ARÁNDANO, ‘Vaccinium Myrtillus L.’, origen incierto, quizá de una alteración del lat. RHODODENDRONadelfa’ (gr. Ǧοƌóƌενƌρον), alteración análoga a las formas conocidas RODANDRUM y LORANDRUM, y debida en parte al influjo de la palabra prerromana arán, que en vasco designa el endrino.

1.ª doc.: Aut.

También gall.-port. arando1. Dos autores mozárabes citan formas que parecen emparentadas con arándano. Abenalbéitar († 1248) da arâdanī (o aredanî) como nombre de un arbusto llamado en árabe lisân (‘lengua’), que no es posible identificar (Simonet); y el Anónimo de h. 1100 cita Ȑarándalo como nombre romance de la adelfa (Nerium Oleander L.), conocida con los nombres grecolatinos rhododendron y rhododaphne (Asín, p. 373). Estos dos nombres, según indicó Niedermann (Contrib. à la critique des gloses latines, Neuchâtel, 1905, p. 42), aparecen mezclados entre sí en las denominaciones del latín tardío rodandrum (CGL III, 264.45), rorandrum (CGL III, 428.28, etc.), lorandrum (en mss. de San Isidoro, Etym. XVII, vii, 54), rodandarum (en otros mss. del mismo autor). Existieron otras variantes, entre ellas el alentejano alandro (Leite de V., RL II, 34), que podría salir de lorandrum con deglutinación de la l- (comp. port. loendro, eloendro), y la forma Ȑarándalo del Anónimo es otra todavía, en la que se combinan las características de varias de las anteriores. Lorandrum fácilmente pasaba a *(l)orandăru > *arándaro, cuya segunda -r- se cambiaría en l o n por disimilación. Pero el arándano es una planta muy diferente de la adelfa, sin nada en común. Sin embargo ya no se puede decir lo mismo del Rhododendron ferrugineum, que por una parte se asemeja notablemente a la adelfa, y por esto se le ha aplicado su nombre, y por la otra es un arbusto alpino del tamaño del arándano y crece en los mismos lugares que éste2. Pudo ayudar a la transferencia de significado el influjo de arán ‘endrino’, otro arbusto silvestre que aún es más fácil confundir con el arándano, pues sus bayas redondas y moradas, muy buscadas por los niños, sólo se diferencian de las del arándano por ser un poco mayores; arán es hoy vasco y empleado en el castellano de Álava, pero procede del céltico *AGRANIO (de donde el cat. aranyó, agrenyó, gasc. agragnoû, arag. arañón, arangón3, vid. REW, 294; FEW I, 54b»; Pedersen. Litteris II, 86). El problema es oscuro, y mientras no se hallen más confirmaciones de que arándano designó la adelfa o el rododendro alpino, no podremos descartar del todo la posibilidad de que arándano sea un derivado prerromano de arán, que el Anónimo identificara erróneamente con lorandrum y demás nombres de la adelfa, guiado por una semejanza fonética engañosa. Pero esto no es muy probable, pues dicho botánico era buen observador y no solía orientarse más que por el estudio de las plantas. Por otra parte, ¿cuál sería el sufijo prerromano que agregándose a arán habría dado arándano? Parece haber un caso parecido en el ast. y leon. meruéndano ‘frambuesa’4, junto al cual están los gall. morango y moròte íd. Sin embargo, teniendo en cuenta las otras formas gallegas moròdo y morògo (Valladares), sanabr. amaruóganu (Krüger, S. Cipr.), es probable que todas estas formas procedan de un prototipo común *MOR֊TNU5 (de donde *meruédano y luego meruéndano por repercusión de la nasal), y entonces la semejanza con arándano se desvanece considerablemente. El viejo nombre ibero-vasco del arándano, ANAVIA (véase), nada tiene que ver con el nombre castellano, pues aunque en Vizcaya hay variante arabi, esta forma obedece a un cambio fonético general de -N- en -r- propio de ciertos dialectos vascos, que de ninguna manera pudo extenderse hasta Asturias, Galicia y Portugal6.

