CHAMUSCAR, del port. chamuscar, íd., derivado de chama ‘llama’, procedente del lat. FLAMMA.
1.ª doc.: princ. S. XV, Canc. de Baena (W. Schmid); Nebr.; xamuscar 1467, Juan de Lucena (Aut.).
Aut. cita solamente ejs. de
chamuscar en el S. XVII. En portugués el vocablo está bien documentado en la misma centuria (Luis de Sousa,
chamusco en Franco Barreto y en António das Chagas; vid. Vieira y Moraes) y ya en las
Ctgs. («non foi queimada nen seu filio chamuscado» 205.45), y un
Joannes Chamuscado aparece ya en doc. de 1220 y
Chamusca en el S. XV,
CortesƟo (
Onom.), mucho antes de la primera aparición de nuestra palabra en castellano. La mayor antigüedad del vocablo en el idioma vecino, y su popularidad allí en fecha más antigua, se adivina también por el mayor número de derivados:
chamusca,
chamuscador,
chamuscada f.,
chamuscadura; y
chamusco, que en castellano es palabra rara, en portugués no sólo significa ‘acto de chamuscar’, ‘socarrina, olor a cosa quemada’, sino además ‘especie de brezo’, ‘sospecha’, ‘escaramuza’, etc. Indudablemente la vieja palabra castellana fué
socarrar (con su derivado
socarrina), de raíz vasca y única usada todavía en catalán:
chamuscar se debe a una invasión léxica del Oeste, quizá originada no sólo en Portugal y Galicia, sino también en tierras leonesas. Carece de base el cruce que admite G. de Diego entre
FLAMMA y una raíz
char- «fuego o chispa», cuyo origen se ignora, y a la cual no es posible reconocer ninguna realidad
1; comp.
CHAMIZA y los casos más diferentes de
CHUBASCO y
CHOPO.
GdDD 6046 insiste en negar que venga de
FLAMMA y que proceda del gallegoportugués o leonés occidental, so pretexto de que se dice
šamuskár con
š- en el Alto Aller (Asturias), donde
FLAMMA daría
chama con
Ƈ-. No es verdad, pues allí se dice
yama (Rdz. Castellano, p. 97), con
y- evolución reciente de
ll-. Allí
š- es evolución reciente de
Ƈ-; luego esta habla presenta el estado de cosas del castellano general y no aporta nada de interés para el caso. Es insostenible la etimología que él propone,
*SEMIUSTICARE (derivado de
USTUS ‘quemado’). El punto de partida del escepticismo de G. de Diego parece haber sido el sufijo
-uscar, que presentaba dificultad a sus ojos, por lo cual M-L. (
REW, 3350), al insistir en la etimología
FLAMMA, le señala la posible influencia de las palabras salm.
fuisca ‘ramaje vicioso’, cast. ant.
fuisca ‘chispa’, burg. y sor.
fusca ‘hoja que cae del pino’, port.
faisca ‘chispa’, gall.
faiscar ‘chisporrotear’, y otras citadas en sus artículos 3152 y 3226, relacionadas con el germ.
FALAWISKA ‘chispa’. Sin embargo, ni esta influencia es necesaria ni el escepticismo de aquel autor estaba fundado, cuando tantos verbos hay formados con el sufijo atenuativo
-uscar:
APAÑUSCAR,
APEÑUSCAR,
APATUSCAR,
zurruscar, arag.
enfurruscarse; y al fin y al cabo
-uscar no es más que una variante del sufijo común
-iscar de
mordiscar,
neviscar,
ventiscar,
oliscar, etc.
Más descaminado andaba aún Parodi (Rom. XVII, 60) al derivar chamuscar de mosca, que por una comparación familiar puede significar ocasionalmente ‘chispa’, relacionándola con un gall. muxica, moxena, de igual significado y de origen oscuro (V. MORCELLA).
DERIV.
Chamuscado. Chamusco. Chamusquina [1596, J. de Torres; chamosquina, 1517, Torres Naharro II, 178]; de ahí con dilación consonántica chamuchina, que significa ‘naderías, cosas de poco valor’ [G. de Alfarache, Cl. C. III, 285.3; Oudin, 1607], ‘riña, escaramuza, pendencia ruidosa, alboroto’ [Aut., y hoy en Méjico: G. Icazbalceta], ‘populacho, muchedumbre’ en la Arg., Chile, Perú, Ecuador y Guatemala, comp. chamusquina, y chamusquino, -uchino, en el Ecuador con este último significado (M. L. Wagner, RFE X, 76). Otros derivados del gall.-port. chama, de significado relacionado: charamusca ‘leña menuda para encender fuego’ canar., amer., ‘chispa’ gall., ‘confitura acaramelada’ mejic. [éste ya Acad. 1899], de *chamarusca por metátesis; chamarasca ‘leña menuda que levanta mucha llama’ [Aut.] y charamasca (Cej. IX, § 209), con su primitivo chámara íd. [Acad. 1899]; chamada ‘chamusco’, ‘chamarasca’ [como vulgarismo, Terr.].
1 Claro es que el gall. charamèla viene de chamarela por metátesis. El gall. charetas ‘hojas que caen del pino’ se aleja semánticamente y no tendrá que ver con todo esto. En cuanto al alav. charada ‘fogata’, es palabra bien extendida por Aragón y Cataluña, de origen desconocido (en BDC XXIV, 77n., indiqué una etimología arábiga algo incierta), pero la propia área geográfica de esta palabra demuestra ya que no pudo tener parte en la creación del cast. chamuscar. Spitzer, ZRPh XLIV, 84, rechaza la opinión de G. de Diego con otras y bien fundadas razones. Como prueba de que chamuscar puede deberse a un lusismo, no tiene mucha fuerza la existencia del judeoespañol xamarada, xamallada ‘llama’, ‘vaho’ (Subak, ZRPh XXX, 146), pues es sabido que los portuguesismos abundan en el habla de los sefardíes. ↩