ARROYO, vocablo hispánico prerromano: del masculino correspondiente a ARRUGIA, que en Plinio significa ‘galería larga de mina’1.

1.ª doc.: arogium, Asturias, 775; ya en doc.: de 841 (quizá modernizado), BHisp. LVIII, 356; arroyo, S. Pedro de Arlanza, 9292.

El testimonio de Plinio indica que en romance el sentido originario sería ‘canal artificial para el paso de agua’ y sólo secundariamente ‘arroyo’. Véanse valiosos datos y consideraciones en Hubschmid, ZRPh. LXVI, 34-35, 93-94. Con el mismo sentido que en castellano hallamos port. arroio. El vasco arroil ‘foso’, ‘desfiladero entre montañas’, ‘cavidad’, se acerca más al sentido pliniano. Por otra parte en el extremo SO. de Francia (exceptuando Bayona arouill) reaparece la forma femenina conocida en la Antigüedad: vasco suletino y b. nav. arrolla ‘acequia’ (Larrasquet), bearn. arroulho ‘acequia’, ‘foso’, ‘canal’, Guyenne arrouio ‘carril de carro’, ‘sendero’, Armagnac garroulho ‘acequia’, ‘arroyo’3; V. para estas formas Rohlfs, BhZRPh. LXXXV, § 148, y FEW I, 148a. Como otras formas occitanas son muy dudosas, podemos decir que el vocablo es ajeno a los demás dialectos de Oc así como al catalán, aunque no del todo, pues con la variante vascogascona arroil (-oulh) tendrá que ver el cat. dial, roll, aplicado a una corriente de agua o más bien a una especie de acequia por Jaume Roig (rolls e filloles, vv. 14780, 14753) y hoy se oyen en todo el Urgel, Segriá y Baja Ribagorza frases como n’hi ha un bon roll, hablando del agua y, en particular, del riego; vivo también y bien arraigado es róll en valenciano; en Alberic y otros pueblos de la Ribera de Júcar, p. ej., desempeña importante papel en la terminología del riego, como nombre de un tipo de canal menor que la séquia y diferente del braçal; por otra parte mall. roi ‘chorro’, aplicado especialmente a la sangre hoy, y ya en el S. XV, pero entonces escrito roll (con su derivado roiar ‘rebosar, abundar en demasía’, vid. Amengual, Ag.); la gran extensión de esta variante en L hace creer que debió de ser antigua y que no debe explicarse por un fenómeno bastante tardío como el que aludo en la nota 3. Reaparece en el Centro y Oriente de los Alpes, extendiéndose hasta Dalmacia y Albania (Jud, BDR III, 9), y especialmente forma núcleo compacto en valles alpinos de Lombardía y del Véneto: Valsesia ruggia ‘canal de molino’, Val-Anzasca rua ‘arroyo’, ‘acequia’ (ARom. XIII, 182), Calanca, Mesolcina, Como roggia, Val Vedasca y Val Verzasca ࿉ọnȤa, ࿉ọnȤe ‘canal’, ‘acequia de molino’ (Festschrift Jud, 723, 732), véneto rọǷa; no se halla en el retorromano de los Grisones (Fs. Jud, 581), pero sí en el del Tirol (Gardena roia) y del Friul (roje) y penetra en la toponimia de Baviera, mientras que hacia el Sur sólo hallamos aisladamente Metauro rogȇll «argine» (BhZRPh. XI, 76); finalmente el vocablo es bien vivaz en Cerdeña y ya antiguo (Condaghe de Bonárcado): campid. roja, arroja «lurzina d’acqua», «strozza», Fonni arroja, arroju «sito basso ed acquoso», Desulo arroa «burrone acquoso» (Wagner, VRom. V, 152). Como nota Wagner, las formas sardas postulan un étimo con O y no con Ŭ o U, como en Plinio, y en efecto el leon. occid. arruoyo, 1246 (M. P., Oríg. 127), indica que existía una variante con ֊ breve. Bertoldi, ARom. XV, 400-410, sentó la hipótesis de que la forma originaria del vocablo empezaba por R- y que la sílaba AR- se deba a la tendencia ibero-vasca a evitar la R- inicial, que hoy vemos aplicada en Gascuña y en el País Vasco4.

DERIV.

Arroyada. Arroyar. Arroyato. Arroyuela ‘salicaria’ (planta que se cría junto a los arroyos).

1 «Cuniculis per magna spatia actis cavantur montes... arrugias id genus vocant», Nat. XXXIII, 70, también 76.―

2 Más formas arcaicas en Tailhan, Rom. IX, 430-1, y en Oelschl., s. v.; otras más modernas en Cej. V, § 72.―

3 Para las formas gasconas y vascas con lh no es preciso postular una variante antigua con -L-, pues el mismo cambio hallamos en el gasc. bedoulh, arag. BODOLLO, de VIDUBIUM. Comp. mis observaciones sobre GRULLA, LLANTA y ANGUILA, y V. mi nota en NRFH VII, 81-87.―

4 Conviene notar sin embargo que en los dialectos italianos la aféresis de una A- en los femeninos es un fenómeno demasiado frecuente para que podamos sentirnos seguros de esta conclusión, mientras no se hallen más formas masculinas como el aislado metaurense rogell (en cambio Fonni arroiu). Lo que da verosimilitud a esta opinión es el parentesco con otro vocablo hispanolatino CORRUGUS (que debe medirse con Ŭ, vid. CUÉRRAGO). Algunos han relacionado con el gr. ƺρυƔƲ y ƺρυχƲ ‘foso’, pero es muy incierto que ARRUGIA sea vocablo indoeuropeo. Caro Baroja cree se conservó en el vasco arragua, usado en la técnica minera del S. XVIII (La Vida rural en Vera de Bidasoa, 1944, p. 107; Pueblos de Esp. 221).