ALMEJA, origen desconocido.

1.ª doc.: 1423, Villena1.

A pesar de la semejanza con MEJILLÓN, es preciso separar las dos palabras, pues ésta tenía antiguamente -x- (port. mexilhão) y almeja tuvo siempre -j- sonora: así en Villena, en Nebrija («almeja: pescado de concha; conchile»), en PAlc. («almeja: moháira») y en Sánchez de Badajoz (I, 176, donde rima con oreja y vieja); claro está que el ast. almexa (R) o amasuela (V, R) y el gall. ameixa2 no lo desmienten, puesto que estos dialectos dicen xugu, xuez, xurar por ‘yugo’, ‘juez’, ‘jurar’, y el montañés amayuela (Vigón, ZRPh. XVII, 301) lo confirma, junto con las formas portuguesas que citaré. Ante esta unanimidad, debe desecharse el testimonio del marroq. mešél, mešéla, ár. meslîn en Abderrazac de Argel: si no se trata de un caso de homonimia casual, ha de haber una explicación particular; es probable que pertenezcan a la familia de MEJILLÓN. Por la misma razón, entre otras, debe rechazarse la etimología de C. Michaëlis, RL XI, 58-59 (ya desechada por Gonçalves Viana, ibid. 239), que quiere identificar el port. amêijoa ‘almeja’ con ameixa, amêixoa3, amêixea, ‘ciruela’, recordando el nombre meerkirschen (propiamente ‘cerezas de mar’) que en alemán se da a ciertos moluscos, y partiendo de *MYXŬLA, diminutivo de MYXA, que significa ‘ciruela’ en Plinio (gr. μύξα). Sea ésta la etimología de ameixa ‘ciruela’ o sea más bien DAMASCENA (V. DAMASCENA), claro está que ninguno de los dos étimos puede explicar el port. amêijoa ni el cast. almeja, tanto menos cuanto que las almejas no son redondas como supone D.ª Carolina, sino más bien triangulares. En cuanto a la etimología de Diez (Wb. 222), aceptada por Simonet (s. v. almeja), Cuervo (RH II, 62), Baist (GGr. I, § 60) y M-Lübke (REW 5803b), lat. MITŬLUS, MYTէLUS (gr. μυτίλος), puede descartarse aún más decididamente, en vista de la forma portuguesa y de que la I o Y de la primera sílaba era larga, según puede acreditarse con los hexámetros o pentámetros de Horacio (Sat. II, iv, 27) y Marcial (III, 60); además el mitulus era un marisco muy diferente de la almeja si es verdad que arrojaba un líquido cáustico, como leo en Forcellini. La imposibilidad fonética de la etimología MITULUS es palmaria y en nada la apoya el gall. mincha ‘pequeño caracol marino’, que suponiendo venga realmente de ahí, corroboraría todavía esta imposibilidad, según reconoce Piel, RF LXVII, 374. Para el gall. mincha ‘caracolillo marino’ (y ‘mujer o niña menuda’), J. L. Pensado, Acta Salm. n.° 51, 60-62, quiere partir innecesariamente del lat. MENTŬLApene’, que no satisface en lo semántico ni aun en lo fonético (habría dado *mencha) y que no se ha conservado en iberorrománico ni en Francia; el vocablo ha sufrido contaminación con mincha ‘pene’, que tampoco viene de este origen sino de un *minxar, variante del port. mijar, gall. mexar, cast. mear (cf. cat. pixa, cast. pija, de pixar ‘mear’) (minga es alteración eufémica; n como en mancha, manzana, mancilla y casos análogos de propagación nasal). Minchas se empleaba en Viveiro (NE.) para nombrar los caramuxos, según Sarm., CaG., 221r; y me parece más bien derivado del gall. pop. minchar ‘comer’, vid. COMER.

El problema que presenta la correspondencia fonética entre el port. amêijoa y el cast. almeja es insoluble según los cánones normales de los dos idiomas: de ninguna manera puede corresponder una -j- castellana a una -j- portuguesa, y menos tras vocal palatal. Es probable que una de las dos formas sea tomada del idioma vecino, y siendo el portugués idioma marino desde más antiguo, es de creer que tenga razón Laguna (1555, citado por Covarr.) al decir que el cast. almeja es palabra portuguesa, del mismo modo que es de origen portugués u occidental MEJILLÓN; entonces nos explicamos mejor la forma montañesa amayuela. Se explica el préstamo del gallegoportugués al castellano entre otras razones por lo famosísimas que son en toda España las almejas del Carril (cerca de Villagarcía de Arosa, prov. Pontevedra), como recuerda J. Giner. Deberán estudiarse mejor las formas antiguas del gallegoportugués antes de averiguar la etimología de nuestro vocablo. En portugués existen las variantes ameija (popular, según Fig., ameyja ya en el Fuero de Beja, S. XIII o XIV, Inéd. de Hist. Port. V, 485), améjia [Correia, † 1561], amêgea [GavƟo, † 1557, y J. de Barros, † 1570]4, miñoto meijões ‘mejillones’ (RL XXIX, 260).

