HUERO, ‘(huevo) que por no estar fecundado o por cualquier otra causa se pierde en la incubación’, en portugués gôro, derivado del verbo port. y cast. dialectal gorar ‘empollar, incubar’, que procede de un verbo hispánico *GORARE íd., de origen céltico, hoy conservado en el celta insular: galés gori ‘incubar’, irl. ant. gorim ‘calentar’, irl. mod. gor ‘incubación’, bret. gor ‘calor’.

1.ª doc.: güero ‘estado de clueca’, h. 1400, Glos. del Escorial.

Éste traduce incubo por «yacer en guero» y arnix (errata en vez de ornis ‘gallina’) por «gallina guera». En una traducción medieval del Opus Agriculturae de Paladio, citada por A. Castro (ibid.), el infinitivo engorar y el presente engüeran significan ‘incubar los huevos’ llevando como sujeto la gallina, y el mismo valor tiene agorar en los Castigos de D. Sancho, S. XIV (DHist.) y gorar (guera) en Gral. Est. II, 1, p. 424; además V. ENGORRAR. Hoy estas acepciones se conservan en varios dialectos. En Salamanca güerar o güerear es ‘incubar’ y güero es el estado de clueca en la gallina (meter en agua la gallina para que se le quite el güero), palabra que ya aparece en el Vocabulario de Correas (1627). En Santander gorar, güerar o agorar (según los valles) significa ‘empollar’ (G. Lomas, s. v. agorar), y gallina gorita es la ‘clueca’; lo mismo gorar en el Oeste de Asturias (de ahí gorar una enfermedad), según Acevedo-F., guarar en el centro de esta región (R, V), gurar en Maragatería (BRAE III, 45). Ahora bien, es sabido que si la gallina se echa encima de los huevos sin lograr que nazca el polluelo, sea porque el huevo no hubiese sido fecundado o que se hubiese malogrado por otra causa (frío, etc.), este huevo se echa a perder sin que pueda utilizarse para la aumentación: es decir se hace huero, que propiamente quería decir ‘empollado’, pero acaba por designar precisamente el huevo echado a perder. De ahí que gora(d)o o gorito valga ‘huevo malogrado’ en Santander, y de ahí el sentido corriente de huero, que ya hallamos en Nebr. («güero, uevo: ovum urinum»). Como se ve por la grafía de Nebr., el vocablo tenía originariamente g-, y con esa grafía aparece en Lucas Fernández, Farsas y Églogas, ed. Acad., p. 106; G. A. de Herrera (1513); Venegas (1540); C. de las Casas (1570); el Quijote (I, xxv); Jiménez Patón, Oudin; Covarr.; Franciosini; Correas, Refran.; Orozco, Refran.; Cañizares; Lope de Vega; Gracián; Pícara Justina; Luis Méndez de Torres, Cultivación de las colmenas, Madrid 1645, fol. 212; etc.; autores que escriben, en cambio, huevo y no güevo. No tengo noticia de que la grafía huero sea anterior a Aut., donde se adaptó el vocablo a las normas de ortografía que sus autores expusieron en el tomo I; pero güero siguió utilizándose después (p. ej. Fr. Fco. Alvarado, Cartas, Cádiz, 1813, p. 121). El vocablo toma pronto acs. figuradas como ‘malogrado, fracasado’, y también con éstas suele escribirse del mismo modo1.

Aun en nuestros tiempos la forma güero con g- sigue perteneciendo al uso de gente culta: Cuervo anota que tal era la pronunciación tradicional en su familia, donde sin embargo se decía huevo, etc. (Obr. Inéd., p. 74); y persiste en la actualidad en escritores que reflejan de alguna forma el habla popular, como García Pavón o J. Rulfo. En portugués el vocablo es gôro (plural góros), con el mismo significado, y el verbo gorar quiere decir ‘no nacer polluelo (de un huevo)’ (así Bluteau, con ej. que no puedo fechar), ‘podrirse el huevo’ (ya en Ferreira de Vasconcelos, h. 1537, Moraes), ‘malograrse’; engrolar o engorlar ‘cocer a medias’, ‘ejecutar mal’, ‘no completar’, ‘engañar’ (Fig.).