La formación de arándano como nombre de una planta algo diferente y con otro sufijo que en aran ‘endrino’ puede apoyarse todavía en el probable origen paralelo de un nombre romance de otro arbusto parecido, el escaramujo: oc. a. aiglentina, anglentina, aguilentina, fr. églantine, derivado del fr. églantier ‘escaramujo’ (fr. a. eglentier, ya en el Roland), fr. a. aiglent, oc. a. a(i)guilen, íd.; en catalán se ha aplicado también al jazmín real, jasminium grandiflorum, pero esto es una innovación impopular y reciente, debida al uso ornamental de los Juegos Florales, y en términos generales el cat. englantina es un occitanismo culto debido a esta institución poética. Sin embargo, el oc. a(i)guilen, aiglentina y el fr. églantine, églantier, etc., no tienen nada de cultismo y son el nombre popular y rústico del escaramujo y de su flor. El estudio de la etimología de este nombre galorrománico ha quedado hasta hoy en el punto en que lo dejaron Diez (Wb., 504) y Antoine Thomas (Dic. Gral.), pues M-L. (REW, 584), Wartburg (FEW, I, 118) y Bloch, fuera de pequeños detalles, se han contentado con adoptar la explicación de aquéllos: *AQUILENTUM, derivado del lat. aculeus (también aquileus) ‘aguijón’, que Bloch-Wartburg intentan precisar postulando un adjetivo latino *aquilentus ‘de muchas espinas’, mera hipótesis, bastante arbitraria y que por otro lado no explicaría el oc. ant. aguilansier, agulensier ‘escaramujo’, que nos muestra que aquí no hay el sufijo adjetivo latino -entus sino un tipo en -ENTIA ~ -ENTO, terminación de aspecto prerromano, como lo son casi siempre los nombres del escaramujo7. Además el tipo fr.-oc. aig(ui)lent (con sus derivados) designa no sólo el escaramujo sino también diversos arbustos del grupo de la aliaga y de la zarza. Ahora bien, en este sentido (ulex paroiflorus, calycotome spinosa) se usa en el catalán de los Pirineos Orientales una variante argentina o, en forma masculina, argenti(n)s, y esto desde el Conflent (DAlcM.) hasta el Alto Empordán; y tengo anotado, como vivo y como topónimo, lərȤəntínə ‘mata espinosa’ y derivados, en muchos pueblos desde Agullana hasta el Cabo de Creus, por lo menos, y en bastantes pueblos más al norte; sin embargo no lo he oído en Pineda del Maresme como asegura el DAlcM., que la documenta ya en los Secrets d’Agricultura de Agustí (S. XVII). Si aquí ha contribuido una influencia del cuasi-sinónimo argelaga no se puede asegurar ni negar del todo. Pero lo que decididamente encuentro inverosímil es que no haya relación entre este tipo *AGLENTIA o *AGLENT- o *AQUILENT- y el nombre céltico del espino negro, que aparece en la misma zona románica en diversas variantes *AGRINA (o *AGRENA) > prov. mod. agreno, AGRINIO(N)- o AGRANION-, de donde el cat. aranyó, alto languedoc agragnoû, Quercy agragnoun, Arán granyon, gascón central y pirenaico agragnou, bearn. aragnou, alto arag. arañón (Bielsa-Ansó); hay además una variante arangó(n) que se extiende desde el catalán de la alta Ribagorza hasta el aragonés de Gistau y que parece postular otra variante originaria *ARINGON- con la -G- en otro lugar que en la forma más extendida *AGRINION-. Como ya explicó por primera vez M-L. en el año 1908 (ZRPh XXXI, 586), todo esto corresponde a un tipo bien documentado en el céltico insular: irl. airne ‘ciruela silvestre’ *AGRզNI, bret. med. y mod. irin, íd., ky aeron ‘frutas’ *AGRON-, de donde el plural metafónico eirin-en ‘ciruelas’, eirin ‘ciruelas’ y ‘testículos’. Esto ha sido refrendado y aceptado por todos los celtistas, indoeuropeístas y romanistas: Pedersen (Litteris II, 86), Walde (Walde-P. I, 173), Pokorny (KZ L, 46ss.; y IEW, 773), Rohlfs (BhZRPh LXXXV2, § 116), REW, 294 y FEW I, 54b, que han añadido que se trata de la misma palabra indoeuropea que ha dado el germ. akran, -karn (gót. akran, ags. æcern , ingl. accorn. isl. ant. akarn, etc.), nombre de la bellota y del hayuco y otras frutas silvestres; por otro lado la -K- y la -N- de esta palabra no son más que un añadido derivativo, pues en definitiva se trata de una raíz -?G- que vemos desnuda en el esl. común jágoda, viu-jaga ‘frutecilla’, ‘racimo’, leto-lit. úoga ‘frutecilla’. Ahora bien, es sabido que el escaramujo y el endrino son plantas muy parecidas, con el mismo habitat (Pirineos, etc.), arbustos los dos y con fruto silvestre y comestible. Yo mismo he indicado, por otro lado, que del tipo céltico A(G)RAN- proviene seguramente el nombre vasco del endrino: de la ciruela aran, y que éste parece venir el derivado celtibérico o vasco-céltico ARANTANO-, de donde saldría el castellano arándano ‘vaccinium myrtillus’. Hay, pues, buen fundamento para sospechar que en el cat. or. pirenaico argenti(n)a, y en el tipo oc.-fr. aiglent(ier), églantine, agulensier haya una variante más de la raíz -?G- ~ AGRIN-, que pudo ser básicamente *AGRENTIA (AGRENTO-) y haber dado, por un lado el cat. argentina, y por el otro el galorrománico AGLENTIA, AGLENTO- > agulensier, aiglent, aiglentina. Hasta qué punto en argentina habría transposición fonética de la G (cf. el ribag. y arag. arangon supra), o bien influencia del cuasi-sinónimo argelaga, y hasta qué punto en la -L- de AGLENTO-, -TIA habría una formación divergente (cf. el tema desnudo en el báltico úoga y eslavo jágoda, -jaga), o simplemente influencia del lat. GLANS, -DIS, oc. aglan, aglanier ‘encina que tiene bellotas’ (cf. germ. akran = lat. glans), son detalles en los que caben muchas opiniones y que se pueden dejar en suspenso.

