SENCIDO, ‘intacto, que no ha sido aún cortado ni pacido’ origen incierto, probablemente del lat. SANCզTUS ‘prohibido’.

1.ª doc.: Berceo.

«Por poco fuera toda Frómesta consumida, / Castro entre las otras no remaso sençida» S. Mill., 389, «iendo en romería caeçí en un prado, / verde e bien sençido, de flores bien poblado» Mil., 2c. Todavía hoy en ciertos pueblos de la Rioja Baja sigue empleándose para calificar el estado de los prados, nos informa Cillero (BRAE III, 309). En Andalucía sencido, -ío, o malamente sencillo se aplica a los alcaceres, rastrojos y pastizales antes de entrar el ganado a pastar: «entró la piara de cabras en lo sencido», «sin decir oxte ni moxte, se entró con sus ovejas en lo sencío», «toda la rastrojera que le arrendó era de sencillo», y figuradamente ‘asunto claro u otra cosa respetable que alguien pretenda destruir’: «se metió en lo sencío y quedó burlado» (AV). También salm. cencío, soriano sencido y cencido ‘(prado) no segado; ni pacido’, arag. sencío aplicado «al pasto que está sin recoger por el ganado y también a la mujer virgen» (Jordana) (no conozco un port. cencido a que se refiere G. de Diego).

La etimología de Leo Spitzer (RFE XIII, 116) no es que sea absolutamente segura, pero es verosímil (la ha aceptado Meyer-Lübke, REW3 7566a): sencido sería el lat. SANCզTUS, que además de ‘estatuir, consagrar, establecer’ ya significaba ‘prohibir’ y ‘castigar’ en latín clásico: «erranti viam non monstrare, quod Athenis exsecrationibus publicis sancitum est», «incestum pontifices supremo supplicio sanciunto» Cicerón, etc. Luego PRATUM SANCզTUM ‘prado prohibido’, ‘aquel que permanece intacto’, y comp. las frases andaluzas arriba citadas y el cast. dehesa DEFENSA ‘prohibida’. Es, pues, uno de tantos arcaísmos latinos jurídicos y de toda índole, que se han salvado en castellano.

Anteriormente había propuesto C. Michaëlis (Misc. Caix, 113ss.) relacionar con SէNCRUS ‘entero’ (y también con sencillo); García de Diego insistió fuertemente en esta etimología (RFE VII, 117-8) negándose a aceptar la de Spitzer (RFE XV, 233-4), con razones tan dudosas como la de que la A latina no podía cambiarse en e, y de que era violentar el sentido de SANCITUS ‘sancionado’ hacerle significar ‘prohibido’: en realidad, como ya he dicho, la ac. ‘prohibir’ (y luego ‘castigar’) es ya muy clásica. Sin embargo, una pequeña parte de razón podemos reconocer a G. de Diego, en el sentido de que *sancido se cambiaría en sencido bajo el influjo de su sinónimo sencero ‘no pacido’ (que es lo que vale hoy en la Litera: Coll A.), arag. cencero ‘prado no pacido ni hollado’ (refrán citado por el DHist.), cat. sencer ‘intacto’, procedentes de SINCERUS, pero sería incomprensible que sencero se hubiese convertido en sencido por «cambio de sufijo» cuando la terminación -ero es frecuentísima en el idioma1. Comp. ENCISO.

1 El Sr. G. de Diego mezcla ahí otras palabras de etimología muy diversa, como CENCEÑO; también es dudoso que el salm. chancero ‘pan de buen sabor’ tenga relación con esto.