CENCEÑO, ‘delgado, enjuto’, ‘puro, sin mezcla’, ‘ácimo’, origen incierto, quizá del lat. CէNCէNNUStirabuzón, rizo pendiente en espiral’, ‘zarcillo, sarmiento’, con el sentido primitivo de ‘sarmentoso, nervudo’.

1.ª doc.: S. XIII (ms. bíblico escurialense I. j. 8: Bol. Inst. de Filol. Univ. de Chile IV, 330; 1.ª Crón. Gral., 120a14); J. Ruiz.

Por lo común tiene las dos ç sordas antiguamente (G. de Segovia; APal. 84b, 133d; Nebr.; Glos. del Escorial; seseña con sordas en judeoespañol: Subak, ZRPh. XXX, 175-6)1. Cej. VIII, § 40. La Biblia escurialense, J. Ruiz, el Glos. del Escorial, APal., Nebr., Antón de Montoro († 1480) y otros lo emplean, como hoy todavía, en el sentido de ‘(pan) ácimo’; para el propio Nebr.2 y para D. Gracián (1571) es ‘puro, sin mezcla’, ac. anticuada; pero lo más común es que signifique ‘delgado, enjuto de carnes’, ya desde Juan de Mena († 1456: V. muchos ejs. en el DHist.; hoy en Cáceres y en muchas partes)3. C. Michaëlis, Misc. Caix-Canello, 155, y tras ella Subak y G. de Diego, RFE VII, 118, dieron por seguro que cenceño, lo mismo que SENCIDO ‘intacto’, ‘vedado’, ‘virgen’, salía de SINCRUSpuro, sin mezcla’ (> cat. sencer ‘entero’, arag. sencero ‘no pacido’), por cambio de sufijo. Desde el punto de vista semántico es una idea aceptable, pues es fácil el tránsito a los significados modernos: comp. gasc. ant. sencer ‘ácimo’ (en la Historia Sagrada en bearnés, Levy, PSW), y el mismo lat. azymus se traducía en la Edad Media por ‘cosa limpia’ (Glos. de Toledo), seguramente en reminiscencia de que el gr. ζύμƓ ‘levadura’ (de donde el privativo ıζυμος) se toma en el Evangelio de San Mateo (16,6) por ‘causa de corrupción’; por otra parte el cat. prim, hoy ‘delgado’, era etimológicamente ‘sutil, refinado’ ('>PRզMUS), y el it. schietto ‘sencillo’, puede tener el significado de ‘ágil’ y ‘sutil’; fonéticamente G. de Diego llamó la atención acerca de la forma senceño en el aragonés B. de Villalba (también en un pasaje de la Biblia escurialense, senseno en otro), y la dilación s-c > c-c es de tipo ordinario (V. CEDAZO) 4. Sin embargo causa escrúpulo la sustitución de un sufijo frecuentísimo, como -ero, por otro bastante más raro, como -eño -IGNUS. Esta dificultad aumentaría hasta una total inverosimilitud si averiguáramos que la terminación etimológica no es -IGNUS, sino -էNNUS.

Ahora bien, esto, que ya puede sospecharse por las variantes leonesas cenceno, senceno y senseno del citado texto bíblico, se hace evidente por la existencia en leonés y en el portugués del Norte de una serie de formas dialectales, de significado concreto, que por la forma difícilmente pueden separarse de cenceño: trasm. (Mogadouro) sencêno o sencenada, (Moncorvo) sanceno ‘carámbano que pende de los árboles’, ‘hielo producido por la congelación de las neblinas’ (RL V, 105; XIII, 123), trasm. sinceno íd. (RL XII, 124), port. sincelo íd.5, trasm. senceno ‘neblina’ (Fig.); ahora bien, el área de esta forma se prolonga más acá del límite lingüístico en la forma sinceño ‘neblina’ (Miranda de Duero), salm. cenceñada, cencellada, recencellada, ‘escarcha’, ‘niebla húmeda y fría de los días de hielo’6. No se comprueban en los diccionarios (Carré, Vall.) los gall. cercenar, cercellar «lloviznar» en que GdDD 1656 pretende apoyar su etimología CIRCIUS, y aunque sea cierto que hay un cerzallada ‘niebla’ en algún punto de Galicia (Cuad. de Est. Gall. XIII, 177), esto no asegura esta etimología, ya que pueden ser formas locales debidas a un cruce (V. en ZARAZAS lo que digo del tipo sarracear, que GdDD también quisiera derivar de cierzo); en cuanto a CELLISCA, explicarlo por *cercellisca es del todo inverosímil; para el gall. circio ‘tenso, intenso, vivo’, vid. CERCENAR. El gall. cenceno ‘la punta de la caña del maíz’ (Vall.), ‘especie de penacho (flor) que nace en el extremo del tallo del maíz’ (Carré), muestra otro significado, pero también es sustantivo. En fin, hay prueba terminante: en el gallego antiguo de la Gral. Est. (princ. S. XIV) el pan ácimo es cenceno: «Loth... mandou-lles fazer grƟdes mƟjares, et fezo cozer para elles pƟ çenceno» (206.25). Salta a la vista que la oposición entre n gallego-portuguesa y ñ española postula un étimo con -NN-, y no podremos negarnos a ver ahí un descendiente popular del lat. CէNCէNNUSrizo’, ‘cabello que cae ondulado en espirales’, que en Festo (p. 57) y en una glosa latina (ms. Vaticano del S. X) aparece con el significado de ‘sarmiento, zarcillo de vid’ (comp. zarcillo CIRCELLUS)7>. Claro está que se comparó los carámbanos pendientes de un árbol con los zarcillos de vid o con los rizos espirales. Por otra parte sería fácil pasar de la idea de ‘carámbano pendiente’ a ‘persona enjuta de carnes’8, y a nadie extrañaría la comparación de un individuo de este tipo con un sarmiento de vid, comp. sarmentoso ‘cenceño, apergaminado’ en la Arg.9; de ‘delgado’ se habría llegado secundariamente a ‘nervudo, sano’, y a ‘puro, sin mezcla’, ‘ácimo’. Por lo demás, alguna de estas acs. pudo verse favorecida por el contacto material con sencido (ce-) y con sencero10.

