CALABAZA, palabra común a los tres romances hispánicos, de origen desconocido, seguramente prerromano.

1.ª doc.: kalapazo, 946; calabaza 978, Oelschl.; calabazo, 998, M. P., en FEW II, 352b, n. 8.

También port. cabaça [calabazo, 1044; cabaaça, 1220; cabaacha, 1243: CortesƟo], cat. carabassa [1249: RLR IV, 251; carabaça, S. XIII, Costumbres de Tortosa, 392]1. Hay varios testimonios mozárabes: qalabaɊûla ‘hipéricon’ (= calabazuela) y qalabaƇwéla ‘calabaza’ en Abenalɏazzar († 1004), ȐIbn al-QalabâƇa literato de Toledo en el S. XI, qalabaƇûla ‘calabaza’ en Abenbuclárix (1106) (Simonet, s. v.), qalabaƇûla ‘aristoloquia’ en el Anónimo de 1100 (Asín, 56), comp. qaraqáƇ ‘cohombro cultivado’ en R. Martí2.

Simonet, p. CXXVI, cree que calabaza es sencillamente el lat. CŬCŬRBITA, dando a entender que la a tónica procede de la I latina, y las demás vocales se explican semejantemente como alteraciones debidas a la fonética arábiga, que muchas veces ha alterado gravemente el vocalismo de los nombres de lugar hispanorromanos: sería, pues, un mozarabismo3. Pero aunque podríamos hacer algo más verosímil esta idea, admitiendo un *CUCURBէTĔA reducido a *CURBէTĔA> por haplología (como en el alem. kürbis < (CU)CURBITA), y aunque la influencia arábiga ha causado ocasionalmente cambios vocálicos no menos violentos, no sería creíble entonces que el vocablo apareciera, en toda la Península Ibérica y desde el S. X hasta hoy, con un vocalismo constante.

Schuchardt, ZRPh. XXVIII, 149n., admite, por lo tanto, que hubo un cambio de sufijo de CUCURBITA en *CUCURBACEA5>, *CURBACEA, y que éste, a su vez, sufrió el influjo de qára, que es el nombre árabe de la calabaza. Así la idea (prohijada más tarde por G. de Diego, RL XXI, 202) es posible fonéticamente, aunque complicada en demasía, y en rigor sería aceptable si existiera la menor prueba de la existencia de *CURBACEA o *CUCURBACEA, pero tal prueba no existe. Por ello, otros han tratado de partir del árabe solo, prescindiendo de ese latín problemático: Baist, KJRPh. VIII, i, 211-12, piensa en un segundo elemento árabe que no precisa, y Richardson (en BKKR, s. v.) propone qar Ȑáȳbas ‘calabaza seca’ (que en vulgar se acentuaría qar Ȑaȳbás)6. Pero contra toda etimología árabe está la imposibilidad de explicar la forma portuguesa; el cambio de -r- en -l-, tal como lo presenta el castellano, es posible en palabras de origen arábigo (Corominas, BDC XXIV, 76), pero lo que no es posible es que esta -l- secundaria desapareciera luego en portugués, compárense los arabismos portugueses con -l- < -r-: quilate, alvalá, alfolí, alquilé, alelí, azerola, saloio; aun en los arabismos con -l- originaria intervocálica, es muy raro que esta -l- tardía caiga en portugués (Steiger, Contr., 177-8).

Desde luego debe rechazarse la etimología de Sainéan (ZRPh. XXX, 569; Sources Indig. II, 116), que considera todas las demás formas tomadas de la port. cabaça, cabaço, y tiene a ésta por idéntica al port. cabaz, cat. cabàs ‘capazo’7.

