FRAJENCO, ‘cerdo de uno a dos años de edad’, arag., del germ. FRէSKէNGl> ‘cerdo joven’ (a. alem. ant. frisking, b. alem. ant. ferskang, alem. dial. frisching), derivado de FRէSK ‘fresco, joven’.

1.ª doc.: fragenco ‘cerdo de dos años’, Peralta, Dicc. Arag. Cast., 1836.

Borao frajenco «cerdo de media crecida, ni bien de los llamados de leche, ni bien de los de cuchillo», Coll Altabás frechenco ‘cerdo de seis u ocho meses que se destina para el cebo’; fraxenco, fraxengo, flajenco ‘el cerdo cuando ya ha dejado de ser lechón’ (Casacuberta, BDC XXIV, s. v.; Kuhn, ZRPh. LV, 617; RLiR XI, 71, 106), fra(i)xenca ‘puerca joven’ (Rohlfs, BhZRPh. LXXXV, § 292). El área del vocablo continúa en las vecinas hablas gasconas: rechen(c) «pourceau qui sans être adulte, est néammoins sevré» (Palay), aran. ereš༱ȧk ‘cerdo de entre uno y dos años’, y en otras occitanas existen derivados regresivos o con cambio de sufijo: rouerg. fráysso «jeune truie» (Vayssier, s. v. primo), Lalbenque (Lot) frasót ‘cerdo joven’ (VKR VI, 69); luego el femenino oc. ant. fraissenja, fr. ant. fressange [1250], hoy conservado en hablas de los departamentos del Nord, el Pas-de-Calais y Bélgica (FEW III, 812); frisinga, fresinga, fresenga, se halla en textos medievales de Módena (1025) y de Milán, y hoy en hablas de Sicilia y otras del Sur de Italia. Para el estado de la cuestión etimológica es satisfactorio el resumen del FEW. El consonantismo de las formas italianas parece indicar importación galorrománica, por lo menos en las del Sur; tampoco es improbable que en aragonés se trate de un viejo occitanismo, mas por otra parte el tratamiento regular del grupo -SCÌ- indica que el vocablo no pudo tomarse del fráncico en fecha tardía, sino que entró ya en el período del latín vulgar, y debió venir ora del fráncico en fecha muy temprana, ora del gótico o de ambos a la vez; este préstamo temprano se explica por el empleo de los cochinos jóvenes como pago de tributos feudales a los señores, de lengua germánica. El arag. frescuado, -uada, ‘oveja o cabra de tres a cuatro años’, parece ser una modificación del mismo germanismo, pero el sufijo no es claro1. Desde luego frajenco no puede derivar de FRIXUSfrito’ como supuso G. de Diego, Contr., § 270.

El gall.-port. reixelo o rexelo ‘corderito de leche’ podría ser un paralelo algo lejano de frajenco. Hasta ahora no se ha indagado su etimología. Pero es palabra antigua, aunque no sea de uso general en un país ni en el otro. En Portugal se emplea hoy en dialectos del Norte ―Minho y Tras os Montes― y del Sur (Alentejo), con el sentido de «leitƟo» o ‘cabrito’ y anteriormente ‘chivo de la cabra montés’, en trasmontano ‘carnero joven’ y en jerigonza ‘cerdo’; en la grafía rexelo confirma Fig. el uso en Tras os Montes y el Alentejo y explica que es cordero o cabrito y aun cualquiera res ovina. CortesƟo (Subs.) documenta reixello (y variantes gráficas antiguas reiselo, raixelo, raxillus) en textos forales de 1231, 1255, 1260 y S. XIV; de los contextos que cita se deduce que se trata de un animal buscado por su piel pero de menor precio que un cerdo o que una potranca ―junto con los cuales se cita― y por lo tanto seguramente un ovino o cabruno joven. En gallego Sarm. da la pron. moderna rexelos y en docs. antiguos reixe(l)los, que define «corderitos de leche» (CaG. 70v, 90r), si bien también admite «u otro animalito» y cita en particular un doc. pontevedrés de 1326, donde se lee «quatro armentios e 20 reixellos e duas porcas» (87v). Crespo Pozo dice que según un romance recogido en Velle (cerca de Betanzos) es ‘cabrito’; en más lugares encuentra la equivalencia ‘cordero’, especialmente en el orensano Lameiro, el cual especifica que es uno en sazón de ser sacrificado, pero en general se está de acuerdo en que debe tener menos de un año o poco más. Lo recogen también F. J. Rodríguez, Carré y Eladio Rdz. partiendo de Sarm., si bien el último precisa que las acs. ‘cabrito’ y ‘carnero’ son meramente locales.

