LLANTA, ‘cerco metálico de las ruedas’, probablemente del fr. jante ‘pina de rueda’, y éste del célt. *CAMBէTA íd. (de donde el bret. kammet), derivado de *CAMBOScurvo’ (irl., galés, bret. cam(m) íd., y la familia del cast. CAMBA).

1.ª doc.: 1591, Percivale («the binding iron about the wheels of carts»).

También en Oudin («les jantes d’une roue»), Covarr. («la cortadura de la rueda del carro adonde van a dar los rayos del cubo a la circunferencia; y particularmente apropiamos este nombre al hierro de que se guarnece el tal cerco y se clava por la parte de fuera») y Aut. Parece seguro que es galicismo, tomado del fr. jante [S. XII], como ya indicó Covarr. (en el mismo sentido D. Alonso, RFE X, 307-8), pero el tratamiento de la consonante inicial es extraordinario. Como indica Wartburg (FEW II, 126b) no será galicismo directo, sino tomado por conducto del gascón yante; efectivamente, de haber pasado directamente al castellano el resultado habría sido ciertamente *janta, pues entonces todavía se equivalían aproximadamente la j francesa y la castellana. De todos modos sorprende que esta y- se convirtiera en ll- cuando el yeísmo castellano es un fenómeno tan moderno; el hecho se explicará por el paso del vocablo a través de la región vasca o la aragonesa, en la cual existió un foco temprano de yeísmo o más bien lleísmo (V. GRULLA); suponer que ayudara PLANTA por etimología popular o erudita, según quiere Alonso, no sirve de mucho, pues no es lícito proceder por abstracciones léxicas como el artículo PLANTA del diccionario de M-L., sino por voces castellanas reales; ahora bien, planta ‘base del pie’ no estaba fonéticamente más próximo a llanta que a yanta, y en cuanto a llanta ‘berza’ (que viene de PLANTA) era vocablo completamente alejado por el sentido y sólo local1.

No es aceptable la etimología PLANTA de M-L. (REW 6575), pues el castellano sería el único romance donde este vocablo latino habría tomado el sentido de ‘llanta’; nótese además que los términos de civilización material avanzada (ajenos a la cultura primitiva del carro) suelen ser de importación forastera en castellano; el hecho de que llanta haya permanecido extraño al portugués (donde se dice chaço) corrobora el galicismo, y también lo corrobora la difusión del vocablo francés por Italia, donde se extiende, en la forma ianda, hasta el Norte de Apulia (Rohlfs, ASNSL CLXXI, 136).

Que la etimología del fr. jante es el célt. *CAMBէTA (FEW II, 125-7; REW 1542) se comprueba por la forma valona tchame íd. (Haust, Rom. LIV, 135).

DERIV.

Enllantar.

1 Sí pudo, en cambio, haber influjo del val. llanda, que además de ‘hojadelata’ o ‘lámina de metal’, significa precisamente ‘llanta’, que acaso sea diferenciación de *llamna LAMINA, comp. el gall. lámia ‘llanta’ (VKR XI, s. v.); con ellos hay que relacionar Bureba landera ‘llanta’, RDTP IX, 47. Quizá hubo influjo por esta parte. Sin embargo, es difícil. Pues una de dos: o entró jante por los Pirineos Orientales, y entonces faltando el intermediario gascón habríamos de esperar *janta, o penetró por el Occidente y entonces Valencia queda muy alejada. Como llanda se extiende hasta Albacete (RFE XXVII, 235) y Murcia (G. Soriano), quizá pudo llegar más al Norte, y pudo su influjo, junto con el gall. lámia (variantes en VKR XI, lámina de la p. 288), ayudar a consolidar la ll- inicial del cast. llanta. Sin embargo, nótese que el val. llanda parece ser relativamente moderno (Ag. afirma haberlo hallado en el S. XV, pero sin documentarlo), lo antiguo en Valencia y Cataluña era llauna, de otro origen (V. LAJA), y en Mallorca y aun el Principado llanda tiene precisamente el sentido de ‘llanta de carruaje’, todo lo cual suscita la sospecha de que este vocablo catalán venga de un fr. dial. *jande (comp. Bourbon chande ‘llanta’) cruzado en Cataluña, semántica y fonéticamente, con el autóctono llauna ‘lámina de metal’. Entonces el val. llanda ‘hoja de lata’ pudo nacer como otro resultado de este cruce. En resumen el problema es complejo, pero no creo pueda dudarse del origen francés del cast. llanta.