SABAÑÓN, origen incierto; parece ser la misma palabra que el cat. saballó, arag. sagallón, gasc. saualhoun, ‘huevo que dejan las moscas en la carne’, ‘larva de la carne descompuesta’, gasc. sauarro ‘mosca de carne’, por la creencia vulgar de que los sabañones y otras enfermedades cutáneas son causados por gusanitos; pero se ignora la etimología de esta otra palabra, probablemente prerromana.

1.ª doc.: savañón, 3.er cuarto S. XVI.

En la Farsa de Alonso de Salaya, escrita en esta época: «me da Amor / vida y muerte todo junto. / ―Qualque mal de los riñones / deve ser: / ¿es de sarna o savañones, / es de potra?» (ed. Gillet, p. 34, v. 354). En el Pedro de Urdemalas de Cervantes un personaje se alaba de saber la oración de los sabañones (acto 2.º). Está también en Lope (BRAE XXI, 850, v. 97), y en otros autores del S. XVII (Aut.); Quiñones de B.: «VERANO: Yo curo tus sabañones. INVIERNO: Yo tu sarpullido y sarna», «¿Qué hay en Flandes? ―Sabañones. Y ¿qué hay de Holanda? ―Camisas» (NBAE XVIII, 788, 831b). Es voz de uso general. Como el sabañón pica o «come», fué común que el dicho come más que un sabañón se aplicara jocosamente a los comilones, aunque es posible que a esto ayudase el presunto sentido etimológico ‘gusano que roe la carne’, a que voy a referirme luego; sea como quiera, la conciencia lingüística percibía la frase como un floreo verbal: «este de la hambre es recio noviciado: estaba un hombre hecho a comer más que un sabañón, y hanme metido a vigilias» Quevedo (Buscón, Cl. C., p. 179); de ahí que sabañón pasara a aplicarse al comilón en persona, y especialmente al parásito que comía de lo ajeno: «¿Cuál es el gorrón perfecto? / El que de mesas ajenas / es un sabañón eterno, / y aunque lo muelan a palos / dice que es cosa de juego» Quiñones de B. (NBAE XVIII, 766; otros 613, 805a); por eso mismo llevaría el apodo de Sabañón un personaje de Rojas Zorrilla (Sin honra no hay amistad, Rivad. LIV, 311a).

Recogió el vocablo tardíamente la tradición lexicográfica (antes sólo se encuentra friera); ya C. de las Casas (1570) trae savañones; Percivale: «savañón: a kibe on the heele»; Oudin íd. «la mule au talon, et enfleure de froid aux pieds ou aux mains»; Covarr. íd. «enfermedad que suele dar comúnmente en los pies y manos, y si da en el talón le llamamos friera». Ciertas variantes pueden tener interés: sabaions en el cat. de Castanesa (Huesca) y en el de Taüll (Valle de Boí), sabayones, que he oído en Almería y se emplea en Navarra (BDHA I, 178n.) y entre los judíos españoles de Marruecos (BRAE XIII, 227); safañones entre los de Oriente (Subak, ZRPh. XXX, 149; M. L. Wagner, Beiträge, § 24; Yahuda, RFE II, 355); abayones en Salamanca (Lamano). En cuanto a la variante semántica ast. sabañón ‘segundo enjambre que suelen dar las colmenas al terminar el verano’ (V), es decir, lo que en otras partes llaman jabardo (ast. occid. xabardo), puede explicarse de varias maneras1.

Entre los nombres romances del sabañón no los hay semejantes a la palabra castellana, y no existen hasta ahora estudios etimológicos acerca de la misma. Para orientarnos será bueno tener en cuenta el fundamento ideológico de las denominaciones usuales en otros idiomas. Las más aluden al frío o a la congelación: fr. engelure, oc. geladìs, geleiroun, it. gelone, port. y cast. frie(i)ra, ingl. chilblain, alem. frostbeule, ár. taȶǤ, gr. χείμετλον, -Ȏλον, -τλƓ, ruso otmoroȤenje, oznoba, oznoblenje (comp. oznob ‘escalofrío’); otras se refieren a la hinchazón: chilblain, frostbeule, galés cibwst (> ingl. kibe), it. sept. buganza, -ancia2; o al picor que la acompaña: oc. prudagno, vasco azkordin (de atz ‘comezón’ y gordin ‘grueso, fuerte’) o a la ulceración: ár. šab, taqšîb; o al color: calabr. ruòsuli; el lat. pernio se refiere al hecho de que los peores sabañones salen en el talón (perna); de otras no se ha averiguado el origen: langued. y delf. sidoulo (ALF 642; Mistral), vasco ospel, muzpel y uzpel, Pulla pruticieddi (AIS 383), marroq. tešarqûn (¿bereber?).

