POLILLA, origen incierto; en mozárabe paulilla, sin duda emparentado con el and. apaularse y apaulillarse ‘estar los cereales comidos de tizón’, que tal vez proceda del lat. PABULARI ‘comer (hablando de animales)’, aunque en la terminación de polilla pudo intervenir el influjo del lat. PAPILIO ‘mariposa’.

1.ª doc.: S. XIII, polliela, ms. bíblico Escurialense, I-j-8.

En este ms., en el Deuteronomio xxviii, 42, se lee «todos tus arboles e las miesses de tu tierra combrá polliela», traduciendo a «rubigo consumet» (Bol. del Inst. de Fil. de la Univ. de Chile IV, 314); luego ahí significa tizón o añublo, sentido que reaparece en APal.: «Crisibe en el profeta es polilla o orín que cae en las miesses»; (98d), y que todavía era usual en Andalucía en el S. XVI, pues en la información testifical que pidió el autor del Quijote durante su gestión de comisario abastecedor de la villa de Écija, en 1589, para salvar su responsabilidad en la calidad defectuosa del pan, uno de los testigos declara acerca del trigo cosechado que «aunque para lo moler y encerrar el dicho Miguel de Cervantes lo hizo zarandar, todavía a el dicho trigo le quedó el dicho vicio y paulilla, y mucha parte de la cosecha de pan de dicho año tuvo la dicha falta e defeto de estar apaulado, y le paresce a el testigo que la harina que procedió del dicho trigo sería muy mala y de poco peso» (Pérez Pastor, Docs. Cervantinos II, 152); como veremos abajo esta ac. está corroborada por otras muchas declaraciones, pero desde aquí conviene recalcar que se trata, como muestra el contexto, de un vicio que el trigo ya tenía al cosecharlo en el campo, y no, p. ej., de que se agorgojara en el almacén; todavía conserva paulilla este valor, según el sevillano Rz. Marín (AV). Sin duda la ac. moderna de polilla, aunque no quizá la más antigua, se hizo pronto dominante, según muestran otros testimonios: el lat. tinea está traducido por polilla en el glos. del Escorial (pollilla en el de Toledo, los dos h. 1400), «comedo... es polilla o ombre tragón que gasta sus bienes» APal. 85d, «tinea es polilla, gusano que se cría en los vestidos de lana» íd. 500d, «polilla: blatta, tinea» Nebr., y así en Covarr., Aut. y Acad. y en los varios ejs. clásicos que cita Aut. Lo mismo significa el port. polilha, que si bien ya documentado en el S. XVII (ej. de Vieira en Bluteau, otro del XVIII en CortesƟo), debe ser castellanismo a juzgar por la terminación; por lo demás existe variante castiza polela, que G. Viana, Apost. II, 283, no califica de dialectal (aunque reconoce falta en los dicc.), y que desde luego se emplea en Tras-os-Montes, según dato del mismo autor (RL I, 215); la denominación genuina en portugués normal es traça (afin a ATARAZAR).

Pero aunque bastante extendida no es ésta la única ac. que perdura en cast. moderno: el norteño Terr. dice que es también el insecto que roe la madera, y la propia Acad. registra una variante paulilla, por lo menos desde 1884, sin duda andaluza, que en esta ed. definía «insecto que ataca la cebada en rama» y en las últimas eds. es «mariposa nocturna de un cm. de largo... habita en los graneros y causa en ellos grandes daños»; según Simonet en Granada es paulilla un «insecto, especie de blatta o cochinilla con alas que roe las hortalizas, mieses y aun los árboles», ac. ya conocida de Nebr. («polilla: blatta») y confirmada por otros lexicógrafos andaluces, pues están dentro del mismo orden de ideas las siguientes: «coleóptero de color verde que, con la sustancia que segrega, daña el tomate» (A. Venceslada), «persona que habla mucho» (íd.; en Granada según Toro G., RH XLIX, 535).

