MARAÑA, voz peculiar del castellano y el portugués, de origen incierto, quizá prerromano; parece haber parentesco con el tipo provenzal y francoprovenzal baragne ‘zarzal, maleza, estorbo’, tanto más cuanto que baraña existe como variante de maraña en España y Portugal; pero como las formas hispánicas tienen en hablas muy conservadoras la ac. ‘cordón’, ‘hilacha, hilos enredados’, es también posible que baraña sea derivado del mismo radical prerromano que baraça ‘cordón’, ‘cordel’, ‘cinta’, ‘lazo’ (de donde EMBARAZAR).

1.ª doc.: h. 1520, Juan de Padilla.

Es ya frecuente en todo el S. XVI y sigue siendo palabra muy viva hasta la actualidad. Significa ‘entrelazamiento de ramas o malezas’, ‘de hilos o cuerdas’ (ejs. frecuentes desde los primeros años del S. XVII) o bien ‘enredo, embuste’ (ya L. de Rueda, h. 1550), ‘lance intrincado (p. ej. en una comedia)’ (así en el primer ej.); la diferencia de fecha entre las acs. figuradas y las materiales deberá explicarse sencillamente por la mejor oportunidad que daba a aquéllas la literatura; estas últimas son también frecuentes desde antiguo, p. ej. ‘desperdicio de seda’ en pragmática de 1627 (Aut.) y en las Ordenanzas de Granada de 1672 (DHist., s. v. azache). Por lo demás, véase la abundante documentación reunida por Malkiel en su básico artículo del BHisp. L (1948), 147-171. No sería difícil agregar otros ejs., sobre todo en la ac. ‘enredo, engaño’: «(América) es tierra de confusión, / es caos do están las marañas, / es un infierno de bivos / y un Antecristo en palabras», Rosas de Oquendo (fin S. XVI, RFH IV, 364), «supo el ama y mi amo la maraña; toda la casa lo celebró con extremo», Quevedo (Buscón, Cl. C., p. 82); de ahí ‘embrujo, conjuro’ en el argentino Ezquer Zelaya (La Prensa, 1-II-1942). En portugués no hay motivo para dudar del carácter genuino de maranha «fios ou fibras enredadas; teia de lƟ antes de apisoada; fig. enrêdo; negócio intricado; astúcia», aunque algunos lexicógrafos, sin otra razón que el deseo de salir fácilmente del apuro etimológico, hayan asegurado que es castellanismo: el hecho es que allí ya se documenta en textos de fines del S. XVI y primeros del XVII (Monarquia Lusitana; Lavanha; vid. Bluteau), y no presenta menor vitalidad que en España. En ambos países hay una variante baraña, documentada en textos tempranos y en dialectos conservadores: barañas ‘telarañas que oscurecen la vista’ en Lobera de Ávila (a. 1548, vid. DHist.), baranha en las hablas portuguesas de Mogadouro (Tras-os-M.) y Atalaia, baranho, -ño, en Tras-os-Montes, Salamanca y Extremadura, baraña en Andalucía y en Méjico (Toro G., BRAE VII, 299), embarañar en Torres Naharro (1517), vid. índice de la ed. Gillet. En cuanto a la posibilidad de que existiera en mozárabe, téngase en cuenta que Abenalbeitar cita marâniya como nombre de un árbol parecido al jazmín y también llamado haȬm al-maǤûs ‘haum de los magos o guebros’ (haum palabra persa) Dozy II, 585 (según Belot el haȬm al-maǤûs es una planta medicinal).

Como la disimilación m-n > b-n (cat. berena < MERENDA) es harto menos frecuente que la dilación en sentido contrario (DESMORONAR, mandurria, mengala, moniato, merenjena, moñiga, etc.), existe la presunción de que baraña sea anterior a maraña.

