RAPOSA, variante del antiguo y dialectal rabosa, probablemente derivado de RABO, por lo característico de esta parte del cuerpo en este animal; la -p- parece ser alteración debida al influjo de rapiega, nombre del zorro en Asturias, y otras voces de la familia de RAPIÑA.

1.ª doc.: rabosa, fueros del S. XIII; raposa, 1251, Calila, ed. Allen 200.29.

Rabosa está en los Fueros de Soria y de Alcázar (citas de G. Sachs, ARom. XIX, 110-1; más documentación Malkiel, RPhCal. IV, 28; Cej. V, § 48). Más tarde esta forma queda relegada a Aragón, donde rabosa pertenece a muchas partes de la región (Borao, Coll, Puyoles-V.), incluyendo la zona pirenaica, desde el Este (BDC XXIV, 178) hasta Ansó (informe particular), donde también se dice raboso (BDC XXIV, 178); es posible que de ahí vengan los nombres de lugar Raboseira (Murcia) y Rabuceira junto a Raposeira (Coruña). Un gall. dial. rabisaco, que estará en relación con raboso, se empleaba en la Sierra del Seixo (entre las vertientes del Miño y las de Pontevedra, al NE. de esta ciudad) como nombre de un animal análogo a la jineta y la garduña, pues Sarm. (CaG. 90v, y A18v) lo cita entre garduña y furón y entre martaraña y gato de algalia.

En catalán rabosa es también antiguo, ya en el S. XV (Curial, N. Cl. I, 128; Jaume Roig, v. 7700), y hoy sigue siendo usual en Mallorca (raboa, BDLC II, 368), en todo el País Valenciano y en el Sur de Cataluña, donde lo he oído inclusive hasta la línea formada por los pueblos de Capçanes, Torroja, Porrera, La Pobla de la Granadella, Torrebesses, Almatret hasta Pena-roja (prov. de Teruel)1.

En castellano la forma raposa con -p- se generaliza muy pronto: ya aparece varias veces en Juan Ruiz (junto con el arcaico gulpeja, del lat. VŬLPCŬLA) y en Juan Manuel, en los glos. de h. 1400, el Corbacho (ed. Pz. Pastor 184.30), APal. (535d), Nebr., y es todavía usual en el Siglo de Oro, aunque ya entonces pierde terreno ante el nuevo sustituto zorra, apareciendo ambos en Covarr., y sólo una vez aquél, pero dos veces éste en el Quijote. El masculino raposo no es menos antiguo: «Creta... non engendra nin cria lobos, nin raposos nin otras animalias salvajes» Gral. Estoria (RFE XXI, 7), «siete cobertores de raposos; dos cobertores de conejos» inventario de Guadalupe de 1389 (RFE VIII, 339); éste sigue empleándose hoy en Asturias (V), en Galicia (Pardo Bazán, glos. de Un Destripador) y seguramente en otras partes.

En gallego y portugués no es menos antiguo raposa que en castellano, pues ya lo hallamos en un fuero de 1123 (si es exacta la cita de CortesƟo) y raposeiro en inquiriç?es del S. XIII [‘lugar de raposas’], gall. íd. ‘cazador de raposas’ (Vall.), ‘astuto, taimado, zorro’ (Lugrís): «dispois d’unha léria raposeira quedamos amigos» Castelao, 200.9. Nada semejante en los demás romances