Para la etimología del vocablo es importante su aparición en tempranas fuentes mozárabes: paȬlêla definido «avicula» en el Glos. de Leiden (S. XI), que debemos interpretar como ‘mariposa’ a la luz de los testimonios siguientes: paȬlêla «papilio pictus» en R. Martí (S. XIII), Abin-Paulella, personaje citado en el Repartimiento de Valencia (S. XIII), paulílla ‘mariposa’ en PAlc., hoy en Marruecos polila íd. (P. Torre), paulilla ‘la mariposa que sale del capullo de la seda’ (Lerchundi); se trata, pues de una verdadera mariposa, no de la polilla de la ropa, según muestra el adj. «pictus» de R. Martí.

Este significado sugiere naturalmente la etimología (adoptada por Simonet y Steiger, Contribución, p. 104) lat. PAPէLէO, -ONIS1, ‘mariposa’, que en mozárabe pudo conservarse en la forma del nominativo: comp., p. ej., el nombre de lugar andaluz Álora, correspondiente al lat. էLŬRO, -ONIS. Prohijó la idea G. de Diego (RFE VII, 128-9), después de alguna vacilación, apoyándola con el gall. pobilla ‘polilla’, y haciendo hincapié en el diptongo mozárabe y andaluz au, que no se explica con las demás etimologías: pobilla vendría de PAPէLէO y el mozár.-and. paulilla de un diminutivo *PAPէLĔLLA, con reducción posterior de au a o en la forma castellana. Esta argumentación impresiona y quizá sea realmente atinada. Sin embargo, no todo está en regla desde el punto de vista fonético. Ya Simonet (p. clxxv) suponía que au salía del -AP- latino, y G. de Diego cree lo mismo, aunque reconoce «no se ve claro por qué en el grupo bl, en vez de la silabificación de po-blar... se cumplió... pab-lella > pau-lilla, como en recaudar < recabdar»; a esto me apresuro a aclarar que sí se vería por qué: en árabe el silabeo bl- es imposible fonológicamente (no hay palabras ni sílabas que puedan empezar de este modo en árabe), de suerte que cuando en una palabra hay un grupo como bl, tr, y análogos, la frontera silábica pasa siempre en medio de las dos consonantes, y por lo tanto la b era implosiva y comparable a la de recabdar; otra cosa, sin embargo, sería probar que en mozárabe se cumplía el cambio de bd o bl en Ȭd o Ȭl2. Y realmente al aceptarlo involucraríamos gravemente las ideas. Pues el silabeo b-l es árabe, pero la vocalización de la b implosiva es exclusivamente romance, no arábiga; en árabe *pablella no pudo desde luego vocalizar su b, y ante la hipótesis de que la vocalización ocurriera en romance al tomar del árabe esta palabra (de origen latino), con silabeo árabe, se impondría objetar que al regresar al romance era mucho más fácil y verosímil que volviera instantáneamente al silabeo románico bl-. No hay que confundir el mozárabe con el hispanoárabe, y no tenemos indicio alguno de que en los dialectos romances del Andalús se hubiese alterado el silabeo románico.