Me llaman la atención dos denominaciones singulares: el prov. tigno, tignolo, piam. tignoli (AIS 383) ―que debe ser lo mismo que el it. tignola ‘gorgojo’, ‘polilla’ y fr. teigne ‘polilla’― y el ár. argelino sībâna («engelures», Beaussier), que evidentemente se identifica con el ár. egipcio Ɋībâna ‘gorgojo de la harina o del queso’, ‘nigua’, ‘liendre’ («ciron, chique, lente» Bocthor), en hispanoárabe sibâna o Ɋibâna «arador en la mano», «liendre de cabellos», (PALc., R. Martí, glos. de Leiden), ár. clásico ɊiȐbân ‘liendres’. Esto recuerda inmediatamente el alem. wurm o fingerwurm ‘panadizo’, propiamente ‘gusano del dedo’3, y denominaciones semejantes, como el cat. brians, oc. ant. brians, gasc. braguen ‘herpes’ procedentes del galo brigantes ‘gorgojos’ (REW 1294b); sardo bermindzólu ‘orzuelo’ de VERMIS; port. bichoca, bicha, azor. bexôco «pequeno leicenço», «furúnculo pequeño», «tumor», bicho ‘herpes’, bichas ‘ascaridosis’, para los cuales véase M. L. Wagner, Fs. Jud, 552; y aun quizá el lat. ARANEAroña’ y denominaciones semejantes que he citado en mi artículo ROÑA. Todo esto revela, pues, la idea vulgar de atribuir los sabañones y otras hinchazones o males cutáneos análogos a pequeños gusanitos o insectos que atacarían al hombre, causándole el intenso dolor o picazón, y por decirlo así «comiéndole».

Ahora bien, es el caso que junto a esta enigmática denominación cast. sabañón existe la voz catalana saballó que designa el huevo que ponen en la carne los moscones, y también la larva o gusanito que sale de este huevo: Tarragona y Borredá saballons «larvas de mosca» (BDC VI, 49; Ag.), Manresa íd. ‘gusano que, según creencia de los pastores, echan las ovejas al estornudar’ (Griera), Vic, Alto Pallars safallons ‘huevos que deposita la mosca’, ‘larvas de mosca’ (BDC XXIII, 307-8), Tamarit de Llitera, Valle de Barravés sagalló «el verm» (BDC VI, 34; ZRPh. XLV, 229), que se extiende hasta las vecinas hablas aragonesas y gasconas: Venasque sagallón (BDC VI, 34), Arán sawaúri, Valle de Aure sabalhoû «asticot» (Marsan, p. 7), y en forma algo alterada Gironda salajoun4 «oeuf de mouche» (Moureau, Le Patois de la Teste). El parecido con el cast. sabañón es tanto más notable cuanto que el pallarés y vigatano safalló ‘larva’ coincide con el judeoesp. safañón ‘sabañón’5, mientras que la variante de este último, sabayón, usual en Navarra, Salamanca, Almería y Marruecos, recuerda la -ll- catalana y aun más la -j- girondina.

El significado de ‘gusanillo’ o ‘huevo depositado en la carne’ sería, pues, tan primitivo en sabañón como en el argelino sībâna. Pero ¿cuál es el origen de este nombre de insecto o de huevo? Se ignora hasta aquí, y sólo puede tenerse en cuenta la notable semejanza con el gasc. sauarro «mouche à viande», que por lo demás sólo conozco por un texto del Valle de Aure (Armanac dera Mountanho, 1924, p. 19). En VRom. II, 169, emití la conjetura de que sauarro esté por *sauaro, que en este caso podría venir de un tipo *SABALLAmosca’, y saballó sería entonces *SABALLIĶNEM: en efecto, la ? del aran. sawaúri y del aurés sauarro postula una -B- originaria (no -P-; sin embargo, comp. aurés sabalhoû), o acaso una -F-; y la lh gascona y aranesa supone necesariamente -L?-. ¿Qué sería este *SABALLA? La terminación haría pensar en el céltico (comp. VASSALLUS junto a VASSUS; CABALLUS junto a CABO; BACCALLARIS, V. aquí BELLACO; galo ABALLOS ‘manzana’, pero no conozco en celta nada semejante6; tampoco en vasco7: a lo sumo se podría imaginar un compuesto vasco *sabar ‘gusano de pescado’, formado con ar ‘gusano’ y sabi o sabai ‘besugo’, y postular que esta -r proceda de una -l antigua, pero esto supone varias hipótesis indemostrables, y no muy probables8. Quizá más bien se trate de una tercera lengua prerromana, pues la terminación -ALLO- no es rara en la toponimia lígur, recuérdese el conocido *BERGALLI de la Bregaglia y vid. Hubschmid, ZCPh. XXIV, 218, y Pyrenäenwörter vorroman. Urspr., 39n.

