ZORRA, ZORRO, probablemente el sentido primitivo fué ‘mujer u hombre holgazanes’ (de donde luego zorra ‘ramera’), significado vivo todavía en portugués y aplicado popularmente a la raposa en son de vituperio, comp. el oc. mandra ‘zorra’ (propiamente ‘mandria’); en su sentido originario, el vocablo derivará del antiguo y portugués zorrar ‘arrastrar’, onomatopeya del roce del que se arrastra.

1.ª doc.: med. S. XV, Refranes que dizen las Viejas; 1475, G. de Segovia (p. 85); aplicado a personas ya se encuentra en el S. XIII.

En dichos refranes: «zorros en zorrera, el humo los echa afuera» (RH XXV, 176, n.º 727). Se refiere a la costumbre de ahumar la cueva de la zorra para que salga, comp. lo que decía Fco. del Rosal (cita de Cej. VIII, p. 579): «zorrera, donde hay mucho humo, porque con humo cazan las zorras en los gallineros, entrando ellas a las gallinas en las casas de campo y cuevas del monte»; «haber zorrera: hacer mucho humo la candela en el cortijo» (Córdoba)1. En dichos refranes se lee además «zorrilla que mucho tarda, caça aguarda» (ibid., n.º 728). Ya Groussac (RH XV, 278, 282) observaba que zorra es palabra tardía en castellano, ajena a la mayor parte de la Edad Media; G. Sachs (ARom. XIV, 111) exagera un poco al decir que no empieza a sustituir a raposa hasta el S. XVI, aunque es verdad que RAPOSA siguió empleándose en la lengua común en todo este siglo y aun figura en el Quijote (V. este artículo). Pero su concurrente zorra era ya bien usual en la segunda mitad del S. XV, pues Nebr. registra «zorra o raposa: vulpes», y es posible que ya empezara a oírse en la primera, puesto que Juan A. de Baena empareja los colores pardo y sorruno (éste en rima), Canc. n.º 456, v. 30, y no parece desencaminada la interpretación del autor del glosario «lo que es del color de piel de zorra». De todos modos el hecho es que zorra no aparece hasta fines de la Edad Media, y es completamente ajeno al léxico de los principales textos medievales, en especial Juan Ruiz, Juan Manuel y Calila e Dimna, que emplean constantemente raposa o el más arcaico gulpeja (cuando no gulhara).

Este cambio constante de denominaciones se debe al horror que inspira este animal al campesino, hasta el punto de considerar de mal agüero el pronunciar su nombre real: de ahí la tendencia a nombrarle indirectamente, sea mediante nombres propios, empleados como verdaderos apodos (fr. renart < Raginhard), sea con adjetivos que describen sus rasgos físicos más visibles (raposa ‘la del gran rabo’) o sus supuestas características morales (‘la astuta’, ‘la vil’). Zorra es una de estas expresiones sustitutas, que al principio sólo sirvieron para aludir indirectamente al animal, y que a la larga acabaron por reemplazar la denominación antigua, tal como ya anteriormente raposa había reemplazado a gulpeja (VULPECULA) heredado del latín.

Fuera del cast., zorra y zorro sólo se encuentran en lengua portuguesa, donde por lo demás, como nombre del animal, sólo aparecen en diccs. modernos (Fig., no Bluteau) o con calificativos que denotan un uso muy limitado («espécie de raposa» Moraes). Por lo demás en portugués y aun en cast. mismo, en lo concerniente al período anterior al S. XV, zorro, -a, aparece con otros significados, que son los que hemos de mirar como primitivos. Un juglar gallegoportugués de med. S. XIII llevaba el nombre o apodo de Joan Zorro (M. P., Poes. Jugl., 467; A. G. Bell, RH LXXVII, 274, 281, 282); personajes llamados Zorro figuran en textos portugueses de 1220 y 1258 (CortesƟo). De ninguna manera podemos entender este nombre como una aplicación del nombre del raposo, puesto que justamente en portugués y gallego apenas existe esta denominación, aun en fecha moderna, mucho menos ―claro está― en el S. XIII.