En realidad, puesto que el otro nombre antiguo de la calabaza, port. abóbora, mozár. abobríella, es de origen prerromano (vid. ABOBRA), nada se opone a que calabaza lo sea también. No es fácil indicar la forma exacta que debió revestir el étimo. desde luego la -b- debe proceder de una -P- intervocálica, pero cabe dudar acerca de la segunda y de la cuarta consonantes. Las formas portuguesa, catalana y mozárabes pueden corresponder al sufijo latino -ACEA, como sería natural, o bien a una forma con geminada, pero el castellano, con su antigua ç sorda8, indica más bien una geminada -TT?- o -CC?-, aunque unos pocos casos esporádicos (y más o menos explicables todos ellos) como coraça, coraçón, cárniça, tortiçero, dejen abierta alguna posibilidad de duda. En cuanto a la segunda consonante, la -r- catalana se extendió también a las hablas del Oriente castellano: carabaza en inventario aragonés de 1380 (BRAE IV, 350), hoy crabacín en Gistáin y crapacín en Bielsa (BDC XXIV, 166), carabaza en Murcia (G. Soriano, p. LXXXI)9. Siendo así, que cuando una -l- castellana corresponde a una -r- del catalán, es corriente que este último consonantismo sea el originario (V. mi nota citada), cabría sospechar que carabaza es lo antiguo, pero esto ocurre en palabras de origen arábigo; por otra parte, la presencia de la forma con -l- en mozárabe y en el bajo latín hispano-portugués, desde el S. X, prueba que la -l-, en nuestro caso, es muy antigua, y el portugués lo confirma con la caída de su intervocálica. Más bien podría pensarse que el catalán tiene una forma alterada por cruce con el ár. qára, aunque nos deja en la duda la circunstancia de que este influjo hubiera debido actuar sobre el romance que tuvo con el árabe el contacto menos íntimo. Más bien habría alternancia -L- ~ -R- ya en la base prerromana (comp. el caso de BALSA) 10.

Con carácter provisional opino que un étimo *CALAPACCIA (CARA-) es verosímil. ¿Hay relación con galápago *CALAPPCU, animal provisto de cáscara comparable a la calabaza? Imposible comprobarlo, y la geminada está en lugares diferentes. A pesar de todo, es bastante probable, y CAPARAZÓN comprueba esta idea. *CALAPPACIA > *CALAPACCIA parece debido a una especie de disimilación de la geminación; cf. el mismo caso en PITTACIUM > PITACCIUM > pedazo. En conclusión, podemos admitir que el trío *CALAPACCIA (CARA-) ~ *CALAPPCU ~ *CAPPARACIĶNE existió en ibérico con el sentido fundamental de ‘cubierta a modo de cáscara’ y como nombre de animales y plantas caracterizados por una cáscara dura; cf. vco. a. nav. kalapatxa «tolva, laurenza» Araquistain (1746), recogido también por Azkue. Semánticamente no es claro, pero tampoco o aún menos lo sería buscar aquí una palabra afín al arab. capazo ‘capacho’.

DERIV.

Calabacear. Calabacera. Calabacero. Calabacil. Calabacilla. Calabacín. Calabacinate. Calabacino. Calabazada. Calabazar. Calabazate. Calabazazo. Calabazo (V. arriba). Calabazón, ast. ‘calabaza’ (V). Calabazona. Calabazuela (V. las formas mozárabes citadas arriba).

Calamorra [med. S. XVIII] ‘cabeza humana’, de calabaza en el mismo sentido, cruzado con morra (calamocha en el mismo sentido es otra deformación de calabaza, orientada por MOCHO y por el nombre de lugar Calamocha); calamorrada, calamorrar [S. XV, Lucena, Aut. s. v. morueco], calamorrazo.

1 La lengua literaria emplea hoy en día, por lo común, la forma carbassa, con una síncopa de a tras r, que es de ley en el dialecto oriental. Pero ciertas hablas de este dialecto y casi todas las de los dialectos occidentales, conservan la forma carabassa, que es la general en lo antiguo.―

2 Simonet compara gall. calacú ‘calabaza común, gorda y amarilla’, del cual se extraen muchos datos en Sarm. CaG. 92r, 94r, 161v, A169r. También debe compararse and. carrueco, carruécano ‘calabaza de Guinea: calabaza verde oscuro con vetas claras y pulpa de color muy encendido’ (A. Venceslada; usado en Jaén, según cita de Colmeiro). En fin, el gall. dial. garabáno en la Arnoia, y garabán en otra parte del valle de Ribadavia es ‘medio cuerpo de un calabazo o calabaza seca, empleado para medir, sacar o echar vino’ (objeto tan típico de allí que a los de la Arnoia les llaman garabaneiros: Sarm. CaG. 163v, 215v y p. 129). Las dos últimas denominaciones tienen gran interés por reaparecer en ellas la -r- del catalán-occitano-aragonés y en parte mozárabe. Además todas las palabras reunidas en esta nota tenderían a sugerir la idea de que el tipo calabaza ~ carabassa es un compuesto de cala/cara- cuyo segundo miembro podía variar; idea sostenible, que no se impone, sin embargo, porque estas formas también se podrían explicar por cruces o fenómenos análogos más que por compuestos originarios. Para otros nombres de planta que por lo menos asuenan, vid. gall. carpaza y carnabaza, s. v. CARQUEJA.―