Al fin y al cabo, y todo atendido, lo más verosímil parece que se trate de algún compuesto céltico hoy perdido en las lenguas de la familia, pues la terminación del tipo *SABALLA recuerda notablemente los compuestos célticos en -BALLOS de que he dado abundantes ejs. en el artículo RODABALLO (véase). Aunque es cierto que no veo claro cuál podría ser el primer miembro. A no ser que se tratara de un *SEKTO-BALL- pronto contraído en *SE(T)BALLA y asimilado en *SABALLA, formación paralela a la del lat. insectus, con el sentido etimológico de ‘la del cuerpo ceñido’. Sabido es que la familia indoeuropea del lat. secare ‘cortar’, participio sectus, está bien representada en céltico (Walde-P. II, 475; Walde-H. II, 505). Y aun podríamos así explicar las variantes en -f- y en -g- (aquéllas a base de un ensordecimiento de la -v- de *sect(o)valla, al ocurrir la síncopa, por la acción del grupo sordo -kt-; éstas suponiendo el paso de *secto(v)alla a *sectogalla). Claro que no hay que perder de vista el carácter sumamente hipotético de esta combinación.

Por otra parte no está del todo claro que el tipo primitivo haya de ser precisamente *SABALLIONEM, pues en principio esperaríamos más bien *sabajón en castellano, a no tratarse de una dilación consonántica muy antigua; y aun parecería preferible *SABANIONEM con disimilación -N?- > -ll- en cat. y gascón, o -y- en los dialectos castellanos: entonces el aurés sauarro podría salir de *SABAN-ARRA con la pérdida regular de la -N- intervocálica9.

En conclusión: de todos modos es probable que sabañón sea lo mismo que la voz pirenaica saballó, sagallón, ‘larva de insecto’, de origen seguramente prerromano.

¿Hay otras etimologías posibles? La Academia sugiere el lat. PERNIO, -ONIS, ‘sabañón’, al cual se habría agregado el prefijo SUB-: pero así no explicamos la -b-, y ni siquiera la a de la primera sílaba queda bien clara. Examinemos, sin embargo, si habría otros medios de relacionar con PERNIO, pues esta palabra ha dejado muchos descendientes en romances vecinos: cat. penellons < perellons (forma usual en Gerona, Valls, etc.) por dilación, perillons en Borjas Blancas (BDLC VI, 37), val. prunyons (Sanelo, el adj. prunyonós ya está en Guerau de Montmajor, a. 1586, RH XXXIV, 557): hubo, pues, primero *pernyons y luego anaptixis y disimilación perellons. Por otra parte it. pedignoni (alterado por influjo de piedi), sardo pirinzonis, pilinzonis, pedinzones, -giones, en toda Cerdeña (ASNSL CXXXV, 110; CXL, 245n.1; AIS 383), en algunos puntos modificado en maninzones, y luego li mani d’añoni y li diddi d’añoni en Sásari, alteraciones fáciles de comprender. Finalmente, mucho más cerca de sabañón está el mozár. porrojón o poroyén «friera de pies» (PAlc.), que enlaza directamente con el val. prunyons. ¿Será, pues, sabañón otra forma alterada de esta voz latina? Podríamos imaginar que un mozárabe *albarñones se cambiara en *arbarñones > *abarñones, y que el plural articulado los *abañones aglutinara la -s. Es suposición muy hipotética, que sólo tiene apoyo muy débil en el aislado salm. abayones (más probable es que éste se dedujera de los sabayones), que no nos explica bien la desaparición de la r (el caso de alcachofa < ȟaršûf es harto diferente), y que sobre todo presenta la enorme inverosimilitud de suponer que el nombre de un mal de países fríos se tomara de un dialecto de tierra caliente. Y, sin embargo, éste sería el único camino practicable para explicar el cambio de P- en b- y la aparición de una a ante esta consonante10. Creo, pues, que hay que renunciar a partir de PERNIONES. Tanto más cuanto que conocemos un descendiente real de PERNIO en castellano: Lope en el pasaje citado habla de los sabañones apriaños, que según allí explica Entrambasaguas son, en algunas comarcas castellanas, «los que suelen nacer al comienzo del invierno y se caracterizan por su picor y duración». Parece claro que aquí tenemos un caso de diptongación leonesa PĔRNIO > *piarño > priaño11.

Spitzer (RFE XXIV, 34) propuso para sabañón un étimo *SABAN-IONEM12 de SABANUM ‘velo, sábana’, comparando con el ast. sabanilla ‘capa de grasa que cubre el vientre del cerdo’: pero en el sabañón nadie ve algo que «cubre» sino una hinchazón perfectamente localizada y pequeña. No hay que insistir en esta idea.