Y así hemos de suponer que el sentido propio de este apodo era análogo al de zorreiro «vagaroso, que anda de vagar», que ya registra Bluteau, navio zorreiro «pouco veleiro» en Brito Freire (med. S. XVII), zorra «cousa ou pessoa muito vagarosa» (Fig.). Ac. no menos frecuente y antigua en cast., que Cej. (IX, p. 579) ya documenta en Eug. de Salazar (h. 1570), en Paravicino («dos galeras de España que se habían quedado zorreras»), en la Recopilación de Leyes de Indias y en un entremés del S. XVII. Zorra en el sentido de ‘ramera’ por lo común se mira como aplicación figurada del nombre del animal, pero más bien creo que será al revés: la idea fundamental es ‘perezoso’, ‘vil’, de donde por una parte ‘mala mujer’ y por la otra ‘animal vil, raposa’. Ahora bien, zorra ‘ramera’ ya está en Espinel (1616)2, y zorrona con el mismo sentido en Covarr. (deformado en çurrona por los prejuicios etimológicos de este lexicógrafo); zorra en este sentido es también portugués (Fig.; en el Alentejo, RL II, 39) y gallego (VKR XI, 113): de ahí gall. y trasm. zorro ‘hijo natural’ (VKR XI, 113; RL III, 329) y arg. zorra ‘vulva’3. Estas acs. han de ser las originarias, pues son las únicas que nos conducen a una etimología natural y convincente. Queda otra importante ac., todavía más reveladora: zorra ‘especie de carrito bajo y sin ruedas que se lleva a rastras’; se trata de un nombre sumamente extendido e indudablemente antiguo: cast. zorra (Acad.), gall. θóa en el SO. de Orense (Krüger, WS X, 74) y en el Limia (VKR XI, 113), trasm. zorra «aparelho em forma de < para arrastar pedra» (RL XII, 132), Serra da Estrêla a ‘trineo en forma de horca’ (VKR IV, 143), BaiƟo zorro (RL XI, 209), Rezende zorro; secundariamente gall. zorra ‘camión’ (Krüger, BDC XXIII, 227), arg. zorra ‘carrito con dos ruedas bajas’ (Dicc. Ilustr. de la Acad.)4, porteño zorra ‘tranvía especial para reparar las vías’.

Como indicó Krüger, este vocablo es deriv. del verbo port. zorrar ‘arrastrar’, que también se empleó en cast., pues se encuentra en textos del S. XV: los compañeros de Pero Niño, en un desembarco en la costa berberisca, mataron mucho ganado «tanto que hera una piadosa cosa de ver; e tomaron dello lo que les cumplió, e lo ál zurráronlo en la mar» (ed. Carriazo, p. 127); zorrear o azorrear en G. de Segovia (pp. 70, 85) debe significar lo mismo; de ahí el postverbal port. a zôrro (Leite de V., Opúsc. II, 333) o de zôrro (Cornu, GGr. I, § 244) ‘a rastras’. Zorrar a su vez se explica fácilmente por la onomatopeya zurr, que imita bien el ruido del arrastre, aunque también se podría pensar en una variante fonética del término náutico jorrar ‘llevar a remolque’, de origen arábigo (Ǥarr), pero quizá sea preferible separar los dos vocablos marino y terrestre, lo que nos ahorra la dificultad fonética de explicar la z-5. De todos modos, está claro que zorra ‘trineo’ deriva de zorrar ‘arrastrar’, y de la misma idea proceden zorra y zorrero, -eiro, en el sentido de ‘lento’, ‘perezoso’.