Acerca de la etimología hay acuerdo bastante general sobre la derivación de rabo, ya propuesta por Covarr., aceptada por Diez, M-L. y M. P., y corroborada con firmes argumentos por Spitzer (Lexik. a. d. Kat., 107, 161) y M. L. Wager (ARom. XVI, 504, 512-3): la forma primitiva es rabosa, derivado de rabo por la característica cola del animal en forma de porra peluda (comp. la etimología de RABO). Se trata de una de tantas denominaciones de la zorra por alusión indirecta (‘la de mucho rabo’), empleada por los campesinos en sustitución del antiguo nombre propio gulpeja, lat. VULPES, VULPECULA, nombre cuya pronunciación temían como mal agüero ante algo tan importante para ellos como las aves de corral. Esta misma razón condujo más tarde al reemplazo de raposa por zorra, a la creación de renard en francés, y de guineu o guilla en catalán, y de muchas denominaciones comparables en otros idiomas, particularmente el logud. mattsone, que en forma paralela deriva del it. mazza ‘porra’, y el escand. ant. skaufhali ‘zorra’, compuesto con skauf ‘penacho’. El oc. ant. rabàs ‘tejón’, que se ha citado como hermano de raposa, se inspira seguramente en la misma base semántica, pero deriva del cat.-oc. rabassa ‘tronco de árbol arrancado con sus raíces’, que a su vez es también derivado de RAPUM. El hecho de que el catalán, que tiene rabosa, no posea el primitivo rabo, podría objetarse a esta etimologia sólo si se pudiera probar que RAPUM no ha existido nunca en este idioma, pero lo contrario es verosímil en vista de la probable etimología del nombre de pez RAPE (< cat. rap), y en todo caso es seguro que la familia de esta voz latina existió allí, al menos en su sentido propio, en vista del citado rabassa. El venec. rabosa o gaza rabosa, nombre de un pájaro rabudo, el garrulus glandarius (Nigra, AGI XIV, 373), podría indicar que el área de la denominación RABO fué antiguamente mucho más extensa que en la actualidad.

Ya es más incierta la explicación de la -p- de la forma raposa. Podría tratarse de una variante fonética aragonesa o mozárabe, extendida luego a Castilla; quizá sea así, pero ello es dudoso en vista de la generalidad que muy pronto tiene la -p- en casi todo el territorio de lengua cast.: y justamente el arag. rabosa muestra que el lugar de origen de la -p- no es Aragón. Así es preferible la explicación, que repetidamente se ha dado, por una contaminación; en realidad ésta no puede ser, como se ha dicho repetidamente (Sainéan; Steiger, BRAE X, 173), la del verbo RAPAR, que pese a los dicc. no parece haber tenido nunca propiamente la ac. ‘robar, arrebatar’ en cast.-port.; pero sí puede tratarse de RAPIÑA, rapiñar, rapaz y su familia, y en particular influirían otras denominaciones vicarias de la zorra, derivadas de esta raíz, como el ast. occid. rapiega (Munthe); comp. el cat. ant. robosa documentado en los Eximplis e Miracles del S. XV o XIV (Rom. X, 281) y debido a influjo de robar, y también en el scr. lopāçá pudo haber influjo de lopas ‘robo’.

Brondal, Acta Philologica Scandinava III (1928), 1-31 (particularmente pp. 5, 10, 16 y 27), sostuvo que raposa procede de una forma sármata (escita, iránica) *raupāśa, hermana del scr. lopāçá y del gr. ęλǠπƓξ ‘zorra’, conservada hasta hoy por el oseta occidental robas íd.; como la ā tendría timbre velar en ciertos dialectos iránicos, el vocablo se habría latinizado en *RAUPOSA, de donde raposa con una disimilación paralela a la de AUGUSTUM > agosto, AUCTORICAT > cast. ant. atorga ‘otorga’; este préstamo se habría producido en el Bajo Imperio Romano, con la moda bárbara de llevar pieles, y habría llegado a España sea por el comercio o llevada por los godos; por otra parte, el mismo vocablo sármata habría pasado al finés repo, escand. refr ‘zorra’ y magiar ravasz ‘astuto’; con algunas variantes repitieron esta tesis Krappe (ARom. XVIII, 427-8) y J. Karst (Alarodiens et Protobasques, 125-6), mas no puede aceptarse que este vocablo oriental sólo apareciera en el extremo Oeste de la Romania, y tampoco hay noticias concretas de este comercio de pieles; cf., sin embargo, LAPA III.

DERIV.

Raposear; raposeo. Raposero; raposera; raposería [S. XVII, Aut.]; raposía [J. Ruiz]. Raposino; raposina ast. ‘variedad de cereza pequeña, de mala calidad’ (V). Raposo (V. arriba). Raposuno [Nebr.].

1 Es probable que llegue algo más al Norte. Las denominaciones del Norte y Centro del Principado, guineu y guilla, son antiguos nombres propios de persona (como el fr. renard), que no sabemos si sustituyeron a rabosa o al arcaico volp, volpill.