Por otra parte, partiendo de la observación de que los sentidos materiales suelen ser más antiguos que los figurados, es natural que nos preocupemos especialmente por hallar en el fondo acs. concretas, y sobre todo las vinculadas a la vida rural y agrícola; de ellas nos proporcionan varias los arcaicos dialectos del Noroeste: Cespedosa maraño ‘cordón de hierba que va dejando el segador a su izquierda y necesita ser volteado para que se seque’ (RFE XV, 270), salm. baraño «fila de heno recién aguadañado y tendido en tierra antes de agavillado» (Lamano), ast. marañu «faja de prado que el labrador siega sin apartarse de una línea recta» (V), y así en el Centro y Occidente de Asturias y en el Bierzo (Rato, Canellada, Acevedo-Fz., G. Rey), Sajambre marallo (vid. Fz. Gonzz., Oseja, 305, quien lo señala en otros lugares de Asturias, León y Salamanca), La Lomba marallo ‘montón alargado de hierba tal como queda al ser cortada por el segador’, sanabr. Maraño, BRAE XXX, 439, trasm. baranho «aquelle cordƟo de herva que nos lameiros resulta da ceifa á guadanha» (RL V, 30): lo básico en esta ac. ha de ser la idea de ‘cordón, hilo o hilera’, pues alrededor de la idea de ‘hilo’ se centran las demás acs., como la portuguesa de ‘hilos enredados’, Beira maranha «tecido de lƟ antes de ser tinto» (RL II, 250), Atalaia y Mogadouro baranha «como que teias de aranha que se apresentam diante da vista cansada» (RL V, 30; XI, 40), y así ya en el ej. español de 1548; en el Bierzo amarañar parece ser ‘hilvanar’ (la costurera amarañó pronto el vestido, G. Rey); por otra parte baraño o maraño en Extremadura (BRAE III, 661), Salamanca y el Bierzo es «nube ligera que corre por el cielo», que bien mirado es como una hilacha (cat. filagarsa de núvol); de ‘hilaza’ facilísimamente se pasaba a ‘desperdicio de seda’ o a ‘madeja enmarañada’. Nada de forzado hay, pues, en la tesis de relacionar semánticamente baraña con baraza, port. baraça o baraço, ‘cordón, cordel, lazo para la caza, cinta de adorno’; tanto más naturalmente cuanto que los ejs. más antiguos de embaraçar, en el S. XV, nos presentan este vocablo con el matiz de ‘enredar’ (P. Marc), ‘enmarañar’ (Tirante). Cabe, pues, pensar, sencillamente, que baraña presente el mismo radical prerromano que baraza, con un sufijo diferente; aunque la vecindad fonética con araña y telaraña orientó la evolución semántica de maraña hacia la idea de ‘tejido enmarañado y falaz’1. Aun cabría pensar si en BARAJA tenemos un tercer derivado de la misma raíz. La fecha algo tardía de maraña, explicable por su especialización en usos figurados, debe causarnos tanto menos escrúpulo para reconocerle origen prerromano, cuanto que un ej. suelto del mismo vocablo, en función de nombre propio, ha sido señalado por Oelschl. en doc. de 920.

Por otra parte es notable la semejanza fonética y semántica de nuestro baraña con el tipo homónimo que se extiende por Provenza, el Piamonte y el extremo SE. del territorio lingüístico francés. La idea de relacionarlos parece haber partido de Jud (BDR III, 13n.) o de Schuchardt (ZRPh. XXIII, 189?), y fué repetida por otros (Alessio, ARom. XXV, 167-70), especialmente Wartburg (FEW I, 242-3); en efecto es notable la semejanza del cast. maraña ‘entrelazamiento de ramas o maleza’ con Bouches-du-Rhône baraño «buisson» (ALF 187), Forez baragne «endroit stérile couvert de ronces, broussailles», St. Étienne «terres incultes, haies de buissons, ronces, etc.», Bresse Louhannaise (Saône-et-L.) «côté de la pièce de terre ordinairement garni de ronce», Niza baraño «ronce», Niza, Provenza, Gard baragnàs «hallier», «grande haie, entrelacement de ronces», piam. ant. baragna «luogo pieno di spine e di sterpi»2, tanto más cuanto que prov. baragno significa entre otras cosas «embarras» según Mistral, y que el prov. (alpino, etc.) s’embaragnà es «s’embarrasser de quelque chose qui incommode», desbaragnà «débarrasser». Como esta familia presenta, con no menos extensión, el sentido de ‘seto, vallado’ y luego ‘pretil, pasamano’ se cree comúnmente que tenga algo en común con el tipo ibero-galorromance BARANDA (comp. alto-arag. baraña ‘cerca para encerrar el ganado’; más dudoso aún es el parentesco con el fr. brehaigne ‘estéril’ y sus afines; para enlaces itálicos, réticos y albaneses, V. el artículo de Jud), lo cual nos llevaría en otra dirección semántica y sin duda hacia otra etimología, pues parece cosa averiguada ya que baranda sale del sorotáptico VARANDA ‘cercado’. Por lo demás, el origen del prov. y frprov. baragne, -o, es muy dudoso3, y no está asegurado ni mucho menos el parentesco con baranda; si bien todos concuerdan en mirar a aquél como prerromano; y tal vez, a pesar de todo, no sea inconciliable la idea de un nexo entre maraña y baragne con el enlace arriba propuesto con el tipo también prerromano baraça ‘cordel’.