Que zorra ‘raposa’ es un «Deckwort» o palabra sustituta procedente de esta familia, está fuera de dudas; el detalle de la evolución semántica se podrá discutir. Quizá pueda aceptarse la sugestión de Krüger (l. c.) de partir de la imagen de la raposa deslizándose, y como que arrastrándose, silenciosamente. Pero teniendo en cuenta que marfuza, nombre de la zorra en Juan Ruiz, significa propiamente ‘traidora, engañosa’, y que el oc. mandra ‘raposa’ [S. XIV] no es otra cosa que el cat. y port. mandra ‘holgazán’, cast. mandria ‘hombre vil y apocado’, it. mandra ‘gente bestial’, ‘rebaño’, yo me inclino a creer que se partiría del concepto de ‘animal vil’, ‘holgazán que vive a costa del campesino’. Es reveladora la identidad del trío semántico zorra ‘perezosa’, ‘raposa’ y ‘ramera’ con mandra ‘perezosa’, ‘raposa’ e it. mandracchia ‘ramera’6.

De las demás etimologías que se han propuesto para zorra, las unas son manifiestamente insostenibles, las otras presentan insuperables dificultades fonéticas y no toman en consideración los varios significados del vocablo. Covarr. suponía que le viniera el nombre a este animal de la propiedad que tiene de cambiar el pelo en verano, y partía de un cast. ant. çurra ‘pelo’, vocablo que Covarr. parece haber inventado exprofeso; Diez (Wb., 500) trata de salvar la idea partiendo de zurrar ‘curtir las pieles quitándoles el pelo’, pero esto no explica la o de zorra. Larramendi partía del vasco zurr (zuhurr, zugurr) ‘prudente, discreto, atento’, ‘avaro, económico’, idea que tuvo extraordinaria fortuna, pues la aceptaron, entre otros, Krappe (ARom. XVIII, 428-9), Entwistle (The Span. Language, p. 34) y Espinosa (Arc. Dial., 98), aunque la rechazaron con buenas razones M. L. Wagner (ARom. XIX, 113-5), Giese (ZRPh. LVIII, 563) y Rohlfs (ASNSL CLXIX, 156-7), observando entre otras cosas que zorra o zurr no existe como nombre de la zorra en vasco; en realidad, ni siquiera convence en el aspecto semántico, pues el hombre del pueblo no admira a la zorra como «prudente, discreta», antes la odia como ‘astuta’, luego no le conviene un epíteto de sentido laudatorio, pero hay sobre todo una razón fonética que descarta esta etimología en forma definitiva: zorra tenía z- sonora en la Edad Media, según vemos por la grafía de los Refranes del S. XV, G. de Segovia (p. 85), Nebr. y PAlc., y lo mismo indica la actual pronunciación dorra en San Martín de Trevejo (RL XXVI, 250), en la Sierra de Gata y Ribera salmantina del Duero (Espinosa, l. c.), zórra en portugués y en el gallego del Limia (VKR XI, 113), todo lo cual se opone a la z sorda del vasco. Además la forma primitiva del vasco zurr parece haber sido ZUNURR (vid. churre, ad.).

Lazare Sainéan (BhZRPh. I, 72-73; Sources Indigènes de l’Étym. Fr. I, 326) ya percibió el carácter onomatopéyico de zorra, pero se descaminó aplicándolo al aullido de la zorra, idea rechazada por M-L. (REW 8476a), con razón, pues no corresponde zurr- al sonido agudo de un aullido. Inútil decir que es absurda la etimología ψǠρα ‘sarna, tiña’ defendida por Rönsch (ZRPh. I, 420) y Riegler (Das Tier im Spiegel der Sprache, 39)7. Para fraseología y acs. secundarías del vocablo, vid. Cej., VIII, 576-808.

DERIV.

Azorrarse ‘amodorrarse’ (V. artículo aparte) y zorra ‘borrachera’ [Aut.] quizá se expliquen por el mareo que causa la zorrera (V. al principio del artículo); zorrera [Covarr.]. Zorrastrón [Aut.]. Zorrero [h. I570, V. arriba]. Zorrillo centroamer., zorrino arg. ‘mofeta’ (Draghi, Canc. Cuyano, p. 309; -ina ibid., 144). Zorrón, -ona [Covarr., deformado intencionalmente en çurrona]. Zorruelo; zorruela. Zorruno [princ. S. XV, V. arriba]. Zorromoco viene de *zamarroco, y éste de ZAHARRÓN, sin relación con zorra. Zorronglón [Aut.] es metátesis de rezonglón, de REZONGAR 9.

