OSTUGO, ‘pizca’, empleado en frases negativas, del lat. vg. FESTȢCUM ‘brizna’ (lat. FESTȢCA).

1.ª doc.: 1588, J. de la Cueva.

Escribió este poeta: «qu’él es rico y principal, / del concejo de Bollullos, / yo pobre y de baxos padres, / jornaleros en Bormujos, / y de quien no puede aver / en dote ni aun un hostugo» (cita de Rz. Marín, Quijote, II, ix, ed. 1928, IV, 194). Es voz rara, de la que Clemencín sólo supo citar un ej. en la Comedia Entretenida, cuya fecha ignoro: «con ese hielo no habrá, / ostugo que nos alcance». Quizá nadie habría prestado atención a esta palabra, a no salir dos veces en el Quijote, donde Sancho «entendió que le pedían dineros; y él poniéndose el dedo pulgar en la garganta y extendiendo la mano arriba, les dió a entender que no tenía ostugo de moneda» (II, liv, f° 205), y en el pasaje arriba citado, donde el héroe, desengañado en su fracasada visita a Dulcinea, exclama: «yo volveré de día, y no dexaré ostugo en todo este lugar donde no busque la casa de mi señora». Todos los pasajes presentan claramente el sentido de ‘pizca’, ‘partícula insignificante’, salvo este último, donde sigue siendo negación ponderativa, mas al parecer ha tomado sentido espacial, algo como ‘punto’ o ‘rincón’; era fácil pasar de lo uno a lo otro, y por lo demás no debe descartarse la posibilidad de una expresión coloquial algo impropia, sin verdadera evolución semántica y conservándose la idea genérica de ‘cosa insignificante y pequeñísima’. El caso es que Franciosini, que poseía admirablemente el castellano de aquel tiempo, y podía consultar a muchos coetáneos de Cervantes, traduce el ostugo de este pasaje, en su traducción de 1625, por «pagliuzza».

Los diccionarios recogieron tarde este vocablo raro, que no figura en la lexicografía clásica, y cuando lo incorporan a su léxico los académicos de Aut., dan muestras evidentes de inseguridad, al definirlo vagamente «vestigio, señal o parte oculta».

Desde luego ello no autoriza a admitir la etimología vasca de Larramendi, ostukia ‘cosa hurtada’ (que por lo demás es palabra supuesta, derivada de ostu ‘robar’). No hay por qué discutir las demás etimologías, indefendibles todas, que menciona Rz. Marín. La verdadera la encontró Spitzer (RIEV XVIII, 635; REW 3628) en un artículo que, por desgracia, no puedo consultar directamente: lat. vg. FESTȢCUM ‘brizna’, variante de FESTUCA, documentada en la Ítala, en Juvenco y en glosas. Juan de la Cueva conserva todavía la h- etimológica; no hay dificultad alguna, ni siquiera casi nada que observar. Lo único algo notable es la o-, pero no sería extraño que ya antes de la alteración de la F- se hubiera pronunciado localmente *FOSTȢCU por uno de los casos sumamente comunes de dilación vacálica; la labialización en este caso, por lo demás, se debería no sólo a la U siguiente, sino también a la F- inicial. Por otra parte es posible, aunque no necesario, que en algunas partes de España el vocablo sufriera el influjo del vasco osto ‘hoja’, tanto más cuanto que la variante ostro de este vocablo, además de ‘hoja’, significa ‘rastrojo’, ‘tallo del trigo’, o sea precisamente lo mismo que FESTUCA. Otro representante hispánico de este último vocablo es el and. pestuga ‘fusta para avivar el caballo’, ‘varita’ (con ej. del arag. Oliván en Pagés), con p- en lugar de f- por ultracorrección de la tendencia arábiga al cambio opuesto.