3 Que CUCURBITA dejó algún descendiente en mozárabe, parece deducirse de la forma qorbotoh ‘calabaza’, citada por el Anónimo de 1100, que Asín (p. 83) se esfuerza vanamente en explicar por ‘odre de cuero’ CORII BUTTIS, con sintaxis inadmisible en romance.―

4 El it. ant. corbezza, it. corbézzolo, ‘madroño’, no puede servir para apoyar la existencia de *(CU)CURBITEA, pues aunque M-L. creyó poder explicarlo así, por la semejanza de forma de los dos frutos (?), Schuchardt, en artículo posterior (ZRPh. XXIV, 412) deshizo totalmente esta etimología, mostrando que esta voz toscana, junto con el it. sept. y fr. orient. corbel, corbier, etc., ‘serbal’, proceden de un cruce de los sinónimos lat. SORBUS y gr. κóμαρον.―

5 Como prueba de que nuestra palabra sufrió cambios de sufijo en romance, cita el fr. courge (*CUCURBICA ?), pero hoy se admite que éste es debido al cruce del antiguo cohourde (> gourde) con oc. coujo, de origen desconocido (Bloch).―

6 Esta palabra tiene muchas formas en árabe, de las cuales yâbis es la única empleada en árabe vulgar, a juzgar por Dozy, Supl. II, 848b. Por lo demás, en el lenguaje vivo significa ‘duro’ y no ‘seco’; y aun partiendo de Ȑaȳbás, sería imposible explicar la desaparición de la ȳ.―

7 Leite de V., RL XIV, 302-3, dice que no se conoce un port. ant. *caabaça, y que la moderna forma portuguesa no puede tener este antecedente, pues de ser así se pronunciaría càbaça, es decir con la primera vocal átona, pero abierta. Sin embargo, las formas portuguesas arcaicas que he citado arriba, y los Calabaza, Calabacinus, de la onomástica portuguesa del S. XIII, prueban que la forma portuguesa sin -l- no es la originaria, y la dificultad fonética se elimina admitiendo, con Leite, una metátesis calabaça > *caabaça > cabaaça (así también en docs. del S. XIII: CortesƟo, Onom.). Aun se puede creer que la forma *CAPALACCIA, comparable a *CAPPARACIĶNE (> caparazón), sea primitiva en Portugal.―

8 Escriben calabaça, siempre con -b- y con -ç- PAlc., Nebr., APal. (30b, 49b, etc.), los Refranes que dizen las Viejas (n.° 80: RH XXV, 148), los glosarios del Escorial y de Toledo, J. Ruiz, un documento de Sahagún, a. 1250 (Staaff, 24.81), etc. Otros documentos anteriores, que escriben con -z-, son de los que no distinguen todavía entre las dos africadas. Hoy el judeoespañol y el habla de Malpartida de Plasencia (Espinosa Arc. Dial. 50) pronuncian también con sorda.―

9 Del catalán pasó al langued. y prov. carabasso ‘calabaza’, su. fr. carabasse ‘sarmiento de parra para formar setos’ (RF XXVII, 781: por comparación con las ramas de la calabacera), logud. carabassa, sic. caravazza (FEW II, 351-2), calabr. caravazza ‘calabacino’ (Rohlfs) y aun Servigliano caravassa (ARom. XIII, 251). Por otra parte, el fr. calabasse ‘calabacino’ [1555], y otras formas citadas por Wartburg, vienen del español. El genov. scarbasse ( > corso scherbazza) ‘especie de cesto’ (citado en Litbl. XXVII, 376n.2) quizá no tenga nada que ver. El marsellés carabaso y fr. medio carabasse ‘cangrejo’ vendrían de CARABUS, según Wartburg.―

10 No se olviden la forma mozár. qaraqáƇ y las and. carrueco, carruécano.