Quizá una alteración fonética de goro (repercusión y disimilación) haya originado el gall. grolo (ya documentado en portugués por Montecarmelo, Cornu GGr., §§ 21, 117, 145), que Carré define ‘huero’, junto a gall. golo (también en ciertas regiones portuguesas, G. Viana) ‘huevo huero no galleado’, ‘vacío, sin sustancia’; Vall. grolo y engrolado ‘lo que está a medio cocer, como el caldo’2, ‘el estudiante con conocimientos superficiales’; grolo ‘(ojo) vizco o casi sin vista’: «o ollo sandou pero quedoume grolo» [de una herida], «un galo... fitar aquel meu mal fadado ollo grolo... axeitoume un peteirazo que me deixou torto» (Castelao 174.9, 174.16). O bien quizá un célt. GÓRO-LO- > GORLO-> grolo. Hay un homónimo o parónimo grolo ‘sorbo’: «morreu sen saber qué era un... grolo de champán» (Castelao 183.17), que Lugrís y Carré escriben groulo ‘sorbo, trago’; Vall. y Carré dan en este sentido groucho y goto. Este gro(u)lo quizás va con ENGULLIR y su grupo.

La preeminencia del adjetivo güero, conocido de todo el mundo, sobre el verbo gorar o engorar, sólo familiar a los campesinos, influyó pronto en el sentido de que el diptongo ue se extendiera aun al radical átono: de ahí las citadas formas dialectales guarar, güerar, y ya varios manuscritos del Fuero Juzgo traen engüerar o enhuerar en el sentido de ‘maltratar’, ‘echar a perder’, V. el diccionario de Fernández Llera.

Pero no cabe duda, en vista del conjunto de las formas arriba citadas, que es gorar el vocablo primitivo, con el sentido de ‘incubar’, de donde proceden güero ‘estado de clueca’ y por otra parte güero ‘huevo malogrado’, comp. el port. ôvo chôco ‘huevo que ya tiene formado el polluelo’ y ôvo chôcho ‘huevo huero, podrido’, así como Bierzo huevo chueclo ‘huero’ y el cat. ou cloc íd., todos derivados del mismo vocablo que en castellano es CLUECA (V. el artículo CHOCHO, con otros desarrollos semánticos, que recuerdan huero ‘fracasado’, ‘enfermizo’, etc.). Conviene, pues, partir de gorar ‘incubar’, según ya reconoció Spitzer (Neuphil. Mitteil. XXII, 120-2; MLN LIII, 135).

Este verbo tiene una etimología evidente, que ha pasado hasta ahora inadvertida a los romanistas. ‘Incubar’ se dice gori en galés, gori o gwiri en bretón (Le Gonnidec; Ernault, Petite Gramm. Bretonne, 34), y la incubación se llama gor en irlandés moderno: es indudablemente, como indica Pedersen (Kelt. Gramm. I, 108), la misma palabra que el irl. ant. gorim ‘calentar’, bret. gori, gwiri ‘calentar’ (V. Henry), irl. mod. y bret. gor ‘calor’ (que además ha tomado la ac. secundaria ‘postema’, ‘tumor’, galés gori ‘supurar’), de la conocida raíz indoeuropea gwher-, gwhor- (esl. gorěti ‘arder’, scr. haras ‘ardor’, gr. Ȏερμóς ‘caliente’, lat. formus y quizá el germ. warm íd.). No cabe duda que este verbo existió en celtibérico y de ahí pasó al romance hispánico en la forma *G֊RARE3; la presencia del célt. GOR- ‘calentar’ en España está comprobada además por el celtismo vasco gori ‘ardiente, hirviente, incandescente’ (quizá un antiguo, participio), Michelena, BSVAP XI, 295.