Para otras tentativas etimológicas, carentes de toda solidez, me bastará remitir al trabajo de Malkiel. La propuesta por éste no es mejor. Sólo con audaces trancos semánticos podríamos llegar hasta el lat. VORAGO, -AGէNISl>, ‘sumidero’, ‘torbellino’, ‘sima’: ¿quién no ve que sacar de ahí la idea de ‘vallecito’ es ya postular mucho, pero pasar luego a ‘nube que se levanta del valle’ o a ‘atadura de la hierba guadañada en el valle’ es perder completamente el sentido de la realidad? La idea descansaba en el supuesto de ser cierta la etimología VORAGO para el ast. braña ‘pastos en terreno húmedo’ y para el cast. breña; en realidad hemos visto en los respectivos artículos que esta etimología no puede sostenerse, por razones fonéticas y otras, no menos aplicables a maraña: el paso de la o pretónica a una a es inadmisible, y el cambio de -AGINEM en -aña es sólo posible en estrecha zona dialectal. Pero ni siquiera puede concederse la menor probabilidad de que (aun prescindiendo de la imposible etimología VORAGO) haya relación entre braña y maraña, pues los significados son alejadísimos: braña se define siempre como lugar húmedo y lleno de pastos, paisaje fértil, pastoral y apacible, bien diferente de la maraña, que en cuanto puede aplicarse al terreno o a la vegetación, evoca precisamente un conjunto de malezas secas e intransitables.

DERIV.

Marañal. Marañero. Marañoso. Amarañar antic. [1537, Venegas del Busto]. Enmarañar [embarañar, 1517, V. arriba; enm-, h. 1530, Garcilaso], hoy de empleo más general que maraña; por cruce con el cuasi-sinónimo patraña: salm. empatarañado ‘oculto, velado (hablando de la luna)’. Desenmarañar [princ. S. XVII], antes desmarañar [1540, A. de Guevara]. Marañón ‘Anacardium occidentale’, árbol de las Antillas, Venezuela, Colombia y América Central [1836, Pichardo]; aunque tiene el tronco torcido no es de creer que tenga relación con maraña: será de procedencia aborigen, lo mismo que maray. que es nombre del mismo árbol en Costa Firme (Pichardo), y merey en Venezuela y Colombia (Malaret): el cambio de *marayón en marañón se haría por influjo de maraña4.

1 Dudo que haya relación alguna con el minhoto marosca ‘engaño’ (Leite de V., Opúsc. II, 498). A no ser que se trate de un cruce de maraña con otro vocablo.―

2 Citado de Bruzza, Iscrizioni Vercellesi, p. XCVI, por Rossi, Misc. di Storia d’Italia XLIV, 212. Modernamente baragna significa ‘parra’ en el Piamonte.―

3 De este tipo provenzal-lígur, homónimo del castellano, ha vuelto a tratar después Hubschmid, ZRPh. LXVI, 43.―

4 Son confusos los datos de Bachiller y Morales, p. 323. Puede tener razón Pichardo al identificarlo con Marayo, nombre primitivo de la isla formada en la desembocadura del Amazonas, que de ahí recibió su otro nombre de Río Marañón. Texidor (1871) dice que marañón es nombre del endrino en algún punto de España (Colmeiro II, 294; de ahí pasaría a Simonet, s. v. aranyón): si no hay confusión se tratará de ARAÑÓN alterado por influjo de otra palabra, quizá briñón nombre del mismo fruto en Liébana (*PRUNIONEM); pero nada tiene esto que ver con el marañón americano ni con maraña.