa y blincar.― ↩
3 Con el cat. tarot comp. el bearn. ture, turòc, turòt, turoû, «chalumeau; instrument rustique de musique; cannelle de fontaine, goulot» (Palay).― ↩
4 Como ya dijo este celtista es errónea la idea de MacBain de que táirng se relacione con el irl. med. tairrngim ‘tirar de algo’ (derivado de ringim ‘colgar’, con prefijos).― ↩
5 Ejs. en V. Bertoldi, Colonizzazioni nell’antico Medit. Occid., 1950, p. 37. ↩