El port. amêijoa recuerda singularmente el lat. vg. AMȷGDŬLA (clás. AMYGDALA) ‘almendra’, sobre todo si tenemos en cuenta que la almeja puede bien compararse con una almendra por su forma; la terminación -oa entonces se explicaría fácilmente, pero también para esta base chocamos con un grave obstáculo fonético, pues no parece haber otros casos de -GD- > -j- en portugués5.

Junto a amêijoa está en portugués el verbo ameijoar-se ‘alojar, acampar de noche en un lugar (los rebaños, etc.)’ evidentemente derivado de MANSIĶNEM ‘descanso, parada’. Podría pensarse en un derivado de este verbo, sea en el sentido de ‘criadero de moluscos’ o en el de ‘casa del molusco, concha’, pero ambos supuestos son muy audaces desde el punto de vista semántico, y no explican las formas norteñas amayuela y amasuela6.

Lo único prudente por ahora, en conclusión, teniendo en cuenta que la -l- de almeja es evidentemente secundaria7, como la de ALMENDRA, ALMENA, será decir que el port. amêijoa y el montañ. amayuela parecen reflejar una base *AMÉIŬA, *AMEI֚LA, de origen desconocido8.

DERIV.

Almejar ‘criadero de almejas’.

1 Arte Cisoria, ed. F. B. Navarro, pp. 32, 76.―

2 Ya en el P. Sarmiento, 1745, que escribe ameija (BRAE XVII, 589; CaG. 83v: «son como cajitas largas: su caldo parece de carne»). En su tiempo era raro en cast., donde él lo cree sólo empleado por Góngora o propio de Asturias, en donde vivió en 1720-25: almeixa 167r. Para nombrar las «ameixas» decían en Viveiro (NE.) ameixolas (CaG. 220v).―

3 Sólo hallo esta forma en Figueiredo. Convendría documentarla mejor, puesto que Gonçalves Viana, con su silencio, parece negar que exista o por lo menos que sea antigua.―

4 Comp. Ameijoafa pueblo en el concelho de Santiago de Cacem, Almeijoafra en el de Odemira. El caso de amêijoa no es comparable con el de mélroa en lugar de melra, melro (ya mérloa en los Padres de Mérida, h. 1400: RL XXVII, 51), pues ésta es forma que puede explicarse con facilidad como sacada secundariamente de melro (o como debida al cruce de melra con *méroa MERU(L)A).―

5 Es verdad que se trata de un grupo raro, y que algo de esto hay en lengua de Oc. Pero en este idioma es necesario que la G esté palatalizada (luego se trata de -GID- y no de -GD-), y además esto responde a las tendencias generales de la fonética occitana (que tiene -CT- > -ch-), pero no a las de la portuguesa. Habría que admitir que en la etapa *amédola se perdió la -d- por disimilación de dentales ante la -l-, y siempre nos quedaría amayuela, que deberíamos explicar como cambio de sufijo.―

6 Recordaré por fin que Dozy, Gloss., 162-163, había pensado en un derivado del ár. maǤǤ ‘escupir’ atendiendo a que la carne de la almeja separada de su concha puede compararse a una flema, comp. magr. bazâqa ‘caracol’ que propiamente tiene el mismo sentido. La vocal postónica interna del portugués se opone a esta etimología, que Dozy retiró ya en sus anotaciones marginales.―

7 Francisco Díaz, en 1588, emplea todavía ameja como castellano.―

8 Si partiéramos de la comparación entre el port. ameija, gall. ameixa, y astur. amasuela (-assuela = almeixa Sarm. CaG. 167r), marroq. mešéla (cf. además un gall. meisán que a Sarm. CaG. 84, le describían como una especie de longueirón, marisco como cabo de cuchillo con dos tapas), llegaríamos a una base AMASIA, AMASIOLA, AMASIELLA, comp. port. beijo, queijo, gall. beixo, queixo, cast. beso, queso BASIUM, CASEUM, y mozár. keréš, Ƈerášia (Simonet 160) junto a cereija, cereixa, cereza, mozár. karkáȳša junto a carqueija, carqueixa, carquesa (RFE VI, 83-84, y Asín, Glos., 227). AMASIA es ‘amante, concubina’, palabra muy frecuente desde Plauto hasta el bajo latín (Du C.; CGL; Castro, Glos.), y conservada como cultismo por el portugués. La comparación de la AMASIA con una almeja aferrada inseparablemente a las rocas es atrevida, pero no inconcebible. Entonces las variantes portuguesas amêijoa, améjia (-ea), serían un caso más de agregación tardía de los sufijos átonos romances -ULA, -INA, -ANA, como los estudiados por M. P., Oríg., 338, 340-1, o se debería a influjo de amêixea, amêixoa ‘ciruela’ (almexa en judeoespañol, para los cuales V. DAMASCO). Apoya esta idea el que los únicos ejs. medievales tengan la forma ameija o almeja. Entonces el montañ. amayuela tendría que ser una falsa adaptación de una forma occidental con -j- o -x- según el modelo de fojo-hoyo, pojar-poyo, desejar-dese(y)ar, gall. y ast. fuxir-montañ. juir, etc. No tiene relación con almeja la voz meya ‘centolla, especie de cangrejo’ [1624, Huerta, según Terreros; Acad. ya 1817], tomado del lat. maia íd. (variante maea).