Es más, podría argumentarse, por otra parte, que PAPILIO pudo cambiarse en *PAPELLA, tal como VESPERTILIO, -ONIS, se hizo vipistrello, pipistrello, papastrello, etc., en los dialectos de toda Italia (REW 9275; el gall. espertello corresponde a -էLէU); y que dicho *PAPELLA > mozár. *pabêlla representaba, con su geminación en la última consonante, un tipo morfológico completamente inusitado en árabe, lo que pudo determinar una trasposición *pablêla > paulela > polilla: así nos ahorraríamos el postular el inverosímil diminutivo *PAPILELLA3. Pero hay que reconocer que esta argumentación es también forzada y que no pueden citarse ejs. semejantes. Por un camino o por el otro el étimo PAPILIO exigiría admitir que el cast. polilla se tomó del mozárabe, con adaptación de au, según la fonética castellana, en o, conforme al modelo de paujata ~ posada, lauxa ~ losa, etc.; ahora bien, un mozarabismo generalizado en ideas tan elementales y generales como ‘polilla’, ‘gorgojo’ o ‘mariposa’, sin ser inconcebible, no tiene mucho de verosímil. Y en cuanto al gall. pobilla, que tan fuerte parece a G. de Diego, es apoyo muy endeble, pues la -l- intervocálica castellana corresponde que desaparezca en gallego y la -b- o -v- puede ser antihiática, de suerte que pobilla no enseña nada al que busca el origen de polilla. Más firme es el apoyo que prestaría a esta idea el alto-arag. pupillarse ‘carcomerse (la madera)’ (BDC XXIV, 178), empleado en Plan; así y todo la u no corresponde a la A latina, y mientras no se encuentren formas antiguas de ese tipo, hay que convenir en que la etimología PAPILIO es muy problemática. Decididamente la rechazó M-L. (REW 6828), aceptando la vieja etimología de Baist (ZRPh. V, 562), PŬLLUS ‘animal joven’, aunque la repudiara posteriormente el mismo autor (ZRPh. XXXII, 39) al conocer el mozár. paulela. Pero este PULLUS, desde el punto de vista semántico, debe calificarse de arbitrario (¿mariposa = animal joven?)4, y los fundamentos que se alegan en apoyo de PULLUS sólo militan en realidad en favor de POLLIS o POLLEN ‘polvo de harina’: de ahí es de donde vienen el calabr. puȓȓula, sic. ȓȓira, logud. polleȓȓu, en que se apoya M-L.; así lo advierten M. L. Wagner (ASNSL CLXVI, 126) y Rohlfs (ZRPh. LI, 275; LVII, 444), cuya autoridad es reconocida en este terreno, agregando: calabr. púoddra ‘mariposa’, salentino pónnula íd. y ‘flor de harina’, Irpino poddola, Ischia puddaredd, Cuento póddola ‘mariposa’, Basilicata pógghil, pódla, ‘mariposa’ y ‘polilla’; el vocalismo de estas formas postula ֊ y el de las mencionadas por M-L. igual corresponde a Ķ que a Ŭ: luego hay que partir en todas partes de un diminutivo de POLLIS ‘flor de harina’ (> Irpino y Logudoro poȓȓa íd.) o de su variante POLLEN, -էNIS, con traslado a la mariposa, por el polvillo que la cubre (agréguese todavía Salerno piȓȓulessa ‘mariposa’, Rohlfs, Hist. It. Gr. § 1124). El cat. pollar-se ‘carcomerse la madera’, usual en Vic, Ripollés y Pallars, me parece tener el mismo origen, por alusión al polvillo de la carcoma5.

Pues bien, ¿por qué no derivar el cast. polilla de POLLIS? Nada en principio se opone a ello, puesto que la -l- puede explicarse por disimilación y la polilla está justamente recubierta de polvillo; además el polvo de la ropa favorece el apolillamiento, como ya observaron Covarr. y Huerta (en Aut.), y como sabe todo el mundo; y el tizón consiste precisamente en un polvillo. Para un descendiente mozárabe de POLLIS, vid. POLEADAS. No creo, en cambio, que puedan alegarse en favor de esta idea las grafías pollilla del glos. de Toledo y polliela del ms. bíblico: vacila todavía, en esta época, la representación gráfica de la -l- y la -ll-: desquillar: tondeo» (= esquilar) está en el propio; glosario toledano, gavillán y callentura en el ms. escurialense, y éste con su terminación -iela empieza demostrándonos el poco caso que debemos hacer de la -ll- anterior (hay además la posibilidad de una dilación ―fónica o puramente gráfica― de la -ll- sobre la -l-). Por otra parte, así no se explica el diptongo au del mozárabe, a no ser que supongamos una mera ultracorrección, de la cual, por lo demás, no faltaría algún ej., aunque poco claro (V. s. v. GUISANTE).

Así, sin negar del todo la posibilidad de POLLIS, preferiría yo otro étimo mejor representado todavía en el léxico hispánico, a saber PULVIS ‘polvo’, ya propuesto por Covarr. y aceptado por Diez (Wb., 477), pero olvidado por los lexicógrafos posteriores, a ejemplo de Baist. Para el sentido valga lo que acabo de alegar en apoyo de POLLIS: lo característico de la mariposa es el polvillo que la cubre; para la forma, cabe partir del tipo *PULVUS reducido a *PULUS en portugués6, y ésta puede ser la explicación de la forma de Castilla (el gall. pobilla saldría entonces de polvilla); por otra parte, en mozárabe podría partirse de una trasposición *polvella > *poblella > *poȬlella > paulilla7. Todo esto está muy conforme con el antiguo sentido de polilla ‘tizón del trigo’, que consiste efectivamente en un polvillo, y de hecho así se llama en Colombia («enfermedad del hongo producida por el hongo Puccinia graminis»), el Perú (‘plaga, genéricamente’) y la Arg. (‘enfermedad de la caña de azúcar’); vid. Malaret; de ahí el chileno y arg. apolvillarse el trigo ‘atizonarse’ (Acad.; Draghi, Canc. Cuyano, 220), cuya hermandad con apelillarse salta a la vista.

