LAVANCO, ‘pato bravío’, alteración del antiguo navanco por disimilación; se trata de un derivado de NAVA ‘lugar pantanoso en despoblado’, por ser los que más frecuentan los patos bravíos, que huyen de los ríos y parajes acuosos habitados.

1.ª doc.: navanco, J. Ruiz, 1082a, 1108a, ms. G (S, más moderno, trae lavanco).

En Juan Ruiz los navancos figuran, en medio de los ánades y los ansarones, entre las mesnadas de Don Carnal. En las Cortes de Alcalá de 1348, entre los adobos que se prohibe llevar en los paños, figuran los de cuello de lavancos (RFE VIII, 18). Rodrigo de Arana en el Canc. de Baena menciona, junto a los falcones, los «lavancos, que son corajudos» (n.° 432, v. 5), y el editor Pidal explica en su glosario «especie de ánade, que vive en los ríos», y agrega la variante navanco, que no sé de dónde sacaría, pues no figuraba en las ediciones entonces publicadas de J. Ruiz. En el Arte Cisoria de E. de Villena (cap. VI, ed. Barcelona, 1879, p. 43), entre las varias aves (pollos, gallinas, pollas) «de que usan comer en estas partes» se citan «alcaravanes, lavancos y anderonías». También figura en la Cetrería de Evangelista (S. XV), ZRPh. I, 241, y en un auto del S. XVI, de los publicados por Cronan (p. 363), se habla de «la cresta de un lavanco». Finalmente Covarr. define «ánade que comúnmente anda en las lagunas», y Aut. agrega que es un pato bravo y cita ejs. de los SS. XVI y XVII1. Hay además alavanco en dos textos citados por el DHist., que parecen de los SS. XV-XVII, variante en la cual habrá influido el fr. med. alebran de igual significado pero de origen germánico (vid. LAURENTE). Hoy lavanco sigue siendo vocablo vivo en varios lugares: Sarmiento cita un gall. lavanco ‘ave marina de color ceniciento, como el corvo marino, pero éste es negro’, con variante rústica alavanco (CaG. 194r y p. 241; cf. BRAE XVIII, 129).

Parece claro que lavanco es disimilación de navanco, y éste derivado de NAVA ‘lugar inundado o pantanoso’, comp. navajo y LAVAJO ‘charca’: se dió este nombre al lavanco, a diferencia de los demás patos, porque siendo bravo huye de ríos y lagunas concurridas por los cazadores, y prefiere quedarse en las navas y lavajos, que están desiertos, pero contienen agua. Una comprobación de la forma etimológica hallo en gnía. navarro ‘ansarón’ (J. Hidalgo), que evidentemente es deformación intencionada de navanco, pero no podría serlo de lavanco; y otra prueba de la etimología veo en el ast. llabancu ‘cerdo de dos o tres meses’ (Vigón), que no tiene otra cosa en común con un pato bravo que la predilección por revolcarse por charcas y lavajos (V. la definición que da Oudin a esta palabra), cf. s. n. FRAJENCO.

Bertoldi, ZRPh. LVI, 179-188, quisiera igualar lavanco con el emil. albèra, albàr, albèr, Romagna arbèla, ‘pato bravo’, piam. arbèna, Mesocco arboràna ‘perdiz de alta montaña’; bien puede tener razón Bertoldi al derivar estos vocablos alto-italianos de una raíz precéltica ALB- ‘altura’, pero admitir que de ahí proceda asimismo lavanco, alterado por influjo de lavar, es ir a buscar un origen demasiado lejano, y el influjo de este verbo no tiene verosimilitud, además de que así no explicamos navanco.

1 En cuanto a avanço que se lee en la ed. Rivad. del Libro del Caballero e el Escudero de J. Manuel (p. 250), junto con el buitre, entre las aves que no cazan ni son cazadas, tiene razón el DHist., por razones semánticas, en suponer que sea errata por avanto, ABANTO (V).