El caso de frajenco (FRISK) O cast. recental como nombre de otras reses de esta edad nos lleva a pensar en algún vocablo que tenga el sentido básico de ‘reciente’. Y la ausencia de toda base romance o germánica adecuada fonéticamente (puesto que RECENS no podría explicar la -x- ni se adaptaría a la terminación) sugiere un vocablo prerromano. Ahora bien se cree [REW 7240; Bloch-W.) que el céltico de las Galias poseyó un adjetivo *RISKOS o *RESKOS hermano del germ. FRISK y del cual descendería el fr. rêche (o rèche), normando-picardo re(s)que [S. XIII], que se presenta con las acs. «apre au goût», «rude au toucher» y ‘(animal) repropio o reacio’ («rétif»). Propongo, pues, partir de un diminutivo céltico *RISKILLOS del mismo adjetivo, con sufijo bien documentado en los restos del céltico continental (Holder; Giamillos en el calendario de Coligny, etc.; y los topónimos occitanos que he reunido en BzNfg. VIII 266, 296). Hay además un verbo gallego rechar que podría ser derivado de un RISKO-LO-, derivado céltico con un sentido como ‘agudo, penetrante’ y de ahí *RISCOLARE > rechar, verbo afectivo de vago sentido laudatorio equivalente de burgar: Sarm. recoge y explica ambos como ‘lucir, quemar’ en un sentido figurado: tal vestido lle que recha = María vai tan guapa que burga (Deriv. de las burgas ardientes), CaG. 202r.

Conviene advertir que lo mismo en el caso del fr. rêche que en la presente etimología operamos con la atrevida hipótesis de una palabra céltica enteramente hipotética, aunque defendible mediante comparaciones con palabras de varias lenguas indoeuropeas. M-Lübke apenas adujo razones. Se puede alegar en su apoyo una amplia combinación con otras familias indoeuropeas, pero advierto que lo hago sin apoyarme en las opiniones recibidas en las obras básicas de los comparatistas. La etimología indoeuropea del germ. FRISK empieza por ser incierta; es palabra común a todo el germánico occidental (ags. fërsc a. al. ant. frisk, ingl. fresh, al. frisch, etc.) y aun probablemente a las otras ramas germánicas, pues aunque no se documenta en gótico y el carácter algo vacilante de sus formas en las lenguas escandinavas inspira algunas dudas su gran extensión en toda la familia y su propagación al romance induce a creer que pertenecería al germánico común. Parece ser lo mismo que el lit. prėskas y el paleoslavo y eslavo común prĕsnŭ (< *prĕsk-nŭ) ‘ácimo, cenceño, sin levadura’ y ‘tierno’ aplicado al pan Kluge-M. s. v. frisch; Walde, II 89; Trautmann, Balt-Sl. Wb. 231, Vasmer- Trubaȼev Etim. Slovarĭ Russk. Iazyka s. v. présinyj). Todo esto se remonta a una base ieur. PRISKOS / PROISKOS. En mi opinión se puede enlazar esto con formas de otras lenguas indoeuropeas, de morfología y significado algo distintos pero combinables: lat. priscus ‘arcaico’ que junto con el arm. erēc ‘antiguo’ suponen PREISKO-, crét. πρεƗσƔος [‘anterior’ ?], let. priè(k)ša ‘anterior’, prus. ant. prēisiks ‘enemigo’, prescors ‘reyezuelo (pájaro)’ (Glos. de Elbing 703; IEW 812.12, 30, 42). La idea básica sería en todas partes ‘anterior, primitivo’, ‘que está al frente’ (> ‘fresco’, etc.), pues se trata de derivaciones paralelas partiendo del ieur. prei ‘ante’.

1 Acaso haya relación con Sajambre llivanco ‘cría del cerdo, cuando pasa de las siete semanas’ (Fz. Gonzz., Oseja, 299 que sugiere una etimología inaceptable), si puede hallarse algún cruce que explique la ll- (< fl-?) y sobre todo la -v-. Puede ser el de LAVANCO, animal de tamaño parecido, a no ser que éste se explique como he sugerido en aquel artículo para el sinónimo asturiano llabancu, pese a la i de la variante leonesa.