Ahora bien, como prueba de que polvilla pudo ser nombre de cualquier mariposa, y no sólo de la polilla, citaré el portugués borboleta nombre de la mariposa en este país, cuyo origen me parece claro en vista de las variantes dialectales balboreta, balboleta y sobre todo palbureta, purbuleta, pulburina, pulburín, citadas por Krüger (VKR I, 271), polvoreta y pulvoreta dominante en el gallego del Limia (bolboreta es raro allí: VKR XI, 99), San Ciprián de Sanabria purbuleta (Krüger), Zamora parvuleta (Griera, VKR I, 321): está claro que todo esto viene de polvoreta, derivado de PULVIS, PULVĔRIS8>. Para el tipo gall.-port. borboleta-polvoreta Bertil Maler (Studier i Modern Språkv. XVI, 149-58) propone, erróneamente sin duda alguna, un extraño étimo reduplicado *BELBELLITTA (derivado de BELLUS). Krüger, Bibl. RDTP IX, 11-2, rechaza esta etimología y coincide conmigo en partir de un derivado de PULVIS, aunque sin explicar bien la terminación. Ambos aportan datos dialectales valiosos.

Haré notar que PULVIS, sin sufijo diminutivo, pudo haberse empleado en mozárabe con el mismo sentido, pues si apolillarse o apaulillarse deriva de polvillo, el and. apaularse ‘atizonarse el trigo’ ha de venir de polvo > *poblo, y de ahí apoularse. He citado al principio un ej. de este apaularse, y en la misma información testifical el vocablo aparece otras seis veces en boca de otros testigos, exactamente con igual matiz («por ser la cosecha del dicho año de 87 en esta ciudad muy mala y averse apaulado», p. 149; análogamente pp. 149, 150, 151, 154 y 155): para que no quede la menor duda acerca de la identidad de apaularse con apaulillarse, ésta es la forma que puso en el título de la misma información una mano contemporánea (p. 148); apaularse se empleaba todavía en Écija en 1721 (DHist.).

Contra la etimología PULVIS pueden hacerse, sin embargo, graves reparos fonéticos. Admitir como base en Castilla la variante *PULUS, sólo documentada en el latín vulgar lusitano, causa escrúpulos geográficos, y ya he dicho que repugna suponer que el vocablo para una noción como la de ‘polilla’ pueda ser un préstamo mozárabe (que es lo único que haría algo plausible una trasposición *polvella > *poblella, etc.).

Creo que el and. apaular sugiere una pista mejor. Lo que el pueblo ve en la polilla, en el tizón, y en la cochinilla alada y demás insectos que atacan graneros, maderas, hortalizas y mieses, es ante todo su voracidad: según hemos visto, APal. la compara al hombre tragón y le da la equivalencia comedo, Terr. dice que roe la madera, Simonet que roe las hortalizas, los testigos de la información ecijana hablan de que el trigo apaulado «se comió mucha parte dél [el] gorgojo» y de que «la cosecha de pan fué de trigo apaulado y chupado» (pp. 149, 154, 155). Ahora bien, apaular nos recuerda extrañamente el lat. PABULARI, que justamente se aplicaba en sentido propio a los animales que comen o se apacientan de algo, y con frecuencia se decía en particular de aves e insectos: sic enim pabulatur hic genus avium (Columela), himantopodi pabulutm muscae (Plinio), sturni pabulum petunt (íd.), hirundo pabula parva legens (Virgilio), assuetae cadaverum pabulo volucres (Floro); y si PABULARI se traduce en francés por «fourrager» acordémonos de que en este idioma se dice que les abeilles fourragent les fleurs. Luego es de creer que en alguna época fuera habitual en España decir PAPILIO (O *PAPELLA) PABULATUR TRITICO (o PELLIBUS), lo cual nos explicaría directamente el and. apaular, de donde quizá un postverbal *paula y su diminutivo paulella o polilla: cabello de paula, hapax rimando en -aula, en J. Ruiz 1278d, significa ‘objeto muy pequeño’, luego puede ser ‘filamento de las alas de una mariposa o polilla’ o bien ‘hilo de tejido que deja una polilla al comerse un paño’. Y aun quizá sería mejor suponer que la frecuencia de la combinación *PAPELLA PABULATUR diera lugar a un cruce *PA(B)ULELLA, que nos explicaría más lisamente la terminación de polilla. Es conocido que PABULUM era de los vocablos que reducían -ABU- a -AU- ya en latín vulgar, en vista del trasm. poula ‘barbecho’ (PA(B)ULA ‘pastizales’) y el rum. păulà (cuya -L- habría pasado a -r- de no estar apoyada por un diptongo antiguo); comp. it. parola, tola, fola, etc. Luego la o del cast. polilla no presentaría dificultad. Para los varios representantes romances de PABULUM y PABULARI (engad. pavlar ‘apacentar animales’, port. Poulo, etc.), vid. REW 6131.