DERIV.

Arandanedo.

1 Entre las formas dialectales que cita Colmeiro (III, 519) nótense el navarro arandilla, Reinosa arandaños, gall. arandea, arandes, arandeira. Aut. dice que arándano es palabra asturiana. El P. Sarm. localiza el gall. arando en Lemos (CaG. 136v) y Sobreira no lejos de allá (Samos, DAcG.); éste da además arandea [que habrá que acentuar en -rá-] y, con reducción normal de esto, arande, aunque pasado al género masculino; de *arándão, *aránda; arandeira, la planta en Samos y Bubal. Por otra parte, el ms. de Sarm. lo encabeza con otra forma, abandanos, que recuerda curiosamente el tipo gascón y catalán ABANIONE ANABIONE íd. (cat. avajó, anajó, naió etc., vid. Rohlfs, Le Gascon2 § 12, Corominas, BDC XXIII, 299), pero que no estando confirmada en otra fuente alguna parece ser errata de copia por arándano.―

2 Según Colmeiro, III, 540, el Rh. ferrugineum no se halla más que en los Pirineos aragoneses y catalanes, donde yo lo he visto muchas veces, mezclado con arándanos y endrinos.―

3 Arañón en Ansó, Echo, Fanlo y Bielsa (BhZRPh. LXXXV, § 90), arangón en Plan y Gistain (BDC XXIV, 160); Cej. V, § 26. En vista de esta última forma, que reaparece en el catalán de la zona Boí-Senet-Durro (arangó: Krüger, Hochpyr. A, I, 53), es posible que Simonet no tenga razón al corregir en aranyûn la forma aranqûn de Abenɏólɏol.―

4 Que la Acad. confunde con el arándano, erróneamente a juzgar por la definición coincidente de Rato (s. v. meruéndano) y de García Rey (miruéndano).―

5 Recuérdese que la caída de la -D- intervocálica latina es constante en gallego, de suerte que un MORODNU difícilmente podía dar moròdo.―

6 Azkue emplea (en el Supl.) guerillón para traducir el vco. elorri, definiéndolo como mata de muchos pinchos. Falta el vocablo en Acad. Man. y no figura como vasco en el propio Azkue. No sé si tiene algo que ver con el célt. AGRANIONespino que produce la endrina’ o con el propio vasco elorri.―

7 De aquí podría salir también el topónimo celtoide de la Prusia renana y occidental Ehlenz, Eilenz, que Holder (III, 646) reduce a una base *AQUILANTIA (que igualmente podría ser *AGLENTIA).