Ante etimología tan evidente deben abandonarse las anteriores explicaciones, que por lo demás chocaban ya con graves dificultades. La menos inaceptable era la de Brüch (ZRPh. XXXIX, 209), quien partía de un gót. *gaúr, equivalente del a. alem. ant. gor ‘estiércol’, ‘fango’, ags. gor ‘estiércol’, ‘suciedad’ (ingl. gore ‘sangre cuajada’), escand. ant. gor ‘forraje medio podrido en los intestinos de los animales’, sueco gorr ‘suciedad, materia’, neerl. goor, suizo alem. gur ‘estiércol fresco’ (que por lo demás parece procedente de la misma raíz indoeuropea aludida arriba, vid. Walde-H., s. v. foria); fonéticamente no habría dificultad, pero en lo semántico no explicamos así la ac. ‘incubar’ que, según indiqué arriba, ha de ser la fundamental, y de todos modos es evidente que el vocablo céltico queda mucho más cercano a las formas iberorromances. Spitzer (l. c.), fijándose en que la incubación es anuncio del nacimiento de algo, de donde frases como la fr. couver de mauvais desseins, pensaba que güero era aféresis de agüero ‘augurio’, y M-L. aceptó esta teoría en su REW3, 785, llegando hasta dar como segura la existencia de un agüero ‘huevo huero’, absolutamente carente de base4; el peor defecto de esta explicación es que AUGŬRէUM sólo podía dar *goiro y no goro en portugués (claro está que el paralelismo conr la voz culta dotor ~ doutor no es aceptable). Desde que se observó que la vocal originaria de huero era ֊ (port. o, cast. ue) se hacía imposible la etimología gr. οƧριον ‘estéril’, aceptada por Diez (Wb., 460) y otros, que por lo demás también chocaba con la antigua g- inicial; pero también era imposible por la misma razón el lat. ֊RBUS, sugerido por Cornu (l. c.) y aceptado por Wartburg (RDR III, 410), sea partiendo de la idea de ‘privado, carente’ como suponía el primero, o de la de ‘ciego’ (de donde se pasa a ‘vacío’ en ciertos dialectos) como prefería el segundo; por lo demás, tampoco era aceptable que una -B- latina pudiera desaparecer en esta posición, pues los casos análogos que cita Cornu afectan a una -V- (comp., aquí, CARONCHO) 5. En cuanto a la etimología de M. L. Wagner (RFE XXXIV, 58), lat. FORARE ‘agujerear’, suponiendo que huero significara primero ‘vacío’, es evidentemente imposible en vista de la g- antigua, y del significado primitivo; pero al parecer Malkiel, RLiR XXIV, 213, no se ha dado cuenta de esta imposibilidad y sigue con la insostenible etimología de Wagner.

De la idea de ‘malogrado’ pasó huero a ‘hombre enfermizo, que no sale de casa por temor del tiempo’, de donde el mej. huero ‘de tez blanca’, ‘rubio’, y luego ‘norteamericano, yanqui’ (BDHA IV, 56, 192, 326; ej. en romance tradicional de esta República, en Homen. a M. P. II, 382).

DERIV.

Gorar, agorar, engorar, enhuerar, V. arriba. Huera ‘clueca’ en la Ribera salmantina del Duero, Em. Lorenzo, RDTP V, 106. Quizá formación verbal causativa (del tipo corriente en -entar) y partiendo de la idea de ‘hacer calentar o incubar un alimento’ y ‘disponer a la comida’ sería también el gall. gorentar ‘tener sabor delicioso’ («unos manjares, un vino saben que gorentan o agorentan», Vall., Lugrís, y P. Sobreira como de Ribadavia, DAcG.) (hay variante glorentar, según F. J. Rodríguez, como hay grolo junto a goro); hoy lo más común es el uso transitivo ‘paladear’: «gorentá-lo carneiro da festa», «gorentei as regalías do crime», «gorentar as suas verbas», Castelao 199.13, 198.3, 70.23.

1 P. ej. en la Premática del Desengaño contra los poetas güeros, chirles y hebenes, incluida en el Buscón, ed. Cl. C., p. 119.―

2 Ya Sarm. CaG. 220r: pontev. engrolado ‘cosa mal cocida, mal guisada’.―

3 Recientemente Hubschmid, con la aprobación de Wartburg, deriva él oc. grouà, fr. occid. grouer ‘incubar’―a los cuales debería agregarse el cat. gruar ‘consumirse en espera de algo’―de un galo *GRODARE, evolución tardía de un sustantivo GRUTO-, que estaría en relación apofónica con GRITU- (irl. med. grith ‘calor’, bret. gred-), derivado de la citada raíz indoeuropea y céltica (FEW IV, 270-1). Fonéticamente esta etimología es arbitraria: esperaríamos *groudà o a lo más *grouzà en occitano, *grodar en catalán. Verdad es que tampoco se ve cómo pudo producirse una metátesis GORARE > GROARE. Quizá hubo cruce con (IN)CU(B)ARE. Pero es que además hay toda clase de razones semánticas que apartan enteramente este grupo occitano-catalán de la esfera de gorar y del grupo céltico del irl. grith. El artículo gruar del AlcM. trae documentación algo pobre de una palabra tan empleada, y en lo etimológico corta de un hachazo el nudo gordiano. El problema es tan amplio y complejo que es imposible tratar de él aquí, vid. DECat.―

4 La variante semántica imaginada por M-L. ‘huevo nidal’ > ‘huevo huero’, sólo halla un paralelo muy vago en el port. êndes ‘nidal’ de էNDEX ‘indicador’: ‘agüero’ es algo muy diferente de ‘indicador’.―

5 Desde luego puede concedérsele a Wartburg que ORBUS es palabra bien representada en lengua de Oc y catalán, y aun agregaré que no es ajena al aragonés, pues en Bielsa huergo significa ‘trigo agusanado o carcomido’, lo cual en el Valle de Aran se dice òrp.