DERIV.

Apolillar [«tinea pertundo», Nebr.], apolilladura [íd.].

1 De PAPILIO procede el neerl. pepel, pimpel, ‘mariposa’ (Jud, VRom. II, 293). Sin embargo, la -p- no es garantía de una gran antigüedad en este caso, pues PAPILIO la ha conservado en romance (fr. papillon, cat. papallona), gracias a su estructura reduplicativa.―

2 Es cierto que biššabƫ (PISUM SAPIDUM) se cambió en biššaȬƫ > bisalto (GUISANTE). Y ƫáȬla ‘mesa’, ‘tablero para jugar’, corre desde Argelia hasta Egipto (Simonet); pero, ¿no será catalanismo? No recuerdo otros casos y desde luego habría que apoyarlo mejor (comp. tablát ‘tablado’ en PAlc., ƫábla en R. Martí, Tábola, Tábula, como nombres de lugar en las provincias de Granada y Málaga).―

3 Podría argüirse que la terminación del ast. poliya (Vi-gón) parece indicar más bien -ILIA que -ELLA. Pero quizá no sea así, pues creo recordar otros casos de yeísmo en el habla de Colunga.―

4 Baist en su segundo artículo, dándose cuenta de esta arbitrariedad, dice que él pensaba en PULLULARE, derivado de PULLUS, y no en este mismo. Pero con ello no ganamos mucho: la mariposa ‘revolotea’, pero no ‘pulula’.―

5 No es *poll ‘carcoma’, como dice G. de Diego, y así no es comparable con el gall. piollo íd., evidentemente PEDUCULUS ‘piojo’. Está fuera de cuestión el atribuir esta etimología al cat. pollar-se, entre otras razones porque en Vic y Ripollés se pronunciaría entonces *poiar-se, y así lo escribirían seguramente Ag. y Griera cuando registran el vocablo; por mi parte puedo atestiguar que lo he oído con , y no y, a un montañés de Tavertet. Luego es seguro que el étimo tenía -LL- y no -CL-.―

6 Comp. ej and. polisa ‘tierra de limo’ (AV), que parece ser hermano del ast. povisa (PAVESA) < *PULVISIA.―

7 Al último paso, además de la natural diferenciación, pudo contribuir el influjo del nombre propio Paula, que justamente se ha aplicado, lo mismo que María, como nombre de la mariposa: oc. bolo-Paulo (citado por Riegler, ASNSL CXLIX, 76-77).―

8 Para el detalle lo más sencillo sería admitir que se trata de una denominación mozárabe propagada desde el Sur de Portugal. Entonces la base sería simplemente (PAPILIO) PULVERATA, con imela á > é. Así explicaríamos de un tiro el sufijo -eta (raro como diminutivo en gallegoportugués), la b- inicial y la -b- interna (en lugar de -V-). Claro que también cabe admitir una dilación polvoreta > bolvoreta > bolboreta, ayudada por el sentimiento de la reduplicación. Lo que desde luego me parece inverosímil y erizado de dificultades es partir de PAPILIO, como han hecho varios, aunque echemos mano de un cruce con borbulhar ‘bullir, borbotar’, como quisiera Spitzer (ASNSL CXLI, 148).