1 Sin embargo, cendeñu en Malpartida de Plasencia, localidad que distingue entre sorda y sonora, y otras dos localidades de Cáceres, que suelen confundir. Espinosa, Arc. Dial., 105-6, nota que puede ser debido a cendillu ‘sencillo’, lo cual parece probable. Quizá el influjo ya fuese antiguo, pues el ms. S de J. Ruiz escribe cenzeño, frente a çençeño en G y çençeño en T (1183c). Más testimonios de la grafía antigua en Cuervo, Obr. Inéd., 377.―

2 «C.: sin dobladura; syncerus».―

3 Además B. de las Casas escribe «tan sano y tan cencello, como si mal nunca hobiera tenido». Puede significar ‘entero, sano, robusto’. La disimilación n-ñ > n-ll no es sorprendente.―

4 Pero la disimilación c-c > s-c no es menos fácil. El glosario de Palacio escribe serceta por *CERCEDŬLA. Según BKKR en el texto de Apol. aparece sercenar por cercenar CIRCINARE, aunque aquella variante no la hallo en el texto de Marden. En la Biblia del Escorial (S. XIII) hay varios ejs. de sierço por cierzo. De todos modos, pues, la forma senceño, no prueba nada.―

5 Igual disimilación que en el cencello ya citado y en las formas salmantinas que menciono abajo; muy fácil en este caso por cuanto -eno no es sufijo portugués y -elo lo es muy frecuente. Fig. da sincelo como voz de uso general, Moraes como propio de la Beira.―

6 El ej. que cita Lamano «están encarambanados los árboles con la recencellada que ha caído esta madrugada» muestra que en realidad se trata de carámbanos. La definición de Lamano, bastante complicada, y la ac. de ‘rocío’ que le agrega, dan la impresión de que el autor se deja influir por la palabra vecina recencio, recienzo, ‘rocío’, ‘brisa húmeda y fría’, procedente de RECENTIARE (como indicó G. de Diego, RFE XV, 233). Pero desde luego el origen del port. senceno, sincelo, leon. sinceño, cenceñada, ha de ser otro. Si el secundario enlace semántico entre las dos familias se produjo en la mente de los hablantes o sólo en la del lexicógrafo, es detalle que no tiene mucha importancia.―

7 También Varrón, De Re Rust., I, 31,4, compara los zarcillos de vid con cincinni. Para la vida de cincinnus en bajo latín, donde aparece con el significado ‘hilillo de sangre, chorro delgado’, vid. Du C., en dicho artículo y en cincinnium (de significado oscuro).―

8 Nótese que Aut. define cenceño como «cosa enjuta, delgada y derecha» ilustrándolo con un ej. de Fr. Luis de León. Y hoy cinceño en la Sierra de Francia se aplica a la persona que no sólo es delgada, sino «alta y esbelta» (Lamano).―

9 «Doña Damiana, una india sarmentosa... que debió ser de la familia de los araucanos», en el sanjuanino Borcosque, Puque, p. 84. Grossmann, que en su diccionario español-alemán recoge muchos argentinismos, registra también sarmentoso «sehnig», ‘nervudo, tendinoso’. Pero creo que este adjetivo se emplea con el mismo significado en otras partes. Quizá el apellido Sarmiento (Galicia, Arg.) significara propiamente ‘nervudo, enjuto de carnes’.―

10 El Prof. Yakov Malkiel ha llegado por su parte a la misma sospecha de que cenceño viene de CINCINNUS, quizá por el mismo camino. Al comunicarme sin detalles, en setiembre de 1947, su propósito de publicar un estudio en este sentido, me alegré de la feliz coincidencia que este anuncio espontáneo revelaba con la idea que se me ocurrió extractando la RL en mayo de 1946. En las pruebas al OCEC pude ya añadir la referencia a su trabajo: Studies in Philology XLV, 1948, 37-49.

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