CPT.

Zorrocloco ‘hombre que parece bobo, pero que no descuida su utilidad’ [Quevedo, Cuento de Cuentos, Cl. C. IV, 185; quizá deba leerse zorrocloque en Quiñones de B., NBAE XVIII, 651, comp. Cej. VIII, 580], compuesto con una variante de clueco ‘enfermizo’ (derivado de CLUECA).

1 Realmente eso es también proverbial en muchas lenguas, sin excluir aquellas donde no hay conexión imaginable entre nombres de la humareda y de la zorra ni estos vocablos tienen parecido alguno con palabras que designen estas ideas, como el cat. guineu: «guineu si et fiques al cau [‘madriguera’] guarda’t del fum de la palla!» dicho proverbial aplicado (y ya en canciones del S. XVIII) a los hijos de Vallclara motejados de ‘raposa, payés astuto’ (Milà i Fontanals, Romancerillo 358.16).―

2 En el Poema de Alfonso XI, 1782a, se lee «ý fue muerta otra sorra, / reýna era pagana, / fija fué de una chamorra, / que salió falsa christiana», pero según I. ten Kate habría que leer forra < ár. Ʌúrra ‘dama’.―

3 Este uso es tan vivo en Mendoza que ha dado lugar a una interdicción de vocabulario: para designar el animal nadie emplea en esta provincia zorra, sino sólo el masculino zorro. Lo mismo ocurrirá en otras partes, aunque no en Buenos Aires, me dice un porteño.―

4 «Stá güeno ―dijo la curandera―, y aconsejó que al hombre se lo llevaran para su rancho en algún carrito o zorra, porque tendría para unos veinte días de no moverse» Guiraldes, D. S. Sombra, ed. Espasa, p. 208.―

5 En el glos. portugués del S. XIV se encuentra «zorar: serpo» junto a «jorrar: irrepo, obrepo» (RPhCal. VI, 92, 86, 89, §§ 2507, 1553, 1861). En Santander se emplea jarra ‘especie de narria’ (Bol. de la Bibl. M. Pelayo II, 116), que puede representar una variante onomatopéyica Ȥarr.―

6 Me escribe don Américo Castro que tal vez zorra ‘ramera’ venga del ár. surrîya ‘concubina’ (no ajeno al árabe de Occidente, puesto que figura en R. Martí y en Beaussier). El propio maestro agrega que esto es incierto, ante el gran número de nombres metafóricos de la zorra y de la ramera. No faltarían dificultades fonéticas (esperaríamos *zorría o a lo sumo *zórria), pero sobre todo es la improbabilidad de admitir homónimos de origen diferente en palabras de tal significado lo que me obliga a desechar la idea decididamente. Siento no tener a mi alcance el estudio de Tallgren sobre zorra en Portucale VI, 1933, p. 132, ni el de C. Basto en la Misc. Alcover; si éste está «bien resumido en ZRPh. LIII, 182, el autor explicaría zorra ‘ramera’ y ‘trineo’ como aplicaciones figuradas del nombre del animal, lo cual sería invertir la natural corriente semántica, y choca también con la poca extensión de zorra ‘raposa’ en Portugal, donde tan arraigadas están las otras acs.―

7 La coincidencia de zorra con el sardo, calabr. y abruzo zurra ‘cabra’, ‘oveja flaca y vieja’, debe de ser casual. Rohlfs (ZRPh. XLV, 673; Romanica Helvetica IV, 75) cree que se trata de una llamada tsurrr para hacer acudir la cabra u oveja. Acaso tenga que ver con esto el oc. ant. zoira ‘perro viejo’ (sólo en el Donatz Proensals), con el cual relacionaba zorra Diez.―

8 Añádase zorras con un sentido como de ‘almohazas’ o ‘cepillos’ en el Buscón: «mandaron que nos limpiasen con zorras el polvo de las bocas, como retablos» (Cl. C., p. 50). Se parte ahí del rabo o jopo de la zorra.―

9 Influído por zorro: bilb. sorronclón «astuto, bellaco y disimulado» (Arriaga).