Tampoco cabe pensar en un arabismo, del citado sībâna (ni aun imaginando un plural vulgar e improbable *sībānûn), que no explicaría la s- castellana (habría dado c-) ni el aurés sauarro; ni en el vasco sabai (> arag. SABAYA) (V. a continuación), que no explicaría el significado.

Fijándonos en el ast. sabañón ‘segundo enjambre’ podríamos pensar en un étimo *EXAMէNէĶNEM; fonéticamente la disimilación de -M-N- en -b-n- no ofrecería gran dificultad, y para la s- en lugar de x- se podría también invocar la disimilación; entonces se habría llamado *EXAMINIONEM al tábano o moscón, porque vuelan a enjambres, y posteriormente habría pasado a designar los huevos del moscón. Pero es supuesto demasiado hipotético fonética y semánticamente, y requiere demasiadas evoluciones anómalas para que sea verosímil; además no explica el gasc. sauarro.

1 Sea porque los jabardos se forman cuando ya empiezan a salir sabañones en estas tierras frías (?), o por comparación de las abejas arracimadas con una hinchazón; también se podría pensar en el sentido etimológico ‘insecto’, empleado colectivamente.―

2 Éste y mugancia ya están en C. de las Casas (1570), comp. buga nombre de un mal ( BȢBA), corso buca y muca.―

3 Para denominaciones semejantes en alemán y en sánscrito, vid. Wuttke, Deutsche Volksaberglauben der Gegenwart, 1900, § 476; Höfler, Deutsche Krankheitsnamen-Buch, 1899, p. 824.―

4 Quizá metátesis *SABANIONE > *SANABIONE y disimilación de las enes. Comp. ABANIONE > ANABIONE en el nombre gascón del arándano, anajoun.―

5 Que safañón sea derivado del arabismo zafo, como supone Subak, no convence semánticamente; la diferencia de sentido es tan grande que ni siquiera está claro que la alteración de forma se deba al influjo de este otro vocablo, lo cual ya sería más razonable. Pero zafo no existe en catalán.―

6 Comp. célt. CULI- ‘mosca’; también son muy diferentes los nombres célticos del gusano. No creo que haya relación ni con SAMOS ‘verano’ (porque las carnes se descomponen con el calor) ni con SVALIS ‘sol’ (galés haul, bret. heaul).―

7 ‘Mosca’ es euli en vasco; ‘moscón de la carne’ y ‘larva de este moscón’ se dice eltxar (compuesto de ar ‘gusano’ y eltxo ‘mosquito, gorgojo’); otras moscas belzunza, eulitzar; ‘huevo’ arrautz.―

8 Que sab(a)i fuese primero nombre genérico de los peces, y que la -r de ar fuese breve, cuando en realidad hoy se dice arra con artículo; es verdad que en otras acs. la palabra ar parece tener -r breve (vid. Azkue), pero falta saber si es la misma palabra.―

9 Relacionar con SABANDIJA no es posible si es buena la etimología que he propuesto en este artículo. Tampoco a base de SUGE-ANDI-ONE (> seguandione) llegamos a ninguna parte, pues andi es ‘grande’ en vasco, y no hay comparación posible con una culebra grande; ni a base de sagu ‘ratón’. Además aun renunciando para sabandija a la etimología propuesta, un étimo *SABANDIONEM (que uniera sabañón con aquella palabra) tropezaría con el aurés sauarro, entonces inexplicable.―

10 Más razonable en lo semántico sería suponer un intermediario vasco, idioma que también cambia la P- en b-; pero falta explicar entonces la primera sílaba; y ésta es una hipótesis sin apoyo alguno en vasco.―

11 En Génova ‘sabañones’ es brignuín (Salvioni, KJRPh. V, i, 143), y en el cat. occid. de Alcarràs brunyons (RLiR V, 224). ¿Habría que suponer una deformación de PERNIONES en *HIBERNIONES, que podría explicar la -b- y aun la primera a castellanas? No lo creo así: más bien me parece que en Génova y en Alcarràs ha habido confusión con el tipo bruñón ‘especie de ciruela’ (donde hay encuentro de PRUNA y APRUGNUS, REW 6799).―

12 No es cierto que esté comprobada la existencia de este derivado por el norm. saviñó, pues éste viene de savaniau = fr. savaneau, pic. ant. savenel. Tampoco hay analogía con el fr. mule, que es propiamente ‘dureza, callo’ (así cat. mula) y se explica porque nace llevando pesos, como hace la mula (y no partiendo de la ac. ‘pantufla’).